EMMA. Meto mi jersey burdeos dentro de mi falda negra y la abotono asegurándome de que no queda ninguna arruga ni marca visible. Cómo cada Navidad, las chicas y yo iremos a comer a nuestro restaurante de siempre y ya casi es la hora de que Alexa venga a por mí. Me levanté perezosa y sin ganas de conducir. Me dirijo al baño y abro el cajón para coger mi peine y algo que siempre está en este cajón pero que nunca había llamado mi atención, hoy lo hace de sobremanera al ver el paquete lleno. ¿Cuánto hace que no tengo el periodo? Tiro el peine al lavabo o corro a mi calendario en busca de mi última fecha apuntada. Hace casi dos meses que pasé mi último periodo y ni siquiera me he dado cuenta. ¿ En qué m****a he estado pensando todo este tiempo? Mi pulso empieza a acelerarse, no puede ser lo que estoy pensando. Quizá sea el estrés por todo lo que he pasado, como en muchas otras ocasiones. No tiene porqué ser un bebé. No debe ser un bebé. —¡Emma, Alexa está aqui!—grita Oliver. —¡Dile que
AXEL. Son las siete de la tarde cuando Deborah llega a mi casa. Aria lleva todo el día conmigo ya que mamá y Dominic están de escapadita romántica. Se de sobra que mi hermana no está para nada conté ta con que Debby venga a hacernos compañía pero gracias al trato que hice con ella, donde incluyo a Emma, prometió no hacer nada en contra de la seguridad de mi rubia y para nada deseada novia. —¡Hola, Osito!—me besa efusivamente. —Hola, muñeca.—disimulo. Un sonido parecido al de una arcada nos hace separarnos y veo como mi hermana de ocho años se acerca a Deborah con una muy bien fingida sonrisa de amabilidad. Aria sabe que me casaré con Deborah, al igual que que sabe que todo es mentira y que estoy enamorado de Emma. Es raro que tú hermana pequeña sea la única que te entienda y cubra tus planes. —Holi, pelo pollo.—la saluda con su pequeña mano. Deborah me mira sin saber que hacer y yo la alento a saludarla igual. —Hola, pequeña.—trata de ser amable. —¿Quieres jugar conmig
31 Diciembre 2016. AXEL. Se de sobra que no soy un hombre con especial suerte en la vida, que me meto en problemas de los que luego no se salir y que no pienso las cosas antes de hacerlas. Tenia un poco de fe en que Emma no se enterara de mi boda. En mis planes, primero encontraba las pruebas para desenmascarar a Eleonora y Petter, luego me libraba de Debby y finalmente recuperaba a mi princesita. Pero parace que por décima vez, mis planes no salen como espero, y ahora, el odio de Emma hacia mi debe haber aumentado por siete. La cosa a la que no puedo parar de dar vueltas es, al hecho de que, ella vino a mi apartamento. ¿Quería verme?¿Necesitaba algo? Por más que intento hacer memoria sobre lo ocurrido en Navidad, no logro recordar nada de lo que le dije o hice. Y por la mierda que eso está matándome. Necesito saber qué quería, que buscaba viniendo aquí, para que me necesitaba. Miro la hora en mi reloj de muñeca, son las nueve de la noche anterior a año nuevo y estoy listo para
EMMA. Va a casarse con ella. El estúpido de Axel va a casarse con Deborah y mis ganas de llorar son tan grandes como mis ganas de arrancarles los ojos con cucharitas de cafe. Estoy furiosa, tan furiosa y frustrada que ni siquiera salí a ver los dichosos fuegos artificiales que anuncian un nuevo año. Lo único que quiero es salir de aquí y dejar de verles la cara de hipócritas a todos . Tenia la esperanza de que todo fuera un cuento inventado de Deborah. Cuando fui a su casa pensaba decirle todo, decirle que va a ser papá y que no quería hacer esto sola. Realmente iba a darle la oportunidad de estar conmigo y con su hijo, pero tras esto, me queda más que claro que no me quiere en su vida. Queda claro que está enamorado de ella y que mi hijo y yo no tenemos derecho a nada, porque yo, al contrario que el, quiero que sea feliz. Y de igual manera, quiero que mi bebé sea feliz bajo cualquier precio. Esta mañana fui al ginecólogo a corroborar lo que el test de embarazo dijo. Y efectiva
—¿Mi bebé?—murmuro asustada. Algo no está bien. —El bebé está bien. Estará mejor si te calmas, amiga.—suplica. Yo asiento y regulo mi respiración. —Erick me engañó. Él fingió no saber nada de mi vida. ¡Me acosté con él! ¡Lo metí en mi cama! —Oliver me lo contó. Emmet vio a Erick salir con Deborah el dia de Navidad del hospital. A Axel no le costó mucho que ella le confesara sus intenciones. —¿Intenciones? —Ay, amiga. Ellas iban a usar a Erick para hacerte daño. Todo este tiempo estuvo buscando el momento perfecto para hacerlo. Imágenes de Erick siendo demasiado intenso o de la noche de Navidad insistiendo en que lo acompañara a casa empiezan a acumularse en mi mente. Su enfado al decir que me iría con Axel, sus intentos de quedar bien con todo el mundo. Cabrón oxigenado. Sí que se le da bien fingir, le habrían dado un Oscar antes que el pobre de Leonardo DiCaprio. —¿Dónde está la enferma más guapa de este hospital? Sonrio al ver a Emmet entrar a la habitación pero cuando
AXEL. Lo tenia. Tenia las malditas pruebas que inculpaban a Eleonora y a Petter. Esos jodidos perturbados mataron al padre de Emma de la peor forma posible. Lo envenenaron poco a poco a lo largo de un año y todo por ambición. Un año antes ese pobre hombre había cortado todos y cada uno de los negocios que tenia con mi padre debido a su obsesión por Emma, cosa que, Petter no tomó para nada bien por lo visto. Llevo toda la mañana dandole vueltas a la cabeza, pensando en si debo contarle a Emma todo. Contarle que ellos mataron a su padre, que mi boda con Deborah es un farsa para vengarme de ellos y que todo lo que hice fue por ella. Solo por ella. Dentro de dos semanas tendrá lugar mi boda con Deborah, será entonces cuándo tendremos a los tres juntos y la policía intervendrá cuando los desenmascare delante de toda la alta sociedad de esta cuidad. De igual manera debo conseguir que Emma venga a la boda, solo así lo entenderá todo. —¿Y ahora qué? Miro a Ryder sentado frente a
De alguna manera las palabras de Loren le habían dolido a Matthew, puesto que tiempo atrás había algo que los dos soñaban con hacer, y era en convertirse en marido y mujer, incluso cuando su relación estaba siendo a escondida y podría acabarse en un santiamén, o cuándo podría considerarse casi prohibida. Todo eso había pasado por su cabeza y la escena no se iba de su mente, atesorada por ser un grato recuerdo, algo casi imposible de alcanzar en ese momento y ahora estaba a un paso de hacerlo, pero no era de la forma en la que había soñado. Pero de alguna manera ahora Marcos tenía la oportunidad de conseguir que Loren le recordara todo, tenía esa grandiosa oportunidad de hacer que otra vez Loren volviera a enamorarse de él. —Escucha, yo solo quiero ayudar a tu padre con todo este tema de la compañía en quiebra, no tengo nada en absoluto que ver con lo que está pasando, más bien es un problema que ha causado tu propio padre con el mal manejo que ha tenido durante los últimos años y que
Sus manos temblaban y le latía el corazón con fuerza. Cada segundo la acercaba al final de una espera que entorpecía su respiración. Su matrimonio estaba acabado en tres, dos, uno...Positivo. La tercera prueba arrojando el mismo resultado, marcando el error. En unos días se sometería a la inseminación, ¿cómo se supone que lo haría si ya estaba a la espera de un bebé? Se quedó al filo de la cama, con la mirada perdida. Marlene, la mucama, se dio cuenta de lo mal que estaba Lorena. —¿Puedo saber si le pasa algo? —cuestionó ganando su atención —. La noto triste. Porque tendría un hijo de ella y Max, su amante. Aunque solo fue cosa de una noche, pero suficiente por desgracia, para embarazarse. ¡¿Cómo podría sonreír ante esa terrible noticia?! Nada de eso estuviera pasando si el idiota de Max hubiera usado protección.—Solo necesito estar a solas. —¿Es un test de embarazo? —indagó la mujer, clavando la vista en el objeto que sostenía, Lorena lo ocultó antes de que viera el res