Aiden
No recordaba cómo había llegado a ese lugar, pero si sé lo que hacía. El placer era tanto que mis dedos se entumecieron sobre su cintura al tenerla en mi regazo donde es quien controlaba el ritmo.Vi sus labios abrirse mientras sostenía sus caderas que se unían a mi pelvis una y otra vez. Respiré en su cuello, ella se estremeció en tanto la volteé para reclamar la boca que me prendió más.Su espalda se arqueó al correrse sobre mí, enmedio de gemidos suaves que destrozaron mi autocontrol al sentir esa mata de cabello en mi cara.No logré ver su rostro, tan solo sentí su fragancia dulce tocar mi nariz como el más dulce jazmín haciéndome explotar en miles de particulas.No dejé de besarla, ella permitió que lo hiciera. Estaba perdido en ese olor que se impregnó en todos lados de la habitación hasta que se quedó en mi pecho recuperando el aliento.Mis ojos se cerraron con el mareo que me tomó hasta que de un sobresalto me levanté.La cabeza me iba a estallar. Mi vista se distorsionó hasta que me sostuve de la esquina de la cama para estabilizarme.¿Que había pasado?Caminé hasta el baño con el martilleo en mi sien por lo que había ingerido. Después de tener un altercado por la misma situación con Lexi, fui a un bar, no quise ir a casa de mis padres ni a mi apartamento por lo que vine con...¿porqué había ido a casa de Dolly?Lancé agua a mi cara para refrescarla por el intenso calor que sentía. Imágenes de una mujer vinieron a mi mente, pero no recordaba su rostro. Tan solo se trataba de una mata de cabello enredado en mis manos y su boca sobre la mía con desespero. No pude haber estado con alguien si no había salido la casa.Mi móvil comenzó a timbrar. Lo busqué en mi bolsillo para evitar que siguiera torturando mi cabeza. Cuando lo saqué algo venía enredado con el aparato, un cintillo azul que recuerdo haber tirado de su cabello.Entonces no sé trató de un sueño. Había sido real.Me despedí de una burlona Dolly. Mi prima podía ser una molestia cuando se lo proponía, por lo cual no iba a quedarme a verla sacar sus propias conclusiones. Así que opté por ir a casa para tomar un baño e ir al bufete.Tenía trabajo y por lo que recordaba había alguien nuevo, que quizá no sería como mi asistente real. Esperaba al menos no estorbara.Vivir entre magnates, hombres de negocios y empresarios reconocidos era similar a estar entre tiburones. Era estar a la defensiva todo el tiempo. Eso me hizo ser exigente y buscar la efectividad en todos.Así lo veía. Así se me había dicho que sería toda la vida y es como aprendí a vivir.Revisé algunos casos que llevaría a juicio. No tomaba ninguno si sabía que era culpable. La ética se crea a base de éxitos y no iba a defender a quien no lo merecía.Miré entrar a la nueva a mi oficina. Al menos su imagen era cuidada.__ Buenos días, señor. - saludó. Por alguna razón esa voz se me hizo conocida. Mi cabeza retumbó y solo pude masajear mi frente sin dejar de sentir que esa cercanía ya la habia tenido.__ ¿Issela? - pregunté. No recordé como dijo Camila que se llamaba.__ Isabella, señor. A sus órdenes. - aludió con postura recta. Medio asentí viendo un rostro angelical verme con gesto neutro.__ Consigue dos aspirinas. - dije y afirmó con su cabeza. Me llamaba la atención su imagen. Su cabello, era igual a...Estaba alucinando y no soy de hacerlo. Sacudí mi cabeza y volví la mirada al documento frente a mí. Eso era lo que tenía que hacer, no pensar en algo que no podía deducir completamente. Pasado el dolor de cabeza me concentré en elloLo dejé a un lado y continúe con el siguiente. Mis días se basaban en eso. Trabajo todo el tiempo. La diversión quedó de lado y jure nunca más verme envuelto en tonterías que prefería no ver.El reemplazo de Camila era eficaz. No daba problemas, no hablaba y en las semanas que llevaba en el puesto no había cometido un solo error. Apenas me daba cuenta que existía.El silencio era su sello. Justo como me gustaba. Pero algo llamaba mi atención, y era que no le gustaba agruparse por mucho que la buscaran. Al igual que conmigo. Entraba, colocaba los papeles en su lugar o el café cerca de mi mano y luego se retiraba. Era un enigma.__ Venga aquí. - ordené por el intercomunicador. En pocos segundos estuvo frente a mí. Extendí el fólder oscuro buscando el segundo. - Averigüe el avance de este en los juzgados. Priorice una fecha para este otro y llame al cliente del primero para que se reuna conmigo.__ Como diga, señor. - asintió organizando los fólder en sus manos, apresurada por salir. No era miedo lo que olía. Había algo más y generó dudas en mí.__ Un momento. - pedí mirando mi taza vacía. - Tráigame otro café. Esta vez sin azúcar y vaya por mí traje a la tintorería a las diez.Hizo mala cara. No por inconformidad, si no como si odiara el olor de todo. Se veía realmente mal.__ ¿Se encuentra bien? - pregunté.Volvió a asentir y se retiró cuando lo indiqué. Eficiente, eso me gustó porque al poco tiempo ya tenía todo lo pedido listo. No descuidó un solo aspecto dificultando así que pusiera peros o reprimendas por fallos.Con los días me aprendí su nombre dejando de confundirla con Camila. No tenía parecido algunos, solo que no tenía cabeza para nada más que trabajar.__ Como sabe en un mes regresa Camila. - le dije captando su preocupación por ser despedida. - Defiende su sueldo a la perfección, así que podría considerar el optar por un nuevo cargo que se abrirá en unos días.__ ¿Un nuevo cargo? No estaba enterada. - su rostro se contrajo. - ¿De que se trata?__ Se trata de una secretaria. Camila no podrá con todo estando con su hijo y por políticas de la empresa no se puede despedir. Además que es la hija de uno de los socios del bufete. - explico mientras almuerzo. - Si decide hacerlo, debería decirlo. Así lo tomaría automáticamente y no se buscaría más.__ Tenía otros planes. - masticó sin esperar a que continúe.__ Como quiera. Era solo una sugerencia. - limpié mi boca con el pañuelo. - De todos modos...__ Como dije, tenía otros planes pero me gustó trabajar en este lugar. No es tan malo como creí. - contesta. - El ambiente no es tan difícil ni su carácter...Se calló de golpe al ver su error.__ Lo lamento. No quise decir eso. - se disculpó. - Tomaré el trabajo así tengo algo antes de...Me parecía curiosa su actitud. Como si fuese un alivio para ella el tener un trabajo fijo.Quise preguntar pero me contuve. No debía ser entrometido aunque la curiosidad me ganara por saber lo que estuvo a punto de decir y tuve que morderme la lengua para no hacerlo. Debía mantener mi postura de jefe, no la de un charlatan chismoso que no tenía más que hacer.Mi trabajo lo era todo para mí. No podía simplemente ignorar mi actitud de un momento a otro cuando me distinguía por ello.Desde mi niñez fui contemplado para ser de los mejores en mi escuela. Pese a ser solo el gesto de caridad de los D'angelo no pretendía hacerme conocido por el apellido. Tanto mi hermana como yo nos veíamos más allá que solo dos personas cargando un apellido forjado con fama. El talento no se podía negar. Mucho menos el éxito obtenido en tan poco tiempo.__ Señor, su madre lo busca. - sin pensarlo dos veces di el pase, incorporándome al mismo tiempo para ir con ella. Cristina, una mujer muy intimidante si se lo proponía, pero sobretodo capaz de sacar ese lado que muchos escondemos del resto.En poco tiempo la mujer de cabello castaño apareció por la puerta, sus brazos me rodearon y su voz acarició mis oídos.__ Hace semanas que no vas a casa. - reclamó enérgicamente. - Hasta diría que lo evitas.__ No es por eso. - bajé a su altura por el beso que siempre dejaba en mi frente. Por mucho que sintiera que no estaba en edad para eso, si me negaba no sería carne viva luego de hacerlo. - He tenido mucho trabajo. A duras penas duermo un par de horas.Estudió mi rostro buscando una mentira, solo que no mentía. Las noches me las pasaba pegado al computador, con las investigaciones de mis clientes y las mías propias para que el fiscal no me tomara por sorpresa. Era simplemente mi escondite perfecto para no pensar en la realidad agobiante de mi vida casi intolerable para el resto.__ ¿Al menos has comido bien? - volvió a preocuparse. - Te ves demacrado. Un poco bajo de peso diría.__ No es así y lo sabes. - lo tomé con humor. - Que me quieras ver pesando doscientos kilos es otra cosa.__ No estoy para bromas. - contrarió - Supongo que es por no verte todo el tiempo. Amor, deberías venir este fin de semana. Edmond regresa, se alegrará de verte.__ Al fin lo hace ¿eh? - siseé. - No creí que lo hiciera luego de maravillarse con la isla de los conejos.__ Ya sabes cómo es. A él le gusta todo y en este caso, quiere volver a pasar una temporada con la familia. - tomo mi mano sobre la mesa. - Te estaremos esperando, será de noche.__ Veré qué puedo hacer. - eso la tranquilizaba. - Pero vine por otro asunto. - repuso. - No quiero presionarte, pero tu padre quiere reafirmar tu compromiso con Lexi.__ No creo que sea posible.__ Vamos, cariño. Después de lo ocurrido te alejaste hasta de ella. - insistió.__ Mamá. - advertí.Suspiró pesadamente. Me molestaba verla afectada por el pasado, pero no podía hacer más que callar lo que en realidad pasaba. Ella lo sabía, sin embargo; nunca tuvimos una conversación sobre lo que pasó por mi mente en ese instante. Prefería callar, un cierre hermético para no dejar salir lo que me agobiaba.No la quería, aún cuando me gustaba. Pero eso no implicaba nada más que un gusto.Su insistencia me tenía hastiado y volvía ese gusto en querer evitarla todo el tiempo.Me había convertido en un ser pusilánime. Lo que odiaba y ahora era mi escudo.__ Sabes que tampoco perdono lo que hizo, pero es mejor que lo aclares del todo con tu padre.__ Lo voy a hacer. - aseguréSonrió. Eso me gustaba. Cubría un poco las cicatrices que mi alma había cerrado de a poco. Eso era lo que quedaría de mí.En cuanto se retiró, me dispuse a seguir con el mismo ritmo de trabajo. No podía perder el tiempo cuando un caso me estaba quebrantando la cabeza.__ El cliente llegó. - me dijo Isabella. No me miró y por algún motivo sentí eso como un insulto. Igual hice uso de mi profesionalidad.En lo que buscaba su expediente, el hombre de casi cincuenta entró un tanto asustado.__ ¿Hay noticias? - preguntó con un tono suave__ Cuando le pedí que me dijera lo primordial me refería a todo. - reiteré abriendo el expediente.Lo que la asistente encontró no era favorable para el caso. Al fiscal no le importaría que fuera inocente o no, su trabajo es que se haga justicia condenando a quien cree culpable y yo veía inocente, aún.Mi reunión se basó en dejar claro la información que esperaba saber desde su versión. Me encargaría de buscar testigos o pruebas que lo respaldaran luego. Solo teniendo todos los datos en las manos aseguraba hacer mi trabajo.Para la noche terminé con los pendientes, por lo que era hora de irme a casa. Abrí el maletín encontrando el cintillo en una de las esquinas, recordaba eso, solo que ahora tenía un aroma muy conocido. Jazmín, muy agradable.__ No sé porqué sigues en mis manos - suspiré cansado mirando las tres perlas que lo decoraban.__ Señor, su chófer... - su voz se apagó. Escaneó lo que tenía en las manos y retrocedió. - ¿Donde encontró eso?La miré con confusión.__ ¿Algún problema? - indagué.__ ¿Dónde la encontró? - insistió - Porque es...Quise que siguiera, pero no lo hizo. Sus mejillas palidecieron.__ ¿Dejará su tartamudez? - bajó la guardia. Sus pies se juntaron y tomó valor__ ¿Era usted? - cuestionó angustiada.__ Así que no aluciné - afirmé. Su rostro se descompuso__ Eso... Es mejor olvidar todo. No pasó nada que no se haya hecho antes. - trató de bromear. Al no funcionarle optó por fingir que aún tenía control sobre sus manos. - Solo olvídelo.Salió disparada de la oficina dejándome solo el perfume que usaba dentro. Como un recuerdo cruel.Ese aroma me había confundido por días enteros y ahora resultaba que si había sido ella. Era dulce. Brisa deliciosa. Era la asistente. ¿Como pretendía que olvidara tal cosa?AidenPor haber escapado el día anterior no había preguntado nada de lo sucedido a mi secretaria. Queria saber, pero no me permitió hacerlo. Ese día sería distinto. Salí del ascensor para ver cómo se esmeraba en mi oficina. El café lo colocó en la mesa, un vaso con agua también y el primer expediente listo para que inicie mi día. En ese orden. Tal como lo había solicitado todo el tiempo. Siguió haciendo sus obligaciones con una única cosa que me sorprendió por completo. Parecía contener la respiración cuando se acercaba al café. Es como si el simple aroma la molestara.En una caja introdujo el periódico del día, evitando que me topara con eso. Los odiaba y solían sacar mi lado molesto.Conté los minutos que restaban para comenzar a trabajar y justo a las 8:30 de la mañana abrí la puerta. No iba a hablar con ella por la mañana, así que adopté mi actitud profesional. Traje a la medida y mirada fría, pasando a su lado con la cabeza al frente. Nunca giré el cuello. Pero lo reconocía,
IsabellaPese a todo lo que por mí cabeza pasaba quería tener una confirmación visual. __ Estoy embarazada. - dije para mí con el ultrasonido en la mano. Sin poder creerlo me dejé caer en el mueble con una alegría inmensa. Nunca creí que podía sentir tanta felicidad luego de una tormenta tan fuerte que me dejó sin fuerzas, en cambio, ese momento ni siquiera podía pensar en nada más que no fuera el pequeño que crecía en mi vientre. No sabía cómo era posible. Dustin me culpó por tres años de ser la que no podía embarazarse y ahora lo estaba. Lo peor ¡estaba embarazada de mi jefe! Un hombre tan temido por ser despiadado con sus contrarios en juicios. Invicto, sin perder un solo caso. Pero me dio algo maravilloso.__ Estás aquí. - susurré extinguiendo mi voz al final. Estaba feliz. Por mucho tiempo no sabía lo que esa palabra representaba, pero ahí estaba con una imagen hermosa entre mis manos - Por fin estás aquí.La alegría inmensa no la podía esconder y los saltos alcancé a detenerl
Isabella__ El feto está bien. - dijo el doctor y pese a no estar a gusto con la forma de referirse a mi hijo, saber que no era nada que lo dañó me compensaba. - Su corazón late con naturalidad. No hay sangrado, ni señales de que esté en peligro. Pero hay que realizar estudios para ver que originó el dolor. Si te puedes quedar un poco más de tiempo podemos hacerlo ahora mismo.__ No - dudé. - Tengo trabajo y debo tener el expediente listo para las diez. __ Haz todos los análisis necesarios. Tú trabajo puede hacerlo alguien másEra justo lo que no quería. Pronto me iban a reemplazar y con mi hijo no podía quedarme sin trabajo.__ Sé lo que pasa por tu mente, y no, conservas el trabajo. Esto también me compete. No sólo a tí. - aseguró con un poco de comprensión. - Conserva la calma y piensa solamente en que todo lo que ocurra contigo le hará daño al bebé. __ Lo lamento. - sostuve mi abdomen sin moverme más de lo permitido en la camilla mientras me revisaban. Dejé que el médico me rev
Aiden.No tenía más opción que mantener lo que ya consideraba mío en un sitio seguro. Tan solo ver la posibilidad de que algo lo dañase me generaba un piquete doloroso en el pecho. Era extraño, puesto que nunca me vi siendo un sentimental, aunque aquello se trataba más que simples sentimientos. Ganaba casos, todo el tiempo. Para ello me preparaba por días enteros. Tal como sucedió con el caso de la chica que por defenderse de un par de niñas caprichosas que disfrutaban el dolor ajeno se convirtieron en su verdugo por meses, hasta que finalmente ella se cansó y por defenderse empujó a una de ellas, con tan mala suerte que la chica entró en coma. Con cámaras de vigilancia y testigos, al fin pude demostrar que no fue algo premeditado. Verla llorando en brazos de su padre por estar en libertad me era suficiente para saber cuál mentía, y ella era inocente. Me agradeció con un abrazo que no pude devolver, solo asentí dejando que se alejara sola. Saliendo del juzgado, tuve que ir al despa
Aiden__ Nadie va a sacar a nadie de aquí. - sentenció Aiden con voz clara. - Isabella está aquí porque así lo decido y ninguno tiene que meterse en ello. __ Es mejor que me vaya...__ Siéntate. - señala donde estaba antes. __ Lo lamento. No puedo quedarme en un sitio del cual no soy dueña ni tengo nada que hacer más que estobar. - determiné. Tenía claro que no era más que una intrusa en la vida de ambos. Lo que pasó esa noche no fue más que una decisión incierta que nos llevó a estar en una situación mucho peor, aún así no me arrepentía de nada. Mi hijo era lo mejor que pude haber recibido después de tener una vida llena de culpas, dolencias y tristezas. Caminé hasta el dormitorio con destino a mi maleta, la cual aún seguía en el mismo lugar. No asímilaba aún que viviría con alguien más y estaba en lo correcto al pensar en salir de ese sitio lo más pronto posible. Causaría problemas y odiaba la sola idea. __ No quiero ser injusta. - oí decir a Christina, en tono decisivo. - Me p
IsabellaSus manos aprisionaron mi cintura, me elevó sin mayor esfuerzo dando un apretón que me robó un gemido desde la garganta. Me dedos se aferraron a su camisa dejando que su lengua se abriera paso en mi cavidad.Bajó hasta mi trasero ahuecando mis muslos para subirme a su caderas en lo que el beso subió de tono. Atrapó el nacimiento de mi cabello llegando a mi barbilla que rastrilló con los dientes, al mismo tiempo que los cordones de la parte frontal en mi vestido fueron soltados. Perdida en ese deseo de volver a sentir el mismo placer me dejé llevar por tan majestuoso éxtasis. Bajó a mi busto hincando sus dientes en uno de ellos hasta que el chillido de mi boca lo detuvo para besar con suavidad calmando el dolor tan delicioso que estaba experimentando. Presionó su pelvis contra mí entrepierna al punto de hacerme notar el bulto que creció en sus pantalones. Dos golpes en la puerta nos hizo deternos de golpe. Sentía mis labios cosquilleando. Apenas podía respirar y mis piernas
Aiden__ Estás bromeando. - dijo Isabella con una gran sonrisa en el rostro. - Prácticamente dijimos que queríamos tener una vida alejada del otro después de ser los padres de este bebé y ¿Ahora me está invitando a cenar? Ladeé la boca. Con despreocupación rodeé su sitio hasta quedar a su espalda. __ Tómalo como una cena para conocernos mejor. - dije sin ahondar en nada.Se dio media vuelta y me miró sin cambiar el gesto atónito que tenía. Hasta a mí se me hizo extraño lo que estaba haciendo pero llegué a una conclusión. No podía simplemente ignorarla cuando estuviera cerca del niño o tratarla como un simple vientre en alquiler que me hizo padre. No me sentía capaz de llevar esto a buen término, pero iba a intentarlo. Además sería la primera vez en años que no tenía una cena con alguien que no fuera socio o cliente. __ Entonces ¿Acepta o no? - pregunté mirando al chico que vi en casa de Dolly la noche de la fiesta. Era su amigo según lo que sé. - ¿O tiene algo más que hacer? Miró
Isabella¿Que estaba haciendo? ¿porqué permitía que mi jefe me acercara más a su cuerpo frente a Dustin? En verdad lo estaba disfrutando, pero me valió nada si después me lo reprochaba a mí misma. Sentí calidez en su toque y calma en una persona que tenía todo menos paz para su entorno. __ ¿Que haces aquí, D'angelo? - preguntó en dirección a mi jefe. - ¿Que haces con mi esposa? __ Lo que se hace por las noches en una casa. - contestó Aiden siendo un completo sarcástico. -¿O no lo hacías tú? Bueno, al ser una mujer soltera me invitó a hacerlo con ella y no pude negarme.__ Isabella. - me vio con perplejidad. __ Sí, la cena que prepara es una exquisitez. - alabó aclarando su embrollo de dicho paso - Quien no ha probado las artes culinarias y manuales de Isabella se pierde de una maravilla del mundo. Me sonrojé con sus palabras y por poco me reí de la mirada atónita de Dustin. Lo estaba provocando con simples frases en doble sentido, por las cuales debí sentirme ofendida, más solo c