Al escuchar eso, Jimena se quedó pasmada por un momento y luego dijo con sarcasmo: —Eres realmente interesante. Yo voy a ser la próxima esposa de Walter, pero tú puedes sentarte aquí y charlar tan tranquilamente conmigo. ¡Ja, ja, ja!

Dicho eso, no pudo evitar reírse a carcajadas.

Mariana, por su parte, se mostró bastante serena ante su burla, simplemente encogiéndose los hombros, aunque por dentro pensaba con ironía: «Estoy aquí justamente para verte hacer el ridículo, tontita.»

Sin embargo, su rostro no mostraba ninguna emoción, más bien habló con un tono que parecía resignado: —¿Qué puedo hacer? Eres tan poderosa, ¿cómo podría desafiarte?

—No es que no te atrevas a desafiarme, es sólo porque no tienes a Walter para respaldarte.

Durante años, la razón por la que Jimena pudo ser tan dominante frente a ella fue porque siempre tuvo el apoyo de Walter.

Aunque a Mariana generalmente le desagradaban sus comentarios, esta vez se quedó sin palabras para refutarla.

Bajó la mirada en silencio,