Isabella.__ Por fin la tendré conmigo de nuevo. Por fin estará con nosotros. Por fin sabrá que solo la quise para mí todo el tiempo. - Jerónimo habló solo una vez más, en lo que limaba una soga que puso en mis pies, sobre estos. - Yo nunca la dañaría, solo cometió un error. Sara no debía irse. ¡No vas a irte!. Vi a Lucía con las mejillas mojadas debido a las lagrimas cuando le gritó. __ Jerónimo, escuchame. - quise mediar. - Todo lo que crees no es verdad. Sara murió, no volverá. Lucía no es ella, Sara...__ No le prestes atención a sus palabras. - le dijo Lexi. - Ella te miente.__ ¡La que miente eres tú! - la rabia me hizo sacudirme, queriendo cobrar lo que estaba haciendo. Tan vil de creer que todo lo tiene justificado y controlado. - Todo lo que te diga no es verdad. Solo manipula lo que haces para que te culpen a tí. __ Sara va a regresar. - volvió a decir y supe que negociar con él no era una opción. No sabría distinguir la verdad de la fantasía, por ello necesitaba algo con
Isabella. Estar sin noticias fue una total tortura para mí. Los brazos me dolieron, el cuerpo entero tenía una tensión en cada espacio como si al igual que yo se negara a oir alguna negativa de parte de los médicos, los cuales ya tenían dos horas desde que se lo habían llevado al quirófano. Lo único que supe fue la falta de donantes de sangre, a lo que sus amigos fueron los primeros en ofrecerse. Su tipo de sangre era común, por lo que no hubo problema, pero al regresar no se supo más. Las piernas me temblaron, las lágrimas querían salir de mis ojos, pero no se los permití. No quería llorar, Aiden me necesitaba fuerte, sin creer que me fallaría de esa forma. Él jamás me dejaría, debía que no puedo vivir sin su existencia en mi vida. Que también su hijo lo necesitaría toda la vida. A eso fue lo único que me aferré. El estaría bien. Pasó no se cuánto le tiempo más hasta que vi a Gaspar corriendo por todo el pasillo hasta llegar a donde los demás y yo estábamos. Lucía era la única q
Isabella.__ Pese a las complicaciones en la cirugía y el diagnóstico, el señor D'angelo parece aferrarse a la vida, tanto como ustedes creen en él. - manifestó dejando claro que Aiden seguía con nosotros. Prince me abrazó cuando el impulso de se dió. Los amigos de Aiden sonrieron y su padre estaba igual de contento porque haya sido de esa forma.El médico nos explicó todo lo que había pasado, los daños que recibió, pero que con la atención médica durante el tiempo de su recuperación podría, en unos días estar de pie. Siendo lo que más deseé que pase, me vi yendo a la habitación, donde con un traje especial me dejaron entrar. Me acerqué a la camilla, en la cual miré a Aiden conectado a distintos aparatos médicos que lo ayudaban. No pensé en eso, por mucho que no quisiera fuese de esa manera. Tomé su mano, no sabía que tanto podía tocarlo o mover algo desde mi sitio, pero le hablé. __ Aiden. - sentí mi corazón enroscado en mi garganta. - Pudiste cumplir tu promesa de siempre proteg
Aiden.Dos semanas habían pasado desde que abandoné la clínica. Después de otros tres de estar en una camilla en el lugar, luego de despertar. No me permitían un movimiento libre de estar bajo el cuidado de alguien estando en casa, pero era mucho mejor que un lugar tan limitado. Por ello estando con un chándal y una camiseta me dirigí a afuera del baño, oyendo pequeños gimoteos de Arthur. Mis comisuras subieron al verlo sacudir sus puños en el aire al estar despierto, tranquilo, tal vez sintiendo que su entorno era su lugar seguro. Como debería ser siempre.El colchón de hundió cuando me senté, aún sentía los estragos de las heridas, pero eran menores, referente a los días anteriores. Agarré la mano de mi pequeño, el cual de inmediato rodeó mi dedo. Nunca planeé tener hijos luego de lo sucedido, al menos no sin haberlo planificado antes. Pero no importó si estaba preparado o si aún lo había asimilado, él ya estaba en el vientre de su madre. Imponiendo su presencia en mi vida que no
Isabella.Susanville siempre era uno de mis lugares favoritos, en todo momento. No importaba que tan inesperado fuera viajar a él, pero estar enmedio del lugar donde nací y crecí junto a mi hermano y algunos amigos fue de gran ayuda para mi estrés de la ciudad por tanto tiempo. En una reunión que se organizó para celebrar la navidad y lo bien que iba todo en nuestras vidas por largas semanas, en las cuales solo importaba la sonrisa que en todo segundo continuaba en mi rostro. Se respiraba la felicidad de la mayoría por todos lados. No era de extrañar que hubieran algunos problemas, pero ya no eran tantos como antes.Muchos habían venido, pero ver a mi madre feliz sin tanta aversión por lo que creía era malo. A Prince relajado por estar en nuestro lugar natal mientras bailando con algunas chicas que conocimos desde la infancia gastaba su tiempo, Lucía con mi bebé, a quien decía le enseñaría a bailar y a mis suegros sonreír felices de por fin un poco de paz.Todo creaba un ambiente ll
Aiden.Un caso más que se sumó a mi lista de todos aquellos que acudían a mí al ver que todo les resultaba complicado para obtener resultados favorables. Si comprobaba que eran inocentes como decían, automáticamente mi defensa la tenían. Por ello salí del juzgado, luego de haber dejado a la familia celebrando que se les haya hecho justicia frente a los tribunales. Quise ir con la mía que tenía desde la mañana de no haberlos visto, por ello abordé el vehículo y conduje en silencio para concentrarme en los últimas semanas. Había deshecho la sociedad con Dustin Lions cuando el plazo se habia terminando y pude sacarlo de mi bufete, así aún éramos solo Tej y yo más otros dos socios, pensando en la búsqueda de un quinto. Con varias opciones pero ninguna ser estudiada por el momento. No habíamos tenido tiempo, al menos yo no por casos que consumían mi tipo a más no poder. Sobretodo con los llamados de Jerónimo al recuperar un poco de lucidez y querer hablar conmigo. Según los médicos est
Aiden. Amaba el solo ver lo que tenía frente a mí, saber que cada día los tenía cerca, que aún con las dificultades que eso representaba no podía decir más que solo un gracias al amanecer a su lado, dormirme con sus brazos sobre mí pecho y sus suspiros siendo solo míos.Me gustaba mirar sus sonrisas, fuerte y escandalosas llenando el lugar donde nos encontrábamos. Solo ellos y yo. Un parque ahora era un buen destino para pasar. Un sitio donde esa risas siguieran oyéndose al tratar de jugar a la pelota que rodaba con las paradas inestables de Arthur, el cual corría atrás de la bola sin perderla de vista, con su madre atrás de él, mientas yo lo esperaba.__ ¡Lo tengo! - gritó Lucía subiéndolo a sus hombros sacando otra risa fuerte del niño de poco más de tres años. - ¡Yo lo tengo! ¡Yo lo agarré! ¡Es mío!Este reía más fuerte cuando mi hermana simulaba un caballo que relinchaba. __ Lo vas a golpear. - advertí, pero hizo caso omiso a mi pedido llevándoselo consigo de esa misma forma.
Aiden.Una madrugada estando despiertos por insomnio de Isabella nos permitió estar alertas para que a las tres de la mañana dijera que su fuente se había roto. No esperamos más y al fin, luego de casi seis horas de estar viéndola padecer por dolores de contracciones, el llanto escandaloso de mi pequeña bebé llegó. Mi amada Sarah nos vio a todos reunidos en una habitación que se llenó de sus tios, abuelos y amigos, para conocer a la niñita de siete libras con una onzas de más que nos hizo movilizarnos a esas horas. Amaba verla, con su mirada azul aguamarina atravesando con esas orbes afiladas mi alma y toda nuestra vida. Tan pequeña que parecía una diminuta manta solamente lo que tenía en mis brazos a la hora de cargarla. Arthur fue el más feliz de ver a su hermana, queriendo sostenerla en brazos también, haciéndolo solamente cuando lo cuidabamos en una cama mientras uno de los dos estaba pendiente de que no la dejara caer.__ Listo. - dije depositando a mi mujer sobre la cama lueg