Capítulo 53
Más tarde, Mariana se vio en un apuro y tuvo que pedir ayuda a Tobías, quien, a pesar de haber jurado antes cortar lazos padre-hija con ella, se apresuró a llegar a la villa para apoyarla, incluso cuando los vientos rompían las ramas de los árboles.

A la mañana siguiente, él también le hizo un maíz frito con queso, pero tras unas palabras críticas sobre Walter, tuvieron una discusión acalorada y ella, en un arrebato de ira, arrojó al suelo la comida que había preparado con tanto esmero.

Pensando en eso, Mariana no pudo evitar que se le llenaran los ojos de lágrimas.

Había sido justa con Walter, con todos, excepto con aquellos que realmente la amaban.

—¿Lloras por comer? ¿Es tan rico? —Tobías tomó un bocado de maíz, hablando con la boca llena— Es el mismo sabor de siempre. ¿Tienes que llorar por algo así?

Mariana no respondió, simplemente bajó la cabeza mientras las lágrimas caían incontrolables.

Tobías finalmente se dio cuenta de que algo andaba mal, se acercó preocupado y preguntó: —¿
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