Al cabo de cinco días, el aire en el galpón se volvió más pesado cuando Simon reconoció la silueta que se recortaba en la entrada. Los ojos de Robert, afilados como cuchillos, se encontraron con los de Simon antes de que pudiera desviar la mirada hacia el montaje de las cigüeñas. Una vez que Simon se aseguró de que todo estaba en orden, se dirigió hacia Robert, estrechando su mano de manera firme pero distante.—Tardaste un tiempo en venir —dijo Simon, guiando a Robert hacia su oficina.—Este lugar no es el adecuado para discutir ciertas cosas —respondió Robert, mirando a su alrededor con un desdén evidente. —¿Qué te parece si vamos a almorzar?—Claro, iré por mi chaqueta —respondió Simon. Tomó su chaqueta y las llaves del vehículo, y ambos se dirigieron al restaurante "Camille", acordando encontrarse allí en quince minutos."No me parece apropiado que nos vean juntos", le dijo Robert mientras se dirigía a su vehículo. Al cabo de quince minutos, ambos vehículos se estacionaron a las a
En el silencioso refugio de su habitación, Emma se hallaba sola, sin rastro de Simon. La penumbra abrazaba cada rincón, cada esquina y el silencio resonaba con las huellas de un pasado que preferiría olvidar. No había álbumes de fotos que narraran su historia ni historias susurradas por una madre ya ausente.Emma se sumía en el oscuro abismo de sus recuerdos. Cada día de la madre con una silla vacia, las veces que en la escuela le cuestionaron su falta de padres llamandola huacha resononaban en su mente. El día en que escapó de su hogar era un eco ensordecedor en su mente. Su única compañía era el murmullo lejano de la ciudad y la sombra de un futuro incierto.Había perdido a su abuela hace unos meses, la única figura que le brindó consuelo y afecto en este mundo. No quedaba mucho de su antigua vida, solo documentos personales y la pesada carga de secretos que llevaba consigo. No tenía fotos familiares, no tenía relatos reconfortantes ni una vida de la cual enorgullecer.La noticia de
Al otro día, Simon regresó temprano. Había trabajado arduamente toda la noche para pasar el día con Emma. Su sorpresa fue grande cuando no la encontró en el lecho que compartían. Fue a preguntarle a Luis, pero tampoco sabía. Desconocía en qué momento la joven salió del hogar. Volviendo a casa resignado, llamó Simon al teléfono de Emma repetidas veces, pero la llamada no se conectó nunca. Tomó una ducha y se recostó a esperar la llegada de ella. Jackie quedó dormido profundamente, mirando la preocupación en los ojos de su amo, que finalmente fue vencido por el cansancio.Por otra parte, en la ciudad, Emma caminaba por las calles de Providencia buscando una dirección anotada en el papel que llevaba en sus manos. El teléfono lo había guardado en silencio en su cartera para que nada la hiciera arrepentirse de la decisión que había tomado. Buscar a Robert podría traer respuestas y, de paso, formar las imágenes faltantes en su vida.— ¿Señor? —interrumpió la secretaria de Robert mientras es
El día continuaba y Robert, quien no era muy diferente a Simon, también tenía su santuario. En casa de sus padres, a la orilla de un cerro en Santiago, llegó al taller de carpintería de su madre. Ella esculpía figuras de madera en ese pequeño taller. Robert había crecido entre los olores de las maderas más finas que podrían existir. Desde que entraba, el olor a pino y roble lo envolvía, rememorando las manos de su madre mientras cincelaba cada trozo de madera. En ese lugar habían existido conversaciones y confesiones complejas; ella fue siempre su fiel confidente. Esta vez le traía buenas noticias: había concretado un encuentro con su hija. Realmente él había tenido la razón; la sangre llama a su sangre y, en el momento menos indicado, su hija había llegado hasta él. Era un lazo que jamás Simon podría cortar, y eso lo hacía sentir renovado y capaz de derribar lo que tuviera a su paso. Le molestaba el hecho de que Emma le tuviera tanta estima; no lograba entender cómo ese hombre manten
Cuando Emma volvió a las cinco de la tarde cargada con bolsas de compra, Simon estaba viendo la televisión con Jackie. Ella lo saludó animadamente, pero Simon solo hizo un gesto con la cabeza y volvió a mirar el televisor; era evidente su molestia. Emma dejó las bolsas en la mesa isla y fue junto a él para hablarle de su día. Simon apagó la televisión y se puso de pie para ir a la cocina.—¡Simon! — exclamó Emma buscando la atención del joven.— ¡Seis llamadas, Emma! ¡Y ni siquiera te tomaste la molestia de volver a llamar!— fue lo único que salió de sus labios antes de seguir caminando.—Es que fui a ver a Robert — dijo tímidamente. Pero Simon detuvo su marcha en seco y giró sobre sus talones para clavar su mirada profunda en ella.—¿Qué hiciste qué? — preguntó con su cabello alborotado y una expresión de rabia en su rostro. Eso sí que lo enfureció; le había dicho a Robert que jamás se acercaría a ella. Después de su amenaza, Robert le había ganado la batalla.—Fui a hablar con él. T
Quedaba una semana antes del estreno del proyecto, Simon no llegó a casa en todo ese tiempo, hablaba con Emma todas las noches contándole su día mientras trabajaba hasta que ella se dormía, le dijo que el día treinta y uno la recogería a las cinco para ir al aeropuerto, debían estar en Iquique a las nueve para comenzar el montaje, el día primero empezaba la magia en los malls y él tenía una rueda de prensa para aclarar de que se trataba el motivo este año, era un suceso fenomenal nunca antes visto.Cuando llegó Simon aquel viernes por Emma, ella ya estaba lista con dos maletas listas, Simon se alegró de verla después de tantos días sin ella, Jackie saltaba moviendo su cola cuando lo vió entrar, también lo extrañaba, aunque Emma lo tenía bien mimado. Los jóvenes emprendieron rumbo y cuando llegaron a destino un vehículo deportivo azul de alta gama los estaba esperando, le entregaron las llaves a Simon y ambos fueron directo al hotel que había reservado con anterioridad, la sorpresa de
Terminando la velada, Simon y Emma se despidieron de un beso en la mejilla en el pasillo, la inauguración había sido un éxito y estaban abatidos por el cansancio, se dieron una ducha ambos pensando en lo hermosos que lucían esa noche, hasta que una cálida brisa los envolvió en sueños profundos de amor.Al otro día la puerta de Emma sonó temprano, al abrir vio a Simon con ropa casual.—¿ Vamos a recorrer?— Emma aún despeinada lo hizo pasar mientras ella iba por una muda de ropa.—¿ dónde vamos?— preguntó mientras se peinaba, Simon entró a la habitación y la abrazó apollando sus labios contra el cuello de Emma, ella decidió moverse lentamente para alejarlo.— ¿ Sucede algo?— dijo Simon con cara de duda ante el espejo, que contenía una mirada sería de Emma.—Eso quiero saber yo— declaró finalmente con una mirada profunda posada en la imagen de Simon— dormimos en piezas separadas, me besas en la mejilla y cuando te preguntan por mi, evades las respuestas.— Emma, no puedo desviar la prensa
Despertaron temprano, listos para el extenso trayecto que les aguardaba. Simon fue por Emma a su habitación y juntos descendieron para realizar el check-out en recepción. Luego, se dirigieron al mall para desayunar y ajustar los detalles del traslado de los niños en los próximos días. Tras despedirse del equipo, se embarcaron en un viaje que los llevaría a recorrer cada rincón de Chile, recaudando fondos para la fundación.Con una sonrisa radiante, Emma estaba lista para enfrentar el nuevo capítulo de esta emocionante aventura.— ¿Cuál será nuestra primera parada, señor aventurero?—preguntó Emma con una sonrisa juguetona, mientras subían al vehículo que los llevaría en su travesía.— Vamos a Antofagasta. Quiero que la campaña se sienta desde el norte. Es hora de extender nuestras alas y llevar la magia a cada rincón de Chile—respondió Simon, con determinación y entusiasmo en su voz, para luego arrancar el vehiculo a toda marcha.El viaje recién comenzaba, y con cada kilómetro, las emo