AidenPocas veces me quedaba en casa de mi madre, por no decir que nunca. Me gustó siempre mantener mi privacidad, pero quería hablar con todos y por las caras que tenían se podía saber que no esperaban tal cosa. Pero estaba decidido. Aunque era cambiar planes ya trazados, tampoco era como que podía hacer un estructurado plan. Lexi volvió a enviar mensajes con sus exigencias, dañándome el genio al decirme que por la mañana me enviaría el color de su vestido para que llevara una corbata igual a la gala que daría mi padre y el suyo. __ ¿Casarte? - preguntó Christina atónita. - Creí haberte escuchado decir que eso no estaba en tus planes. Al menos no inmediatos. __ De seguro la mujer esa se la arregló para convencerte. - dijo Lucía on desagrado. - Lo siento porque será tu esposa, pero nunca me caerá bien. Es una piedra en el culo y no voy a ser parte de tu condena. __ Lucía. - regañó nuestra madre.__ Solo digo lo que pienso. Por si no se acuerdan, me acusó frente a todos de perder al
Aiden__ ¿Que fue eso? - reclamó llegando a un salón más privado. Isabella no o tenía idea de como afrontar lo que estaba pasando. Todo era increíble y cuanto más lo pensaba, menos sentido le encontré. __ ¿De qué se trata tu burla? - cuestionó Lexi en la misma actitud. - Me dejaste en ridículo allá afuera. Todos están hablando que le diste mi anillo a una desconocida. ¡A tu amante!__ ¡Yo no soy su amante! Ni siquiera sabía de todo esto.__ Entonces ¿Porqué aceptaste? - se va contra ella. __ Lexi, vete de aquí. Esto nos corresponde a Isabella y a mí. - dije harto de su pelea. __ Me compete también. A quien humillaste fue a mí por si no lo recuerdas. - me da un golpe en el pecho. Sostengo su mano para impedir que me dé en la cara. - No tenías ningún derecho a hacer esto. __ Tengo todo el derecho de decidir con quién me voy a casar. No voy a caer en tus chantajes porque juguete de nadie soy y menos de una caprichosa como tú. - dejé en claro para sacarla del brazo. __ Yo tampoco soy
Isabella.__ No hagas nada. - pedí caminando atrás de Aiden, pero este parecía decidido a hacer algo que aunque no sabía, comprendí que no era algo bueno. Todo su lenguaje corporal lo gritaba. Sus pasos eran fuertes y largos. Sus hombros estaban tensos y su mandíbula la apretó con toda la intención.__ Déjalo. Él sabe cómo hacer las cosas. - dijo Camila deteniendome. - Si no has conocido al abogado frío y sin escrúpulos, lo harás ahora. __ Pero no quiero que nadie salga perjudicado. Lexi tuvo razón en venir a reclamar todo. - menos mal que Prince regresaba hasta el día siguiente, si no también vería a un Aiden furioso elevando la voz para que todos se reunieran. __ Si no empiezas a comportarte como la prometida de Aiden D'angelo no te respetarán. - mencionó. - Aquí eres tú o ellos y dudo mucho que te dejes pisotear tanto. No dejaría que pasaran sobre mí, eso no lo discutiría. Nadie podría pensar en dejarse humillar, pero de eso a cruzar límites había diferencias marcadas. __ Si es
Isabella.No me había vuelto a decir algo relacionado a la boda desde esa noche. Parecía que quería evitar mencionarlo cuando teníamos una conversación más personal. No se acercó tanto como otra veces y tampoco permitió que yo lo hiciera en la oficina. Se portó distante por dos días enteros. Evadiendo mi mirada y yéndose antes de la hora del trabajo. Al tercer día asistió al juzgado con la primera audiencia del hombre que acusaban de malversación de fondos. Se veía tenso cuando regresó en la tarde, le pidió a Camila todos los datos relacionados a la compañía afectada para encerrarse por horas. Cuando George, su amigo llegó soltó lo que leía. Riendo de lo que el otro le dijo por un instante antes de verme. Aparté la vista, a sabiendas de como estaban las cosas entre los dos. __ Lo curiosa te lo paso, lo chismosa ya es pecado. - susurró Prince en mi oreja. Me levanté de golpe de donde estaba sentada. Pues no quería interrumpir la reunión de amigos. - ¿Solo porque es tu prometido, qui
Isabella. __ ¿No vas a saludar a tu madre, hijo? - dijo en dirección de Prince. Este me miró por un segundo y con un leve toque me recordó que volviera a la realidad. ¿Que debía hacer? Ya no podía quedarme callada, era mi oportunidad de decirle todo y ver que tanto odiaría mi próximamente vida. De seguro me echaría en cara muchas cosas, solo en eso podía pensar. Era de esas mujeres que quieren mantener el control de todo, y saber que su hija se divorció porque "no supe mantener a mi lado a mi esposo" iba a ser mi condena para que me odiara más de lo que seguramente ya lo hacía. __ ¿Que haces aquí, mamá? - pregunté un tanto nerviosa cuando ellos dos se separaron. - No nos avisaste que vendrías.__ ¿Porqué tendría que avisar si decido venir a ver a mis hijos? - soltó con determinación. - Gracias por dejarme esperar en tu casa, muchacho. Billy asintió solamente despidiéndose de mí. De seguro lo incomodó con preguntas, como cada vez que llegaba a un lugar nuevo, ese bombardeo no falt
Aiden.Sus labios seguían sobre mi boca. Mis manos retiraron su blusa dejando al descubierto su piel en lo que estaba arriba de su cuerpo, recorriendo su barbilla al tiempo que Isabella quitó mi camisa dejándome con el mero pantalón. __ No sabes cuándo esperé por esto. - admití prendido de su boca. Tenía un dolor peculiar en mi entrepierna que no mermaba. Todo de mí exigía que no me detuviera, lo quería. Sus piernas me aprisionaron al cerrarse en mi espalda y eso bastó para saber que también lo quería. La falda nos daba un buen acceso, pero quería ver más, quitándola de su cuerpo para verla completamente desnuda esperando por mí. Las bragas le cubrían el coño que vi sobre la tela destilando humedad. Me sentí hambriento de solo verla y más cuando al darle una palmada, levantó el culo dejando ver cuán necesitada de mi estaba como yo de ella. __ No pienso ser sutil, Isabella. - susurré cerca de su boca. - Así que si no puedes con eso, dime que me detenga. __ No quiero que te conteng
Aiden. No era muy común que hiciera de comediante, pero Isabella tenía algo que no muchos. Le veía lo bueno a todo. Su risa nunca faltaba, inclusive cuando el auto se averió y tuvimos que esperar por dos horas a la grúa.Caminamos entre el gentío, ella con su churro en las manos mientras le sostenía la soda que acompañaba. Sonreía por todo, hasta creí que me daría un calambre de tanto hacerlo. Sin embargo, era interesante. La volteé a ver y ahí estaba, perdida en sus pensamientos y con una sonrisa gigante en el rostro.__ Parece que te comiste un payaso. - me golpeó el hombro. __ Estoy...feliz. no cuesta nada entenderlo. - exclamó. - Y aunque parezca increíble, la razón soy yo. __ ¿Ah sí? - me detuve.__ Piensa en esto. Estoy en un sitio alejado de todos. Con mi hijo, el padre de este, que sigue cayendo mal pero con una comida deliciosa en mis manos y sin preocuparme por qué alguien me apresure. Soy feliz. - repitió. - Ni yo me lo creo.__ ¿Porqué? - la pregunta no requería su res
__ Vas a renunciar hoy mismo. - dijo mi madre cuando entramos a la casa. Todo el camino discutiendo por lo mismo y aún no se cansa. __ Por favor, mamá. No pretendas que te falte el respeto para tener motivos de golpearme de nuevo, no lo voy a permitir mi aunque los tengas. No estoy para tus cosas. - contesté. - Tengo un trabajo y estoy bien así.__ No me evadas, Isabella. Si quiero hablar es porque quiero arreglar esto. - insistió. - Tu vida es un desastre absoluto. No tienes un control sobre ella como deberías y para cómo vas, de seguro estarás arruinandola por completo en poco tiempo. __ Tus buenos deseos son bienvenidos. - solté con ironía. __ No me mires así. Sabes que tengo razón. Si no pones orden en tu vida, dentro de unos días estarás teniendo una anulación de matrimonio, pero si hablas con Dustin...__ ¿Seguirás en lo mismo? No voy a escuchar sandeces, mamá. Ten un buen día.Repitió mi nombre hasta que se cansó, pero no la escuché más. Era injusto que la dejara controlar m