Capítulo 3

Los nuevos esclavos son expuestos ante todos los presentes, incluyendo a las hermosas mujeres.

Otsana se sintió aliviada de que el alfa hubiera elegido a las dos mujeres que estaban a su lado.

Pero cuando ve al alfa besar los labios de dos de esas mujeres, quienes lo manosean muy gustosas y sonrientes, ella no puede evitar el dolor que le aprieta el pecho.

Puede percibir la dicha en el semblante de ellas, al haber sido escogidas para calentar el lecho del hombre más apuesto de la manada, quien, a su vez, es el líder de todos.

«Y mi compañero destinado», piensa con tristeza y desesperanza.

¿Acaso podría ser más desdichada?

Mientras tanto, otra que sufre por las atenciones que recibe el alfa en público, es Vesti, quien lo mira con rabia y ojos cristalizados.

—Tranquila, ellas son solo un par de esclavas para pasar el rato. Tú eres mejor que esas aparecidas y la única al nivel del alfa —la anima Yuá.

—No me importa que esas zorras sean esclavas, para mí es muy humillante el comportamiento de Tron. Pero cuando sea la luna de esta manada, no le permitiré que tenga amantes, y yo misma me voy a deshacer de esas malditas zorras —espeta con odio.

Los esclavos son enviados de regreso a sus labores y todos los miembros de la manada se regresan a sus casas, a excepción del alfa y las personas cercanas a él, incluyendo a los guerreros, quienes se le unen a la celebración que él ha ordenado en el campamento.

—No debes ir, no debes ir... —masculla Otsana con voz trémula, pero por más que se lo repite a sí misma, su cuerpo no obedece a su pedido.

Ella camina por los límites del campamento, donde se está llevando a cabo una gran fiesta.

Otsana busca con la mirada al dueño de su dolor, con la intención de convencerlo de que se una a ella o que la rechace de una buena vez.

Al mismo tiempo, el alfa Tron es sorprendido por una hermosa mujer, quien lo sigue para seducirlo.

—Alfa, déjeme mimarlo... —insiste una de las nuevas esclavas, mientras se arrodilla delante de él.

Este se ha separado del resto porque creyó haber olfateado ese perfume delicioso que no ha podido olvidar.

—No estoy de humor, mujer. Retírate.

—Le prometo que le gustará —insiste mientras le desabrocha el pantalón.

Él hace una mueca de hastío, puesto que está cansado de esas mujeres materialistas, que doblegan su dignidad para ser quienes conquisten el corazón del alfa y, con ello, lograr tener riqueza y estatus.

Tron se deja hacer, gruñendo cuando la boca de ella empieza a estimularlo; sin embargo, la detiene cuando el olor que buscaba se torna más intenso, asimismo, percibe una mirada fiera sobre él.

—Vete —le ordena a la esclava, que se encuentra de rodillas, mientras la levanta del suelo y la gira. Hace eso para que ella no se percate de la presencia de Otsana.

—Pero, alfa...

—¡Qué te vayas! —grita de forma intimidante, logrando que la esclava huya de su presencia.

Él se sube el pantalón y lo abrocha, entonces camina en dirección a la joven de estatura baja, ojos grandes y expresivos, y cuerpo delgado.

Ella se ve tan frágil...

Otsana se muerde el labio inferior, debido al miedo que ese hombre le causa.

Tenerlo frente a ella le da a entender que fue un error haber ido a buscarlo.

—P-Perdón por estar aquí... ¡Ya me voy! —Ella sale corriendo, pero no llega muy lejos, puesto que él la atrapa y la levanta por la cintura sin ningún esfuerzo.

—¿Qué haces aquí, pequeña? ¿No me digas que ya te crees mi esposa y me viniste a jalar las orejas? —dice con tono burlesco.

—Jamás haría tal cosa, alfa.

—Entonces, ¿por qué estás aquí? ¿No te da miedo andar en medio del bosque de noche y sola? Eres tan frágil que serías presa fácil de cualquier depredador.

—N-No soy tan débil como cree... —susurra con la voz entrecortada.

Tiene tanto miedo que hasta el habla se le dificulta.

—Ah, ¿no? Pero si te mueres del temor. —Él la olfatea y sonríe juguetón—. Puedo oler tu miedo, pequeña loba.

—Déjeme ir, por favor...

—No. —Sonríe malicioso—. ¿Qué harás al respecto?

—Por favor... —ruega. Su pequeño cuerpo tiembla entre los brazos de él, quien se siente excitado al tener tal dominio sobre la chica.

—¿A qué viniste, pequeña loba? ¿A buscarme? —interroga airoso.

—S-Solo tenía curiosidad... Es que nunca he estado en una fiesta... —Ella baja la mirada.

Tron no puede dejar de admirar su rostro delicado e inocente, su fragilidad y esa vocecilla que lo calma.

¿Qué es lo que le sucede con esa esclava?

"Vínculo", le reclama su lobo.

«No tengo ningún lazo con esa mugrosa omega», le responde.

Ella deja salir las lágrimas retenidas, esa que se le acumularon en los ojos cuando lo vio ser estimulado por otra mujer, pero que había disimulado en todo ese rato.

—Si tan mugrosa le parezco, ¿por qué no me rechaza? Yo, como una simple omega no tengo tal poder, pero usted sí. Si tanto le molesta que sea yo su compañera destinada, libéreme y ya no tendrá que lidiar conmigo.

Él la mira con expresión desconcertada, puesto que no se dio cuenta de que había abierto la comunicación telepática con la chica.

"Como nuestra pareja, ella está más receptiva a la conexión", le explica su lobo.

Tron hace una mueca y se queda contemplando a la chica, a quien tiene apresada con su cuerpo.

—No soportarías mi rechazo, pequeña, eres muy débil. ¿Sabes que podrías morir debido al dolor?

—Prefiero eso a vivir atada a un hombre que no me soporta. Además, no creo que a usted le importe si me muero o no, por más compañero mío que sea. Sé que usted es un ser sin sentimientos, que nunca podría amarme porque usted no conoce el significado de esa palabra.

El alfa estalla en carcajadas, lo que altera los nervios de la chica.

—En eso tienes razón. Yo nunca podría amarte; no a ti, pequeña. Sin embargo, yo decidiré cuándo romperé nuestro lazo. Ten por seguro que te voy a rechazar y que marcaré a una loba que se digna de convertirse en mi luna.

Sus palabras son como dagas que se le clavan en el pecho, pero ella se las arregla para disimular lo mucho que le duele lo que él le dice.

—¿Quién será esa mujer? ¿Una de las nuevas concubinas? ¿Es la zorra que le estaba lamiendo su entrepierna? —escupe con rabia.

—¿Celosa, pequeña loba? Estoy seguro que ni siquiera sabes qué era lo que ella me hacía. —Él se relame los labios—. ¿Quieres aprender?

Otsana traga pesado.

¿Acaso el alfa es tan cínico como para decirle que la cambiaría por otra mujer y aun así pedirle aquello?

—No con usted —contraataca molesta.

Él la mira directo a los ojos, con ese salvajismo que le causa intimidación.

—¿Qué estás diciendo? ¿Acaso te atreverías a revolcarte con otro hombre? —La aprieta contra sí con fuerza—. Eres mía, y nadie toca lo que me pertenece.

—¿Soy suya, alfa? Pero si usted no me quiere, ¿por qué es tan egoísta?

—Mientras haya vínculo entre nosotros me perteneces, así que nadie tiene permitido tocarte ni tu acercarte a ningún hombre.

Ella lo encara indignada.

—Entonces usted tampoco debería tocar a otra mujer.

—A mí nadie me dice qué debo o no hacer, mucho menos una esclava insignificante como tú. ¿No sabes cuál es tu lugar, pequeña loba?

Él la pone de vuelta al suelo y la jala por el brazo.

Camina con ella a rastras con pasos fuertes y apresurados, por lo que la chica tiene que correr para ir a la par con él.

Una vez se adentran al bosque Tron se detiene, entonces la acorrala contra un árbol y empieza a besarla en la boca.

—Eres mía, pequeña, solo mía —susurra sobre los labios temblorosos de la chica, quien lucha por llevarle el ritmo, pero le es imposible corresponder un beso tan fiero y demandante.

La lengua de él acaricia la de ella de manera suave, debido a que Otsana empieza a perder el aliento. Pronto ella puede seguirle el ritmo y ambos sucumben en un beso delicado, pero intenso a la vez.

Los labios de ella succionan el inferior de él, quien la levanta por la cintura y hace que ella enrede las piernas alrededor de su cuerpo.

Pronto su boca le ataca el cuello, provocando que Otsana gima bajito y que su cuerpo se emocione por lo que podría suceder entre ellos dos por segunda vez.

No debería quererlo y lo sabe, pero aquella necesidad es más fuerte que su razonamiento.

—Deme una oportunidad de demostrarle que puedo ser una buena compañera, alfa. Por favor, evíteme ese sufrimiento y mi posible muerte —ruega entre lágrimas. Aquello es como un balde de agua fría para él, así que la deja caer al suelo de forma brusca y se aleja de ella.

—¿Tengo que repetir lo mismo, chiquilla? No estás a mi nivel, además eres mi enemiga. La lealtad a mi familia está por encima de ti y de cualquier maldito vínculo. Me debo más a esta que a ti, pequeña loba.

—Pero somos...

—Tú y yo no somos nada. Es más, pronto me uniré a una mujer que sí vale la pena. Tú solo fuiste un desahogo a mi celo.

Otsana siente que el corazón le sangra del dolor, entonces empieza a llorar su desdicha.

—¡Entonces termine con esto de una vez y por todas! ¡Termine de destruirme, alfa malvado! ¡Hágame pagar por un crimen que yo no cometí! Soy inocente de su enemistad con mi antiguo alfa, ni siquiera sé qué sucedió entre ustedes para que su manada haya arrasado con la mía y nos haya convertido en esclavos en sus tierras.

—Eres una más de ellos y debes sufrir. Mientras más dure el vínculo más dolorosa y letal será la ruptura, por lo tanto, estoy seguro de que morirás cuando te rechace. Eres tan débil que no lo soportarás.

Él la jala del brazo y camina con ella a rastras en medio de la oscuridad, hasta que llegan al área de los omegas esclavos y la deja allí.

Sin añadir palabras, él le da la espalda y se marcha, dejándola con el vacío del abandono en el pecho y el dolor de su trato brusco lacerándole el corazón.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo