Hacer enojar a papá

Las siguientes horas me concentro en mi trabajo de tal forma que cuando una gélida voz me interrumpe lanzo un pequeño gritito.

—Más tarde regreso —se despide mi jefe con tal seriedad que me pone la piel de gallina.

—S-sí, jefe.

—Y ya váyase a comer, no quiero que más tarde me acuse con Marcello o Recursos Humanos por impedirle comer estando embarazada —sisea con la mandíbula apretada.

Estoy por lanzarle mi mejor mirada cargada de veneno o incluso el panecillo que aún guardo, cuando un mensaje llega a mi móvil, por lo que solo veo como desaparece detrás de las puertas metálicas. Leo el mensaje y sin perder tiempo tomo mi bolso, y le mandó un mensaje a Gianluca avisándole que no podré comer con él debido a que tengo algo urgente por hacer.

Bajo por las escaleras de emergencia para no encontrarme con mi amigo y cuando al fin llego al lobby, le hago la parada a un taxi y le pido que me lleve a la dirección de la tarjetita.

Después de diez minutos llegamos al lugar y me quedo con la boca a
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