Aiden. No era muy común que hiciera de comediante, pero Isabella tenía algo que no muchos. Le veía lo bueno a todo. Su risa nunca faltaba, inclusive cuando el auto se averió y tuvimos que esperar por dos horas a la grúa.Caminamos entre el gentío, ella con su churro en las manos mientras le sostenía la soda que acompañaba. Sonreía por todo, hasta creí que me daría un calambre de tanto hacerlo. Sin embargo, era interesante. La volteé a ver y ahí estaba, perdida en sus pensamientos y con una sonrisa gigante en el rostro.__ Parece que te comiste un payaso. - me golpeó el hombro. __ Estoy...feliz. no cuesta nada entenderlo. - exclamó. - Y aunque parezca increíble, la razón soy yo. __ ¿Ah sí? - me detuve.__ Piensa en esto. Estoy en un sitio alejado de todos. Con mi hijo, el padre de este, que sigue cayendo mal pero con una comida deliciosa en mis manos y sin preocuparme por qué alguien me apresure. Soy feliz. - repitió. - Ni yo me lo creo.__ ¿Porqué? - la pregunta no requería su res
__ Vas a renunciar hoy mismo. - dijo mi madre cuando entramos a la casa. Todo el camino discutiendo por lo mismo y aún no se cansa. __ Por favor, mamá. No pretendas que te falte el respeto para tener motivos de golpearme de nuevo, no lo voy a permitir mi aunque los tengas. No estoy para tus cosas. - contesté. - Tengo un trabajo y estoy bien así.__ No me evadas, Isabella. Si quiero hablar es porque quiero arreglar esto. - insistió. - Tu vida es un desastre absoluto. No tienes un control sobre ella como deberías y para cómo vas, de seguro estarás arruinandola por completo en poco tiempo. __ Tus buenos deseos son bienvenidos. - solté con ironía. __ No me mires así. Sabes que tengo razón. Si no pones orden en tu vida, dentro de unos días estarás teniendo una anulación de matrimonio, pero si hablas con Dustin...__ ¿Seguirás en lo mismo? No voy a escuchar sandeces, mamá. Ten un buen día.Repitió mi nombre hasta que se cansó, pero no la escuché más. Era injusto que la dejara controlar m
Aiden.__ Lo está engañando, señor. Con el recién llegado se ven a escondidas y se toman de las manos. - comunicó Maribel. - Hasta se van juntos del trabajo y hace unas horas la llevó en brazos. No podía creer lo vi y escuché. Isabella estaba en brazos de alguien en una fotografía, mientras en otras con una cercanía que se notaba muy bien. __ ¿Como llegaron a esta conclusión? - increpó Isabela tomando las fotos. __ No te hagas. Ni siquiera lo escondes. Se besan cada vez que se ven en la empresa y aún tienes el descaro de decir que te ofendes con que digamos que sostienes relaciones amorosas con alguien más que el jefe. - completó Leticia. - Tú puedes corroborarlo. Señalando al hermano de Isabella acusaron con viva voz.__ ¿Nos fotografiaron? - cuestionó este con diversión. - Al menos tomaron mi buen ángulo.__ Se lo dije, señor. Ella...__ No puedo creer esto de verdad. - dije al observar las fotografías. Todas son en la entrada del edificio, a la salida. Celebraron entre ellas mi
IsabellaEstaba temblando, con un sudor extraño en mis manos y la piel en mi cara muy fría. Lucía me colocó el velo, no sabía que tan común era que en un segundo matrimonio llevara uno, pero lo iba a usar. Christina me entregó los zapatos que calcé sintiendo que caería en el segundo siguiente. Era irreal lo que estaba pasando. __ Estás hermosa. - aludió Lucía. - Aiden se irá para atrás cuando te vea.__ Quedará enamorado.__ Saben porqué hacemos esto. - corregí. - No es por amor, es por nuestro hijo que necesita...__ Sus bocas pueden decir lo que quieran, pero sus miradas no mienten y todos lo hemos notado. - dijo Lucía. - Ahora sonríe y no guardes tu ilusión por vivir este momento. Disfrútalo, Isa. Eres la novia más hermosa que hemos visto.Dediqué una sonrisa gigante sintiendo una emoción arrasadora surgir dentro de mi pecho. ¿Estaba feliz? claro que lo estaba. Era una mujer que al verse al espejo tuvo impulso de gritar cuan emocionada se sentía. __ Es la joya de la familia. - d
Aiden.Estaba sufriendo y pensando en todo el placer que las paredes apretadas de Isabella me estaban brindando a la vez. Sus ojos apenas se habían abierto, pero al hacerle ver que una inexistente noche de bodas me tenía molesto. Quería volver a sentir como me ahogaba entre gemidos y no se resistió a sus instintos tampoco. Dejando que sus piernas me aprisionaran, en tanto mi pelvis atropellaba su coño con intensidad. Estaba al borde y ella ya se había corrido. Con los latigazos de éxtasis no podía concentrarme en nada, ni siquiera en la puerta que avisaban sobre el desayuno. Solo arremetiendo con mi miembro que salía bañado de sus jugos para darme mayor facilidad para volver a entrar. __ Joder, Isabella. - jadeé contra su cuello. Chupando la piel en tanto se corrió de nuevo, dando apretones alrededor de mi polla que se sacudió para llenarla de todo el derrame que me puso a sudar. Nada me saciaba, no había nada en lo que pudiera pensar que no fuera estar con al menos una parte de mi
AidenDurmió en todo el camino, quise que fueran más días pero con el caso del desfalco que tenía entre las manos no podía ausentarme más. Aún así me aseguré que no se olvide de la luna de miel que tuvo. Era más que solo un acuerdo, no sería muy difícil de digerir porque por una semana entera no quise abandonar la mujer que tuve que cargar hasta dentro de la casa. Contraté un equipo para que su vida sea más fácil, seguridad y todo lo relacionado para que nada le falte. Si quiere seguir trabajando será mejor para mí y si no, que busque un hobby porque la vida se la puedo resolver en un pestañeo.La cama estaba echa y solo la deposité con cuidado de no despertarla. Me saqué la chaqueta y la cubrí con ella, antes de bajar para pedir que llevaran las maletas al dormitorio y que las arreglen en completo silencio, ya que la señora debía descansar. Revisé mi correo y tenía casi cien, mucho trabajo que al menos debía organizar, mi asistente a horas de la noche estaba fuera de horario labora
Aiden.Gaspar D'angelo, desde que me vio a mis cinco años me enseñó a jugar con una pelota que él mismo llevó a ese lugar donde estuve por meses antes de conocerlo. Me hacía reír y compararlo con mi padre biológico era cosa de todos los días, pidiendo que ese hombre sí lo fuera. Fui un niño que no conoció más familia que mi madre, una mujer sumisa que cuidaba de cada detalle para que su esposo no la dejara. Permitía que la golpearan con tal de no ser abandonada, haya el punto de quedar en cama con fiebre a causa de todos los huesos rotos en sus costillas. Una tarde él llegó borracho, lo que dio paso a otra pelea de la cual me escondí en el ático de mi casa. Pronto el humo comenzó a llegar, se llenó con rapidez y el intenso calor me avisó sobre el fuego que habían desatado. No recuerdo más que haber bajado para encontrar el cuerpo de mi madre en el suelo con la sangre emanando de su cabeza mientras le rogaba que despertara. Nunca lo hizo. Enmedio de aquel fuego llegaron personas que
Aiden.No podía dormir y por ello me levanté en completo silencio para ir a mi lugar privado. La pieza estaba en el centro de la habitación, con una manta blanca que retiré dejando a la vista la majestuosidad de tal hermosa creación. Me senté frente a este y pasé los dedos por la teclas de marfil que pusieron a cosquillear mis manos. La quinta sinfonía de Beethoven vino a mi mente y cobró vida en cuestión de segundos. Me deleitaba con ese sonido que no solo calmaba mi ansiedad, sino me llevaba a esa última noche con mi madre en la cual tocamos de nuevo como solíamos hacerlo. Cada nota me hizo regresar a verla. Tan sonriente cuando estaba sola, con esa mirada de querer dar el mundo a cambio de más tiempo juntos. Con esas características carcajadas, feliz de poder estar conmigo sin gritos, solo los dos. Los juegos en el jardín con las mangueras de agua, ella corriendo mientras la seguía. Todo regresa como un escalón del que no puedo seguir porque me atrapa de tal modo que no pude ha