La belleza que ella tenía opacaba cualquier mal que pudiera presentar en su cabeza.Un olor asqueroso llegaba a mi nariz mientras dormía, me moví un poco para alejarlo pero ahí seguía hasta que opté por abrir los ojos y mirar como la castaña estaba cubierta de sangre de pies a cabeza, observando sentada en la silla del escritorio.Me levanté impactada sin nada que decir y ella parecía saber qué efecto causaba en mí.La habitación se encontraba medio oscura a excepción de esas partes en donde la lámpara que mamá me regaló para mi cumpleaños, iluminaba.—¿Qué...— no podía siquiera preguntar lo obvio, estaba en un trance del cual costaba salir por sí solo.Resopló y encendió la luz de la habitación. Luego volvió a tomar asiento y me miró con cansancio en el rostro.—Me encargué del policía que vigilaba la casa de mamá y papáSi antes estuve en shock pues en ese momento entre en otro mundo, una paralelo donde mi mejor amiga decía haber matado a un uniformado que nos podía llevar directo a
Suele pasar que la belleza y la inteligencia no vienen agarradas de mano, pero ella era uno de esos casos en los que traía a ambas domadas y juntas.—Deja de morderte la uña —Comentó acostada boca abajo mientras revisaba aburrida su teléfono.No lograba comprender como podía estar tranquila una noche de viernes luego de haberle quitado la vida a dos policías.Respiré profundo y la miré desde mi cama.— ¿Qué haremos si se enteran de lo que hiciste?Siguió jugando con el teléfono e ignorándome, hasta que me harte de ello y se lo arrebate de las manos logrando que su rostro de porcelana tuviera un cambio drástico. Las líneas de expresión aparecieron en cuanto frunció el ceño y se puso en pie para tomar la bolsa de plástico en donde había metido el cuchillo. El vestido lo había puesto a lavar con el quita manchas especial de mamá y en poco menos de unos minutos ya estaba como nuevo.—Voy a encargarme de que nadie se entere... —Luego de la cena le había pedido a mamá una de sus palitas plá
Ella tenía un método para hacer las cosas, era buena en ello. Y yo, no comprendía nada de lo que pudiera llegar a explicar.El domingo pasó para mamá y para mí de manera lenta, como si haber visto el cadáver de la pelirroja nos hubiera arruinado el tiempo. Mi progenitora había cerrado puertas y ventanas, apagado el televisor y desconectado el internet, pues no quería recordar nada de lo que con mucho horror presenció durante el día anterior.Ángel se cambió al apenas llegar colocándose de nuevo el vestido rosa y se marchó a casa. Según su buena actuación se encontraba "muy traumada" y deseaba pasarla en su hogar junto a sus padres, quienes "veía como sus ángeles guardianes" eso dijo. Pero era obvio a lo que iba en realidad, necesitaba pasar desapercibida y para ello debía de usar a los adultos como camuflaje.Ya para el lunes por la mañana me encontraba frente a mi casillero con una cara de muerta por el trasnocho, era difícil callar a la consciencia cuando estaba en plan "voy a destr
Mientras más tiempo pasaba, las cosas para ambas iba empeorando de alguna u otra manera.— Britt —Ángel saludó con su mano en el aire, para que Dylan notara que ya habíamos vuelto a ser amigas como antes.— Ey, amiga —imité una mala versión de una chica cool que vi en la televisión por la noche.Ángel me miró con cara de ¿enserio? y tomando mis hombro nos llevó a la biblioteca. Entramos y miramos a los lados, el bibliotecario estaba sumido en uno de sus tantos libros de tapa gruesa y poco le importó nuestra presencia.En las mesas del centro se hallaban un grupo de animadoras hablando acerca de bandas pop de chicos del momento, en las últimas sólo estaban los del club de ciencias sociales seguro buscando algo nuevo para sus cerebritos llenos de información.Caminamos mirando a la pared del lado izquierdo en espera de que nadie nos reconociera, aunque antes eso fuera imposible por andar con la chica más linda y popular del lugar, en estos meses había cambiado drásticamente puesto que y
Ángel fingía bien, muy bien. Era la mejor en lo que hacía y yo, lo sabía.Era noche de películas en familia, mamá había preparado la cena mientras yo arreglaba el sofá para luego indagar entre el catálogo de N*****x lo más reciente.Suspiré hondo y me recoste un poco sobre el sofá costoso de mamá, cuando el timbre sonó.Ángel estaba cubierta de sangre de pies a cabeza en cuanto abrí.— ¿Puedo pasar? —preguntó con la voz baja y gimoteando.Tenía el rostro cubierto con sangre y lágrimas, me daba cierta pena verla de esa manera.—Dame un segundo —giré y busqué con la mirada a mi progenitora, la escuché en la cocina y con un asentimiento de cabeza y varios movimientos le di a entender que debía correr a mi habitación. Lo cual hizo de inmediato, por mi parte caminé hasta la cocina y fingí una enorme sonrisa.— Mami —volteó— Ángel llegó ¿no te molesta que pasé la noche aquí o sí?Soltó una risita por lo bajo y negó. —Sabes muy bien que no cariño, prepararé otro bol de palomitas para nuestra
Poco a poco el tiempo pasaba y las cosas ya no eran igual, ella se deterioraba cada minuto, segundo, tras cada inhalación de viento fresco.Era lunes por la tarde y Ángel apenas y podía mantener abierto los ojos. Llevaba rato mirando sus movimientos en cuanto noté que tardaba en comprender los ejercicios que colocaba el profesor de matemáticas.Usualmente ella muy lista y los terminaba de primera, entregaba y se sentaba de nuevo para molestarme. Pero ese día era diferente, puesto que se sentó tras de mí en completo silencio y cada dos minutos luchaba con no caer de cara contra la mesa.—Muy bien chicos, retirense. —Indicó el profesor dando la espalda y borrando todo lo escrito en la pizarra.Guardé mis cosas y voltee, Ángel se había dejado vencer por el sueño y caído dormida con los brazos cruzados y su plumón manchando el rostro.—Piss.. Ángel... —Dije bajito, con miedo de interrumpir uno de esos sueños de placer que por lo general se tienen los días de lluvia.—Ya acabo la clase, ¿p
La personalidad de Ángel era tan espeluznante que a veces llegaba a parecerse a un demonio en carne y hueso.Era sábado por la mañana y ya me encontraba tras el mostrador de una tienda escondida, donde Dylan no pudiera ver mi figura y Ángel pudiera encontrarme con facilidad.Ella llevaba una bonita falda de color durazno y una camisa mangas largas para ocultar un cuchillo que opto por llevar en caso de ser necesario. Dylan, por su parte tenía puesto un jean negro con unos converse y chaqueta de cuero sobre una franela color vino. Su estupida sonrisa causaba muy mala espina y cada dos minutos revisaba su teléfono, como esperando algo.Respiré hondo.Y entonces lo vi.Desde el otro lado de la vitrina, con lentes negros y simulando que era uno de esos vendedores ambulantes estaba Seth. Mirando cada cierto tiempo a donde se encontraban sentados Angel y Dylan. Con los dedos temblándome marqué su número y espere con paciencia hasta que él se fue al fondo, por donde casi nadie lo veía y resp
Estaba enferma mentalmente, daba miedo y su lado humano cada día parecía desvanecerse con los rayos del sol.Un olor perturbador llegó a mis fosas nasales haciendo que reaccionara, a paso lento pero seguro. Abrí los ojos poco a poco dejando que se acostumbraran a la luz y cuando por fin lo hicieron empecé a notar que todo a mi alrededor era de un color blanco, pulcro.Algo en mi cabeza hizo clic y de inmediato capte en donde estaba, en el hospital.Mire a todos lados en busca de alguien que pudiera darme información de lo ocurrido, pero solo me encontraba acompañaba de un paciente en coma y el constante sonido del tic toc del reloj en la pared.—Buenos días, florecita.Mamá entro a la habitación con los ojos hinchados y un evidente cansancio. Caminando lento y bostezando, espere a que tomara asiento a un lado de la cama en la silla y se diera el tiempo necesario para decirme en qué carajo estaba metida.—Ángel está... —dejó las palabras al aire, recordé todo lo sucedido de inmediato c