¿Cómo podría describir Marlote todo lo que había pasado por su mente en aquel momento de pasión desenfrenada? Definitivamente podían ser muchas las cosas, pero lo último que se presentaba era el arrepentimiento. Los brazos desnudos de Lion le abrazaban mientras que era observada por aquellos preciosos ojos tan oscuros como el azabache. Su piel pálida y perlada era como una obra de arte para sus ojos. Algo digno y apropiado para anhelar. Tan artístico, tan hermoso, tan efímero… Lottie parpadeó un par de veces. ¿Realmente le parecía que aquella figura frente a ella era efímera? Como si su existencia frente a ella fuese tan perfecta como algo ocasionado por su imaginación o, en el peor de los casos, una presencia espiritual. ¿Acaso…? No, estaba claro que todo eso era producto del frenesí de sensaciones que el mismo chico le había hecho experimentar minutos atrás.—Hey, preciosa —aquella rasposa voz nuevamente le sacaba de sus pensamientos—. ¿En qué reflexiona mi preciosa princesa? ¿En lo
¿Cómo podría sentirse el mayor de los dos hermanos luego de haber sido abatido de una manera tan desastrosa por su padre? Estaba claro que se sentía derrotado, simplemente devastado al saber que había perdido una batalla tan importante frente a su padre. ¿Acaso su intención en todo esto no era ayudar a su hermano? ¿Acaso no era Gerard el padre de ambos? ¡¿No era Frederik su hijo favorito?! ¿Cómo podía amenazar con arriesgar su vida de una manera como esa? Era incomprensible para el mayor de los hermanos, sin embargo no tenía más remedio que hacer caso a la petición de su padre. Sea como fuera necesitaba proteger a su hermano menor.Se dirigió por fin hacia la habitación del chico. Resultaba evidente que necesitaba liberar tensión y la mejor manera que conocía era pasando tiempo con el más pequeño de la familia. Limpió sus ojos de las lágrimas que se acumulaban allí y tocó la puerta una vez que estuvo allí. Claro, Lion no resultaba ser alguien que respetara la privacidad de su hermano,
El trabajo finalmente había comenzado y Lion lo supo en el momento en que la primera figura por fin entró a aquel almacén seguido por seis enormes sujetos a quienes tanto el lord como Andrew reconocieron como los guardaespaldas de Marco. El jefe de estos traía consigo un sombrero que se mostraba completamente empapado debido a la lluvia. Era él. Definitivamente era Marco, el centro de todo ese trabajo.—Lord Lion Di Mort —habló por fin con voz rasposa, incluso sin dar la cara mientras se sacudía—. Es bueno vernos en un lugar como este, sin que nada ni nadie nos moleste mientras llevamos a cabo algo tan importante como lo es esta negociación.—Vayamos al grano, Marco —el rubio sabía perfectamente que no tenía tiempo para comenzar una charla sin sentido y, peor aún, cada segundo perdido podía ser usado en su contra por la persona que tenía en frente—. Estamos aquí para negociar tu hostilidad hacia Su Majestad. A cambio de eso…—Hostilidad… así le llamamos ahora a la autoridad de este so
Los pasos que ambos daban a través de aquel pasillo eran cortos, como si quisieran detener el tiempo y que nunca ocurriera ese momento. Lion sabía perfectamente el enorme dolor que ocasionaría su noticia. La imagen firme de su hermano menor se desplomaría con tan solo escuchar aquello. ¿Cómo reaccionaría al saber que tuvo frente a él a la persona que acabó con la vida de Lion? Tuvo en sus manos la oportunidad de vengar la muerte del peliblanco pero la ignorancia hacía de las suyas.La habitación secreta de Frederick Di Mort estaba frente a ambos, pero era evidente que para el chico solo Marlote estaría allí. Tocó la puerta un par de veces sintiendo el peso del silencio golpearle. Intentaba que su rostro no reflejara el enorme dolor que su corazón sentía, aunque la hinchazón en sus ojos difícilmente podría ayudarle a disimular. La puerta por fin se abrió y allí estaba la figura del chico de cabellos negros con un libro en sus manos. Traía puestos sus lentes de lectura, lo que le daba l
—¿A qué te refieres con reunirte con Pierre? —la alarma en la voz de Gerard era evidente al escuchar semejante barbaridad—. ¿De dónde has sacado tal cosa?—Esta noche iré a verlo al puerto —el conde tras cada palabra dicha por su hijo se mostraba más sorprendido y, sobre todo, preocupado—. Quiero que vengan conmigo. Tanto tú como mamá… e incluso Johnny.—¿Te has vuelto loco, Frederik? —el mayor se levantó de su asiento—. No pienso dejar que vayas allí. Es peligroso.—¿Peligroso? Papá, solo conversaremos sobre lo ocurrido con Alice. Al parecer tiene una propuesta que hacerme —el lord de la casa dejó salir un suspiro negando con la cabeza—. Lo único que te estoy pidiendo es que desocupes tu noche y vengas conmigo… a menos que simplemente veas el peligro y decidas cerrar los ojos tal y como hiciste con Lion —el silencio se mantuvo en el ambiente luego de que el chico hubiese dicho tal cosa—. No creas que olvidé lo que ocurrió. Tampoco he conseguido perdonarte por eso.Frederik por fin sa
Por fin el sol se había puesto. Frederik se encontraba sentado en un pequeño taburete que estaba colocado en un rincón de aquel puerto mientras revisaba algunos papeles referentes al caso de su hermano. El desafío más grande de esa noche era conseguir que Pierre confesara, y el chico se había asegurado de mantener varias cartas bajo su manga para lograrlo. Su corazón latió rápidamente al ver el auto del vizconde acercarse. ¿Así se sintió Lion cuando se encontraba en aquel lugar? Solo, indefenso y con una cantidad enorme de dudas sobre lo que podía ocurrir a continuación. Pero en ese momento un nuevo ingrediente se añadía al interior del lord: enojo. Acomodó con cuidado el arma presa en la parte trasera de su cinturón, la cual se encontraba oculta por el abrigo que llevaba puesto. El pelinegro se levantó escuchando el sonido de las puertas del auto abrirse para ver por fin al causante de todo ese lío, la persona que, según los informes, había asesinado sin piedad al mayor de su famili
El viento soplaba moviendo los cabellos de los presentes. Estaban devastados luego de escuchar aquello. Una realidad latente que ninguno de ellos deseaba escuchar y mucho menos aceptar. ¿De verdad todo aquello había concluido con un asesinato? Gerard miraba con fijeza las palmas de sus manos. Había enviado a su hijo a la muerte debido a su propio descuido y de no ser por la aparición de Marlote, su segundo heredero probablemente hubiese sufrido el mismo destino. Angelica se sentía impotente, enfadada y, sobre todas las cosas le dolía el corazón. El hijo al que tanto rechazó por su aparente rebeldía había fallecido cumpliendo una orden de manera obediente. ¿Acaso podía demostrar una mejor lealtad que esa?Johnny iba después. Ni siquiera estaba en aquel grupo de personas. Había preferido aislarse y mirar en dirección al mar. Aquel oscuro y vasto océano que claramente resultaba en un infinito lugar, uno que en definitiva dejaba mucho espacio para que demasiadas cosas ocurrieran. ¿Por qué
Sorprendía lo mucho que el rubio podía considerarlos “raros”. Era cierto que en aquel momento se sentía triste, pero Johnny podía mantenerse tranquilo y permitir que su corazón llorara de manera interna… o al menos era lo que deseaba. Lo último que pudo predecir era que la silueta de su mejor amigo se plasmaría frente a él mostrando sus blancos cabellos ondearse por el viento. Su mandíbula amenazó con caer y los vellos de su piel se erizaron por completo. ¿Qué estaba haciendo Lion allí?—¿Te sorprendo? Siento mucho eso… solo deseaba escucharte una última vez antes de irme para siempre —el nudo en la garganta del rubio le impedía decir siquiera una palabra—. ¿Sabes? Tengo mucho por lo que agradecerte, Johnny —el peliblanco se sentó junto a quien fue su mejor amigo mientras podía respirar—. Fuiste para mí ese soporte que necesitaba, ese pilar que me mantenía estable incluso cuando nadie más confiaba en mí… e incluso ahora decidiste creer en el cambio de Frederik y le has ayudado a llega