AXEL. Desastre. En esa palabra se resumía mi vida en ese momento. Un jodido e insoportable desastre. Habían pasado dos semanas desde la boda, dos semanas en las que había estado planeando e intentado encontrar la manera de que Emma creyera en mi, de que mi princesita volviera conmigo. Nunca me había importado perder a una mujer, pero perderla a ella y de la forma en la que sucedió, hacia que pasara los días pensando en cuando volveré a verla, en cuando podré volver a acariciarla, incluso pensando en su sonrisa al verme, es sus mejillas rojas cada segundo. Dí un golpe a la mesa enfurecido, toda esa mierda era culpa de mi padre, todo lo malo que he pasado en esta vida era por su jodida culpa. Primero me abandonó en la miseria con mi madre, después intento manejar mi futuro, y ahora, me quitaba a la mujer que amo. ¿Qué tan ridículo suena decir que tu propio padre esta enamorado de la misma mujer que tú? El mismo me lo confesó, el día que conocí a Emma, ella huía de su boda. De
EMMA. 15 Septiembre 2016. Habían pasado dos semanas desde la boda. Dos semanas en las que me había dedicado a ignorar todos y cada uno de los mensajes que Axel mandaba diciendo que debía escucharlo. Yo no quería escuchar nada de él, por mi como si se casaba con Deborah y tenían mil hijos igual de inútiles que ella. Tu quieres ser la madre de sus hijos. Maldije a mi conciencia por enésima vez en estos días. Odiaba que mi subconsciente me traicionara con esa clase de pensamientos. Ya no podía permitirme mostrar ninguna clase de debilidad por él. Ni quiera en mi mente. De: Lexi Para: Emma Suspiré y me miré por ultima vez en el espejo comprobando que todo estuviera tal y como la ultima vez que me miré en el-hacía dos minutos-. Mi pelo se encontraba perfectamente recogido en una coleta alta. Había decidido usar algo formal, y a la vez casual. Tampoco quería parecer la típica doña perfecta que no lleva ni un trozo de una sin pintar. Opté por unos pantalones sueltos de tir
EMMA. De todas las personas que hubiese imaginado, Eric era la que menos hubiese esperado encontrar allí, y mucho menos siendo mi jefe. Desde que dejé España hacía tres meses, no había vuelto a saber de el, perdí totalmente su pista. En parte, porque había estado muy ocupada con Axel. Lo aún menos imaginable era ir a acabar trabajando para el en Los Angeles. ¿Acaso mi mala suerte no iba a acabar nunca? Aunque mirándolo por el lado bueno, Eric había llegado en el momento mas apropiado y conveniente para mi. ¿Qué tan malo podría ser darle a Axel a probar un poco de su propia medicina? Que sintiera lo que era ver a la mujer que decías querer, del brazo de otro. Sonreí ante mis pensamientos, engatusarlo de nuevo sería algo bastante fácil. Aunque solo hubiesen pasado tres meses, el Eric que yo conocí durante dos de mis años en España, no era para nada el hombre que tenía delante vestido de traje. El siempre aparentó ser un desentendido de la vida al que solo le importaban las mujere
AXEL. ¿Quién jodidos era ese rubio y porqué trataba a Emma con tanta confianza? Como si tuviera derecho a hablarle y tocarla, como si ella le hubiera dado ese derecho. No podia apartar mi mirada de ellos, mi mente pensaba en mil y una formas de arrancarle los ojos a ese imbécil para que dejara de mirarla de esa forma. La miraba con admiración, como si ella realmente le interesara, cuando a leguas se notaba que era un mujeriego de primera. Vi a Emma levantarse dejando a Oliver entretenido,-cosa que me venia bastante bien- y la seguí desde atrás viendo como entraba en el baño de mujeres. Cerciorándome de que nadie se daba cuenta, entré sigilosamente y puse seguro a la puerta. Ella se encontraba mirándose al espejo acomodando su cabello oscuro a un lado con delicadeza. Ese vestido blanco hacia resaltar su piel bronceada y contrastaba perfectamente con sus sandalias de tacón rojas al igual que sus labios. Esos labios que soñaba volver a besar. -Hola-hablo y ella jadea asustada
AXEL. Tras salir del baño, me largué de Avalon. No tenia ni las ganas, ni la paciencia para ver a mi Emma coquetear con otro en mi cara. Duele. Duele tenerla tan cerca y a la vez, sentirla tan lejos. Verla reír, verla feliz al lado un hombre. Un hombre que ocupa el lugar que era tuyo. Y realmente, se que la cagué, que no debí estar con dos mujeres a la vez, que no debí hacerle eso a Emma. Aunque yo no volví a estar con Deborah desde que ella llegó, intenté romper nuestra relación y finalmente lo conseguí, pero ya era demasiado tarde. Ellos sabían perfectamente que tenia otra chica, ya que, casualmente, mi propio padre iba a casarse con ella. Doy un largo suspiro y quito las llaves del contacto de mi coche. Hoy es mi día con Aria y no tengo ni idea de que le diré cuando vea que no vengo con Emma. —¡AXEL! Me veo sorprendido por unos pequeños brazos que me rodean con fuerza. —Hola, princesa. Sonrío sin poder evitarlo y la alzo en brazos mientras nos dirigimos hacía la ent
25 Septiembre de 2016. EMMA. Hoy iría con Axel a pasar el día con Ari. Y digo iría, porque, aunque me muera de ganas por ver a esa niña- y tal vez, solo tal vez, de ver a su hermano-, hoy no será el día. Pienso en la desilusión que debe haberse llevado e incluso, en que debe de estar odiándome y no puedo evitar sentirme triste. Oliver, salió esta mañana con Eric y algunos amigos suyos dejándome sola y desolada en esta enorme casa. No es que me moleste estar sola, al contrario, siempre preferí la tranquilidad y el silencio. Más hoy no es el caso, hoy es un mal día para dejarme sola. No puedo parar de pensar en Axel, de pensar en que aun cuando, él, me engañó y pisoteó. Odio no poder odiarlo, odio amarlo como lo amo y odio el hecho de que por mas que quiera, jamás lograré detestarlo como debería. La canción de "I hate you, I love you" llega a mi mente y me río irónicamente ante esta situación tan cliché donde la enamorada lamenta la perdida de su amado. Apartando todo pensamient
EMMA. No podía creer mi mala suerte. ¿Qué clase de problema tenía la vida conmigo? ¿Acaso en otra vida fui bruja o asesina? Caminaba con Aria de la mano mientras me hablaba sobre la cantidad de caracolas marinas que había recogido en la playa. En la otra mano, llevaba sujeta la correa de Bella con demasiada fuerza debido a mi notorio nerviosismo. Axel, iba sujetando la otra mano de Ari. De vez en cuando ella nos saltaba ayudándose de nuestras manos y reía feliz. —¡Príncipe Oliver! Me sobresalté al escuchar el grito de Aria al llegar al jardín de mi casa. ¿Porqué demonios mi hermano estaba aquí? Voy a morir. Si, ese fue mi pensamiento al verlo coger sonriente a Aria en brazos y fijar su mirada en mi acompañante borrando cualquier atisbo de alegría en su rostro. La guinda del pastel la puso Eric. Si, Eric estaba apoyado en su coche mirando la escena un tanto confuso. —Será mejor que esperes aquí.—informé a Axel sin siquiera mirarlo. Me dirigí hacia mi hermano. Su reacción no
AXEL. —Aria, pon la harina en el bol que hay encima de la mesa.—escucho la voz de Emma mientras les doy la espalda rayando algo de queso. —Pero..., ¿ y si se me cae?—pregunta mi hermana con voz lastimera. —Vamos, ya no eres una bebé. Solo debes llenarlo con un poco de harina.—¡Luego no digas que no te advertí!¡Mamá dice que seré pésima cocinera! Rio por lo bajo ante el comentario de mi hermana. Lleva razón en eso de que será pésima cocinera. Una vez me regaló un pastel por mi cumpleaños. Fue un gran gesto de su parte y se veía adorable toda orgullosa de su creación. Habría sido perfecta si hubiera puesto azúcar en vez de sal y si no hubiese echado los huevos con cascara y todo. Estuve enfermo una semana pero logré acabarlo entero. Deposito el queso en un recipiente y me giro viendo a Ari muy concentrada en no derramar nada de harina fuera. —Con esa es suficiente, Ari. Me acerco a ella y le quito con cuidado la bolsa de harina de las manos. Ella sonríe complacida y mira a Emma, l