El atardecer está dando inicio, lo cual significaba que ese día estaba llegando a su fin. En la casa de la familia Quissi, Karen estaba descansando en su habitación en esos momentos, disfrutando de la tranquilidad y el silencio de la casa, ya que sus padres salieron al supermercado a comprar unos víveres. El día de hoy había sido una mañana muy larga, definitivamente ella no estaba preparada para ese tipo de salidas y ni de esos interrogatorios disfrazados de platicas casuales, por lo cual en su momento reprimió sus deseos de buscar arrestar a su padre por preguntar y a Scott por contestar. En eso fue sacada de sus pensamientos al sentir un ligero movimiento en su vientre y por inercia coloco su mano sobre este mientras sonreía, mientras recordaba que hoy los vio y hasta los escucho, ya que ese medico coloco el sonido de los corazones de ellos; ya solo faltan 3 meses para poder conocerlos y tenerlos entre sus brazos, ante ese pensamiento se sintió feliz, aunque rápidamente esa sonri
Justo en esos instantes, simplemente no podía dar crédito a lo que sus ojos le mostraban en esos momentos, tal vez era un mal chiste o una de esas bromas pesadas que hacia el payaso ese que estaba en su oficina; aunque internamente sabía que eso era real, dejando a la vista que su más grande temor se hizo realidad y alguien ataco a su familia para buscar vengarse de él… todo por culpa de su maldito ego y ambición de buscar acabar con toda la mafia. Diego y Elena tras el almuerzo regresaron a casa, para que Karen pudiera descansar un poco y antes de que el pelinegro se acomodara en su sofá y tomar su periódico para leer las noticias y relajarse, su esposa le informo que debían ir a surtir la despensa, por lo que solo suspiro mientras se colocaba de pie y se encaminaba a su automóvil; Elena le informo que Karen se quedaría en casa, pero pidió que le compraran algo de fruta. Según él, habían tardado lo habitual en el supermercado, por lo que no tenía lógica “eso” y ahora se arrepentía de
De forma paralela a los acontecimientos en la casa Quissi, en la mansion Albani igual las cosas se estaban complicando mucho. Alejandra se encontraba angustiada por el rumbo que estaban tomando las cosas en esos momentos, a la vez que maldecía a todos y a su propia mala suerte, mientras seguía siendo tomada de la mano por Scott, es decir, no tenía forma de escapar porque sería sospechoso que ella buscara zafarse de ese agarre. Maldecía esa situacion, porque es una posibilidad que jamás pensó que ocurriría e igual no debía pasar, miraba de forma desesperada a su alrededor pensando que si lograba salir con vida de esa situacion, ella mataría con sus propias manos a cada uno de esos imbéciles que arruinaron sus planes e igual cobraría venganza de todos, empezando por el estúpido que la tenía agarrada de la mano y se decía llamar su esposo, ya que él solo debía limitarse a darle cheques, ofrecerle su amor incondicional y cumplirle todos y cada uno de sus caprichos… pero no, la cuestiona
La declaración provoco que toda la habitación se quedara en un silencio tan incomodo, ya que esas palabras impactaron a más de uno. Por su lado Scott sé quedo paralizado y asombrado al escuchar esas palabras, pensando que debía ser una broma, ya que el mismo sabía de la fuerza y destreza de Karen; así que no tenía lógica que la hubieran capturado, a no ser que la hubieran acorralado y amenazado a los niños. Por su parte, Alejandra sentía ganas de llorar por la cruel y m*****a ironía de esa situacion, ya que justo es ese momento su estúpido padre si hizo bien su trabajo, pero ya no importaba porque la habían descubierto. - ¿Qué fue lo que dijo? - hablo el rubio con voz monótona, acercándose el móvil para hablar. - ¿Alejandra? - No soy ella, señor Ramiro – dijo Scott, mientras le dedicaba una mirada lleva de odio y apuntaba con su pistola a Alejandra para que no hablara. - Oh Scott… hehe ¿cuánto tiempo? pensé que estabas de viaje, pero veo que ya regresaste... – empezo a decir de
Hacia un día agradable: la brisa fresca del amanecer se colocaba por las ventanas y movían las delgadas cortinas blancas de la habitación, de fondo se podía escuchar el pacífico y tranquilo silencio en el que se encontraba la casa. Ciertamente el lugar estaba demasiado tranquilo, era verdad que ella amaba ese tipo de lugares… pero esto le hacía sospechar, ya que ese silencio era algo extraño, por lo cual busco incorporarse y abrir sus ojos para ver qué estaba pasando, en eso noto que su vista estaba siendo obstruida por algo, así que movió su mano hasta su rostro notando que tenía una venda, pero justo cuando estaba por quitársela, sintió que alguien se sentaba en su regazo y le sujetaba su mano al mismo tiempo que se escuchaba una sutil risa de fondo, la cual parecía ser de un infante. - Aun no puedes quitártela – escucho que le decían y nuevamente escucho esa risa de fondo, por el tono de voz podía deducir que eran dos niños quienes estaban a su lado. Era curioso, ya que normalmen
Por su parte, en la mansion principal de los Albani, la situacion era algo tensa y complicada ya que para tratar de calmar a Scott tuvieron que sedarlo y encerrarlo en una habitación especial porque estaba muy alterado, así que buscaron calmarlo antes de que cometiera alguna locura de la que luego podría arrepentirse. La habitación en la que se encontraba en esos momentos el rubio tenía una puerta de acero reforzado para evitar que saliera de la casa e hiciera alguna clase de locura al dejarse llevar por sus impulsos, ya que tras lograrse escapar del agarre de su padre y tío corrió hasta la entrada de la casa con las obvias intenciones de ir a buscar a Karen, pero fue detenido y llevado a su habitación con la intención de encerrarlo hasta que se calmara, desgraciadamente en ese momento no escuchaba razones y de una sola patada rompió la puerta de su habitación buscando escapar, pero fue atrapado y metido en esa habitación especial con la promesa de que lo dejarían salir cuando se calm
A la par que esa situacion se vivía en la mansion Albani; las cosas no estaban tan calmadas como deseaba aparentar Ramiro Tards, ya que sabía que cada minuto que pasaba podía ser el último de su amada hija. Justo en esos momentos se sentía tan impotente, ya que el tiempo pasaba y aún seguía sin entender lo que habia ocurrido, a la vez que maldecía a todos esos incompetentes que trabajaban para él. Ramiro estaba en la oficina de su casa, caminando en círculos, mientras pensaba como es que habia terminado en esa situacion… repasando mentalmente todo lo que habia hecho hasta ahora, por lo cual no tenía lógica su actual estado lamentable, porque habia empezado bien: con esa emboscada exitosa de esa vez, su hija desposando al heredero de los Albani, usar el dinero de sus enemigos para fortalecerse y obtener un gran armamento sin invertir nada de su propio capital; pero ahora la alegría de esas victorias se opacaban ante la desgracia que le azotaba en esos momentos ya que: Diego Quissi est
Sentía su cuerpo algo pesado y adolorido, en eso poco a poco empezo a abrir los ojos notando que estaba en su habitación y ya habían arreglado su puerta. - Ah… duele… - se quejó mirando que tenía algunas vendas en su cuerpo, ante eso miro confundido su cuerpo ¿por qué estaba vendado? ¿habia pasado algo?, en eso su mente despertó de golpe y le hizo recordar todo de golpe por lo que ahora se miraba angustiado. Scott seguía preocupado ya que no sabía cuánto tiempo llevaba dormido y si ya habia alguna noticia sobre Karen y sus hijos; por ello se colocó de pie para salir de la cama, pero al poner un pie lejos de la cama se tropezó y cayo de cara al suelo. - Auch… - se quejó el rubio, donde al buscar al culpable de su tropiezo, noto que una de sus piernas tenía un grillete y la otra punta estaba sujetaba en la cabecera de la cama; al ver eso frunció el ceño, mientras buscaba algo a su alrededor para buscar romper esas cadenas que lo tenían atado a su cama, aunque en sus movimientos sintió