—¿Qué te hiciste? —preguntó Santiago.
Josef desplegó una sonrisa de esas que mataban, Keidys sintió que su corazón latía con fuerza, era lo mismo que le había pasado con Mateo al principio, veía algo en él que le gustaba y su corazón quería salirse de su pecho. Tragó en seco y desvió la mirada.
—Vaya, qué buen comienzo para la noche, te vez bastante guapo, Josef —soltó Alejandra llevando su mirada hasta lo infinito y más allá del cuerpo del joven.
Así fue como los chicos llegaron a la fiesta, había mucha música que hacía retumbar las paredes, las luces no dejaban ver con claridad a las personas, pero solo bastó en la entrada para que muchas mujeres llevaran sus ojos a aquel joven que llevaba chaqueta de cuero.
Mateo pudo observar que Keidys estaba extraña, trataba de
Keidys, siete años de edad.La pequeña niña apretaba con fuerza el regalo entre sus manos, frente a ella estaba Josef con una gran sonrisa.—Vamos Keidys, entrégale el regalo a Josef —ordenó la profesora entre una risita traviesa.Las mejillas regordetas de Keidys se ruborizaron en gran manera y estiró sus brazos mientras cerraba los ojos. Josef tomó la cajeta y después se dirigió hasta la niña y plantó un beso en su frente.—Gracias —susurró en su oído.Era costumbre para él ser cariñoso con todos. Su padre siempre se lo había enseñado y Keidys amaba aquella forma de ser.—¡Muy bien! —dijo la profesora empezando a aplaudir.Actualidad:"Cuando sea grande quiero casarme con Josef y vivir en una casa con un bello jardín, de
Alejandra se dio media vuelta y se marchó, Mateo empezaba a odiar a Claudia, había dañado todo.—Mira... Tomás ya ama a alguien, por eso mismo no quiere nada contigo, él es novio de mi prima —explicó Mateo.Claudia empezó a ruborizarse y sus ojos se aguaron en gran manera.—Lo siento por ti, pero esa es la verdad, así que mejor busca a otra persona ¿sí? —se levantó del puesto y se marchó en busca de Alejandra.La encontró sentada en una banca, estaba llorando y se veía muy lastimada.—Tranquila —le dijo mientras la abrazaba.—¿Por qué mi vida es así?, es tan difícil para mí el poder tener a alguien que me ame, es tan difícil que Tomás esté conmigo...Alejandra abrazó fuertemente a su primo.—Ay, Alejandra, tú
Era de noche, Alejandra estaba acostada en su cama, en el cuarto sonaba una canción triste y melancólica, de la nada, su celular sonó, con algo de pereza hizo un movimiento con su mano y lo alcanzó debajo de su almohada, era Tomás quien la llamaba.—¿Estás en tu casa? —preguntó el muchacho.Alejandra estuvo en silencio por un momento.—Sí, estaba a punto de dormir ¿necesitas algo?—¿Podrías venir un momento al apartamento?—¿A esta hora? ¿Para qué? —Alejandra se sentó en la cama cruzada de piernas.—Quiero verte —respondió Tomás.El corazón de Alejandra empezó a latir con fuerza ¿él quería verla? ¿Para qué?—Mis tíos están en la casa, no me dejarán ir y Mateo se enojará mucho, son las diez y media de la noche, Tomás —explicó Alejandra.Por un momento hubo silencio por medio de los dos. Pero, después, Alejandra se vio arreglándose para ver a Tomás, no le importó lo que dijeran sus tíos o lo que pensara su prim
Alejandra parpadeó dos veces y reaccionó al observar que ya no estaba sola.—Disculpa, no te había visto —dijo mientas terminaba de limpiar sus lágrimas.—No, no te disculpes, soy yo quien debería hacerlo. Es que te vi... y quise hablarte, aunque no sabía que necesitabas estar sola.—Ah… Bueno —soltó Alejandra un tanto fastidiada con el momento incómodo.Gabriel iba a hablar cuando sonó el celular de Alejandra, ella lo sacó de su bolso y vio en la pantalla algo que la alegró en gran manera, contestó y empezó a caminar lejos del muchacho.Gabriel se sintió absurdo en ese momento. Era la primera vez que le pasaba algo así, por cosas como esas es que no se le acercaba a extraños..Keidys estaba sentada en el piano mientras Josef la observaba de lejos, Mateo estaba concentrado ju
—Vaya, no me sorprende en lo absoluto —dijo la mujer.—¿Por qué? —preguntó Josef.—Porque ustedes debieron estar juntos desde el principio. Siempre se amaron, se les notaba en la mirada —llevó sus ojos a Keidys— tú, mi niña, siempre estuviste detrás de Josef desde muy pequeña —rodó su mirada a Josef— y tú hijo, siempre estuviste siguiendo los pasos de Keidys desde lejos, me decías que te sorprendía lo cambiada que estaba y te hacías la pregunta de si se acordaba de ti. Estuvieron pensándose todos estos años.La señora tenía razón, de lejos siempre estuvo en la mente de aquellos enamorados la imagen del otro, querían verse, estar juntos. Hasta que por fin pudieron hacer su sueño realidad..Alejandra estaba sentada en una banca de un parque donde Tomás
En aquel lugar no se veía ni una sola persona, nadie que le pudiera ayudar. Pero él quería vivir, quería volver a casa, hacer que su madre dejara de llorar y que sus amigos, su familia, los que lo conocían, dejaran de estar preocupados por él.Sin saber de dónde había sacado fuerzas pudo levantarse, cada vez que caminaba dejaba las manchas de sangre por la carretera, toda su ropa estaba empapada de sangre, ya no podía respirar, tosía sangre y para él todo su alrededor se movía, se parecía a las alucinaciones que tenía al estar drogado, esas que le gustaban, pero esta vez lo odiaba en gran manera, sabía que era la muerte abrazándolo, diciéndole “ven a mí, pequeño hijo” y lo odiaba, detestaba ver a la muerte burlarse en su cara.Destellos de su vida pasaron frente a él en cuestión de segundos, desde pequeño,
—Nunca creí que esto pudiera traer estas consecuencias, si tan solo esa tarde no lo hubiera dejado ir, yo me fui enfadada con él y lo dejé ahí. Seguramente él quería dinero y por eso hizo eso. Por eso lo dejaron en ese estado —decía Alejandra mientras lloraba. Mateo la abrazó para así poder consolarla.—No es tu culpa, nadie tiene la culpa, él fue el que quiso meterse en ese mundo, ahora está pagando las consecuencias —explicó Mateo.Estaban en el hospital, aunque era como perder el tiempo, Tomás estaba en cuidados intensivos y no dejaban verlo. Solo esperaban que pasara algo y aquel joven decidiera quedarse con los vivos.—Muchas gracias por haber ocultado la verdad de todo Keidys. Nuestro hijo tomó muchas malas decisiones y ahora está pagando las consecuencias —dijo el padre de Tomás, se cruzaba de brazos y dejaba
—Ya te he visto en traje de baño, no es que tengas un cuerpo como el de una modelo, así que no te preocupes, no te voy a morbosear —Mateo terminó de comer su gelatina.Claudia se quitó la camisa y caminó en busca de la bolsa donde estaba su ropa:—No es que seas fea, tu personalidad es horrible, tu cuerpo no es el más lindo, pero me imagino que tienes lo tuyo, algún chico se fijará en ti. Si engordas un poco, si te dejas crecer el cabello y empezaras a maquillarte, tal vez cambies un poco tu apariencia ¿no?, de pronto te vuelvas linda.—¿Para ti ese es un consuelo? — la joven empezó a ponerse una camisa rosada.—Eres igual que una tabla, no tienes senos. ¿Ibas a ser hombre o qué? —soltó Mateo respingando una ceja.—Estás acostumbrado a ver modelos como Keidys y tu prima tiene buen cuerpo, disculpa