Lottie no podía creer semejante historia y se sentía mucho peor al ver como Frederik lloraba tan desconsoladamente. ¡Incluso ella se permitía derramar lágrimas que sus traicioneros ojos expulsaban sin avisar! El pelinegro tenía en sus manos el sobre de la historia relatada, un sobre sellado y aparentemente intacto desde el momento en que había sido entregado.—Guardaba la esperanza de no tener que leerlo, de que Pierre se hubiese equivocado y simplemente Lion regresara a casa… —el pelinegro suspiró negando con la cabeza como si aquel sueño fuese un imposible—. Pero supongo que fui un tonto por esperar que los muertos salieran de sus tumbas.¿Cómo se suponía que Marlote podría ayudarle a superar un impacto como ese cuando ni siquiera ella terminaba de comprender muchas cosas de aquel suceso? Definitivamente el único con la capacidad de darle las respuestas que deseaba era Lion Di Mort y no conseguía verlo desde varios días atrás. Existían momentos en la vida de la chica donde esta simp
Los cuchicheos habían comenzado a sonar dentro de la mansión, rumores que afirmaban que Frederik Di Mort había anulado su compromiso con Alice Dupont y que durante el proceso había demostrado que defendía a Marlote. ¿Cómo se podían acallar los susurros que se daban todas y cada una de las sirvientas de la casa? Definitivamente no sería sencillo y la joven implicada lo entendía. Se sentía avergonzada al observar que alguien pasaba por su lado y se mantenía mirándole. Quizá se trataba de que era el ojo público o quizás se encontraba atemorizada al saber que la noche anterior había cometido la peor osadía de su vida entera.Cada vez que su mente divagaba, en cada pequeño descuido en el que perdía la concentración… podía sentirlos. Aquellos dedos del lord de la familia recorriendo su piel y otorgándole caricias que nunca antes había recibido. Sabía que aquellos acontecimientos eran indebidos, que había hecho algo imperdonable, pero no se arrepentía. Se trataba de una experiencia simplemen
La iluminación en el estudio de Frederick era baja. El chico tenía las enormes cortinas cerradas y simplemente un par de lámparas iluminando la totalidad de esta. Leía algunas cartas que llegaban. Situaciones que su padre debía solucionar a como diera lugar; desde casos criminales que se escapaban de las manos de la policía hasta reuniones con más extranjeros con el fin de realizar alianzas. Lo que el pelinegro hacía no era su trabajo, pero desde que Gerard le había hablado de un “entrenamiento” entonces parte de las labores del mayor habían caído sobre sus hombros. Frederik se permitió cerrar los ojos intentando drenar un poco de la frustración que albergaba al ver el último sobre que llevaba el sello de Su Majestad. Su cabeza estaba embotada y le resultaría un poco difícil leer alguna queja directa proveniente del palacio, pero tampoco tenía muchas alternativas. Suspirando rompió el sello, sacó el mensaje y comenzó a leer en voz justo antes de que sus ojos se abrieran como platos y
—¿Tienes idea de lo que significa ser una igual y encontrarte al mismo nivel de nosotros, Meijer? —la pregunta del conde fue directa y sin ningún tipo de rodeos—. Puedo asegurarte que no tienes ni la más remota idea de todos los compromisos que aquello puede conllevarte.Era la primera vez que tanto Marlote como su madre se sentaban en compañía del conde Gerard y su esposa, Angelica. Se encontraban sentados de forma cómoda dentro de aquel estudio, todos con una copa de cristal llena del líquido carmesí que solía distinguir cada reunión de los Di Mort. ¿No era demasiado extraño?—Creo que no me está entendiendo, conde —Marlote intervino demostrando de que tampoco permitiría que colocaran palabras en su boca que ella en ningún momento había dicho—. Solo mencioné que somos seres humanos con los mismos derechos que ustedes. Esa era la razón por la cual nunca pude permitirme mantener una relación sana con la jovencita Dupont.—Reconozco que es la primera vez que mantengo un debate tan inte
Incluso para Marlote las cosas parecían comenzar a complicarse. Claro, incluso en ese momento hubiese sido más sencillo confesarle su mayor pecado de no ser por el fuerte abrazo que Lion le otorgaba, haciéndola abrir los ojos con sorpresa. Allí estaba de nuevo, sintiéndose protegida por aquellos delgados pero protectores brazos que simplemente le recordaban que mientras él estuviera a su lado no tenía nada que temer. ¿Y no era eso lo que deseaba sentir Marlote Meijer frente a la avalancha de sucesos que se aproximaban uno detrás del otro?—¿Quieres tomar algo? —inquirió el chico con rapidez—. Estoy seguro de que una cena romántica es más indicada para una cita, pero mi tiempo no me permitió hacer algún tipo de reservación —Lion se dejó caer de hombros negando ligeramente con la cabeza—. Sin embargo me pareció buena idea reservar mi habitación para dar la bienvenida a una princesa como tú.Lottie dejó escapar una leve risita sintiendo como los colores se subían a su rostro. Le había ex
¿Cómo podría describir Marlote todo lo que había pasado por su mente en aquel momento de pasión desenfrenada? Definitivamente podían ser muchas las cosas, pero lo último que se presentaba era el arrepentimiento. Los brazos desnudos de Lion le abrazaban mientras que era observada por aquellos preciosos ojos tan oscuros como el azabache. Su piel pálida y perlada era como una obra de arte para sus ojos. Algo digno y apropiado para anhelar. Tan artístico, tan hermoso, tan efímero… Lottie parpadeó un par de veces. ¿Realmente le parecía que aquella figura frente a ella era efímera? Como si su existencia frente a ella fuese tan perfecta como algo ocasionado por su imaginación o, en el peor de los casos, una presencia espiritual. ¿Acaso…? No, estaba claro que todo eso era producto del frenesí de sensaciones que el mismo chico le había hecho experimentar minutos atrás.—Hey, preciosa —aquella rasposa voz nuevamente le sacaba de sus pensamientos—. ¿En qué reflexiona mi preciosa princesa? ¿En lo
¿Cómo podría sentirse el mayor de los dos hermanos luego de haber sido abatido de una manera tan desastrosa por su padre? Estaba claro que se sentía derrotado, simplemente devastado al saber que había perdido una batalla tan importante frente a su padre. ¿Acaso su intención en todo esto no era ayudar a su hermano? ¿Acaso no era Gerard el padre de ambos? ¡¿No era Frederik su hijo favorito?! ¿Cómo podía amenazar con arriesgar su vida de una manera como esa? Era incomprensible para el mayor de los hermanos, sin embargo no tenía más remedio que hacer caso a la petición de su padre. Sea como fuera necesitaba proteger a su hermano menor.Se dirigió por fin hacia la habitación del chico. Resultaba evidente que necesitaba liberar tensión y la mejor manera que conocía era pasando tiempo con el más pequeño de la familia. Limpió sus ojos de las lágrimas que se acumulaban allí y tocó la puerta una vez que estuvo allí. Claro, Lion no resultaba ser alguien que respetara la privacidad de su hermano,
El trabajo finalmente había comenzado y Lion lo supo en el momento en que la primera figura por fin entró a aquel almacén seguido por seis enormes sujetos a quienes tanto el lord como Andrew reconocieron como los guardaespaldas de Marco. El jefe de estos traía consigo un sombrero que se mostraba completamente empapado debido a la lluvia. Era él. Definitivamente era Marco, el centro de todo ese trabajo.—Lord Lion Di Mort —habló por fin con voz rasposa, incluso sin dar la cara mientras se sacudía—. Es bueno vernos en un lugar como este, sin que nada ni nadie nos moleste mientras llevamos a cabo algo tan importante como lo es esta negociación.—Vayamos al grano, Marco —el rubio sabía perfectamente que no tenía tiempo para comenzar una charla sin sentido y, peor aún, cada segundo perdido podía ser usado en su contra por la persona que tenía en frente—. Estamos aquí para negociar tu hostilidad hacia Su Majestad. A cambio de eso…—Hostilidad… así le llamamos ahora a la autoridad de este so