Isabella
Pese a todo lo que por mí cabeza pasaba quería tener una confirmación visual.__ Estoy embarazada. - dije para mí con el ultrasonido en la mano. Sin poder creerlo me dejé caer en el mueble con una alegría inmensa.Nunca creí que podía sentir tanta felicidad luego de una tormenta tan fuerte que me dejó sin fuerzas, en cambio, ese momento ni siquiera podía pensar en nada más que no fuera el pequeño que crecía en mi vientre. No sabía cómo era posible. Dustin me culpó por tres años de ser la que no podía embarazarse y ahora lo estaba.Lo peor ¡estaba embarazada de mi jefe! Un hombre tan temido por ser despiadado con sus contrarios en juicios. Invicto, sin perder un solo caso. Pero me dio algo maravilloso.__ Estás aquí. - susurré extinguiendo mi voz al final. Estaba feliz. Por mucho tiempo no sabía lo que esa palabra representaba, pero ahí estaba con una imagen hermosa entre mis manos - Por fin estás aquí.La alegría inmensa no la podía esconder y los saltos alcancé a detenerlos porque no sabía si lo iba a dañar con eso.Me sentí completa. Latidos que había escuchado me dieron más felicidad que toda mi vida junta. No cabía en mi pecho tanta emoción y sin pensarlo salí a la calle, sin mí bolso solo con el celular en la mano como acompañante.Parejas pasaron frente a mí y en ese instante, ese pequeño momento me sentí plena. Que no necesitaba de nadie más que del pequeño que puso a vibrar mi pecho con solo existir.Me había preparado económica y mentalmente para lo que acarrearía por dos años, sin un resultado positivo. Sin imaginar que con una locura hecha por mis ganas de sentirme bien, estaba por tener lo mejor de mi vida. Sin miedo. Hacía un día hermoso, con solo él o ella y yo.Me senté en la primera banca vacía en el parque, observando a niños correr tras una pelota. Niñas jugando con sus madres y otras simplemente tomando un helado. Tendría eso, estaba convencida que mi hijo o hija iba a vivir todas esas experiencias junto a mí. Estaría todo el tiempo a su lado, tal como hubiera deseado que lo estuvieran conmigo.Quise llamar a mi hermano, a mi madre, pero entendí que uno estaba en la universidad y la otra en sus reuniones con las señoras de la iglesia. No iban a contestar.No me sentí sola en absoluto. No había desayunado, ni consumido algún alimento a lo largo del día. Pero la causa eran las náuseas.Regresé a casa. Preparé una cena deliciosa para celebrar, cambiando el café por jugo porque el primero no lo soportaba para nada. No estaba sola, la casa no la sentía tan solitaria pese a que la única que estaba ahí era yo. Pero la sonrisa jamás abandonó mi rostro, tenía motivos para actuar así. No iba a permitir que nada lo arruinara, ni siquiera el ruido de la música que uno de los vecinos ponía siempre. Incluso me gustó la música de heavy metal de esa noche.Dylan era muy agradable, pero su amor por los videojuegos y la música lo hacían olvidar que existíamos a su alrededor. Y que no a todos nos gustaba un ruido tan potente. Hasta su hermano Billy se quejó de eso alguna vez.Pero no esa noche. Dormí con una sonrisa en la cara, la cual al despertar aún estaba adornando mi rostro.Las náuseas matinales fueron de lo peor conmigo. Me pusieron a sudar, pero sabía que era por mi bebé y eso lo compensó.Me di un baño y salí rumbo al bufete. No podía evitar eso. Mi jefe tenía que estar en el juzgado a las doce, así que llegaría antes a la oficina para adelantar lo que dejó pendiente el día anterior. Media hora antes del horario acostumbrado llegué. Arreglé su escritorio. Fui por su café, aguantando la respiración de nuevo para no salir corriendo al baño con las náuseas de nuevo.Sentí varias mirada enfocadas en mí. Más sabía que solo era la mente haciendo de las suyas.Ignoré ese hecho para terminar con lo que fuera que necesitara mi trabajo de mí. Tenía un trabajo que no iba a perder. Más que nunca lo iba a necesitar ya que con la paga tenía suficiente para los primeros meses sin tener preocupaciones, pero al menos quería asegurar un año más. Con lo ahorrado desde antes, tenía para otros meses, me faltaba menos para estar en paz y aún tenía unos siete meses de recibir ese pago en mi cuenta. Lo cual quitaría el estrés que arruinaba mi felicidad.__ ¡Buenos días! - exclamó el jefe. correspondí a su saludo sin entender cómo se mostraba tan sereno si yo no tenía una sola idea de como tratarlo. Antes solo ignoraba saber que era quien estuvo conmigo esa noche, pero con el embarazo se volvía imposible hacerlo.__ Con permiso. - giré sobre mis talones.__ Isabella. - me detuvo. Volví a verlo. - Estaba pensando en...No terminó la oración.__ El embarazo. - continuó poco después. - Usted dijo que estaba divorciada ¿no? - sonaba cruel, pero solo lo estaba confirmando. - Lo pensé y llegué a la conclusión que sería una buena opción que se mantenga así por al menos hasta que nazca.__ No comprendo. - dije extrañada. - ¿Me está pidiendo que me abstenga de relaciones amorosas?__ No lo estoy pidiendo. Lo estoy sugiriendo. - aclaró. - Dirá que es muy poco común, pero no quiero que alguien ajeno a los dos me quite tiempo con él. Una pareja me impediría presenciar algunas cosas y por muy egoísta o tonto que lo vea, no quiero eso.Me quedé perpleja. No había un error en mi oídos. Realmente estaba diciendo eso.__ No comprendo. - suspiré soltando una bocanada de aire. Me calmé para poder continuar. - Eso no le tendría porqué importar a usted. Es mi vida y yo decido con quién relacionarme.__ Pero el bebé que llevas ahí también es mío. - soltó. - Lamento si te incomoda, pero tampoco te gustaría una situación similar, siendo al revés.__ ¿Cree que me molestaría una relación suya? - inquirí. Mis ojos viajaron a la esquina de la oficina sin entender aún lo que ocurría. - ¿Quien se cree? Su vida o la mía no tiene porqué importarle al otro. Haga lo que guste. Haré lo mismo.No iba a sucumbir al deseo de alguien que quisiera imponer algo con tan solo unas palabras dichas.No me veía en otra relación con nadie, por supuesto. Pero era muy distinto mi renuencia a hacerlo a obedecer ante las exigencias absurdas de un hombre con poca credibilidad ante situaciones para las cuales era falto de experiencia.Durante los meses que llevaba siendo su asistente no había recibido ninguna visita por nadie, ninguna mujer se había acercado a él y por lo poco que había leído en internet, no había concretado un compromiso con la hija de uno de los socios de su papá.Seguramente se trataba de la mujer que llamaba cada día antes del almuerzo pidiendo una cita con él, pero siempre negaba hacerlo y pedía que inventara una excusa. Aún con la molestia que eso generaba, noté como se esforzaba por estar al pendiente de mi los días siguientes. El escritorio ordenó que lo pusieran en un sitio donde pudiera verlo desde su silla, cualquier cosa que podía ser pesado hizo que alguien más lo cargara por mí, o él directamente. Aunque no pasamos de tres palabras en cada vez que nos veíamos.Intenté acomodarme de mejor manera en la silla, ya que el dolor agudo en mi vientre estaba impidiendo que lograra mantener el ritmo a mi trabajo. Debía ir al médico, pero el jefe necesitaba que le llevara ese informe rápido. No había nadie cerca, por lo cual decidí subirme a las escaleras para alcanzar una carpeta que aún no había escaneado. Después de terminar le diría sobre el permiso que requería.__ ¿Aiden salió a almorzar? - preguntó la misma voz de siempre, sobresaltando mi pecho. Solo que en esta ocasión no era a través del teléfono si no que la tenía detrás de mí. Bajé la mirada y un mareo me tomó al hacerlo tan rápido. Una mujer de cabello negro como la noche y mirada marrón oscuro me miró con desdén en lo que descarté la idea de decir una mentira, pues el jefe estaba inmerso en su trabajo. - ¿O esta vez también mentirás por él?Una arcada me vino de repente. No ahora, me repetí. Estaba en el trabajo, no quería pasar vergüenzas con este tipo de incidentes. Quise bajar con cuidado, no obstante, el mareo aún no pasaba y corría el riesgo de caer, y empeorar las cosas.__ Disculpe, necesito...No pude terminar la oración, al momento que su mano me tomó del tobillo con fiereza.__ Anuncia mi llegada o pasaré sin que le hagas. Y sabes que para conservar tu trabajo es mejor que no lo hagas enojar con errores como esos. - manifestó sin soltarme.__ Pase. No me...Las náuseas estaban hicieron de las suyas. No pude contener el instinto de querer votar lo poco que tenía en el estómago.__ ¡Falta de profesionalismo! - gritó en lo que me esforcé para no vomitar encima suyo. - Le diré que te corra. Insolente.Solo quería correr a un baño, pero tiró demasiado fuerte y con la falta de lucidez no pude sostenerme antes de caer, golpeando mi vientre con la esquina del escritorio con fuerza. Me cubrí rápidamente, pero el dolor me hizo doblarme en un quejido lastimero.El aire me faltó. Una puerta se abrió y unos pasos apresurados llegaron a mi lado.__ ¡Que demonios está pasando! - profirió el jefe interrumpiendo el alegato de la mujer a su lado. - ¡¿Isabella, que ocurrió?¡__ Se trata de una broma ¿no es así? - un golpe súbito en mi bajo vientre me hizo quejarme más y arrugar la cara. - Aiden, soy tu novia, pero te pones del lado de la empleada.El hombre quiso tomarme en brazos, a pesar del dolor no se lo permití.__ ¿Estás bien? - preguntó mi jefe con un gesto que jamás, en esos meses trabajando para él había visto. Preocupación. - Te llevaré a un médico.__ ¡Aiden te estoy diciendo...__ Cierra la boca, Lexi. Te juro que si le pasa algo a... - guardó silencio tensando la mandíbula. - Te vas a arrepentir si lo haces una segunda vez.Quise llorar. Pero solo comprimí su nombre.__ No se acerque. - pedí alzando la mano para sostener mi vientre cuando sentí el dolor agudo volverse más insoportable. - Mi bebé...__ ¿Estás diciendo que esa mujer está...__ ¡Hazte a un lado! - mi jefe la volvió a silenciar , aterrado. Esta obedeció buscando una respuesta a lo que quería decir, sin embargo ninguna palabra abandonó mi boca. Solo queria saber que estaba bien lo más importante de mi mundo. No tenía como explicar que mi felicidad estaba por ser arruinada al exponerme a este dolor tan agobiante.Me sostuve de mi propia ropa. Cuando pidió permiso para tocarme no pude responder, sin reponerme del dolor extremo.__ Al carajo si no quieres que te toque. - sin mucho esfuerzo me puso sobre sus brazos. Ese aroma ya conocido inundó mis fosas nasales al tiempo que me aferré a la camisa para esconder mi rostro ante el dolor que resistía.__ No quiero perderlo. - contuve mi sollozo. Su cara se tornó más apacible y ese gesto regresó con más fuerza. - No quiero perderlo. - repetí.__ No lo vamos a perder. - aseguró corriendo conmigo al elevador siendo vistos por algunos empleados curiosos mientras su novia me veía con desprecio, gritando que le explique lo que sucedía. El miedo se apoderó de mí.Algo que no debía pasar ahí, lo hizo. Mi jefe quitaba a todo mundo del frente, totalmente espantado de que siguiera gimiendo de dolor en su cuello.En el camino repitió que no me pasaría nada, que nuestro hijo estaría bien, pero nada bueno pasaba por mi cabeza. Incluso cuando fui puesta en una camilla para ser revisada, no tenía nada más que terror asegurado.__ ¿Que pasa, Miller? - cuestionó angustiado en lo que el doctor pasaba el doppler en mi vientre plano. Ninguna respuesta llegó, nos miró a los dos mientras estaba a punto de ponerme a llorar al pensar que en tan poco tiempo lo había perdido.Isabella__ El feto está bien. - dijo el doctor y pese a no estar a gusto con la forma de referirse a mi hijo, saber que no era nada que lo dañó me compensaba. - Su corazón late con naturalidad. No hay sangrado, ni señales de que esté en peligro. Pero hay que realizar estudios para ver que originó el dolor. Si te puedes quedar un poco más de tiempo podemos hacerlo ahora mismo.__ No - dudé. - Tengo trabajo y debo tener el expediente listo para las diez. __ Haz todos los análisis necesarios. Tú trabajo puede hacerlo alguien másEra justo lo que no quería. Pronto me iban a reemplazar y con mi hijo no podía quedarme sin trabajo.__ Sé lo que pasa por tu mente, y no, conservas el trabajo. Esto también me compete. No sólo a tí. - aseguró con un poco de comprensión. - Conserva la calma y piensa solamente en que todo lo que ocurra contigo le hará daño al bebé. __ Lo lamento. - sostuve mi abdomen sin moverme más de lo permitido en la camilla mientras me revisaban. Dejé que el médico me rev
Aiden.No tenía más opción que mantener lo que ya consideraba mío en un sitio seguro. Tan solo ver la posibilidad de que algo lo dañase me generaba un piquete doloroso en el pecho. Era extraño, puesto que nunca me vi siendo un sentimental, aunque aquello se trataba más que simples sentimientos. Ganaba casos, todo el tiempo. Para ello me preparaba por días enteros. Tal como sucedió con el caso de la chica que por defenderse de un par de niñas caprichosas que disfrutaban el dolor ajeno se convirtieron en su verdugo por meses, hasta que finalmente ella se cansó y por defenderse empujó a una de ellas, con tan mala suerte que la chica entró en coma. Con cámaras de vigilancia y testigos, al fin pude demostrar que no fue algo premeditado. Verla llorando en brazos de su padre por estar en libertad me era suficiente para saber cuál mentía, y ella era inocente. Me agradeció con un abrazo que no pude devolver, solo asentí dejando que se alejara sola. Saliendo del juzgado, tuve que ir al despa
Aiden__ Nadie va a sacar a nadie de aquí. - sentenció Aiden con voz clara. - Isabella está aquí porque así lo decido y ninguno tiene que meterse en ello. __ Es mejor que me vaya...__ Siéntate. - señala donde estaba antes. __ Lo lamento. No puedo quedarme en un sitio del cual no soy dueña ni tengo nada que hacer más que estobar. - determiné. Tenía claro que no era más que una intrusa en la vida de ambos. Lo que pasó esa noche no fue más que una decisión incierta que nos llevó a estar en una situación mucho peor, aún así no me arrepentía de nada. Mi hijo era lo mejor que pude haber recibido después de tener una vida llena de culpas, dolencias y tristezas. Caminé hasta el dormitorio con destino a mi maleta, la cual aún seguía en el mismo lugar. No asímilaba aún que viviría con alguien más y estaba en lo correcto al pensar en salir de ese sitio lo más pronto posible. Causaría problemas y odiaba la sola idea. __ No quiero ser injusta. - oí decir a Christina, en tono decisivo. - Me p
IsabellaSus manos aprisionaron mi cintura, me elevó sin mayor esfuerzo dando un apretón que me robó un gemido desde la garganta. Me dedos se aferraron a su camisa dejando que su lengua se abriera paso en mi cavidad.Bajó hasta mi trasero ahuecando mis muslos para subirme a su caderas en lo que el beso subió de tono. Atrapó el nacimiento de mi cabello llegando a mi barbilla que rastrilló con los dientes, al mismo tiempo que los cordones de la parte frontal en mi vestido fueron soltados. Perdida en ese deseo de volver a sentir el mismo placer me dejé llevar por tan majestuoso éxtasis. Bajó a mi busto hincando sus dientes en uno de ellos hasta que el chillido de mi boca lo detuvo para besar con suavidad calmando el dolor tan delicioso que estaba experimentando. Presionó su pelvis contra mí entrepierna al punto de hacerme notar el bulto que creció en sus pantalones. Dos golpes en la puerta nos hizo deternos de golpe. Sentía mis labios cosquilleando. Apenas podía respirar y mis piernas
Aiden__ Estás bromeando. - dijo Isabella con una gran sonrisa en el rostro. - Prácticamente dijimos que queríamos tener una vida alejada del otro después de ser los padres de este bebé y ¿Ahora me está invitando a cenar? Ladeé la boca. Con despreocupación rodeé su sitio hasta quedar a su espalda. __ Tómalo como una cena para conocernos mejor. - dije sin ahondar en nada.Se dio media vuelta y me miró sin cambiar el gesto atónito que tenía. Hasta a mí se me hizo extraño lo que estaba haciendo pero llegué a una conclusión. No podía simplemente ignorarla cuando estuviera cerca del niño o tratarla como un simple vientre en alquiler que me hizo padre. No me sentía capaz de llevar esto a buen término, pero iba a intentarlo. Además sería la primera vez en años que no tenía una cena con alguien que no fuera socio o cliente. __ Entonces ¿Acepta o no? - pregunté mirando al chico que vi en casa de Dolly la noche de la fiesta. Era su amigo según lo que sé. - ¿O tiene algo más que hacer? Miró
Isabella¿Que estaba haciendo? ¿porqué permitía que mi jefe me acercara más a su cuerpo frente a Dustin? En verdad lo estaba disfrutando, pero me valió nada si después me lo reprochaba a mí misma. Sentí calidez en su toque y calma en una persona que tenía todo menos paz para su entorno. __ ¿Que haces aquí, D'angelo? - preguntó en dirección a mi jefe. - ¿Que haces con mi esposa? __ Lo que se hace por las noches en una casa. - contestó Aiden siendo un completo sarcástico. -¿O no lo hacías tú? Bueno, al ser una mujer soltera me invitó a hacerlo con ella y no pude negarme.__ Isabella. - me vio con perplejidad. __ Sí, la cena que prepara es una exquisitez. - alabó aclarando su embrollo de dicho paso - Quien no ha probado las artes culinarias y manuales de Isabella se pierde de una maravilla del mundo. Me sonrojé con sus palabras y por poco me reí de la mirada atónita de Dustin. Lo estaba provocando con simples frases en doble sentido, por las cuales debí sentirme ofendida, más solo c
IsabellaCon mi hermano todo el fin de semana, tuve que hacerlo ayudar en la limpieza del sitio donde se quedaría. Aún con esa actitud alocada no se negó aún cuando prácticamente tuvo que remover los muebles él mismo. Llegado el lunes, ambos nos dirigimos al bufete con la mejor actitud, aún sin saber que tan positiva sería la respuesta. Pero eso no nos detuvo al cruzar las puertas del elevador. Le indiqué que se quedase en una silla, duró unos minutos luego aburrió de verme ordenando mi lugar y el escritorio de Aiden separandose para recorrer el piso. Ya que un no era hora que llegara, no le reproché tal cosa. Arrugué la cara con el café de nuevo, dudaba que estos meses no me delataran pero por ellos trataba de no estar por tanto tiempo cerca de este, concentrándome en lo demás. __ ¡Buenos días, Isabella! - saludó desde mi espalda el hombre que con solo su presencia alteró mis latidos. No podía hacer eso o al menos no tan notablemente. __ Buenos días, señor. - dije con profesional
Aiden.__ ¿Alguno va a hablar? - me cansé de preguntar. Tanto mi padre como Isabella continuaron en silencio haciendo que me exaspere. - ¿Estás bien? ¿Te sientes mal? La preocupación porque fuera a causa de algo relacionado a su embarazo me hizo preguntar por ello. Negó.__ Ella está bien. Pero con quién necesito hablar es contigo. - dijo Gaspar. El hombre de casi sesenta me miró con severidad. Sabía porque de su visita. Había terminado mi reunión antes de tiempo por un asunto familiar de mi cliente, así que al regresar Lucía me dijo sobre el enojo que tenía mi padre al saber sobre el embarazo de Isabella. Lexi le dijo su versión y por experiencia comprendía perfectamente que no sería nada bueno. Pero era algo que no podía posponer. Iba a tener un hijo y de malas a quien no le gustara. __ ¿Segura que estás bien? - insistí con mi asistente. Sus ojos mostraron sensibilidad. Me mintió. __ Todo bien, señor. - retrocedió un paso. - ¿Les sirvo café, agua o algo más? __ Nada por ahora.