—¿Tienes miedo? —le preguntó Keidys a Luis Ángel.
—No, ¿debo estarlo? –preguntó el niño.
—Oye, es normal tener miedo, yo lo estaba mi primer día de clases —dijo Josef con una sonrisa en su rostro.
Luis Ángel rodó la mirada a su hermana que estaba tomada de la mano de su madre, la pequeña le mostró una sonrisa bastante grande que dejó relucir sus pequeños dientes. El niño con un rostro bastante neutral no le devolvió la sonrisa y ella le sacó la lengua enojada.
—¿Cuándo estés en el salón qué vas a hacer? —preguntó Josef a su hijo.
—Ser amable con mis compañeros —respondió Luis Ángel.
—Perfecto —Josef le dio un beso en la frente del niño.
Luis Ángel rodó su mirada a Cristia
Josef iba a abrir su casillero cuando vio que en la puerta de éste un sobre rosado pegado, bastante dudoso lo arrancó y vio qué decía "para: Josef Sandoval".Rápidamente lo abrió y leyó:"Querido Josef.Hace tiempo que he querido decirte esto, pero no tenía las fuerzas suficientes para poder sacar las palabras correctas que te hagan saber lo que estoy sintiendo ahora mismo. Tal vez tú no me conoces, tal vez no sabes de lo que estoy hablando.Todas las mañanas te veo de lejos con ganas de querer correr y hablarte, pero soy muy tímida y nunca encuentro el valor para hacerlo. Aunque, puedo asegurarte que en este instituto no hay otra niña que te conozca mejor que yo.Te conozco desde que tengo cinco años, sé que tus padres compraron una casa a dos cuadras del instituto para que, cuando entraras a estudiar se te hiciera fácil ir a clases. Tu mejor amigo Tomás vive al lado de tu casa y todas las noches van a sus clases de natación. Tu color favorito es el morado, tienes una hermana de cinc
Keidys entró al colegio y los profesores ayudaban a que los estudiantes no se acercaran a ella.Después, ingresó a la oficina del director y vio que lo habían cambiado: ahora era un hombre calvo y bastante amargado.El director miró a la joven de pies a cabeza.—Buenos días, señor —saludó ella con una sonrisa bastante forzada; ese hombre no inspiraba buena vibra.—Semejante revuelo has armado —refunfuñó.Keidys se sorprendió al escuchar el vozarrón del hombre, sintió que su espina dorsal se erizó por completo.—Bueno... Me tocará llevarte a tu salón de clases, de seguro todos esperan para verte.—Sí, señor —dijo ella tragando en seco."Este hombre da miedo" pensó Keidys.Salieron de la oficina y los estudiantes al ver a aquel hombre con aura negra, corrieron dejando el pasillo sin un alma. Keidys ya podía imaginar la reputación que debía tener el director Moreño (ese era su apellido)..Tomás, (el mejor amigo de Josef), estaba con su amigo Mateo esperando en la puerta del salón a que
Keidys volvió su mirada al joven que estaba a su lado: era quien había contestado, ¡aquel nerd era Josef!La chica arrugó su rostro y no dejaba de repararlo. El joven, bastante neutral, no le importó que ella lo mirara.—¿Josef? —preguntó Keidys al muchacho.—¿Sí? —inquirió él mientras cerraba sus ojos y se cruzaba de brazos. Recostaba su espalda al espaldar de la silla.—¿No me recuerdas?—Sí, claro que te recuerdo —respondió Josef bastante tranquilo.Keidys sintió que su corazón empezó a latir con fuerza y apretó su mandíbula.Aquel feo nerd seguía siendo arrogante, lo empezaba a odiar cada vez más.—Eres la hermana de Santiago, ¿no?—Sí, es mi hermano mayor —respondió Keidys, trataba de calmar su enojo, ¡¿cómo rayos conocía a su hermano?!—Así que entonces eres aquella niña, no estaba equivocado —soltó de la nada el chico y miró fijamente a Keidys.—¿De qué hablas?—La niña que me entregó la carta —contestó.Keidys sintió que las palabras de Josef fueron un golpe bajo, ¿lo decía as
—Lo que sucede contigo es que no sabes perdonar, Keidys, hasta que no lo hagas, nunca vas a poder ser feliz, —dijo Santiago con aquella voz tranquila que lo caracterizaba, él era mayor que Keidys por cuatro años—: Tienes todo lo que una chica a tu edad quiere, ¡deberías disfrutarlo!—Eso no es cierto. Claro que soy feliz, es solo que... —Keidys parpadeó dos veces—. No importa, espero que Josef no vuelva a pisar esta casa, no mientras yo esté.—Josef todo este tiempo ha preguntado por ti. Yo creo que ese chico te quiere bastante, deberías dejar ese rencor y hablar con él como personas civilizadas y maduras. —Santiago inspeccionó el rostro de su hermana—. Yo creo que tú todavía lo sigues queriendo; o de lo contrario no estarías tan al pendiente de su vida, te daría igual.—¡Eso no es cierto! Ya te volviste loco —refutó Keidys, se cruzaba de brazos y hacía un gesto de fastidio...Era sábado por la tarde, Keidys estaba en el cuarto de su hermano viendo los muchos libros que Santiago ten
Hace seis días atrás las cosas habían empezado a salirse de control para Keidys, se empezaba a arrepentir de haberse mudado e ingresado en aquel colegio.Todos, lo único que hacían era elogiarla por ser modelo, nadie la veía como alguien normal y eso le molestaba. Quería que ese año todo fuera diferente, el poder ser una chica ordinaria y tener amigos que la quisieran por su personalidad, aunque, para ser sinceros, era difícil sobrellevar el carácter de Keidys. Había tenido una discusión con su hermano porque ella le quitó los frenos a la bicicleta de Josef y el chico se había estrellado al volver a su casa después de una tarde de amigos que había tenido con Santiago.—¡Estás loca! —Le gritó su hermano—, ¡pudo haber muerto!Josef solo recibió un golpe en su brazo izquierdo y se había doblado el tobillo derecho al estrellarse con un carro al no poder frenar. Keidys quería que pagara por todo el sufrimiento que había recibido por su parte, pero su hermano tenía razón, pudo haberlo matad
Alejandra estaba sentada en una banca del colegio junto con Tomás, los dos no creían lo que acababa de suceder, estaban un tanto extrañados por el cambio de Mateo.—Fue muy raro, se supone que él moría de amor por ella —expresó Alejandra.—Bueno, ella es una odiosa de primera, es algo normal —explicó Tomás cruzándose de brazos.—Pues sí, por fin lo aceptas.—Bueno, es que Keidys en televisión se veía tan linda que cualquiera se enamoraría de ella. Pero, cuando se conoce en persona, cualquiera la odia —se burló Tomás, los dos jóvenes soltaron carcajadas.—Sí, no puedo creerlo, qué engaño el que hace esa chica —Alejandra volvió a carcajear.Después de un rato, Alejandra y Tomás se miraron fijamente. Ella sentía que su corazón empezaba a latir fuertemente mientras sus mejillas se ruborizaban en gran manera. Lentamente se acercó a Tomás y lo besó, era un momento que toda su vida había esperado, desde pequeña estuvo enamorada de Tomás y por fin pudo sentir sus labios.Tomás se separó de el
Keidys le explicaba a Alejandra las tácticas que debía seguir para enamorar a Tomás y obviamente rechazarlo, hacerle sentir todo lo que él le había hecho.—Conozco a Tomás desde que era una niña —contaba Alejandra—. Fuimos juntos al kínder y nuestros padres son muy amigos, él vive cerca de mi casa, nos criamos junto con Josef, siempre fuimos los tres, bueno, también con mi primo. Desde que tengo memoria he estado enamorada de Tomás, me he imaginado toda una vida juntos, pero él nunca me ha querido; siempre le han gustado mis amigas y me he acostumbrado a verlo con otras chicas. Una vez le había dicho que estaba enamorada de él y se burló de mí, aunque eso fue cuando éramos niños. Seguramente creyó que yo lo había superado, y como una tonta creí que tal vez con todo lo que hemos pasado él se habría enamorado de mí, por eso hoy lo besé, fue el primer beso que di como adolescente y fue el más triste que seguramente recordaré.Keidys estaba completamente concentrada en su historia, faltab
Todos quedaron viendo fijamente a Alejandra: tenía el cabello largo de un castaño claro; estaba maquillada y se veía muy bien, había algo en ella que la hacía ver muy hermosa. Estaba al lado de Keidys y las dos caminaban ignorando a las personas a su alrededor. Tomás estaba junto con Josef y Mateo, se les notaba su impresión al ver a Marcela tan cambiada físicamente.—¿Esa es Alejandra? —preguntaba Tomás anonado.—Yo tampoco la reconocí cuando llegó a la casa —expresó Mateo bastante sonriente.—¡Está hermosa! —gritó Tomás y llevó sus manos a su boca— tengo que hablar con ella, debo felicitarla por aquel cambio. —Salió de prisa con rumbo hacia las chicas. Todos los hombres les echaban piropos y le pedían el número de celular a Alejandra, pero ella solo los ignoraba: bueno, ese fue el consejo que le dio Keidys, quien era una gran experta en ese ámbito.—¿Será que se convirtió en modelo? —preguntó Josef.—No lo sé, —dijo Mateo— pero espero que no cambie mucho ahora que su mejor amiga es