Capítulo 43
Los ojos de Abril estaban tan rojos como cerezas maduras, y la tristeza en su interior era casi insoportable. Ella entendía todo, pero...

—Walter, ¿cómo vas a enfrentarte a ella...?

Walter bajaba la cabeza, mostrando un cansancio indescriptible. Su voz era ligera, como una pluma flotando en el aire: —Le compensaré. No importa lo que quiera, haré todo lo posible por satisfacerla.

Tan pronto como las palabras salieron de su boca, la puerta del cuarto se abrió y se reveló Mariana con un vestido blanco. Su cabello caía como una cascada, y llevaba frutas y suplementos en sus manos.

Sus ojos se encontraron en el aire, y el corazón de Walter dio un vuelco como si hubiera recibido una descarga eléctrica.

Mariana lo miraba, sintiendo un torbellino de emociones en su interior. Forzó una sonrisa y explicó suavemente: —Escuché que la abuela estaba enferma, así que traje algunas cosas para verla.

Abril, al oír la voz de Mariana, se levantó de inmediato y la acogió con calidez, como si viera a su hi
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