Era un nuevo día en la bella Italia: el cielo estaba despejado, el sol brillaba y había algunas cuantas nubes blancas acompañándole, si… hacia buen tiempo para alguna actividad al aire libre o para dar un paseo; aunque cierta rubia platinada no podía apreciar nada de eso, porque ese día le tocaba su sexta cita mensual con el ginecólogo. De cierta forma estaba un poco confundida por el extraño comportamiento de sus padres, ya que empezaron a actuar raro esa noche que llego tarde a la casa y desde entonces, se les notaba con ganas de preguntarle algo, pero parecía que se auto reprimían y buscan cambiar de tema de manera muy obvia, aunque ella prefería ignorarlos ya que no se sentía con ganas de explicarles o aclararles algo de lo que hacía o dejaba de hacer, ya que ellos jamás se interesaron por ella de pequeña. Gracias al trato que ella vivió en su infancia, Karen solo veía a sus padres como personas con las que solo compartía un techo, las que le habían pagado sus estudios y actualme
En esos momentos Scott dejo escapar un suspiro, mientras entraba a su habitación de hotel, ya que sentía que al fin podía respirar con calma y tranquilidad. La razón de eso era simple: nada… absolutamente ninguno de sus entrenamientos o reuniones con otros lideres mafiosos le habían generado tanta presión y estrés que esa comida con “los suegros”, ya que por ratos Diego lo empezó a interrogar, haciéndole preguntas sobre su vida y su familia. Realmente ya había practicado para ese tipo de interrogatorios y se sabía las respuestas de memoria, porque a cada líder mafioso se le otorgaba una o varias identidades falsas con documentación que le respaldara la historia por si pasaba algún interrogatorio con la policía; pero tristemente los nervios lo traicionaron haciendo que olvidara todas esas respuestas y titubeara un poco al contestar, algo que solo capto más la atención del que futuramente seria su suegro, pero afortunadamente Elena le ayudo distrayendo a su esposo de esos temas de conve
El atardecer está dando inicio, lo cual significaba que ese día estaba llegando a su fin. En la casa de la familia Quissi, Karen estaba descansando en su habitación en esos momentos, disfrutando de la tranquilidad y el silencio de la casa, ya que sus padres salieron al supermercado a comprar unos víveres. El día de hoy había sido una mañana muy larga, definitivamente ella no estaba preparada para ese tipo de salidas y ni de esos interrogatorios disfrazados de platicas casuales, por lo cual en su momento reprimió sus deseos de buscar arrestar a su padre por preguntar y a Scott por contestar. En eso fue sacada de sus pensamientos al sentir un ligero movimiento en su vientre y por inercia coloco su mano sobre este mientras sonreía, mientras recordaba que hoy los vio y hasta los escucho, ya que ese medico coloco el sonido de los corazones de ellos; ya solo faltan 3 meses para poder conocerlos y tenerlos entre sus brazos, ante ese pensamiento se sintió feliz, aunque rápidamente esa sonri
Justo en esos instantes, simplemente no podía dar crédito a lo que sus ojos le mostraban en esos momentos, tal vez era un mal chiste o una de esas bromas pesadas que hacia el payaso ese que estaba en su oficina; aunque internamente sabía que eso era real, dejando a la vista que su más grande temor se hizo realidad y alguien ataco a su familia para buscar vengarse de él… todo por culpa de su maldito ego y ambición de buscar acabar con toda la mafia. Diego y Elena tras el almuerzo regresaron a casa, para que Karen pudiera descansar un poco y antes de que el pelinegro se acomodara en su sofá y tomar su periódico para leer las noticias y relajarse, su esposa le informo que debían ir a surtir la despensa, por lo que solo suspiro mientras se colocaba de pie y se encaminaba a su automóvil; Elena le informo que Karen se quedaría en casa, pero pidió que le compraran algo de fruta. Según él, habían tardado lo habitual en el supermercado, por lo que no tenía lógica “eso” y ahora se arrepentía de
De forma paralela a los acontecimientos en la casa Quissi, en la mansion Albani igual las cosas se estaban complicando mucho. Alejandra se encontraba angustiada por el rumbo que estaban tomando las cosas en esos momentos, a la vez que maldecía a todos y a su propia mala suerte, mientras seguía siendo tomada de la mano por Scott, es decir, no tenía forma de escapar porque sería sospechoso que ella buscara zafarse de ese agarre. Maldecía esa situacion, porque es una posibilidad que jamás pensó que ocurriría e igual no debía pasar, miraba de forma desesperada a su alrededor pensando que si lograba salir con vida de esa situacion, ella mataría con sus propias manos a cada uno de esos imbéciles que arruinaron sus planes e igual cobraría venganza de todos, empezando por el estúpido que la tenía agarrada de la mano y se decía llamar su esposo, ya que él solo debía limitarse a darle cheques, ofrecerle su amor incondicional y cumplirle todos y cada uno de sus caprichos… pero no, la cuestiona
La declaración provoco que toda la habitación se quedara en un silencio tan incomodo, ya que esas palabras impactaron a más de uno. Por su lado Scott sé quedo paralizado y asombrado al escuchar esas palabras, pensando que debía ser una broma, ya que el mismo sabía de la fuerza y destreza de Karen; así que no tenía lógica que la hubieran capturado, a no ser que la hubieran acorralado y amenazado a los niños. Por su parte, Alejandra sentía ganas de llorar por la cruel y m*****a ironía de esa situacion, ya que justo es ese momento su estúpido padre si hizo bien su trabajo, pero ya no importaba porque la habían descubierto. - ¿Qué fue lo que dijo? - hablo el rubio con voz monótona, acercándose el móvil para hablar. - ¿Alejandra? - No soy ella, señor Ramiro – dijo Scott, mientras le dedicaba una mirada lleva de odio y apuntaba con su pistola a Alejandra para que no hablara. - Oh Scott… hehe ¿cuánto tiempo? pensé que estabas de viaje, pero veo que ya regresaste... – empezo a decir de
Hacia un día agradable: la brisa fresca del amanecer se colocaba por las ventanas y movían las delgadas cortinas blancas de la habitación, de fondo se podía escuchar el pacífico y tranquilo silencio en el que se encontraba la casa. Ciertamente el lugar estaba demasiado tranquilo, era verdad que ella amaba ese tipo de lugares… pero esto le hacía sospechar, ya que ese silencio era algo extraño, por lo cual busco incorporarse y abrir sus ojos para ver qué estaba pasando, en eso noto que su vista estaba siendo obstruida por algo, así que movió su mano hasta su rostro notando que tenía una venda, pero justo cuando estaba por quitársela, sintió que alguien se sentaba en su regazo y le sujetaba su mano al mismo tiempo que se escuchaba una sutil risa de fondo, la cual parecía ser de un infante. - Aun no puedes quitártela – escucho que le decían y nuevamente escucho esa risa de fondo, por el tono de voz podía deducir que eran dos niños quienes estaban a su lado. Era curioso, ya que normalmen
Por su parte, en la mansion principal de los Albani, la situacion era algo tensa y complicada ya que para tratar de calmar a Scott tuvieron que sedarlo y encerrarlo en una habitación especial porque estaba muy alterado, así que buscaron calmarlo antes de que cometiera alguna locura de la que luego podría arrepentirse. La habitación en la que se encontraba en esos momentos el rubio tenía una puerta de acero reforzado para evitar que saliera de la casa e hiciera alguna clase de locura al dejarse llevar por sus impulsos, ya que tras lograrse escapar del agarre de su padre y tío corrió hasta la entrada de la casa con las obvias intenciones de ir a buscar a Karen, pero fue detenido y llevado a su habitación con la intención de encerrarlo hasta que se calmara, desgraciadamente en ese momento no escuchaba razones y de una sola patada rompió la puerta de su habitación buscando escapar, pero fue atrapado y metido en esa habitación especial con la promesa de que lo dejarían salir cuando se calm