Ángel ocultaba algo, algo grande que no se atrevía a contarme.
Caminamos por los pasillos actuando durante un rato largo, al llegar a la esquina de la enfermería por arte de magia la tos desapareció tan rápido como llegó.
—Ahora sí que iremos a la cárcel... —comenté pegando la cabeza en la pared, estaba aterrada hasta la m****a y las cosas que pasaban alrededor no me ayudaban mucho.
—No lo... —dejé de escuchar a mi amiga, el impacto de algo pesado cayendo al suelo me hizo voltear y fijarme en el cuerpo de la chica.
Atraganté un nudo que se formó y vi mi vida pasar ante mis ojos, no por miedo a que me atraparan, sino, porque la única persona con la que contaba en todo este mundo había caído desmayada y parecía un papel de lo pálida que estaba.
Corrí gritando desenfrenada a la enfermera que leía uno que otro documento, se lo arranqué de las manos y le dije que mi mejor amiga no reaccionaba, ella se paró lo más rápido humanamente posible y al llegar a donde estaba Ángel pasó algo que temía muy en el fondo.
Llamaron una ambulancia para trasladarla de emergencias al hospital...
Esa misma tarde llegué a casa con el corazón en la mano y el alma por el subsuelo.
—Brittany, cariño —susurró mamá al verme con la cara hinchada de tanto llorar, y es que, en el instituto no quisieron dejar que me fuera con mi amiga en la ambulancia, tampoco me daban información acerca de lo que le sucedía.
Tomo mi rostro entre sus brazos y me dio un abrazo fuerte, caluroso y reconfortante tal cual solo una madre sabe hacerlo.
—Todo va a estar bien amor... En lo que despierte su madre nos va a llamar para ir a verla.
Asentí aún sin poder pronunciar palabras, era difícil tratar de entender todo lo que sucedía. Era mi amiga y la quería sin importar que estuviera mal con ella.
Pero, ya los pensamientos me carcomían más de lo usual.
¿Y si ella ocultaba algo que no quería decirme?
Desde pequeña siempre fue una niña enfermiza, pero vivaz de eso estoy al cien por ciento segura. Las sonrisas de mi amiga cuando llegaba a verle eran sinceras y muy radiantes, incluso me era imposible no envidiar su optimismo.
Llegada la mañana mamá tocó la puerta de la habitación, no me di cuenta en qué momento había caído dormida luego de tanto llorar mientras le escribía notas al correo.
—Britt, ¡Despierta!— Caí de la cama y mamá se echó a reír. — Ya Nina mandó un mensaje, dice que está estable y que podemos ir a verla.
Pegué un brinco de pura felicidad y corrí al baño para asearme.
El camino se me hacía cada vez más largo, los árboles alrededor eran hermosos pero esa no era la ocasión perfecta para admirarlos, quizás para otro día cuando solo esté de paseo.
—Llegamos, recuerda que no debes armar alborotos y que estaré en la cafetería comprando algo para comer.
—Sí, mami.
—Bien, entonces ve que tu amiga te espera.
Guiñó un ojo y abrí la puerta, caminando apresurada para encontrarme con los padres de mi amiga en una de las puertas luego de la recepción. Ambos tenían miradas cansadas y andaban afligidos se podía notar de aquí a la luna, tomé un poco de aire y me coloqué frente a los dos.
—Hola señora Mara, señor Leonel.— Al mirarme un destello en sus ojos hizo que mi corazón diera un vuelco — ¿puedo entrar?
—Por supuesto, Ángel no paró de pedir verte al apenas despertar. — Mencionó el hombre canoso con sonrisa sincera. —Las buenas amigas siempre son así ¿no?, que bueno que estás para ella.
Reí con las mejillas calientes y miré a la mujer rubia morder su uña, impaciente.
—Qué bueno que estás aquí, muero por un café pero Ángel no puede quedar sola ¿podrías encargarte?— asentí, ella como de costumbre es un bloque de hielo con las personas —entonces me marcho, ¿quieres algo?
—No se preocupe, mi mamá ya debe haber comprado en la cafetería.
—Está bien, ¿vienes Leo? —el mencionado toco mi hombro con cariño y siguió a la mujer hasta desaparecer por la entrada.
Toqué la puerta y ella respondió con un simple y apagado "pase".
Entré y sentí que el corazón se quebró en mil pedazos.
Tenía el cabello hecho un desastre, la cara pálida y los huesos de su cuerpo sobresalían. Las ojeras eran oscuras y los ojos ya no poseían ese brillo que los caracterizaban, los labios resecos y púrpuras.
¿Qué le sucedía a mi amiga?
Fingí una sonrisa porque sabía lo tanto que odiaba que la trataran con una enferma, avance hasta la cama y contuve las ganas de llorar a cantaros.
—Escuché que no parabas de decir mi nombre... —comenté con burla, para animarla un poco —Ya sabía que me amabas Ángel, ya sabía. —Guiñé un ojo y ella bufó, pero una leve sonrisa surco su rostro.
—Britt, tengo un favor que pedirte —la lentitud con la que hablaba formó un nudo en mi garganta —Pero, a nadie ni nada puedes decirle ¿entiendes?. Todo lo que voy a comentarte debe guardarse solo en tu memoria, no debe salir a ningún lado y tu verás si ayudarme o no.
Tragué el nudo y mordí mi meñique, ella tosió pero procedió a hacer lo mismo.
—Por la sangre que ahora nos une, prometo callar todo lo que me digas. Y sin importar que, prometo ayudarte. —Abrió tanto sus ojos que parecía que iba a tener un ataque, pero antes de que colocara las condiciones yo ya había cruzado y unido nuestros dedos.
Creí que solo sería algo de adolescente, como "necesito perder mi corona con un chico" o "quiero fumar hierba para sentir alivio", no es que ella fuera ese tipo de chicas ni yo tampoco pero había que ver su estado para saber que estaba realmente mal y que cualquier cosa que pidiera debía dársele.
Yo quería hacerlo, porque ella hizo muchas cosas por mí que nunca pude pagar. Y ese era el momento adecuado, temía por mis pensamientos y por lo que Ángel pasaba.
Era un poco torpe pero no tan caída de la mata para no ver, que una enfermedad la consumía y aunque me dolía solo podía esperar a que los adultos hicieran el trabajo de curarla. Y a que alguien se dignara a contarme que era eso que tanto mal causaba.
Debí pensar antes de actuar, debí gritar lo que callaba. Pero no podía, ya había sellado con sangre ese pacto de amistad.No pude dormir en todo la noche luego de escuchar lo que tenía para pedir, tampoco me dio hambre por la mañana y llegué pareciendo un zombie al instituto. En cambio, mi amiga parecía tan fresca como una lechuga, con una sonrisa radiante y un vestido de invierno nuevo.La habían dado de alta para que descansara pero a ella le daba igual eso, lo que más quería era cumplir su deseo y lo que yo más anhelaba es que se retractara y dijera que nada de eso era cierto.— ¡Britt!— gritó a centímetros de mi oreja, había caído dormida sobre la mesa de estudios en la biblioteca.Aunque no era del tipo que solía comerse los libros por las mañanas, solo en ellas podía tener el lugar para mí y las locuras de ideas que tenía mi amiga.—¿Estás segura de esto?— deseaba que dijera un rotundo "no" pero fue lo contrario.Dejo de ver su largo mechón de cabello y sus ojos hermosos y larga
Debieron de darle un premio por ser tan ingenuo, pero no, creo que Ángel le dio algo mucho mejor.— Britt, Britt, Britt— Negó varias veces alrededor, y riendo me señaló. — Podemos llegar a un acuerdo ¿no crees?Arrugué la nariz y lo miré por el rabillo de mi ojo. ¿A qué se refería con acuerdo?, él quería algo más y si eso lo silenciaba pues bien.—¿Qué quieres?— pregunté con la garganta seca y lamiendo mis labios, tenía sed y mucha por culpa del idiota ante mí.—Bien. —Entrelazo sus manos y sacó pecho— Yo quiero una cita con tu amiga y ella no para de evitarme, pero estoy seguro que con este pequeño secreto que sé de ustedes ahora si va a querer salir conmigo. Lo malo es que no le puedo decir que conozco esto o de ser así es capaz de acuchillarme por la espalda, así que tu como buena amiga le dirás que acepte mis invitaciones y listo.Ju, pobre tonto.—Por supuesto. —Lo miré con desconfianza y alcé el rostro— ¿Pero cómo sabré si de verdad vas a callar y no dejarás por ahí a alguien má
Ángel estaba loca, pero dentro de toda su locura había algo de cordura que la volvía un peligro para la sociedad.—¡Está loca! ¡Te juro que lo está!— Dylan miraba mi actuación con gracia y admiración.Estaba realmente fascinado con la idea de que mi amiga y yo peleáramos por lo que pasó con Aisha. Mentí un poco con respecto a lo sucedido y dije exacto lo que Ángel me había comentado "Aisha murió porque envenené su agua días antes en la cafetería del instituto, mucho antes de su repentina caída que aseguro no es mi culpa".Ni mi amiga ni yo queríamos que se supiera la verdad, ella porque necesitaba tiempo para lograr su más anhelado sueño y yo porque había prometido con sangre estar para ella hasta el final.—Entonces... Ángel está molesta porque le contaste la verdad.— Asentí y continuo – bueno, con sinceridad tiene toda la razón de estarlo, eres un peligro para la sociedad ese impulso tuyo de odio en su contra por "haberte maltratado durante el colegio" es un tanto... Estúpido.Mordí
La belleza que ella tenía opacaba cualquier mal que pudiera presentar en su cabeza.Un olor asqueroso llegaba a mi nariz mientras dormía, me moví un poco para alejarlo pero ahí seguía hasta que opté por abrir los ojos y mirar como la castaña estaba cubierta de sangre de pies a cabeza, observando sentada en la silla del escritorio.Me levanté impactada sin nada que decir y ella parecía saber qué efecto causaba en mí.La habitación se encontraba medio oscura a excepción de esas partes en donde la lámpara que mamá me regaló para mi cumpleaños, iluminaba.—¿Qué...— no podía siquiera preguntar lo obvio, estaba en un trance del cual costaba salir por sí solo.Resopló y encendió la luz de la habitación. Luego volvió a tomar asiento y me miró con cansancio en el rostro.—Me encargué del policía que vigilaba la casa de mamá y papáSi antes estuve en shock pues en ese momento entre en otro mundo, una paralelo donde mi mejor amiga decía haber matado a un uniformado que nos podía llevar directo a
Suele pasar que la belleza y la inteligencia no vienen agarradas de mano, pero ella era uno de esos casos en los que traía a ambas domadas y juntas.—Deja de morderte la uña —Comentó acostada boca abajo mientras revisaba aburrida su teléfono.No lograba comprender como podía estar tranquila una noche de viernes luego de haberle quitado la vida a dos policías.Respiré profundo y la miré desde mi cama.— ¿Qué haremos si se enteran de lo que hiciste?Siguió jugando con el teléfono e ignorándome, hasta que me harte de ello y se lo arrebate de las manos logrando que su rostro de porcelana tuviera un cambio drástico. Las líneas de expresión aparecieron en cuanto frunció el ceño y se puso en pie para tomar la bolsa de plástico en donde había metido el cuchillo. El vestido lo había puesto a lavar con el quita manchas especial de mamá y en poco menos de unos minutos ya estaba como nuevo.—Voy a encargarme de que nadie se entere... —Luego de la cena le había pedido a mamá una de sus palitas plá
Ella tenía un método para hacer las cosas, era buena en ello. Y yo, no comprendía nada de lo que pudiera llegar a explicar.El domingo pasó para mamá y para mí de manera lenta, como si haber visto el cadáver de la pelirroja nos hubiera arruinado el tiempo. Mi progenitora había cerrado puertas y ventanas, apagado el televisor y desconectado el internet, pues no quería recordar nada de lo que con mucho horror presenció durante el día anterior.Ángel se cambió al apenas llegar colocándose de nuevo el vestido rosa y se marchó a casa. Según su buena actuación se encontraba "muy traumada" y deseaba pasarla en su hogar junto a sus padres, quienes "veía como sus ángeles guardianes" eso dijo. Pero era obvio a lo que iba en realidad, necesitaba pasar desapercibida y para ello debía de usar a los adultos como camuflaje.Ya para el lunes por la mañana me encontraba frente a mi casillero con una cara de muerta por el trasnocho, era difícil callar a la consciencia cuando estaba en plan "voy a destr
Mientras más tiempo pasaba, las cosas para ambas iba empeorando de alguna u otra manera.— Britt —Ángel saludó con su mano en el aire, para que Dylan notara que ya habíamos vuelto a ser amigas como antes.— Ey, amiga —imité una mala versión de una chica cool que vi en la televisión por la noche.Ángel me miró con cara de ¿enserio? y tomando mis hombro nos llevó a la biblioteca. Entramos y miramos a los lados, el bibliotecario estaba sumido en uno de sus tantos libros de tapa gruesa y poco le importó nuestra presencia.En las mesas del centro se hallaban un grupo de animadoras hablando acerca de bandas pop de chicos del momento, en las últimas sólo estaban los del club de ciencias sociales seguro buscando algo nuevo para sus cerebritos llenos de información.Caminamos mirando a la pared del lado izquierdo en espera de que nadie nos reconociera, aunque antes eso fuera imposible por andar con la chica más linda y popular del lugar, en estos meses había cambiado drásticamente puesto que y
Ángel fingía bien, muy bien. Era la mejor en lo que hacía y yo, lo sabía.Era noche de películas en familia, mamá había preparado la cena mientras yo arreglaba el sofá para luego indagar entre el catálogo de N*****x lo más reciente.Suspiré hondo y me recoste un poco sobre el sofá costoso de mamá, cuando el timbre sonó.Ángel estaba cubierta de sangre de pies a cabeza en cuanto abrí.— ¿Puedo pasar? —preguntó con la voz baja y gimoteando.Tenía el rostro cubierto con sangre y lágrimas, me daba cierta pena verla de esa manera.—Dame un segundo —giré y busqué con la mirada a mi progenitora, la escuché en la cocina y con un asentimiento de cabeza y varios movimientos le di a entender que debía correr a mi habitación. Lo cual hizo de inmediato, por mi parte caminé hasta la cocina y fingí una enorme sonrisa.— Mami —volteó— Ángel llegó ¿no te molesta que pasé la noche aquí o sí?Soltó una risita por lo bajo y negó. —Sabes muy bien que no cariño, prepararé otro bol de palomitas para nuestra