Capítulo 119
Las palabras de su padre dejaron a Mariana sin palabras, como si hubiera tragado una piedra.

Tobías rara vez le hablaba en voz alta, pero cuando se trataba de Walter, parecía convertirse en otra persona, perdiendo completamente la razón.

El rostro de Walter se tensó de inmediato como una roca. Bajó la voz y dijo suavemente: —Es culpa mía. Suegro, no la regañes a ella.

—¡Claro que es tu culpa! Te di a mi hija, que es tan buena, ¿de qué te puedes quejar? —gritó Tobías, fulminándolo con la mirada llena de reproche.

Walter miró a Mariana, con una mezcla de emociones en sus profundos ojos.

Pero ella no se atrevió a mirarlo, sólo agarró el brazo de Tobías, indicándole que dejara de hablar.

El hospital estaba lleno de gente, y Walter, siendo el presidente del Grupo Guzmán, era una figura prominente en Yacuanagua. Ser reprendido por Tobías en público no era nada bueno para su imagen.

Tobías, enfurecido, la apartó bruscamente y dijo: —¡A estas alturas, todavía lo defiendes! ¿Es que olvidas el d
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