James
Solía gritar cuanto amaba a esa mujer, siempre, sin ningún tipo de vergüenza, como si nos importara lo que él sintiera o no. Ahora se ha perdido a sí mismo, todo por un accidente.
Miro a Isis cuando la escucho gritar, mi pequeña diosa del desierto ríe en los brazos de Brianna y salta, como si la conociera de siempre, como si no se tratara de alguna extraña. Miranda también sonríe y aplaude antes de anunciarle a Brianna que será quien cuide a Isis cuando queramos salir a divertirnos, lo que parece levantar celos en las otras tres mujeres, como si Brianna no tuviera suficientes problemas o una vida complicada y ocupada.
—Isis la ama —chilla Miranda, se aferra a mi brazo y ríe—. Parece que mi nena tiene alguna extraña afici&oacut
MirandaNo debí pedirle aquello, mucho menos luego de lo cruel que fue recibir su rechazo ayer en mi viejo departamento, pero la soledad tampoco es algo que mis nervios estén dispuestos a soportar. Mucho menos en este inmenso e incierto lugar tan frío como un sepulcro.Cuando era niña tuve una vecina como la señora Hills, una mujer que se preocupaba por su comunidad, ella no señalaba ni rechazaba a mi madre por su profesión, nos preparaba de comer y mamá le pagaba por ello, me visitaba constantemente para saber que todo estuviera bien conmigo y me defendía de las continuas habladurías acerca de nosotras y de la vida que mamá llevaba. Lo único malo que tenía esa mujer era su esposo. Un viejo, el administrador del edificio, un cerdo que amenazaba con echarnos del edificio si mamá no ced&i
Miranda—¿Dante te lastimó?Me mira, es más alta que yo, sin contar sus zancos, así que lo hace sobre su hombro, y me mira como si yo fuera un bicho entrometido. En realidad, lo soy; ella no me conoce, además de lo poco que interactuamos ayer con mis hijos, pero esa actitud de perra déspota me hace querer escupirle encima. Vaya, y esta es la mujer a la que Dante ama. Que odiosa.Las puertas del otro ascensor se abren, Christopher nos sonríe, Brianna lo ignora y entra con afán. Como el abogado parece ser un poco curioso se queda al notar algo en ambas.La escena que encontramos al entrar al apartamento de Dante y Brianna es de las más escalofriantes que he visto. James, erguido sobre Dante, levanta un puño, que parece
JamesLevanto la mirada cuando Leonore abre la puerta luego de pedir permiso. Deja un par de folios sobre mi escritorio, sonríe y les habla a mis hijos con voz chillona antes de salir sin dejar de mirarlos con una sonrisa. Arrugo mi nariz por lo desagradable que siempre me ha resultado que hagan eso. Ni siquiera Miranda con su desesperante personalidad les habla a los niños de esa manera tan desquiciante.Y hablando de mujeres locas…Presiono el botón del intercomunicador y le pregunto a mi secretaria por Miranda, quien lleva más de dos horas desaparecida; y no exagero como asegura ella, siempre.—Aún en el área de diseño, señor —contesta, y suelto un gruñido.El son
JamesAbre la puerta y me invita a pasar. Dentro, en una oficina muy genérica y sin personalidad, encuentro frente a mí a Brianna, Samantha, Christopher y a Joshua. Entrecierro los ojos, incapaz de no preocuparme por lo que está sucediendo.—¿Tú también? —escucho que Jade se queja.La veo entre los brazos de su novio Nicholas, y entrecierro los ojos.—¿Qué ha sucedido? —pregunto, intrigado por esta reunión extraordinaria.—Nada —dice la gatita—. Mi abuelo murió. Sólo eso.Intenta parecer indiferente, pero su voz quebrada no le permite ser convincente. Su novio la estrecha contra su cue
MirandaEl sueño me ha abandonado y quiero lloriquear. Hay tantas cosas que me tienen inquieta en este momento. Como Dante y su humor voluble, o Jade que tiene preocupado a James y a todos sus amigos con todo eso de la herencia y los problemas con su familia, Brianna con su actitud perra hacia mí, la universidad y todas las responsabilidades...Maldición. Voy a estallar.Quien diría que el dinero no compra la felicidad. Vivía más tranquila en mi viejo y destartalado edificio.Afortunadamente esa cosa con la señora de Servicios Sociales adoradoras de bellos ogros salió muy bien. Si tan solo no mirara a James con hambre, me agradara esa mujer. Pero no se puede hacer mucho y soy yo quien duerme en su cama, así me huya.
MirandaRuedo los ojos y suspiro. Creí que sería más difícil llamar su atención, pero, teniendo en cuenta cómo me ha torturado…—Él te ama, Brianna. Por alguna razón que no logro entender si ustedes son tan diferentes…—Igual que James y tú —interrumpe, y levanta sus cejas—, y nadie le ha criticado el estar con una mujer tan irritante como tú, porque simplemente a nadie le importa.—Bien. Captado. No es de mi incumbencia su relación. Pero Dante es mi amigo y deseo que mejore.—Le dije a James que te escucharía, así que habla de una vez. No me hagas perder más el tiempo. JamesDistraigo gran parte de mi tiempo revisando los informes que Miranda me pasa a medida que ella los revisa. Esta es la parte aburrida de mi trabajo, no fue para lo que estudié, pero sí para lo que me preparó mi abuelo, para la aburrida responsabilidad burocrática. Pero nadie más puede ocuparse de mantener el orden en las empresas y velar por nuestros intereses y el de nuestros empleados.Me tranquiliza saber que la construcción en el muelle va por buen camino, después de todo el bar donde conocí a Mira perdió interés para las personas, y todo porque la atracción principal del lugar ya no estaba allí.Levanto la mirada y sonrío al ver ese gesto enfurruñado en ella mientras simula estar revisando su trabajo. Jamás tuve que pagar poCapítulo 27
JamesMiranda salta y salta por todo el lugar como si fuera la cosa más impresionante que ha visto, al menos hoy. Intento ignorar el alboroto que arma con cada cosa nueva que toca, sobre todo cuando la azafata me pide, o me ruega, que la saque de la cabina del piloto porque vamos a despegar. De regreso a nuestros asientos, tomamos a los niños y esperamos el ascenso.Ya no vale la pena quejarse por lo infantil que resulta ser muchas veces. Quien diría que yo terminaría disfrutando de todo eso. Mi pequeña diosa chilla y salta, con sus pequeñas manitos regordetas hacia mi cara y pone su boca babosa en mi barbilla, mientras su hermanito no deja de saltar en las piernas de su madre, como si supiera que estamos iniciando una aventura. Será un niño intrépido e inteligente, lo sé.Último capítulo