Keidys entró al colegio y los profesores ayudaban a que los estudiantes no se acercaran a ella.
Después, ingresó a la oficina del director y vio que lo habían cambiado: ahora era un hombre calvo y bastante amargado.
El director miró a la joven de pies a cabeza.
—Buenos días, señor —saludó ella con una sonrisa bastante forzada; ese hombre no inspiraba buena vibra.
—Semejante revuelo has armado —refunfuñó.
Keidys se sorprendió al escuchar el vozarrón del hombre, sintió que su espina dorsal se erizó por completo.
—Bueno... Me tocará llevarte a tu salón de clases, de seguro todos esperan para verte.
—Sí, señor —dijo ella tragando en seco.
"Este hombre da miedo" pensó Keidys.
Salieron de la oficina y los estudiantes al ver a aquel hombre con aura negra, corrieron dejando el pasillo sin un alma. Keidys ya podía imaginar la reputación que debía tener el director Moreño (ese era su apellido).
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Tomás, (el mejor amigo de Josef), estaba con su amigo Mateo esperando en la puerta del salón a que entrara la modelo que se había transferido al colegio.
—Este es mi gran sueño —decía Tomás en susurro.
—Oye... —dijo una joven cruzada de brazos detrás de él.
—¿Qué quieres, Alejandra? —preguntó Tomás bastante aburrido.
—Vayan a sentarse —pidió.
—Claro que no, quiero estar cerca de ella —Tomás mordió su labio inferior.
—La vas a ver todos los días.
—Ya... Ve a sentarte —soltó Tomás con bastante fastidio.
Alejandra lo tomó de una oreja y le dio un jalón.
—¡Ah...! —gritó Tomás y cayó al suelo—, ¿por qué siempre me molestas? Mateo también está mirando, ¿por qué nunca le dices nada a él y a mí sí?
Alejandra se ruborizó por completo.
—¡Mierda! —gritó Mateo—, ahí viene Oscoreño... —corrió a sentarse. Los dos jóvenes también lo hicieron así.
En ese momento entró Keidys con el director.
—Buenos días, jóvenes —saludó el hombre.
—Buenos días —contestaron todos.
—Bueno... —comenzó a anuncia el director—. Ya todos saben que a la institución se transfirió la señorita Keidys, —los pequeños gritos en el salón fueron evidentes—, ¡pero! —gritó el director: todos hicieron silencio— desde ahora deben verla como una estudiante normal ¡y! No quiero más revuelo de fans en el colegio, ¿entendido?
—¡Sí, señor! —respondieron, se notaba que le temían.
—Por favor, preséntese —pidió el director.
Keidys mostró una sonrisa y después empezó, poniendo su espalda rígida y escondiendo barriga; aunque no tenía nada de grasa en el abdomen: el uniforme que quedaba perfecto.
—Buenos días a todos, como ustedes saben, mi nombre es Keidys Gonzales y seré su nueva compañera de clases.
En ese momento llegó el profesor y el director salió del salón de clases, mientras que el hombre ahora encargado del aula saludó a Keidys bastante emocionado y le pidió que se sentara.
Ella vio que había un puesto libre a mitad del salón, estaba al lado de un chico de lentes (debía ser el nerd de la clase). Éste no se veía interesado en Keidys, aunque a ella no le importó, pero le mostró una sonrisa amable para que no se formara un momento incómodo.
Los estudiantes no dejaban de mirar a la joven, las chicas estaban impresionadas de ver cuán perfecto le quedaba el uniforme. Ella cruzó las piernas y los brazos mientras el profesor explicaba algo sobre la clase.
Mientras, la mente de Keidys estaba analizando la situación: debía empezar su plan, seguramente en ese salón de clases estaría Josef. Por lo mismo empezó a buscar con la mirada a candidatos perfectos que se parecieran a Josef.
Pero el profesor le hizo las cosas más fáciles: empezó a llamar a lista.
“Seguramente dice los nombres, claro, ¿por qué mi inteligente cerebro no me lo dijo antes?” pensaba la joven.
—¡Aragón Alejandra! —empezó a llamar el profesor.
—¡Presente! —contestó una chica. Traía lentes, su cabello era negro liso y le llegaba hasta los hombros, también tenía la piel trigueña con rasgos un poco indígenas. Parecía ser la chica aplicada del salón, pero era bastante agraciada, solo le faltaba algo de arreglo.
“Es una buena aliada para darme la información que necesito” pensaba Keidys, le hacía un tipo de scanner a la chica con sus ojos.
Después del profesor llamar a varios estudiantes, así como a ella también, un nombre hizo tambalear la mente de Keidys.
—¡Robles Tomás!
—Presente —contestó el joven.
Keidys sintió que su corazón se estremeció: era el mejor amigo de Josef ¡estaban estudiando juntos!
Trató de calmarse y mantener la compostura.
Aquel chico la había molestado mucho después de su declaración de amor, los días fueron horribles para ella por culpa de aquel joven. “Él me quitó el poco orgullo que tenía en ese tiempo, siempre que me veía me gritaba gordita llorona y otras cosas horribles, también lo haré pagar por lo que me hizo” pensaba Keidys.
—¡Salazar Mateo!
—¡Presente! —contestó el joven.
Keidys miró al muchacho y le pareció bastante guapo: era blanco, su cabello castaño oscuro, los ojos marrones oscuros y se veía muy amigable.
Mateo vio que la joven tenía su mirada puesta en él y se ruborizó por completo. Keidys le mostró una sonrisa por este acto, sin duda le agradó al instante; debía haber ingresado en el tiempo en el que ella no estuvo.
—¡Sandoval Josef! —llamó el profesor.
El tiempo para Keidys se detuvo en ese instante. Todo se había ordenado para que se vieran después de varios años, él estaba ahí, en ese mismo salón, lo iba a ver después de tanto tiempo. ¿Cómo estaría? ¿Ya sabía que era ella? Keidys no lo podía creer, estaban en el mismo salón.
La verdad es que nunca pensó estudiar junto a Josef (o sea, imaginaba que tal vez pasaría, pero verdaderamente, nunca lo creyó a ciencia cierta), no sabía cómo soportar la tensión de verlo a cada instante, tenía tanto odio por él que no sabía cómo controlarse en ese momento.
Cerró los ojos, después los abrió para ver cuál de todos los jóvenes allí presentes contestaría al llamado del profesor.
—¡Presente! —contestó Josef.
Pero lo más sorprendente fue lo que vio Keidys, Josef era...
Keidys volvió su mirada al joven que estaba a su lado: era quien había contestado, ¡aquel nerd era Josef!La chica arrugó su rostro y no dejaba de repararlo. El joven, bastante neutral, no le importó que ella lo mirara.—¿Josef? —preguntó Keidys al muchacho.—¿Sí? —inquirió él mientras cerraba sus ojos y se cruzaba de brazos. Recostaba su espalda al espaldar de la silla.—¿No me recuerdas?—Sí, claro que te recuerdo —respondió Josef bastante tranquilo.Keidys sintió que su corazón empezó a latir con fuerza y apretó su mandíbula.Aquel feo nerd seguía siendo arrogante, lo empezaba a odiar cada vez más.—Eres la hermana de Santiago, ¿no?—Sí, es mi hermano mayor —respondió Keidys, trataba de calmar su enojo, ¡¿cómo rayos conocía a su hermano?!—Así que entonces eres aquella niña, no estaba equivocado —soltó de la nada el chico y miró fijamente a Keidys.—¿De qué hablas?—La niña que me entregó la carta —contestó.Keidys sintió que las palabras de Josef fueron un golpe bajo, ¿lo decía as
—Lo que sucede contigo es que no sabes perdonar, Keidys, hasta que no lo hagas, nunca vas a poder ser feliz, —dijo Santiago con aquella voz tranquila que lo caracterizaba, él era mayor que Keidys por cuatro años—: Tienes todo lo que una chica a tu edad quiere, ¡deberías disfrutarlo!—Eso no es cierto. Claro que soy feliz, es solo que... —Keidys parpadeó dos veces—. No importa, espero que Josef no vuelva a pisar esta casa, no mientras yo esté.—Josef todo este tiempo ha preguntado por ti. Yo creo que ese chico te quiere bastante, deberías dejar ese rencor y hablar con él como personas civilizadas y maduras. —Santiago inspeccionó el rostro de su hermana—. Yo creo que tú todavía lo sigues queriendo; o de lo contrario no estarías tan al pendiente de su vida, te daría igual.—¡Eso no es cierto! Ya te volviste loco —refutó Keidys, se cruzaba de brazos y hacía un gesto de fastidio...Era sábado por la tarde, Keidys estaba en el cuarto de su hermano viendo los muchos libros que Santiago ten
Hace seis días atrás las cosas habían empezado a salirse de control para Keidys, se empezaba a arrepentir de haberse mudado e ingresado en aquel colegio.Todos, lo único que hacían era elogiarla por ser modelo, nadie la veía como alguien normal y eso le molestaba. Quería que ese año todo fuera diferente, el poder ser una chica ordinaria y tener amigos que la quisieran por su personalidad, aunque, para ser sinceros, era difícil sobrellevar el carácter de Keidys. Había tenido una discusión con su hermano porque ella le quitó los frenos a la bicicleta de Josef y el chico se había estrellado al volver a su casa después de una tarde de amigos que había tenido con Santiago.—¡Estás loca! —Le gritó su hermano—, ¡pudo haber muerto!Josef solo recibió un golpe en su brazo izquierdo y se había doblado el tobillo derecho al estrellarse con un carro al no poder frenar. Keidys quería que pagara por todo el sufrimiento que había recibido por su parte, pero su hermano tenía razón, pudo haberlo matad
Alejandra estaba sentada en una banca del colegio junto con Tomás, los dos no creían lo que acababa de suceder, estaban un tanto extrañados por el cambio de Mateo.—Fue muy raro, se supone que él moría de amor por ella —expresó Alejandra.—Bueno, ella es una odiosa de primera, es algo normal —explicó Tomás cruzándose de brazos.—Pues sí, por fin lo aceptas.—Bueno, es que Keidys en televisión se veía tan linda que cualquiera se enamoraría de ella. Pero, cuando se conoce en persona, cualquiera la odia —se burló Tomás, los dos jóvenes soltaron carcajadas.—Sí, no puedo creerlo, qué engaño el que hace esa chica —Alejandra volvió a carcajear.Después de un rato, Alejandra y Tomás se miraron fijamente. Ella sentía que su corazón empezaba a latir fuertemente mientras sus mejillas se ruborizaban en gran manera. Lentamente se acercó a Tomás y lo besó, era un momento que toda su vida había esperado, desde pequeña estuvo enamorada de Tomás y por fin pudo sentir sus labios.Tomás se separó de el
Keidys le explicaba a Alejandra las tácticas que debía seguir para enamorar a Tomás y obviamente rechazarlo, hacerle sentir todo lo que él le había hecho.—Conozco a Tomás desde que era una niña —contaba Alejandra—. Fuimos juntos al kínder y nuestros padres son muy amigos, él vive cerca de mi casa, nos criamos junto con Josef, siempre fuimos los tres, bueno, también con mi primo. Desde que tengo memoria he estado enamorada de Tomás, me he imaginado toda una vida juntos, pero él nunca me ha querido; siempre le han gustado mis amigas y me he acostumbrado a verlo con otras chicas. Una vez le había dicho que estaba enamorada de él y se burló de mí, aunque eso fue cuando éramos niños. Seguramente creyó que yo lo había superado, y como una tonta creí que tal vez con todo lo que hemos pasado él se habría enamorado de mí, por eso hoy lo besé, fue el primer beso que di como adolescente y fue el más triste que seguramente recordaré.Keidys estaba completamente concentrada en su historia, faltab
Todos quedaron viendo fijamente a Alejandra: tenía el cabello largo de un castaño claro; estaba maquillada y se veía muy bien, había algo en ella que la hacía ver muy hermosa. Estaba al lado de Keidys y las dos caminaban ignorando a las personas a su alrededor. Tomás estaba junto con Josef y Mateo, se les notaba su impresión al ver a Marcela tan cambiada físicamente.—¿Esa es Alejandra? —preguntaba Tomás anonado.—Yo tampoco la reconocí cuando llegó a la casa —expresó Mateo bastante sonriente.—¡Está hermosa! —gritó Tomás y llevó sus manos a su boca— tengo que hablar con ella, debo felicitarla por aquel cambio. —Salió de prisa con rumbo hacia las chicas. Todos los hombres les echaban piropos y le pedían el número de celular a Alejandra, pero ella solo los ignoraba: bueno, ese fue el consejo que le dio Keidys, quien era una gran experta en ese ámbito.—¿Será que se convirtió en modelo? —preguntó Josef.—No lo sé, —dijo Mateo— pero espero que no cambie mucho ahora que su mejor amiga es
—¿Por qué dices semejante cosa sin sentido? —inquirió Keidys como si nada, era muy buena actriz.—Sé lo que te sucedió, así que entiendo tu rencor por él, pero con cosas como estas no vas a conseguir nada, él puede volver a hacer el examen cuando se compruebe que la letra no coincide. Deja de molestar su vida y preocúpate por la tuya, lo único que conseguirás es hacerte más daño.—Deja de meterte en mi vida y como digas algo sobre esto, tendrás problemas conmigo —amenazó Keidys muy seria.—No voy a decirle nada a Josef, no es necesario, cuando se entere que sacó mala nota y vea una letra diferente, sabrá que fuiste tú, ¿no es obvio?Keidys empezó a sentir un nudo en su garganta y su corazón palpitar con fuerza.—¿Y eso qué? No voy a detenerme hasta haberle hecho pagar todas las burlas que recibí por parte de él.—Pero si Josef nunca te hizo daño, siempre quiso disculparse contigo, además, eso fue hace tanto tiempo…—¡Pero yo nunca lo olvidé! Eso marcó mi vida —interrumpió Keidys algo
Josef se veía que estaba desesperado por aquella chica que solo quería verlo hecho trizas. No sabía cómo aclararle las cosas y demostrarle que nunca quiso el mal para ella, además, eran niños cuando eso y solo había sido un impulso de rabia en un momento dado. Aunque en realidad aquellos días fueron muy traumatizantes parar Keidys, había niñas que le lanzaban restos de comida diciendo “rechazada” y Keidys empezaba a llorar y nadie la ayudaba. Él siempre quiso defenderla, pero le daba miedo que todos se burlaran por hacerlo.—¡Vete de aquí, gorda rechazada! —gritaban los grupos de niñas y la arrojaban al suelo—, das asco.Obviamente que Keidys se iba a sentir muy mal y tomaría rencor por él, aquel último año fue el más solitario para ella, no tenía amigas y era la burla de todos.—¡Se va a caer el mundo! —gritaba Tomás cuando estaban en educación física y ella saltaba la cuerda. Todos soltaron la carcajada y Keidys empezó a llorar—, ¡gorda rechazada! —soltó Tomás y siguió soltando gra