—Vaya, no me sorprende en lo absoluto —dijo la mujer.
—¿Por qué? —preguntó Josef.
—Porque ustedes debieron estar juntos desde el principio. Siempre se amaron, se les notaba en la mirada —llevó sus ojos a Keidys— tú, mi niña, siempre estuviste detrás de Josef desde muy pequeña —rodó su mirada a Josef— y tú hijo, siempre estuviste siguiendo los pasos de Keidys desde lejos, me decías que te sorprendía lo cambiada que estaba y te hacías la pregunta de si se acordaba de ti. Estuvieron pensándose todos estos años.
La señora tenía razón, de lejos siempre estuvo en la mente de aquellos enamorados la imagen del otro, querían verse, estar juntos. Hasta que por fin pudieron hacer su sueño realidad.
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Alejandra estaba sentada en una banca de un parque donde Tomás
En aquel lugar no se veía ni una sola persona, nadie que le pudiera ayudar. Pero él quería vivir, quería volver a casa, hacer que su madre dejara de llorar y que sus amigos, su familia, los que lo conocían, dejaran de estar preocupados por él.Sin saber de dónde había sacado fuerzas pudo levantarse, cada vez que caminaba dejaba las manchas de sangre por la carretera, toda su ropa estaba empapada de sangre, ya no podía respirar, tosía sangre y para él todo su alrededor se movía, se parecía a las alucinaciones que tenía al estar drogado, esas que le gustaban, pero esta vez lo odiaba en gran manera, sabía que era la muerte abrazándolo, diciéndole “ven a mí, pequeño hijo” y lo odiaba, detestaba ver a la muerte burlarse en su cara.Destellos de su vida pasaron frente a él en cuestión de segundos, desde pequeño,
—Nunca creí que esto pudiera traer estas consecuencias, si tan solo esa tarde no lo hubiera dejado ir, yo me fui enfadada con él y lo dejé ahí. Seguramente él quería dinero y por eso hizo eso. Por eso lo dejaron en ese estado —decía Alejandra mientras lloraba. Mateo la abrazó para así poder consolarla.—No es tu culpa, nadie tiene la culpa, él fue el que quiso meterse en ese mundo, ahora está pagando las consecuencias —explicó Mateo.Estaban en el hospital, aunque era como perder el tiempo, Tomás estaba en cuidados intensivos y no dejaban verlo. Solo esperaban que pasara algo y aquel joven decidiera quedarse con los vivos.—Muchas gracias por haber ocultado la verdad de todo Keidys. Nuestro hijo tomó muchas malas decisiones y ahora está pagando las consecuencias —dijo el padre de Tomás, se cruzaba de brazos y dejaba
—Ya te he visto en traje de baño, no es que tengas un cuerpo como el de una modelo, así que no te preocupes, no te voy a morbosear —Mateo terminó de comer su gelatina.Claudia se quitó la camisa y caminó en busca de la bolsa donde estaba su ropa:—No es que seas fea, tu personalidad es horrible, tu cuerpo no es el más lindo, pero me imagino que tienes lo tuyo, algún chico se fijará en ti. Si engordas un poco, si te dejas crecer el cabello y empezaras a maquillarte, tal vez cambies un poco tu apariencia ¿no?, de pronto te vuelvas linda.—¿Para ti ese es un consuelo? — la joven empezó a ponerse una camisa rosada.—Eres igual que una tabla, no tienes senos. ¿Ibas a ser hombre o qué? —soltó Mateo respingando una ceja.—Estás acostumbrado a ver modelos como Keidys y tu prima tiene buen cuerpo, disculpa
—¿Cómo es eso que tienes que irte? —preguntó Josef acercándose a Keidys, ella estaba sentada en la arena de la playa, la muchacha llevó su mirada hasta el joven quien se veía muy triste.—¿Cómo te enteraste? —preguntó.—Tu hermano llamó hace poco, contesté y él creyó que eras tú, dijo que tu tía llamó porque quiere hablar contigo, acordar la fecha de tu viaje —explicó Josef. Se sentó al lado de ella.La tarde caía lentamente y las olas del mar se adentraban en los oídos, aunque la tristeza danzaba a su alrededor y se burlaba en sus caras, tenían que separarse. A Keidys le sorprendió como el año se había ido tan rápido, tanto que no se había dado cuenta.—Yo solo viviría un año aquí, terminaría mi últi
—Lo que sucedió en el cuarto... Perdón por eso, sé que me sobrepasé y te prometo que no volverá a suceder —dijo Mateo mientras caminaba junto a Claudia por un camino que llevaba a un pueblo pequeño cerca de la cabaña.Los grillos sonaban alrededor de ellos y una pequeña y suave brisa soplaba:—Bien. Es mejor que no volvamos a mencionar el tema, se me hace algo incómodo, —dijo Claudia— así es mejor —masculló mientras su mirada lentamente se inclinaba hasta llegar a sus pies.Al bajar una pequeña colina Claudia se resbaló y cayó dando vueltas quedando boca abajo con la boca llena de tierra:"Dios... ¿por qué me odias tanto?" pensó mientras sentía que su vida acababa por la gran vergüenza que tenía en aquel momento.—¡¿Estás bien?! —preguntó
"Recuerdo que la primera vez que observé a Josef, él sostenía una gran sonrisa y sus ojos se achicaron haciendo que su rostro se viera muy tierno. Siempre quise estar con él, estar así, juntos y que el tiempo se detuviera haciendo que este momento fuera infinito. Estar en una cabaña frente al mar, poder escuchar las olas y estar junto a él..." pensaba Keidys mientras observaba el rostro de Josef, el joven le mostró una sonrisa y la hizo acercar más a su cuerpo hasta que la cabeza de la joven se recostó a su pecho.—Para ser nuestra primera vez no estuvo tan mal... —soltó Josef y los dos soltaron carcajadas.—Tenemos que practicar más, ¿vemos vídeos porno?—Keidys sales con unas cosas.—Ellos hacen varias poses que si intentamos hacerlas sé que vamos a disfrutar más. Así que ponte a ver esos vídeos y es
Los días en la cabaña se estaban acabando, y Alejandra se sentía muy mal como para poder salir de su cuarto:—Dios... Mi cabeza... —sollozó.—Toma, debes estar sedienta —escuchó la voz de Tomás.Se acomodó en la cama y lo observó detenidamente, estaba con un jugo de naranja:—Lo preparé para ti, quiero disculparme por haberte tratado mal anoche, fui muy grosero. Perdón —dijo Tomás, se sentó en la cama y mostró una sonrisa.Aquellas palabras estremecieron el pecho de la joven, había esperado tanto la noche anterior para poder escucharlas, estaba muy mal, la pasó pésimo por aquel acto que hizo. Aquella declaración que tanto había repasado una y otra vez fue despreciada por el mismo joven que ahora pedía perdón, ¿es justo el que una persona se vaya una y otra vez y cuando
—¡Gabriel! —llamó Keidys acercándose a él.—¡Keidys! —soltó el joven alegre de verla.—¡Hola! —lo abrazó— ¿qué haces aquí?—Vivo por aquí, ¿y tú?—Estaba de vacaciones con mis amigos, acabo de llegar —explicó la joven.—Con razón la piel bronceada.—Sí... —llevó su mirada a Alejandra que estaba confundida con lo que estaba pasando— ¿se conocen?—Ah... No, su perro se lanzó a mí hace un momento —explicó Alejandra rápidamente.—¡¿Este es Toby?! —inquirió Keidys sorprendida.—Crecen muy rápido —dijo Gabriel sonriente.—Mi pequeño Toby —Keidys se agachó y empezó a acariciar al perro&mda