25 Septiembre de 2016. EMMA. Hoy iría con Axel a pasar el día con Ari. Y digo iría, porque, aunque me muera de ganas por ver a esa niña- y tal vez, solo tal vez, de ver a su hermano-, hoy no será el día. Pienso en la desilusión que debe haberse llevado e incluso, en que debe de estar odiándome y no puedo evitar sentirme triste. Oliver, salió esta mañana con Eric y algunos amigos suyos dejándome sola y desolada en esta enorme casa. No es que me moleste estar sola, al contrario, siempre preferí la tranquilidad y el silencio. Más hoy no es el caso, hoy es un mal día para dejarme sola. No puedo parar de pensar en Axel, de pensar en que aun cuando, él, me engañó y pisoteó. Odio no poder odiarlo, odio amarlo como lo amo y odio el hecho de que por mas que quiera, jamás lograré detestarlo como debería. La canción de "I hate you, I love you" llega a mi mente y me río irónicamente ante esta situación tan cliché donde la enamorada lamenta la perdida de su amado. Apartando todo pensamient
EMMA. No podía creer mi mala suerte. ¿Qué clase de problema tenía la vida conmigo? ¿Acaso en otra vida fui bruja o asesina? Caminaba con Aria de la mano mientras me hablaba sobre la cantidad de caracolas marinas que había recogido en la playa. En la otra mano, llevaba sujeta la correa de Bella con demasiada fuerza debido a mi notorio nerviosismo. Axel, iba sujetando la otra mano de Ari. De vez en cuando ella nos saltaba ayudándose de nuestras manos y reía feliz. —¡Príncipe Oliver! Me sobresalté al escuchar el grito de Aria al llegar al jardín de mi casa. ¿Porqué demonios mi hermano estaba aquí? Voy a morir. Si, ese fue mi pensamiento al verlo coger sonriente a Aria en brazos y fijar su mirada en mi acompañante borrando cualquier atisbo de alegría en su rostro. La guinda del pastel la puso Eric. Si, Eric estaba apoyado en su coche mirando la escena un tanto confuso. —Será mejor que esperes aquí.—informé a Axel sin siquiera mirarlo. Me dirigí hacia mi hermano. Su reacción no
AXEL. —Aria, pon la harina en el bol que hay encima de la mesa.—escucho la voz de Emma mientras les doy la espalda rayando algo de queso. —Pero..., ¿ y si se me cae?—pregunta mi hermana con voz lastimera. —Vamos, ya no eres una bebé. Solo debes llenarlo con un poco de harina.—¡Luego no digas que no te advertí!¡Mamá dice que seré pésima cocinera! Rio por lo bajo ante el comentario de mi hermana. Lleva razón en eso de que será pésima cocinera. Una vez me regaló un pastel por mi cumpleaños. Fue un gran gesto de su parte y se veía adorable toda orgullosa de su creación. Habría sido perfecta si hubiera puesto azúcar en vez de sal y si no hubiese echado los huevos con cascara y todo. Estuve enfermo una semana pero logré acabarlo entero. Deposito el queso en un recipiente y me giro viendo a Ari muy concentrada en no derramar nada de harina fuera. —Con esa es suficiente, Ari. Me acerco a ella y le quito con cuidado la bolsa de harina de las manos. Ella sonríe complacida y mira a Emma, l
AXEL. La palabra "miserable" define mi estado demasiado bien en estos momentos. Si bien la tarde resultó mejor de lo que esperaba, terminó siendo una real mierda que acabó con la poca paciencia que estaba teniendo ante esta situación. Deborah había acabado con lo que logré avanzar con Emma en estos meses. Ella junto a mi padre habían logrado separarme de la única mujer de la que realmente estuve y estoy enamorado. Más no les daría el gusto, esto no quedaría así. En mi mente no para de dar vueltas una idea, y creedme cuando os digo, que disfrutaré cada segundo de mis métodos para recuperarla. Aun si los métodos que utilice no sean los mas lógicos. Ha llegado la hora de dejar de lamentarse y actuar. No recuperaré a Emma llorando su perdida por las esquinas con una botella de vodka ni mucho menos yendo tras ella como un perro faldero. Llegó la hora de la venganza. En la soledad de mi departamento suspiro frustrado mientras me siento en el sofá, son las diez de la noche y Emma sal
12 de Diciembre de 2016 EMMA. Aliso mi camisa una vez mas y suspiro. Debo reunirme con Lauren Harris, el productor musical que encargó su evento de apertura a mi empresa. Este proyecto es demasiado importante para Erick y por la mierda que no pienso estropearlo. Echo un ultimo vistazo a mi rostro en espejo del ascensor asegurándome de que mi labial y peinado están en su sitio. Alexa insistió en que cambiara mi look, ya sabéis, por eso de que cuando una mujer cambia su peinado significa que va a comenzar a cambiar su vida. Y así lo hice, mi pelo pasó de ser totalmente negro a ser castaño cobrizo. Debo admitir que mis ojos resaltan mucho mas con este color y eso me encanta. Salgo del ascensor y amablemente la secretaria del señor Harris coge mi abrigo y me avisa de que me están esperando en su despacho, asiento mientras la sigo un poco confusa. ¿Me están esperando? Pensé que solo me reuniría con el. La mujer de no mas de cuarenta años toca a la puerta y abre tras unos segundos. —
24 Diciembre 2016. EMMA. La fiesta va de maravilla. Todo esta tal y como ordené. Luces altas, un gran árbol de navidad en el centro con miles de adornos en tonos plateados y rojos. El catering quedó genial, al ser un día tan importante y encima Navidad, Lauren me encargó poner bastantes mesas, las cuales, llevan manteles en tonos plata claro y centros de mesa llenos de rosas rojas. Mis favoritas. También hay un pequeño escenario y una pista de baile. Queda media hora para Navidad y me encuentro mirando distraídamente hacia la gran multitud de gente. Todo seria perfecto, si Axel no se encontrara aquí, acompañado de Deborah, mi madre, y como no, Petter. También mis amigas están aquí, al igual que toda la familia de Anabelle y cientos de personas muy elegantes, hasta muchos famosos cantantes que Lauren tiene el placer de representar. —Estas preciosa. Hiciste un excelente trabajo. Sonrío y giro para encarar a Erick. Luce muy guapo y casual. En estos meses me he dado cuenta de que
Tras eso se larga dejándonos a los cuatro solos. Suspiro pesadamente y observo como mi amiga acaricia el pelo de Jake mientras el balbucea que quiere irse a casa. Ambas decidimos que es la mejor opción ya que son las seis de la mañana y procedemos a irnos. Es jodidamente difícil cargar con Axel hasta el coche, el muy estupido no para de reír y decir como de buenas vistas tiene hacia mis tetas. Debo admitir que suelto alguna que otra risa, sobre todo cuando una señora paseando al perro pasa y nos mira escandalizada diciendo que rezará por nuestra alma, a lo que Axel le contesta diciendo que Dios no existe y que Maria era una pecadora que engañó a San José por lo que la Navidad no tiene sentido. —Axel, por favor. Las llaves.—suplico en la puerta de su apartamento. El hace un inocente gesto con sus manos dándome a entender que no tiene ni idea y río por lo bajo antes de acercarme a el y meter la mano en su bolsillo. —Eso no son las llaves, princesita.—comenta serio cuan
EMMA. Meto mi jersey burdeos dentro de mi falda negra y la abotono asegurándome de que no queda ninguna arruga ni marca visible. Cómo cada Navidad, las chicas y yo iremos a comer a nuestro restaurante de siempre y ya casi es la hora de que Alexa venga a por mí. Me levanté perezosa y sin ganas de conducir. Me dirijo al baño y abro el cajón para coger mi peine y algo que siempre está en este cajón pero que nunca había llamado mi atención, hoy lo hace de sobremanera al ver el paquete lleno. ¿Cuánto hace que no tengo el periodo? Tiro el peine al lavabo o corro a mi calendario en busca de mi última fecha apuntada. Hace casi dos meses que pasé mi último periodo y ni siquiera me he dado cuenta. ¿ En qué m****a he estado pensando todo este tiempo? Mi pulso empieza a acelerarse, no puede ser lo que estoy pensando. Quizá sea el estrés por todo lo que he pasado, como en muchas otras ocasiones. No tiene porqué ser un bebé. No debe ser un bebé. —¡Emma, Alexa está aqui!—grita Oliver. —¡Dile que