Mateo estaba en blanco ¿qué había hecho?, veía que Tomás estaba muy enfadado, se notaba la impotencia en su rostro, Claudia no dejaba llorar, nunca la había visto así. En aquel momento a su mente vino el recuerdo de cuando estaban corriendo por la playa y ella recogía caracoles:
—Mira Mateo, este tiene tu color favorito —dijo ella mostrándoselo.
—¿Cómo sabes que es el rojo? —le preguntó.
—Siempre lo usas.
Mateo volvió a la realidad y vio que Claudia se estaba yendo con Tomás:
—¿Cómo dejas que te trate así? ¿Siempre lo hace? —le iba preguntando Tomás—, deja de llorar. No me gusta verte así, me hubieras dejado que le rompiera la cara a ese poco hombre.
—¡Claudia, espera! —gritó Mateo detrás de ella.
—¿Qué quieres Mateo? —preguntó Claudia.—No sé por qué te estoy llamando —dijo Mateo.—Entonces voy a colgar.—No por favor, no lo hagas. Claudia, ¿sabes? Yo no quiero que dejemos de ser amigos, es que en realidad la paso muy genial contigo, eres una chica muy alegre y eso me encanta —aunque Mateo no la podía ver sabía que ella estaba sonriendo, le daba la impresión que Claudia por más triste que estaba en aquel momento tuvo que haber soltado una sonrisa— ¿recuerdas el día que en la cabaña trataste de cocinar y toda la comida quedó salada? —los dos soltaron las risas—, quiero que sigan pasando momentos así. Yo en realidad no te odio para nada, no eres un estorbo en mi vida y amo tu bipolaridad, porque es muy gracioso que estés enojada y de la nada sueltes la risa, me gusta cuando ríes d
"Esta tipa me da miedo..." pensó Tomás y la empujó.—Tú estás loca, mejor busca ayuda —dijo mientras bajaba de la cama, abrió y se fue.No supo de dónde sacó aquella fuerza para poder dejar semejante tentación, anteriormente él hubiera sido quien acosaría a aquella muñequita. Bajó las escaleras rápidamente, estaba terminando de arreglar su camisa cuando vio a Gabriel entrar a la casa.Tomás quedó paralizado por un instante, vio como aquellos ojos lo recorrieron de arriba abajo, su semblante se vio muy serio:—Tienes labial en la mejilla —soltó, caminó y pasó por su lado, Tomás no lo entendió, pero cuando lo sintió caminar cerca de él sintió que todo su cuerpo se erizó.—No le hice nada a tu hermana —dijo Tomás.—
Keidys estaba mirando por la ventana del auto, allí estaba Mateo, atento al momento en que ella bajara. En aquel instante Keidys se sintió muy mal por todo. Por no haberse dado cuenta que aquel chico la había seguido amando y ahora estaba con un gran remordimiento. Ella esperaba a Josef, faltaban unos cuántos días para que regresara. Pero Mateo esperaba por ella y parecía que no le importaba el tiempo que pasara, él la seguiría esperando.Bajó del auto y saludó a Mateo. En aquel momento llegó Claudia y un gran momento incómodo se formó, pero la joven hizo que aquel estado incómodo desapareciera con una gran sonrisa que mostró a Mateo y Keidys.—Hoy tengo un examen a primera hora y no he repasado nada —dijo Claudia con el mismo tono animado que utilizaba en sus palabras.—Eso es como tan normal en ti —soltó
Josef iba a abrir su casillero cuando vio que en la puerta de éste un sobre rosado pegado, bastante dudoso lo arrancó y vio qué decía "para: Josef Sandoval".Rápidamente lo abrió y leyó:"Querido Josef.Hace tiempo que he querido decirte esto, pero no tenía las fuerzas suficientes para poder sacar las palabras correctas que te hagan saber lo que estoy sintiendo ahora mismo. Tal vez tú no me conoces, tal vez no sabes de lo que estoy hablando.Todas las mañanas te veo de lejos con ganas de querer correr y hablarte, pero soy muy tímida y nunca encuentro el valor para hacerlo. Aunque, puedo asegurarte que en este instituto no hay otra niña que te conozca mejor que yo.Te conozco desde que tengo cinco años, sé que tus padres compraron una casa a dos cuadras del instituto para que, cuando entraras a estudiar se te hiciera fácil ir a clases. Tu mejor amigo Tomás vive al lado de tu casa y todas las noches van a sus clases de natación. Tu color favorito es el morado, tienes una hermana de cinc
Keidys entró al colegio y los profesores ayudaban a que los estudiantes no se acercaran a ella.Después, ingresó a la oficina del director y vio que lo habían cambiado: ahora era un hombre calvo y bastante amargado.El director miró a la joven de pies a cabeza.—Buenos días, señor —saludó ella con una sonrisa bastante forzada; ese hombre no inspiraba buena vibra.—Semejante revuelo has armado —refunfuñó.Keidys se sorprendió al escuchar el vozarrón del hombre, sintió que su espina dorsal se erizó por completo.—Bueno... Me tocará llevarte a tu salón de clases, de seguro todos esperan para verte.—Sí, señor —dijo ella tragando en seco."Este hombre da miedo" pensó Keidys.Salieron de la oficina y los estudiantes al ver a aquel hombre con aura negra, corrieron dejando el pasillo sin un alma. Keidys ya podía imaginar la reputación que debía tener el director Moreño (ese era su apellido)..Tomás, (el mejor amigo de Josef), estaba con su amigo Mateo esperando en la puerta del salón a que
Keidys volvió su mirada al joven que estaba a su lado: era quien había contestado, ¡aquel nerd era Josef!La chica arrugó su rostro y no dejaba de repararlo. El joven, bastante neutral, no le importó que ella lo mirara.—¿Josef? —preguntó Keidys al muchacho.—¿Sí? —inquirió él mientras cerraba sus ojos y se cruzaba de brazos. Recostaba su espalda al espaldar de la silla.—¿No me recuerdas?—Sí, claro que te recuerdo —respondió Josef bastante tranquilo.Keidys sintió que su corazón empezó a latir con fuerza y apretó su mandíbula.Aquel feo nerd seguía siendo arrogante, lo empezaba a odiar cada vez más.—Eres la hermana de Santiago, ¿no?—Sí, es mi hermano mayor —respondió Keidys, trataba de calmar su enojo, ¡¿cómo rayos conocía a su hermano?!—Así que entonces eres aquella niña, no estaba equivocado —soltó de la nada el chico y miró fijamente a Keidys.—¿De qué hablas?—La niña que me entregó la carta —contestó.Keidys sintió que las palabras de Josef fueron un golpe bajo, ¿lo decía as
—Lo que sucede contigo es que no sabes perdonar, Keidys, hasta que no lo hagas, nunca vas a poder ser feliz, —dijo Santiago con aquella voz tranquila que lo caracterizaba, él era mayor que Keidys por cuatro años—: Tienes todo lo que una chica a tu edad quiere, ¡deberías disfrutarlo!—Eso no es cierto. Claro que soy feliz, es solo que... —Keidys parpadeó dos veces—. No importa, espero que Josef no vuelva a pisar esta casa, no mientras yo esté.—Josef todo este tiempo ha preguntado por ti. Yo creo que ese chico te quiere bastante, deberías dejar ese rencor y hablar con él como personas civilizadas y maduras. —Santiago inspeccionó el rostro de su hermana—. Yo creo que tú todavía lo sigues queriendo; o de lo contrario no estarías tan al pendiente de su vida, te daría igual.—¡Eso no es cierto! Ya te volviste loco —refutó Keidys, se cruzaba de brazos y hacía un gesto de fastidio...Era sábado por la tarde, Keidys estaba en el cuarto de su hermano viendo los muchos libros que Santiago ten
Hace seis días atrás las cosas habían empezado a salirse de control para Keidys, se empezaba a arrepentir de haberse mudado e ingresado en aquel colegio.Todos, lo único que hacían era elogiarla por ser modelo, nadie la veía como alguien normal y eso le molestaba. Quería que ese año todo fuera diferente, el poder ser una chica ordinaria y tener amigos que la quisieran por su personalidad, aunque, para ser sinceros, era difícil sobrellevar el carácter de Keidys. Había tenido una discusión con su hermano porque ella le quitó los frenos a la bicicleta de Josef y el chico se había estrellado al volver a su casa después de una tarde de amigos que había tenido con Santiago.—¡Estás loca! —Le gritó su hermano—, ¡pudo haber muerto!Josef solo recibió un golpe en su brazo izquierdo y se había doblado el tobillo derecho al estrellarse con un carro al no poder frenar. Keidys quería que pagara por todo el sufrimiento que había recibido por su parte, pero su hermano tenía razón, pudo haberlo matad