Pasado La primavera era considerada la estación del romance, donde el enamoramiento florecía, se encendía la pasión y los licántropos esperaban encontrar a su compañera destinada. Por supuesto, no todos tenían el privilegio de encontrar a su mate, por tal razón, cuando un licántropo encontraba a esa persona especial con quien compartían el lazo de amor y entrega eternos, ellos protegían esa relación como al tesoro más preciado. En una tarde fresca, donde el suelo estaba cubierto por florecillas amarillas, que caían de los árboles frondosos que hermoseaban aquel territorio paradisiaco, una belleza se bañaba en un río de aguas cristalinas.Por otro lado, y cerca de allí, un guerrero cruel y poco expresivo merodeaba esas tierras fértiles, cuando un grito interno lo dejó paralizado por largos minutos: "¡Mate!", retumbó en sus adentros, entonces el aroma de la belleza se tornó exquisito y muy llamativo. Con pasos tímidos y temerosos, él llegó hacia ella, quien lo miró sorprendida ante
Tron se mueve de un lado a otro en la cama, con una inquietud que lo pone alerta y que le impide conciliar el sueño. El sudor le ha humedecido la piel, los latidos del corazón van en aumento, a medida en que sus pensamientos se llenan de imágenes extrañas que no logra descifrar; el pecho le sube y le baja de manera brusca y siente una angustia tan fuerte que su mente le dice que corra.—¿Correr para dónde? —se pregunta frustrado, ya que no le encuentra sentido a su sentir.Y, aunque, en esos últimos meses su cordura ha flaqueado y es consciente de que la mayoría de sus actos y dichos carecen de sentido, no puede igualar lo que experimenta en ese momento con su diario vivir."Mate", musita su lobo con debilidad.Tron siente alivio al escucharlo, debido a que su parte lobuna tenía varios meses sin dar señal de existencia, otra razón que lo ha tenido preocupado y fuera de sus cabales.—Algo le sucede a mi lobita, lo sé —deduce con temor.Tron empieza a llorar.Le fastidia la persona deb
Otsana observa al hombre que la ha ayudado por más de cuatro meses, quien ha prometido protegerla a ella y a su cachorro a cambio de cooperación.Está consciente de que él necesita algo a cambio para continuar amparándola, mas todavía no puede confiar en él del todo. Hay algo en su mirada que la pone alerta, y es la primera vez que se siente tan recelosa con ese hombre.«¿Serán las hormonas?», piensa confundida.—¿Cómo te sientes? —Él rompe el extraño silencio en el que se han quedado.—B-Bien —tartamudea ella cohibida.—Me alegro. —Él mira al cachorro, quien se alimenta de su madre—. Felicidades, tienes a un hijo fuerte. Él es un alfa innato.—Muchas gracias... —masculla cansada, de pronto ella se empieza a dormitar.Clarice agarra al bebé, pero Otsana despabila y lo aferra a ella, como si temiera que él le fuese robado.—Solo lo pondré aquí para que puedas descansar —le explica la joven mujer mientras palmea el colchón.—Yo me retiraré para que concilies el sueño tranquila y recuper
Los latidos de su corazón retumban vehementes contra su pecho, al mismo tiempo en que la respiración se le torna sofocante y los músculos se le tensan.Con un dolor desgarrador, la joven omega corre a una velocidad impresionante. Ella no tiene un destino fijo, solo siente la necesidad de escapar del aquel insoportable sufrimiento, aunque ante la lógica aquello suene imposible.Cada evento del que se entera es una prueba más de que ella nunca le importó al alfa Tron, y de que las palabras de aquel guerrero que la atacó eran ciertas.—Soy una tonta —musita sofocada cuando se detiene en medio de la nada.Allí no hay árboles, animales ni arbustos; solo es capaz de vislumbrar unas cuantas rocas y arena.«¿Dónde estoy?», piensa aterrada.Ella camina en círculos, al mismo tiempo en que busca con la mirada algún sendero que la regrese al bosque; sin embargo, no encuentra nada de lo que espera en ese caluroso desierto.Otsana se tira de rodillas en el suelo arenoso, donde empieza a llorar por
Las carpetas por firmar se encuentran en varias filas sobre su escritorio. Con un lapicero en su mano derecha y la vista fija en un documento específico, Tron analiza una manera de posponer aquella actividad.—No ha avanzado mucho hoy, señor —comenta su asistente con una sonrisa amable, quien ha entrado en su oficina sin que él la notara. Así de absorto se encuentra, que hasta sus reflejos se han dormido.—Me siento agotado por todo el trabajo que se me ha acumulado, sumándole la presión a la que los jefes de la manada me están sometiendo para que escoja a una luna. Malditos cabrones, disfrazan el deseo de Petro con "escoger a una luna", cuando lo que en realidad me quieren decir es que marque a la loca de Vesti —suelta sin pausa, dejando a su empleada sorprendida.Es la primera vez, en todo el tiempo que ella lleva trabajando allí, que él se expresa de esa manera tan abierta y sin gruñir una burla.—Entonces le recomiendo que le encargue esta tarea a alguien de confianza y capacitado
PasadoEl pequeño Tron tenía una gracia especial que hacía sentir orgullosos a sus padres. Aparte de su belleza y gran encanto, él era el niño más fuerte y sabio en toda la manada.Su voz de alfa se sintió mucho antes de su conversión, que también fue precoz comparada con los demás lobos. Él era una bendición para la manada, por lo tanto, debían entrenarlo con excelencia.Por su parte, Tron solo quería cumplir con las expectativas de las personas que lo rodeaban, puesto que, bien sabía él que si no resaltaba ellos dejarían de apreciarlo.El entrenamiento físico era muy forzoso para un niño de su edad, asimismo, los estudios y clases de protocolos lo abrumaban demasiado; sin embargo, él soportaba todo eso callado, debido a que solo quería complacer a su familia.Por supuesto, él tenía esos pequeños instantes donde podía ser él mismo y disfrutar de la naturaleza sin la presión de quienes lo rodeaban.—Hermanito, no te alejes demasiado —le decía su hermana, cada vez que salían a dar un p
Como si le hubiera caído un balde de agua fría, Clarice se queda paralizada en su sitio mientras observa la escena más dolorosa de su vida.Nunca antes había sentido un dolor tan desgarrador, el vacío de la decepción y la amargura de percibirse a sí misma como un ser tan insignificante.«¿Qué esperaba? Tampoco soy tan importante para que él se guarde para mí», piensa dolida.Por su parte, Arel empuja a la extraña y se sube los pantalones, entonces salta en dirección de Clarice con temblores en todo el cuerpo.—¡Perdón! —exclama la chica de cabellera rubia y gestos inocentes, al tiempo en que se cubre los ojos con las manos—. No debí entrar sin tocar, lo siento mucho.—No, no, no, no... —Él niega con las manos y la cabeza, mientras intenta que ella lo mire.—Toma, vine a traerte esto. —Clarice le extiende una canasta—. Disculpa por haber entrado de esta manera e interrumpir lo que hacías. Te dejaré solo para que puedas terminar.—¡No! —exclama él alterado—. No es lo que parece, te juro
Con una sonrisa victoriosa, Claudio escolta a Otsana a su oficina junto a Arel, Riú, su beta Eunicio y algunos jefes de guerreros.—El plan no es complicado, pero sí arriesgado —explica Claudio—. Iremos solo un grupo de guerreros y verificaremos la entrada, luego nos esconderemos en la manada enemiga para poder hablar con los esclavos de Rayo dorado a los que tengamos acceso.—Entiendo —responde Riú, con la misma expresión de siempre: misteriosa, sin emoción y escéptica—. Me imagino que idearemos un plan de ataque junto a ellos.Otsana se tensa.Odia con todas sus fuerzas tener ese lazo, que la convierte en una esclava de sus sentimientos y emociones.«Soy un desastre. A pesar de todo el daño que me ha hecho el alfa Tron, de lo malvado y egoísta que es él, de que me haya quitado a las personas importantes en mi vida, de que mandó a asesinarme a mí y a mi bebé; asimismo, él me traicionó con esa mujer y ahora piensa asesinar a mi gente y quitarles una parte importante de ellos a los que