Tantas cosas ocurridas al punto de que Lottie comenzaba a pensar que su día era simplemente extraño. ¿Qué faltaba? ¿Qué el conde Gerard Di Mort, a quien aún no conocía, le dijera que deseaba adoptarla? Definitivamente todo era muy inusual, pero la noche aún no llegaba a su fin y fue un continuo siseo lo que captó su atención justo antes de acomodarse para dormir. Miró a través de la ventana y allí estaba Lion, haciéndole señas para que fuera con él hasta el lugar que ambos conocían.
¿Dos citas en un mismo día? ¿No era demasiado ambicioso de su parte reunirse con los dos hermanos dentro de las mismas veinticuatro horas? ¿De verdad creen que Marlote estaba dudando el asistir a la invitación de Lion? Hendrika no volvería a la habitación, ya que se le había pedido una supervisión
—¡Marlote! —llegaban los llamados a la chica incluso en medio de sus sueños—. ¡Marlote! ¡Levántate! ¡Ya casi son las 10!Tan pronto como escuchó la hora se levantó de un salto. ¿Así que por eso sentía tanto calor? El sol ya se colaba por la ventana y golpeaba el lugar donde Lottie acostumbraba a dormir. ¿Por qué había tardado tanto en despertar? Si Angelica se enteraba de semejante falta estaría en graves problemas. ¿Pero cómo mantienes oculta tu clara desaparición?—Date prisa y baja a la cocina. La condesa no ha salido de su habitación. Lo hará para recibir a sus invitados en quince minutos. ¡Muévete! —Sí, definitivamente Hendrika estaba enfadada—. Si el vizconde cruza la puerta y no estás allí tendremos problemas.E
—No me gusta esa criada —la voz de Alice era clara, directa y sobre todo muy fuerte—. ¿Te diste cuenta como nos miraba?—Alice, la chica ni siquiera te miró —Pierre Dupont, el padre de la chica, hacía su mejor esfuerzo en ignorar el berrinche de Alice mientras organizaba algunos papeles en la habitación que los anfitriones le habían habilitado—. Deja de perder el tiempo con quejas sin fundamente y ve a asegurarte de que Frederik te ame solo a ti.—¡Es por eso que la odio! —Pierre frunció el ceño y de inmediato detuvo su pluma. Estaba enojado—. No soy tonta, papá.—¿A qué te refieres exactamente? —tan suspicaz como solo él podía serlo—. ¿Qué es lo que has visto?—Papá, la mocosa tiene una apariencia hermosa. Es exac
¿Era una locura visitar a Frederik incluso sabiendo que Alice Dupont rondaba por la mansión? Lo era, pero allí estaba Marlote, caminando rumbo al escondite secreto del menor de la casa. De eso se trataba la vida, ¿no? De tomar riesgos y enfrentar temores a cambio de obtener posibles resultados.Claro, no era la única que se dirigía a ese lugar, ya que desde las sombras podía verse una segunda silueta a través de la oscuridad, una que seguía de cerca cada paso que Marlote daba con rumbo al bunker secreto del pelinegro. Alice no permitiría que una simple muchacha de mantenimiento obtuviera algo que ella se esforzaba por lograr. Quizá Marlote se dirigía con destino a su propia perdición, ¿pero que podría saber una pobre chica que se había caído presa de las garras del amor?Un siseo, un simple siseo hizo que la pelirroja se det
La tenue luz de los candelabros perfectamente posiciones iluminaba ligeramente la habitación en la que un único ser se encontraba, sentado detrás de su escritorio jugueteando con su pluma mientras parecía aguardar algo… o a alguien. Sus dedos siendo tamborileados en el mueble de madera y las piernas cruzadas con la elegancia que le caracterizaba mientras su mirada continuaba fija en la única puerta que daba acceso a ese lugar. ¿Le habían dejado plantado?Frederik no estaba acostumbrado a ser abandonado o quedar solo en una cita cuando, en su lugar, las damas hacían filas para obtener una cita con tan apuesto y refinado caballero. ¿Por qué Marlote, una simple chica de mantenimiento estaba rechazando una oportunidad de verse con alguien como él? Definitivamente no era posible para el pelinegro comprenderlo. En su lugar sentía que algo de gran peso le estaba impidiendo acerca
La noche de aquella promesa seguía viva para Marlote y era imposible no recordarla tras cada vez que se veía a sí misma con el pequeño prendedor emblemático que ahora obtenía un nuevo significado. Muchas preguntas daban vueltas en su mente y la verdad era que la chica carecía de respuestas veraces. Solo deseaba entender la razón principal por la que Lion Di Mort no habitaba en aquel lugar si era su propia casa. ¿No era eso extraño? Para Lottie si y poco a poco comenzaba a sentir el peso del temor por acercarse a la respuesta.Dos días habían transcurrido desde aquello, dos días en los cuales ninguno de los dos rostros se habían presentado frente a ella. Lion simplemente parecía haberse esfumado y las ocupaciones de Frederik no le habían dado un momento para siquiera respirar. Quizá por eso el menor deseaba ver a Marlote aquella noche, porque sab
Marlote deseaba haber visto el rostro de Lion la noche anterior y sentir la libertad de pedir su ayuda. ¿Por qué no estaba en aquel lugar? Era imposible que la decepción no se notara en su rostro pero, sobre todo la intriga por lo ocurrido. Estaba completamente segura de haber seguido el camino de siempre… ¿qué había pasado? Se sentía como toda una perdedora intentando amar sin tener las posibilidades de hacerlo, porque sí, sabía que en el momento en que saliera por esa puerta la pesadilla comenzaría.Aunque, a decir verdad, ni siquiera necesitó esperar a salir. Dos toques fueron suficientes para hacer que la chica abriera la puerta. Comprendía que en su trabajo no podía darse el lujo de ignorar los llamados o simplemente empeoraría los problemas. Era Johnny quien miraba a la chica con un poco de asombro y compasión por esta. Lottie supo inmediatamente
—Y bien, ¿qué estás haciendo aquí? —inquirió el chico de ojos claros sentándose junto a Marlote luego de extenderle una tacita de té—. ¿Cómo han ido las cosas con la condesa?—Bastante bien, he de decir —Johnny alzó una ceja acomodándose en el asiento para escuchar la noticia que estaban a punto de darle—. Creo que conseguí salir de las acusaciones de Alice.—¿Qué demonios le has dicho?La historia comenzó por parte de Lottie y era imposible para esta no reírse con las expresiones tan exageradas que realizaba el chico vitoreándola por cada palabra que había dejado en claro como defensa.—¡¿Estás diciendo que llamaste a Alice mentirosa frente a la condesa?! —Johnny estaba incrédulo. Un bufido sali&
Rik, por su parte, solo tenía un destino específico en ese momento para culminar con el deber que su padre le había asignado. Aún confiaba en poder hacerlo de una manera u otra, pero si no conseguía finalizarlo estaba totalmente seguro de que Gerard se enfadaría. No tenía muchas opciones. Dio un último cruce luego de haber descendido por las trescientas escaleras que le llevaban a su pequeña habitación secreta pero había alguien más en la puerta. Tragó saliva ocultándose tras una de las paredes para permitirse observar a quien allí estaba.—¿Marly? —musitó mostrando una media sonrisa—. ¿Qué estás haciendo aquí? —la chica aún vestía sus harapientos trapos de criada que había finalizado una jornada satisfactoriamente.—Frederik… ¿est&a