EMMA. El sonido de la alarma de mi movil hace que abra los ojos se golpe, sobresaltada ante el tono tan odioso que escogí, acorde con el odioso día que acaba de comenzar. El día de la boda de mi madre. A quien le cuente que a mi madre se casa con el tipo con el que me obligó a ir al altar una vez, pensaría que mi familia esta llena de locos desadaptados, pero no, viniendo de esa mujer y su ansia de dinero, creedme que se casaría hasta con un viejo decrépito de cien años. Salgo de la cama y estiro mis brazos mientras miro a un punto al azar de mi cuarto donde se encuentra uno de los cojines durante bastante tiempo, incluso podría decir que espero que con mirada cobre vida y asfixie a mi madre antes de que pueda llegar a la iglesia. Eso sonó muy psicópata, lo sé. Un mensaje entrante hace que vuelva al planeta tierra y me apresure a buscar mi teléfono entre las sabanas azules de mi cama. De: Cielo Para: Emma <<¿Cómo amaneció la Bella Durmiente? Espero que tu día vaya bien, esta
EMMA. Esto debía ser una jodida broma de mal gusto, esto no podía estar pasándome a mí. Todo esto debía tener una explicación. Axel me miraba desconcertado y asustado al mismo tiempo, sus ojos estaban tan abiertos como supongo estaban los míos hace un momento, soltó la mano de Deborah como si quemase, supongo que con la esperanza de que yo no hubiese visto nada, con la esperanza de poder seguir riéndose de mi como lo había estado haciendo hasta ahora. Respiré hondo y sonreí cínicamente mientras aplaudía lentamente, haciendo que todos me miraran con cautela. —Te felicito, Axel, la jugada te salió redonda—escupí venenosamente. Denle la bienvenida a Emma la víbora. —Emma, no es lo que parece, todo tiene una expli.... —¿Pretendes explicarme que te besas con la zorra de mi hermana y vas con ella de la mano? —¡Yo no soy ninguna zorra!—gritó Deborah acercándose a mi, produciendo que Alexa también se adelantara hasta quedar muy cerca de nosotras. —Tienes razón, ni esos pobres an
AXEL. —Eres un hijo de perra. Oliver me agarró por el cuello de la camisa. Su mirada bien podría estar decapitándome en este momento. Gracias al cielo, las miradas aún no matan. —Oliver, este no es el lugar...—interviene Noah tomándolo de los brazos, consiguiendo que el me soltara de manera brusca. Miro a toda la gente a nuestro alrededor bastante atenta y suspiro. Ni siquiera tengo cara para enfrentarlo, ni siquiera sé como fui tan tonto de no saber lo que estaba pasando. La medio hermana de Deborah, la boda de la madre de Emma, las amenazas de Petter y Eleonora con respecto a ella, el odio con el que habló Deborah sobre la que pensaban era mi novia... ¿Cómo pude caer en su trampa? Me tenia por un hombre mas inteligente, pero no, caí de lleno en la boca del lobo. Y creedme cuando os digo, que mi princesita no me iba a dar ni siquiera la oportunidad de explicar nada, y en el caso de que lo hiciera–cosa que dudo– no creería ni la mitad de la historia. ¿Cómo va a entender que
AXEL. Desastre. En esa palabra se resumía mi vida en ese momento. Un jodido e insoportable desastre. Habían pasado dos semanas desde la boda, dos semanas en las que había estado planeando e intentado encontrar la manera de que Emma creyera en mi, de que mi princesita volviera conmigo. Nunca me había importado perder a una mujer, pero perderla a ella y de la forma en la que sucedió, hacia que pasara los días pensando en cuando volveré a verla, en cuando podré volver a acariciarla, incluso pensando en su sonrisa al verme, es sus mejillas rojas cada segundo. Dí un golpe a la mesa enfurecido, toda esa mierda era culpa de mi padre, todo lo malo que he pasado en esta vida era por su jodida culpa. Primero me abandonó en la miseria con mi madre, después intento manejar mi futuro, y ahora, me quitaba a la mujer que amo. ¿Qué tan ridículo suena decir que tu propio padre esta enamorado de la misma mujer que tú? El mismo me lo confesó, el día que conocí a Emma, ella huía de su boda. De
EMMA. 15 Septiembre 2016. Habían pasado dos semanas desde la boda. Dos semanas en las que me había dedicado a ignorar todos y cada uno de los mensajes que Axel mandaba diciendo que debía escucharlo. Yo no quería escuchar nada de él, por mi como si se casaba con Deborah y tenían mil hijos igual de inútiles que ella. Tu quieres ser la madre de sus hijos. Maldije a mi conciencia por enésima vez en estos días. Odiaba que mi subconsciente me traicionara con esa clase de pensamientos. Ya no podía permitirme mostrar ninguna clase de debilidad por él. Ni quiera en mi mente. De: Lexi Para: Emma Suspiré y me miré por ultima vez en el espejo comprobando que todo estuviera tal y como la ultima vez que me miré en el-hacía dos minutos-. Mi pelo se encontraba perfectamente recogido en una coleta alta. Había decidido usar algo formal, y a la vez casual. Tampoco quería parecer la típica doña perfecta que no lleva ni un trozo de una sin pintar. Opté por unos pantalones sueltos de tir
EMMA. De todas las personas que hubiese imaginado, Eric era la que menos hubiese esperado encontrar allí, y mucho menos siendo mi jefe. Desde que dejé España hacía tres meses, no había vuelto a saber de el, perdí totalmente su pista. En parte, porque había estado muy ocupada con Axel. Lo aún menos imaginable era ir a acabar trabajando para el en Los Angeles. ¿Acaso mi mala suerte no iba a acabar nunca? Aunque mirándolo por el lado bueno, Eric había llegado en el momento mas apropiado y conveniente para mi. ¿Qué tan malo podría ser darle a Axel a probar un poco de su propia medicina? Que sintiera lo que era ver a la mujer que decías querer, del brazo de otro. Sonreí ante mis pensamientos, engatusarlo de nuevo sería algo bastante fácil. Aunque solo hubiesen pasado tres meses, el Eric que yo conocí durante dos de mis años en España, no era para nada el hombre que tenía delante vestido de traje. El siempre aparentó ser un desentendido de la vida al que solo le importaban las mujere
AXEL. ¿Quién jodidos era ese rubio y porqué trataba a Emma con tanta confianza? Como si tuviera derecho a hablarle y tocarla, como si ella le hubiera dado ese derecho. No podia apartar mi mirada de ellos, mi mente pensaba en mil y una formas de arrancarle los ojos a ese imbécil para que dejara de mirarla de esa forma. La miraba con admiración, como si ella realmente le interesara, cuando a leguas se notaba que era un mujeriego de primera. Vi a Emma levantarse dejando a Oliver entretenido,-cosa que me venia bastante bien- y la seguí desde atrás viendo como entraba en el baño de mujeres. Cerciorándome de que nadie se daba cuenta, entré sigilosamente y puse seguro a la puerta. Ella se encontraba mirándose al espejo acomodando su cabello oscuro a un lado con delicadeza. Ese vestido blanco hacia resaltar su piel bronceada y contrastaba perfectamente con sus sandalias de tacón rojas al igual que sus labios. Esos labios que soñaba volver a besar. -Hola-hablo y ella jadea asustada
AXEL. Tras salir del baño, me largué de Avalon. No tenia ni las ganas, ni la paciencia para ver a mi Emma coquetear con otro en mi cara. Duele. Duele tenerla tan cerca y a la vez, sentirla tan lejos. Verla reír, verla feliz al lado un hombre. Un hombre que ocupa el lugar que era tuyo. Y realmente, se que la cagué, que no debí estar con dos mujeres a la vez, que no debí hacerle eso a Emma. Aunque yo no volví a estar con Deborah desde que ella llegó, intenté romper nuestra relación y finalmente lo conseguí, pero ya era demasiado tarde. Ellos sabían perfectamente que tenia otra chica, ya que, casualmente, mi propio padre iba a casarse con ella. Doy un largo suspiro y quito las llaves del contacto de mi coche. Hoy es mi día con Aria y no tengo ni idea de que le diré cuando vea que no vengo con Emma. —¡AXEL! Me veo sorprendido por unos pequeños brazos que me rodean con fuerza. —Hola, princesa. Sonrío sin poder evitarlo y la alzo en brazos mientras nos dirigimos hacía la ent