Pasado Años atrás...La reunión con su padre lo ponía mal, sentía que no podría dirigirse con normalidad porque estaba lleno de muchos nervios, empezaba a cuestionarse sobre su capacidad para poder manejar la situación, era increíble que frente a su propio padre no tenía la plena seguridad de ser lo suficiente. —Silvain, ¿puedes mirarme a los ojos cuando te hablo? —pidió sentando en aquella silla que en el futuro él mismo podría ocupar, solo si le demostraba a su padre estar preparado y ser capaz de manejar una compañía como esa —. Espero que me muestres una propuesta fantástica, estoy esperando de ti algo que me deje boquiabierto, en caso de que la aplicación que estás desarrollando sea lo suficientemente buena, podrás unirte a la compañía sin más. El joven abrió los ojos de par, su progenitor hablaba de darle un pase de oro si lo sorprendía, jamás dio una oportunidad para volver a intentarlo, por eso comenzó a temblar, quería sentirse seguro de sí mismo, confiar plenamente en lo
PasadoEn el exterior, recordó ese día cuando el joven Fimberg ofrecía su app, estuvo pensando en eso todos esos días. Engañar a su padre se miraba como la salida a dejar de sentirse miserable y quitarle esa mala imagen de la mente, aún así, se lo seguía pensando. No estaba demasiado seguro. Tenía su contacto. Así que lo llamó. Peter se despidió de su hermanita, se disponía a irse a su trabajo de medio tiempo, lo único que había logrado conseguir pero que la ayudaba a sobrevivir, ayudar así un poco a su madre. —¿Me traerás pizza? —pidió con ojitos de cachorrito la pequeña Rachel. —¿No es lo mismo de ayer y de los otros días? —Por favor —juntó sus manitas regordetas. —Bien, solo porque me pones esos ojitos. Regresaré pronto —besó su frente y se fue. Pero lo que no sabía la pequeña Rachel es que esa sería la última vez que vería a su hermano, cerró la puerta para nunca más abrirla; ella rápidamente se había asomado por la ventana, viendo como se retiraba. A Peter le sonó el tel
PasadoInevitablemente se ponía a pensar en lo que estaba a poco de conseguir, gracias a la aplicación innovadora que le presentó a su padre, que no le pertenecía, sin embargo le estaba abriendo las puertas para su ingreso a la compañía. Era llamar a su familia y darle semejante suma de dinero o quedarse callado y seguir adelante. ¿El riesgo? Que la familia de Peter no quisiera vender la app o no le creyera que hizo un trato con el joven. Se trataba de su futuro, de lo que obtendría y de lo que su padre pensaría sobre él. Eran muchas cosas cruzando por su cabeza, que casi no podía pensar con claridad. Por eso se decantó por lo que le traería beneficio, ajeno a las precariedades que pasaba la familia de Peter.—¡Tenemos que celebrar! —habló su madre orgullosa, de seguro Jerome ya le había comentado sobre la aceptación de la app, incluso la fecha de lanzamiento el próximo mes ya era un hecho. Silvain se tomó la cabeza, porque no lo merecía, él no tenía que estar recibiendo nada de
Presente. Silvain, se despertó durante la madrugada después de tener un mal sueño, su corazón latía anormal y su respiración se volvió cada vez más pesada, se quedó sentado sobre la colcha tratando de recuperar la calma, ahora esa intranquilidad era como un torbellino arrasando con todo a su paso. Por primera vez después de tanto tiempo tuvo un sueño relacionado con Peter. Miró a su lado, la chica dormía plácidamente sobre la cama, ni se inmutaba. Acarició su cabeza que dolía ligeramente y apretó los párpados con fuerza, queriendo sacarse de la cabeza la escena... el momento exacto en que se despidieron y lo vio por última vez, necesitaba con carácter de urgencia alejarse de la sonrisa de su padre, levantando el pulgar; olvidarse de los halagos que recibió ese día, también del momento en que la aplicación había sido lanzada oficialmente consiguiendo en tan solo veinticuatro horas, más de tres millones de descargas. Silvain salió de la cama y se fue de la habitación. Sería imposi
Lorena se puso histérica cuando se enteró de que la mujer había sido despedida por idiota, aunque pensándolo bien, ella tampoco recordaba que su marido tuviera cámaras de seguridad, por toda a oficina pero la idiota de Madeline tenía que seremos para la vida e intentar acceder a las mismas para borrar la evidencia no lo hizo. —¿Cómo te has atrevido a pronunciar mi nombre? ¡Silvain no podía enterarse de que yo estaba detrás de todo esto! Madeline pidió clemencia y no dejaba de llorar, no quiso en ningún momento decir quién le pidió que indagara en los asuntos del empresario, pero ante esa mirada intensiva y ese poder que la sometía, no se pudo quedar callada. Fue imposible. Lo reveló todo. —P-porque él no dejaba de verme con furia. Tuve mucho miedo. —¡Sabía que no tenía que pedirle a una tonta como tú que te hicieras cargo! Es que no eres capaz de nada en absoluto. Mierda, eres una maldita buena para nada. La chica sollozó y más cuando tiró de su cabello con fiereza. No tendría
Lorena se presentó en la cita, una que los paparazzis no esperaban. Pero ya sacaban fotos. —Tanto tiempo sin vernos. Eres el primero que insiste que no aparezca más nunca en tu vida, pero también la primera persona en citarme aquí. ¿No parece eso contradictorio un poco? El CEO apretó la mandíbula lleno de furia, porque su cinismo estaba en un nivel muy alto, se le debía caer la cara por ser tan osada. —No te hagas la desetendida, que sabes muy bien la razón por la que te he llamado a este lugar y no me mientas en la cara, no te atrevas a seguir con este absurdo juego. —¿Qué quieres? —Quiero que des un paso atrás, que retrocedas y me dejes tranquilo, que por ningún medio vuelvas a interferir en mis asuntos, ¿lo entiendes? —soltó hastiado y ella se mordió el labio, antes de arreglar su cabello. —¿Es todo? —¿Te parece poco hacer que contrate a una mujer que está vinculada a ti para conseguir quién sabe qué en mi despacho? Podría denunciar fácilmente, ella misma ha dado tu nombre.
—¿No te pasa qué a veces puedes hacer cosas en el pasado de las que ahora te arrepientes? —le preguntó a Leandro de forma repentina, se notaba a simple vista que se encontraba martirizado, y el tipo tuvo más curiosidad por saber qué era eso que estaba pasando. No era solo el trabajo. Leandro se llevó la bebida a sus labios. El líquido quemó un poco su garganta. Empezó a sentirse un poco mareado, ya era suficiente por esa noche. Beber a raudales no era una buena idea en absoluto y menos cuando tenía que ir a trabajar, la mejor opción era ser responsable, así se evitaría dolores de cabeza y un posible accidente de tránsito. Solo era precavido. También notó que él bebió mucho. —¿No te parece que es suficiente por el día de hoy? Ya no bebas más —el tipo de buena manera hizo el amago de quitarle la siguiente copa, pero el CEO se lo impidió. —De acuerdo, yo puedo beber, no me lo impidas —declaró bufando. —No será responsable de ti, así que no sigas. Podría pasar algo malo por ahí, y
Silvain se había despertado con un tremendo dolor de cabeza, se sostuvo la misma entre sus manos, aturdido con lo terrible que se sentía, eso le pasaba por haber ingerido alcohol como si no hubiera mañana, ahora estaba viviendo las consecuencias; sabía que tenía que ir al trabajo, y más cuando ameritaba de su presencia diversas reuniones; ese día tenía el horario apretadísimo y faltar significaba un gran problema para él. —¿Quieres tylenol? Escuché que funciona para...—Sé para que es —le interrumpió no queriendo ser brusco, pero sus palabras fueron duras de todos modos; la chica salió de la habitación, solo lo quería ayudar, no era menester que se dirigiera a ella de ese modo. Era tan grosero. Silvain maldijo, tampoco pretendía ser así con ella. Marie apareció ese día de imprevisto, alegrándose de ver la muchacha, ella solía visitarla a menudo, y Rachel siempre trataba de mantener una sonrisa en su rostro, pero elevar sus comisuras ese día fue imposible. —¿Todo bien? Aunque por t