Los nuevos esclavos son expuestos ante todos los presentes, incluyendo a las hermosas mujeres.
Otsana se sintió aliviada de que el alfa hubiera elegido a las dos mujeres que estaban a su lado.
Pero cuando ve al alfa besar los labios de dos de esas mujeres, quienes lo manosean muy gustosas y sonrientes, ella no puede evitar el dolor que le aprieta el pecho.
Puede percibir la dicha en el semblante de ellas, al haber sido escogidas para calentar el lecho del hombre más apuesto de la manada, quien, a su vez, es el líder de todos.
«Y mi compañero destinado», piensa con tristeza y desesperanza.
¿Acaso podría ser más desdichada?
Mientras tanto, otra que sufre por las atenciones que recibe el alfa en público, es Vesti, quien lo mira con rabia y ojos cristalizados.
—Tranquila, ellas son solo un par de esclavas para pasar el rato. Tú eres mejor que esas aparecidas y la única al nivel del alfa —la anima Yuá.
—No me importa que esas zorras sean esclavas, para mí es muy humillante el comportamiento de Tron. Pero cuando sea la luna de esta manada, no le permitiré que tenga amantes, y yo misma me voy a deshacer de esas malditas zorras —espeta con odio.
Los esclavos son enviados de regreso a sus labores y todos los miembros de la manada se regresan a sus casas, a excepción del alfa y las personas cercanas a él, incluyendo a los guerreros, quienes se le unen a la celebración que él ha ordenado en el campamento.
—No debes ir, no debes ir... —masculla Otsana con voz trémula, pero por más que se lo repite a sí misma, su cuerpo no obedece a su pedido.
Ella camina por los límites del campamento, donde se está llevando a cabo una gran fiesta.
Otsana busca con la mirada al dueño de su dolor, con la intención de convencerlo de que se una a ella o que la rechace de una buena vez.
Al mismo tiempo, el alfa Tron es sorprendido por una hermosa mujer, quien lo sigue para seducirlo.
—Alfa, déjeme mimarlo... —insiste una de las nuevas esclavas, mientras se arrodilla delante de él.
Este se ha separado del resto porque creyó haber olfateado ese perfume delicioso que no ha podido olvidar.
—No estoy de humor, mujer. Retírate.
—Le prometo que le gustará —insiste mientras le desabrocha el pantalón.
Él hace una mueca de hastío, puesto que está cansado de esas mujeres materialistas, que doblegan su dignidad para ser quienes conquisten el corazón del alfa y, con ello, lograr tener riqueza y estatus.
Tron se deja hacer, gruñendo cuando la boca de ella empieza a estimularlo; sin embargo, la detiene cuando el olor que buscaba se torna más intenso, asimismo, percibe una mirada fiera sobre él.
—Vete —le ordena a la esclava, que se encuentra de rodillas, mientras la levanta del suelo y la gira. Hace eso para que ella no se percate de la presencia de Otsana.
—Pero, alfa...
—¡Qué te vayas! —grita de forma intimidante, logrando que la esclava huya de su presencia.
Él se sube el pantalón y lo abrocha, entonces camina en dirección a la joven de estatura baja, ojos grandes y expresivos, y cuerpo delgado.
Ella se ve tan frágil...
Otsana se muerde el labio inferior, debido al miedo que ese hombre le causa.
Tenerlo frente a ella le da a entender que fue un error haber ido a buscarlo.
—P-Perdón por estar aquí... ¡Ya me voy! —Ella sale corriendo, pero no llega muy lejos, puesto que él la atrapa y la levanta por la cintura sin ningún esfuerzo.
—¿Qué haces aquí, pequeña? ¿No me digas que ya te crees mi esposa y me viniste a jalar las orejas? —dice con tono burlesco.
—Jamás haría tal cosa, alfa.
—Entonces, ¿por qué estás aquí? ¿No te da miedo andar en medio del bosque de noche y sola? Eres tan frágil que serías presa fácil de cualquier depredador.
—N-No soy tan débil como cree... —susurra con la voz entrecortada.
Tiene tanto miedo que hasta el habla se le dificulta.
—Ah, ¿no? Pero si te mueres del temor. —Él la olfatea y sonríe juguetón—. Puedo oler tu miedo, pequeña loba.
—Déjeme ir, por favor...
—No. —Sonríe malicioso—. ¿Qué harás al respecto?
—Por favor... —ruega. Su pequeño cuerpo tiembla entre los brazos de él, quien se siente excitado al tener tal dominio sobre la chica.
—¿A qué viniste, pequeña loba? ¿A buscarme? —interroga airoso.
—S-Solo tenía curiosidad... Es que nunca he estado en una fiesta... —Ella baja la mirada.
Tron no puede dejar de admirar su rostro delicado e inocente, su fragilidad y esa vocecilla que lo calma.
¿Qué es lo que le sucede con esa esclava?
"Vínculo", le reclama su lobo.
«No tengo ningún lazo con esa mugrosa omega», le responde.
Ella deja salir las lágrimas retenidas, esa que se le acumularon en los ojos cuando lo vio ser estimulado por otra mujer, pero que había disimulado en todo ese rato.
—Si tan mugrosa le parezco, ¿por qué no me rechaza? Yo, como una simple omega no tengo tal poder, pero usted sí. Si tanto le molesta que sea yo su compañera destinada, libéreme y ya no tendrá que lidiar conmigo.
Él la mira con expresión desconcertada, puesto que no se dio cuenta de que había abierto la comunicación telepática con la chica.
"Como nuestra pareja, ella está más receptiva a la conexión", le explica su lobo.
Tron hace una mueca y se queda contemplando a la chica, a quien tiene apresada con su cuerpo.
—No soportarías mi rechazo, pequeña, eres muy débil. ¿Sabes que podrías morir debido al dolor?
—Prefiero eso a vivir atada a un hombre que no me soporta. Además, no creo que a usted le importe si me muero o no, por más compañero mío que sea. Sé que usted es un ser sin sentimientos, que nunca podría amarme porque usted no conoce el significado de esa palabra.
El alfa estalla en carcajadas, lo que altera los nervios de la chica.
—En eso tienes razón. Yo nunca podría amarte; no a ti, pequeña. Sin embargo, yo decidiré cuándo romperé nuestro lazo. Ten por seguro que te voy a rechazar y que marcaré a una loba que se digna de convertirse en mi luna.
Sus palabras son como dagas que se le clavan en el pecho, pero ella se las arregla para disimular lo mucho que le duele lo que él le dice.
—¿Quién será esa mujer? ¿Una de las nuevas concubinas? ¿Es la zorra que le estaba lamiendo su entrepierna? —escupe con rabia.
—¿Celosa, pequeña loba? Estoy seguro que ni siquiera sabes qué era lo que ella me hacía. —Él se relame los labios—. ¿Quieres aprender?
Otsana traga pesado.
¿Acaso el alfa es tan cínico como para decirle que la cambiaría por otra mujer y aun así pedirle aquello?
—No con usted —contraataca molesta.
Él la mira directo a los ojos, con ese salvajismo que le causa intimidación.
—¿Qué estás diciendo? ¿Acaso te atreverías a revolcarte con otro hombre? —La aprieta contra sí con fuerza—. Eres mía, y nadie toca lo que me pertenece.
—¿Soy suya, alfa? Pero si usted no me quiere, ¿por qué es tan egoísta?
—Mientras haya vínculo entre nosotros me perteneces, así que nadie tiene permitido tocarte ni tu acercarte a ningún hombre.
Ella lo encara indignada.
—Entonces usted tampoco debería tocar a otra mujer.
—A mí nadie me dice qué debo o no hacer, mucho menos una esclava insignificante como tú. ¿No sabes cuál es tu lugar, pequeña loba?
Él la pone de vuelta al suelo y la jala por el brazo.
Camina con ella a rastras con pasos fuertes y apresurados, por lo que la chica tiene que correr para ir a la par con él.
Una vez se adentran al bosque Tron se detiene, entonces la acorrala contra un árbol y empieza a besarla en la boca.
—Eres mía, pequeña, solo mía —susurra sobre los labios temblorosos de la chica, quien lucha por llevarle el ritmo, pero le es imposible corresponder un beso tan fiero y demandante.
La lengua de él acaricia la de ella de manera suave, debido a que Otsana empieza a perder el aliento. Pronto ella puede seguirle el ritmo y ambos sucumben en un beso delicado, pero intenso a la vez.
Los labios de ella succionan el inferior de él, quien la levanta por la cintura y hace que ella enrede las piernas alrededor de su cuerpo.
Pronto su boca le ataca el cuello, provocando que Otsana gima bajito y que su cuerpo se emocione por lo que podría suceder entre ellos dos por segunda vez.
No debería quererlo y lo sabe, pero aquella necesidad es más fuerte que su razonamiento.
—Deme una oportunidad de demostrarle que puedo ser una buena compañera, alfa. Por favor, evíteme ese sufrimiento y mi posible muerte —ruega entre lágrimas. Aquello es como un balde de agua fría para él, así que la deja caer al suelo de forma brusca y se aleja de ella.
—¿Tengo que repetir lo mismo, chiquilla? No estás a mi nivel, además eres mi enemiga. La lealtad a mi familia está por encima de ti y de cualquier maldito vínculo. Me debo más a esta que a ti, pequeña loba.
—Pero somos...
—Tú y yo no somos nada. Es más, pronto me uniré a una mujer que sí vale la pena. Tú solo fuiste un desahogo a mi celo.
Otsana siente que el corazón le sangra del dolor, entonces empieza a llorar su desdicha.
—¡Entonces termine con esto de una vez y por todas! ¡Termine de destruirme, alfa malvado! ¡Hágame pagar por un crimen que yo no cometí! Soy inocente de su enemistad con mi antiguo alfa, ni siquiera sé qué sucedió entre ustedes para que su manada haya arrasado con la mía y nos haya convertido en esclavos en sus tierras.
—Eres una más de ellos y debes sufrir. Mientras más dure el vínculo más dolorosa y letal será la ruptura, por lo tanto, estoy seguro de que morirás cuando te rechace. Eres tan débil que no lo soportarás.
Él la jala del brazo y camina con ella a rastras en medio de la oscuridad, hasta que llegan al área de los omegas esclavos y la deja allí.
Sin añadir palabras, él le da la espalda y se marcha, dejándola con el vacío del abandono en el pecho y el dolor de su trato brusco lacerándole el corazón.
El sudor que emana de los cuerpos musculosos se mezcla con sangre, al mismo tiempo en que los alaridos de aquellos conquistadores se unen al chirrido de las espadas.El alfa Tron, cuan imponente y fiero guerrero, lame los cuerpos de sus enemigos sin un atisbo de piedad ni remordimiento.—Por favor, seré su esclavo de por vida si me deja vivir —suplica un joven entre lágrimas y grandes espasmos.—¿Por qué crees que debo dejar con vida a una rata asquerosa como tú? Le haré un bien a nuestro continente si te borro de la faz de la tierra.El chico traga pesado al escuchar su voz ronca y poderosa, que podría ser comparada al trueno.—Por favor, no quiero morir —llora con gran angustia, pero antes de que pueda volver a suplicar, la espada de Tron se levanta en su contra y la cabeza del joven rueda sobre el terroso suelo, que de inmediato es manchado por la sangre que chorrea del joven.Con cara de asco, Tron limpia su espada y tira el trapo encima del cadáver mutilado, entonces continúa con
Desde la zona rural hasta la urbana, el alfa camina con Otsana sobre sus hombros, quien no se rinde, puesto que sigue pataleando, llorando y golpeándole la espalda a Tron con sus pequeños puños.—¿Sabes que tus ataques se sienten como si me estuvieras dando un masaje, pequeña? —se burla con tono juguetón, lo que provoca que ella se detenga.—Usted es un alfa malo y cruel. ¿Por qué no me permitió despedirme de mi madre? —Ella llora con más fuerza y se tapa la cara con las manos.—Y tú eres una lobita berrinchuda y terca.Las personas observan al alfa con asombro, puesto que es la primera vez que lo ven en esa acción.«¿No es ese el alfa Tron?», se escucha en forma de murmullo.«¿Quién es la chica? ¿Acaso lo ofendió y por eso la va a castigar?», especulan con voz baja.Aunque el alfa puede escuchar sus murmuraciones, ignora que lo hace porque le parece divertido ver la confusión en sus facciones, oler su miedo y ser el centro de atención en ese momento.—Llegamos a tu nuevo hogar, peque
En el cuarto del café y los bocadillos del alfa, que es semejante a una cocina elegante, Otsana mira a la joven mujer, quien le explica todo lo concerniente a sus tareas con tono poco amigable.—¿Entiendes? —pregunta la chica, sacando a Otsana de su ensoñación.—Ah... —balbucea ida—. ¡Claro! Muchas gracias por la explicación —finge haber prestado atención.—Es mi trabajo. —Hace una mueca—. Me pregunto por qué el alfa me quitó mis labores a mí para dártelas a ti —refunfuña.Otsana agranda los ojos y se remueve incómoda.—¿Eras su mucama personal? —inquiere asombrada y un poco avergonzada.—Sí, hasta ahora. Era lo más cerca que podía estar del alfa, ya que no soy lo suficiente bonita para ser una de sus amantes. Pero ahora mi trabajo se reducirá a la limpieza de este piso y todo por tu culpa. Es que no entiendo qué hace una esclava mugrosa como tú en la casa del alfa. Eres nuestro enemigo, así que debes estar en el campo no aquí.Otsana baja el rostro con tristeza. Al parecer, no solo s
El perfume amaderado le inunda las fosas nasales, entonces ella sonríe por inercia ante el delicioso aroma.No solo es el olor de su compañero lo que la hace tan feliz, también es el hecho de sentirse segura con su calor, ese que emana de su cuerpo peludo.«Su pelaje es tan suave...», piensa y vuelve a sonreír. Sus ojos se abren con lentitud y, a medida en que recupera el conocimiento, la sensación de seguridad se va desvaneciendo hasta que se siente sola y desamparada.—Alfa Tron... —balbucea.Ella se incorpora y mira a su alrededor confundida, entonces cae en cuenta de que ya no se encuentra dentro de aquella lujosa habitación ni que su compañero está con ella.De inmediato, las lágrimas le mojan las mejillas, gracias a la decepción que la tortura ante su cruda realidad.Está sola y su compañero destinado no se preocupa por ella.—Solo fue un sueño, el alfa nunca estuvo conmigo en su forma lobuna. Pero si ya sé cómo es él, ¿por qué me duele tanto su indiferencia? —llora desconsolad
Unos segundos de silencio se sienten eternos y la tensión provoca que Otsana empiece a sofocarse.—Otsana... —Tron saborea el nombre y se queda pensativo.Con esa fachada de muro de hielo impenetrable es difícil para ella poder descifrar su expresión. Su mirada gris siempre se muestra fría, calculadora e indiferente, como si aquel alfa careciera de sentimientos o expresiones alegres.Sí, lo ha visto reír y sonreírle de esa manera escalofriante que tanto la intimida, pero en su semblante no se ve la chispa de la felicidad o comodidad cuando lo hace, más bien, la maldad denota en todo su esplendor de una manera atractiva.—Alfa, solo le pediré un favor antes de que me rechace —dice ella con los puños apretados.Lo único que quiere es ver a su madre y pasar aquel dolor en el campo, sintiendo las caricias de la brisa y olfateando el aroma de la naturaleza.—No te voy a rechazar, Otsana. Por lo menos, no ahora. Tú no serás la única en sufrir cuando rompa el lazo; por más fuerte y alfa que
Otsana le da el mensaje de parte del alfa a Zafra, quien la envía junto a otra mucama a la alcoba de la amante que se encuentra en condiciones para complacer a su amo, puesto que la segunda de las dos chicas nuevas está menstruando.—¿Negro o rojo? —inquiere la amante mientras levanta dos vestidos sexis y muy cortos, al aire.—El alfa prefiere que las amantes lleven lencería roja —le informa la otra mucama.—El rojo será, entonces —dice la hermosa mujer de cabellera rojiza.Ella luce muy emocionada, puesto que ya ha pasado más de dos semanas desde que la nombraron amante del alfa y este no había enviado a buscarla. Fue ella la mujer que lo siguió el día de la fiesta, la misma que se le ofreció para hacerle una felación.Otsana la reconoce al instante.Una sensación desagradable le invade el pecho al recordarla arrodillada frente a su mate; sin embargo, ella disimula su disgusto muy bien.—Tú eres la mucama personal del alfa, ¿cierto? —se dirige a Otsana, quien ha permanecido en silenc
La sirvienta le pone un plato, cubiertos y una servilleta de tela en frente a Otsana, quien se queda rígida en su lugar al no saber cómo usarlos.La mujer uniformada disimula una sonrisa de satisfacción porque sabe que ella hará el ridículo. Quizás esa haya sido la verdadera intención del alfa al sentarla junto a él en la mesa, demostrar que los esclavos solo son unos animales salvajes sin una pizca de civilización.—¿Qué deseas comer, pequeña loba? —inquiere él con una amabilidad que le provoca recelo a Otsana.Ella mira el queso por instinto. No suele gustarle, pero esa mañana le parece el manjar más deseable.—Quiero queso —responde con una sonrisa maliciosa, siguiéndole el juego a Tron.—¿Solo queso? —Él frunce el ceño—. Tenemos toda una selección de alimentos y tú solo pides queso —dice mientras apunta a las diferentes comidas que yacen sobre la mesa.—Queso y pan —agrega.—Ummm... —masculla él, para nada convencido—. ¿No quieres huevos?De inmediato, el estómago se le revuelve a
En un enorme y lujoso salón ejecutivo, Tron se reúne con los presidentes de varias empresas de la manada.—Me parecen útiles las nuevas vías de transportación —comenta él mientras observa unos mapas.—Eso se debe a la cooperación de la manada Luz de luna. Nos dieron pase libre para usar sus puertos y transitar por sus territorios asfaltados, cuyas carreteras conducen al otro lado de las montañas —responde uno de los presidentes.—La aportación de ellos es gracias a que los liberé de las aldeas parásitos —contesta el alfa con expresión airosa—. Esos lobos ratas, que solo se encargan de destrozar todo a su paso, robar, asaltar y violar mujeres, le estaban dando muchos problemas. Ah, pero para las demás manadas atacar a lobos débiles es una abominación.—Son unos hipócritas, Alfa —secunda otro.—Es así. Bueno, doy por terminada la reunión. —Mira su reloj de muñeca—. Debo reunirme con los jefes de guardia. Me llegó un informé de que atraparon a un grupo de lobos en medio del mar. Según el