Tomás estaba en el salón de clases y a lo lejos veía a Alejandra, quería acercarse y pedirle disculpas por lo que había sucedido, pero ella se había comportado muy extraña la noche anterior y esa mañana lo ignoró por completo cuando llegó a clases.
—¿Nada que te responde Josef? —preguntó Alejandra a Keidys sentada a su lado en el salón de clases.
—No... él siempre responde mis llamadas, no estamos enojados o algo por el estilo —explicó Keidys.
—Y Josef no es de los que faltan a clases por que sí, además, no le gusta preocupar a las personas y mucho menos si eres tú —dijo Alejandra.
—¿Qué habrá pasado? —inquirió Keidys preocupada.
—¿Será que su madre se complicó? —preguntó Alejandra.
—Ay ojalá
Keidys llegó a su casa, se encontró con una gran sorpresa al entrar:—Tía —soltó Keidys.La señora volteó y le mostró una sonrisa:—Hola Keidys, meses sin vernos —saludó la señora..Josef llegó a su cuarto, la noche ya había caído y sintió que ese fue el primer día más largo de su vida, se acostó en su cama y dejó salir un suspiro, se volteó de medio lado y vio en la mesita de noche una foto suya con Keidys, ella estaba encima de su espalda. "Es mi regalo de primer mes" le había dicho ella el día que le dio aquella foto.En aquel momento sonó su celular, era Keidys:—Por favor no sigas... —susurró mientras veía que la joven no dejaba de marcar..—¿Qué haces aquí? —inquirió Alejandra al
Mateo iba caminando por el pasillo bastante enfadado, tenía tanta impotencia que no sabía controlarse, quería matar a Josef. ¿Cómo era posible que hiciera llorar a Keidys? Alguien tenía que decirle sus verdades en su cara. Recordó que se iba a ir de viaje ¿acaso era hoy? Si estaba empacando era porque sería hoy.—Hola Mateo —saludó Claudia al joven, vio que él estaba muy extrañado— ¿qué sucede?Mateo dio media vuelta y caminaba muy rápido:—¡Mateo ¿qué sucede?! —la chica lo empezó a seguir.El joven salió a la entrada del colegio, Keidys y Alejandra ya no estaban allí. Mateo cruzó la carretera, después empezó a correr:—¡Mateo! —gritó Claudia.—¿Mateo? —preguntó Keidys acercándose a Claudia.
—¡Josef que vuelvas a auto! —gritó el señor.—Espera abuelo, tengo que solucionar un problema —tomó la mano de Keidys y la llevó un poco lejos de su abuelo.—¡Josef! —gritó el señor bajando del auto.La pareja se miró con gran tristeza ¿cómo hacían para seguir juntos? Parecía que todo empezaba a interponerse entre ellos dos. Keidys lo abrazó con gran fuerza, Josef la acurrucó, no quería volver a ver su rostro así de triste, ella siempre le había mostrado una sonrisa ¿por qué ahora todo lo hacía ver como el villano?—Lo siento, por favor, perdóname —susurró Josef en el oído de Keidys.—No... tú no has hecho nada malo, sé que tienes muchos problemas, lo sé —dijo Keidys.—Yo quería termina
—¡Es cierto, lo peor que puede suceder es que te caigas en un charco de lodo de cabeza frente a la persona que te gusta! —dijo Alejandra emocionada. Gabriel no podía parar de reír, aquella chica tenía muchas historias cómicas en su vida— ¿oye qué es eso? —Alejandra tomó el álbum de fotos que llevaba Gabriel consigo.—Amm... Espera... —se incomodó Gabriel al ver que la chica ya había empezado a ver las fotos que él tenía allí.—Oye… son lindas fotos —dijo Alejandra sorprendida—, son buenas fotos— recordó el día que llevaba a su perro— ¡ah... es cierto! Tú llevabas una cámara el día que nos conocimos.—Sí... Me gusta tomar fotos —Gabriel vio que la chica pasó a la página donde estaba la foto de ella en el mirador.&md
—Gabriel ¿cómo uno le dice a un hombre que quieres tener sexo con él? —preguntó Gera en el marco de la puerta del cuarto del muchacho. Él estaba sentado frente al computador de mesa.—¿Ah? —soltó el chico pasmado.—¡Oh...! —la chica se asomó por la ventana— ¡salió a trotar! —soltó una risita maliciosa.—¡Gera...! —gritó el chico y la alejó de la ventana— ¿cómo que quieres tener sexo con un hombre?—¿Qué? Eso es normal ¿no?, tú varias veces lo hiciste con esa chica que vivía frente a nuestra casa, así que no me digas nada —se cruzó de brazos.—¿Cómo sabes eso?—Porque una vez me quedé escondida en tu closet.—¡Ay, tú eres un caso! —se enoj&
—¿De qué estás hablando? — preguntó Claudia tratando de resolver lo que había dicho.—O sea que todo esto es por Keidys, ¿es en serio Claudia?—No sé de qué estás hablando. Ya déjame ir... —Claudia se fue, esta vez Mateo no le dijo nada, al joven le pareció que aquellos celos eran absurdos, tan infantil.¿Acaso eran algo para que ella se pusiera en aquella posición?, pero lo que él no comprendía era que Claudia se había enamorado, no entendía que ella estaba sufriendo igual que él, Claudia por él y Mateo sufría por Keidys.Claudia llegó al baño y trataba de hacer que sus lágrimas no salieran, pero el nudo que tenía en su garganta era tan fuerte, le maltrataba tanto su garganta que no lo soportaba.—Pero que tonta soy, estoy llorando por algo tan in
Mateo estaba en blanco ¿qué había hecho?, veía que Tomás estaba muy enfadado, se notaba la impotencia en su rostro, Claudia no dejaba llorar, nunca la había visto así. En aquel momento a su mente vino el recuerdo de cuando estaban corriendo por la playa y ella recogía caracoles:—Mira Mateo, este tiene tu color favorito —dijo ella mostrándoselo. —¿Cómo sabes que es el rojo? —le preguntó. —Siempre lo usas.Mateo volvió a la realidad y vio que Claudia se estaba yendo con Tomás:—¿Cómo dejas que te trate así? ¿Siempre lo hace? —le iba preguntando Tomás—, deja de llorar. No me gusta verte así, me hubieras dejado que le rompiera la cara a ese poco hombre.—¡Claudia, espera! —gritó Mateo detrás de ella.
—¿Qué quieres Mateo? —preguntó Claudia.—No sé por qué te estoy llamando —dijo Mateo.—Entonces voy a colgar.—No por favor, no lo hagas. Claudia, ¿sabes? Yo no quiero que dejemos de ser amigos, es que en realidad la paso muy genial contigo, eres una chica muy alegre y eso me encanta —aunque Mateo no la podía ver sabía que ella estaba sonriendo, le daba la impresión que Claudia por más triste que estaba en aquel momento tuvo que haber soltado una sonrisa— ¿recuerdas el día que en la cabaña trataste de cocinar y toda la comida quedó salada? —los dos soltaron las risas—, quiero que sigan pasando momentos así. Yo en realidad no te odio para nada, no eres un estorbo en mi vida y amo tu bipolaridad, porque es muy gracioso que estés enojada y de la nada sueltes la risa, me gusta cuando ríes d