Los días en la cabaña se estaban acabando, y Alejandra se sentía muy mal como para poder salir de su cuarto:
—Dios... Mi cabeza... —sollozó.
—Toma, debes estar sedienta —escuchó la voz de Tomás.
Se acomodó en la cama y lo observó detenidamente, estaba con un jugo de naranja:
—Lo preparé para ti, quiero disculparme por haberte tratado mal anoche, fui muy grosero. Perdón —dijo Tomás, se sentó en la cama y mostró una sonrisa.
Aquellas palabras estremecieron el pecho de la joven, había esperado tanto la noche anterior para poder escucharlas, estaba muy mal, la pasó pésimo por aquel acto que hizo. Aquella declaración que tanto había repasado una y otra vez fue despreciada por el mismo joven que ahora pedía perdón, ¿es justo el que una persona se vaya una y otra vez y cuando
—¡Gabriel! —llamó Keidys acercándose a él.—¡Keidys! —soltó el joven alegre de verla.—¡Hola! —lo abrazó— ¿qué haces aquí?—Vivo por aquí, ¿y tú?—Estaba de vacaciones con mis amigos, acabo de llegar —explicó la joven.—Con razón la piel bronceada.—Sí... —llevó su mirada a Alejandra que estaba confundida con lo que estaba pasando— ¿se conocen?—Ah... No, su perro se lanzó a mí hace un momento —explicó Alejandra rápidamente.—¡¿Este es Toby?! —inquirió Keidys sorprendida.—Crecen muy rápido —dijo Gabriel sonriente.—Mi pequeño Toby —Keidys se agachó y empezó a acariciar al perro&mda
Josef estaba en el salón de clases viendo como el profesor hablaba y hablaba. No podía concentrarse, tenía muchos problemas, sentía que su cabeza iba a estallar; acomodó sus lentes y empezó a sentir un fuerte dolor de cabeza:—Amor... ¿te sientes bien? —inquirió Keidys tomando una mano de su novio. Él llevó su mirada a la joven e hizo un sí con su cabeza.Ella sabía que pasaba algo, lo conocía muy bien, tenía algo que no lo dejaba tranquilo:—Sabes que puedes contar conmigo, me preocupa verte así, por eso quiero que te desahogues, no es bueno enfrentar los problemas solo si puedes recibir ayuda de alguien —dijo Keidys. Estaban en el parque trasero del colegio, se escuchaban algunos grillos y el ambiente era un poco caluroso.—Te voy a contar, pero no hoy, quiero pensar el tema un poco más.—Bueno, pero
—Lindo nombre —soltó Alejandra.—El tuyo también —dijo Gabriel.—¿Sabes mi nombre? —inquirió la joven confundida.—Es Alejandra ¿no?—Así es, pero ¿cómo lo sabes?¿Cómo podía decirle el muchacho que desde hace tiempo conocía su vida porque Keidys le contaba todo?, no podía meter en problemas a su amiga.—Keidys dijo tu nombre aquella vez que nos conocimos —explicó el joven.—Ah... Sí, eres amigo de ella —soltó Alejandra con una gran sonrisa.Estaban llegando a la casa de Alejandra, ella quedó pensante por un instante, lo más seguro era que Tomás estaba en su casa esperando a que ella llegara:—Gabriel... —dijo ella algo insegura.—¿Dime? —inquirió el joven con un tono suave.<
—Hablamos después —dijo Gabriel. Alejandra le mostró una sonrisa y después el muchacho se marchó.Tomás no entendía lo que estaba pasando, le sorprendía el que Alejandra se comportara de esa manera.—¿Por qué no llegaste? —preguntó Tomás.—Claro que llegué- —dijo Alejandra, pero Tomás la interrumpió.—¿Quién es él? ¿Por qué estaba contigo?—¿Estás celoso? —inquirió la joven confundida— Tomás nosotros no somos nada para que me reclames sobre lo que hago o dejo de hacer. Te quedé esperando por dos horas y no llegaste, pero contigo las cosas siempre son así.—Yo te estaba llamando, pero apagaste el celular —reprochó Tomás.—¡De todos modos llegaste tarde! ¡No s&ea
Tomás estaba en el salón de clases y a lo lejos veía a Alejandra, quería acercarse y pedirle disculpas por lo que había sucedido, pero ella se había comportado muy extraña la noche anterior y esa mañana lo ignoró por completo cuando llegó a clases.—¿Nada que te responde Josef? —preguntó Alejandra a Keidys sentada a su lado en el salón de clases.—No... él siempre responde mis llamadas, no estamos enojados o algo por el estilo —explicó Keidys.—Y Josef no es de los que faltan a clases por que sí, además, no le gusta preocupar a las personas y mucho menos si eres tú —dijo Alejandra.—¿Qué habrá pasado? —inquirió Keidys preocupada.—¿Será que su madre se complicó? —preguntó Alejandra.—Ay ojalá
Keidys llegó a su casa, se encontró con una gran sorpresa al entrar:—Tía —soltó Keidys.La señora volteó y le mostró una sonrisa:—Hola Keidys, meses sin vernos —saludó la señora..Josef llegó a su cuarto, la noche ya había caído y sintió que ese fue el primer día más largo de su vida, se acostó en su cama y dejó salir un suspiro, se volteó de medio lado y vio en la mesita de noche una foto suya con Keidys, ella estaba encima de su espalda. "Es mi regalo de primer mes" le había dicho ella el día que le dio aquella foto.En aquel momento sonó su celular, era Keidys:—Por favor no sigas... —susurró mientras veía que la joven no dejaba de marcar..—¿Qué haces aquí? —inquirió Alejandra al
Mateo iba caminando por el pasillo bastante enfadado, tenía tanta impotencia que no sabía controlarse, quería matar a Josef. ¿Cómo era posible que hiciera llorar a Keidys? Alguien tenía que decirle sus verdades en su cara. Recordó que se iba a ir de viaje ¿acaso era hoy? Si estaba empacando era porque sería hoy.—Hola Mateo —saludó Claudia al joven, vio que él estaba muy extrañado— ¿qué sucede?Mateo dio media vuelta y caminaba muy rápido:—¡Mateo ¿qué sucede?! —la chica lo empezó a seguir.El joven salió a la entrada del colegio, Keidys y Alejandra ya no estaban allí. Mateo cruzó la carretera, después empezó a correr:—¡Mateo! —gritó Claudia.—¿Mateo? —preguntó Keidys acercándose a Claudia.
—¡Josef que vuelvas a auto! —gritó el señor.—Espera abuelo, tengo que solucionar un problema —tomó la mano de Keidys y la llevó un poco lejos de su abuelo.—¡Josef! —gritó el señor bajando del auto.La pareja se miró con gran tristeza ¿cómo hacían para seguir juntos? Parecía que todo empezaba a interponerse entre ellos dos. Keidys lo abrazó con gran fuerza, Josef la acurrucó, no quería volver a ver su rostro así de triste, ella siempre le había mostrado una sonrisa ¿por qué ahora todo lo hacía ver como el villano?—Lo siento, por favor, perdóname —susurró Josef en el oído de Keidys.—No... tú no has hecho nada malo, sé que tienes muchos problemas, lo sé —dijo Keidys.—Yo quería termina