Las calles del pequeño pueblo de Askim estaban vacías, solo se sentía las gotas de lluvia que caían en los techos de las pequeñas y antiguas casas. Con apenas la luz emitida por un farol al final de la calle la chica corrió con todas sus fuerzas huyendo del aguacero, ansiaba llegar a casa, sobre todo porque se había sentido observada desde que terminó su turno en la tienda de antigüedades en la que solía trabajar al salir de la escuela.
Sus zapatos resbalaban con el suelo mojado pero de algún modo siempre conseguía mantener el equilibrio. Mientras corría buscaba en su bolso las llaves de casa, sentía que cada minuto estaba en peligro al no saber si en verdad estaba siendo perseguida.
Se encontraba a dos pasos de cruzar el intimidante muro que separaba su casa del mundo exterior, su padre se había encargado de conseguir la mayor privacidad posible, debido a lo especial que eran sus habitantes. Las llaves cayeron al piso húmedo y le fue casi imposible encontrarlas entre la lluvia y la oscuridad, con manos temblorosas buscó a ciegas sobre el pavimento helado pero se detuvo abruptamente.
Una voz en su cabeza le exigía que huyera, corriera o gritara pero no lo hizo. Lentamente se levantó, giró sobre sus talones pero no vio nada, sintió un alivio en el pecho, en ese instante divisó en el piso lo que buscaba se agachó para recogerlo cuando unos pies descalzos y manchados por hollín aparecieron frente a ella. Su corazón se detuvo a causadel susto, por un momento no supo que hacer pero recordó lo que su padre le había dicho infinidades de veces así que con una mirada frívola y ocultando su miedo se levantó y enfrentó al espectro que tenía en frente.
No era la primera vez que seres se le aparecían en medio de la noche, no eran más que simples fantasmas solo algunas especies tenían el suficiente poder para atravesar las puertas del submundo y por alguna razón siempre iban directo a ella.
No habló, había aprendido que no todas las criaturas que se le enfrentaban eran capaces de hacerlo algunas se comunicaban con ella a través de señas y símbolos que rara vez entendía.
Quieta y dura como una roca, miró sin ningún disimulo a la mujer huesuda que olía a azufre tenía un velo dorado y negro que cubría su rostro y la mayor parte del cuerpo, pero a través de él podía notar esos dos ojos dorados que la observaban, eran hermosos pero quitó la vista de ellos cuando se dio cuenta que a pesar del brillo dorado la muerte estaba presente ante ella. Nunca había visto algo igual, los pelos se le erizaron de pensar lo que le pasaría si aquella criatura estuviera realmente parada frente a ella.
Alejó esos pensamientos y se decidió a hablar ya que no había ni señales ni gestos ni palabras que provinieran de lo que sea que tuviera en frente.
—¿Qué quieres? ¿Quién eres? —un aliento frío se dirigió a su rostro, el olor a la muerte se incrustó en su pequeño y flácido cuerpo, tuvo que aguantar las arcadas para evitar vomitarse ahí mismo. Soltó un gruñido por lo bajo, pero la criatura volvió a hacer lo mismo pero esta vez no había olor a muerte y ahí supo cómo se comunicaría con lo que sea que tuviera en frente.
⊱✿⊰
A la mañana siguiente la luz entró por el poco espacio de las ventanas queestaban cubiertas por unas hermosas cortinas blancas con detalles en azul, estiró cada centímetro de su cuerpo mientras intentó sacar fuerzas para levantarse de la cama.
Pasos perezosos la llevaron al baño de su habitación, lavó su rostro y enfrentó su horrible aspecto, había pasado toda la noche analizando las imágenes que fueron puestas en su mente por el encuentro con el espectro. Recogió su largo cabello rojo en una alta coleta y entró a la ducha para darse un baño.
El olor del desayuno hacía rugir sus tripas, estaba hambrienta no había probado bocado la noche anterior, se apresuró a bajar las escaleras para ver en la mesa su desayuno favorito, pero no había rastro de su padre por ningún lado. Una parte de ella se preguntó si ya se había ido al trabajo, pero no, eso no pasaría hoy, era un día especial y el jamás se iría sin antes verla.
—Te quedarás viendo tu desayuno toda la mañana o tienes planes de comerlo algún día —dijo una voz juguetona que provenía de sus espaldas, se volteó para enfrentarlo con una sonrisa en los labios.
—Feliz cumpleaños —Su padre abrió los brazos y ella en pocos pasos llegó a su encuentro —No entiendo como creciste tan rápido, hasta el otro día fuiste un simple bebé.
—Corta el drama Raziel —Se separaron y él pellizcó su nariz.
—Te dije que no me llames así bebé llorona —le dijo mientras sacudía su cabello despeinado la coleta que se había hecho.
—No lo haré nunca si no me dejas decir tú así.
—Eres mi hija, te diré como se me antoje, ahora ven te preparé tu desayuno favorito —La tomó de la mano y la guío hasta al mesón de la cocina, le sirvió arepas, huevos, tocino, queso y algunas tostadas luego buscó una jarra de jugo y se la colocó enfrente —¿Qué piensas hacer hoy? —le preguntó mientras se servía su propio desayuno.
—No lo sé, ahora que la escuela terminó no hay mucho que hacer, en un rato voy por Neahm.
—No te separes de ella, es un día importante para todos no sabemos cómo reaccionará tu cuerpo ahora que por fin cumples diecinueve, en cualquier momento algo raro puede pasar.
—Quizás que ya haya ocurrido algo —No se atrevía mirarlo, jugaba con su comida para evitar coincidir con su mirada.
—¿Qué ocurrió? —Trató de esconder su preocupación pero le fue casi imposible.
—No es nada importante, podía haber sido hoy o mañana...
—Mia —dijo con una voz ronca.
—Ayer en la noche cuando llegué vi algo, no sé lo que era, fue nuevo y hasta se comunicó diferente.
—Cuéntame de una vez que sucedió y no des tantas vueltas.
—Lo que sea que vi, de algún modo puso imágenes y palabras en mi cabeza —Tragó, su padre la miraba impaciente —. Vi a una mujer de pelo blanco encadenada y la voz solo me dijo: el momento ha llegado, la profecía ha de cumplirse, prepárate —El mismo miedo que tuvo la noche anterior se apoderó de su cuerpo, se llenó de valor y al fin enfrentó la mirada de su padre, no lo reconoció estaba pálido, inmóvil, como si fuera a desmayar solo que sabía que eso era imposible porque los seres como él no se enferman ni tampoco desfallecen.
—Papá —dijo preocupada.
—¿Cómo era esa criatura? —su voz fue casi un susurro.
—No lo sé, parecía una mujer pero tenía un velo negro y dorado que le cubría casi todo el rostro solo pude ver lo que más resaltaba, sus ojos dorados pero parecía como si debajo de ese manto que la cubría no hubiera nada.
—Porque no lo hay —Su padre se paró, poco a poco iba retomando su color natural —Recógelo todo nos vamos.
Ella sin duda no permitiría eso, no otra vez y menos en su cumpleaños, estaba harta de siempre huir y no tener respuestas, sabía que no era una simple mundana su padre se lo había explicado pero en el fondo ella se sentía como una, físicamente era igual a su padre, su pelo rojizo, sus ojos verdes con un destello dorado, su rostro era igual de angelical al de Raziel, una belleza rara pero especial, pocos humanos se veían así, nunca pasaba desapercibida, pero podía perfectamente fingir ser uno de ellos. Un nombre atravesó sus pensamientos Neahm, no ella no estaría lejos de su amiga, no esta vez había perdido tanto ya que perder lo único real en su vida le rompía el corazón.
—No pienso marcharme, no esta vez —Se levantó y fue tras su padre que se dirigía a la entrada de la casa.
—Si lo harás, así tenga que obligarte —Abrió la puerta y casi choca con la chica que estaba a instantes de tocar.
—Hola señor Raziel —dijo con una voz muy alegre, Neahm.
—El día ha llegado —Solo esas palabras fueron suficientes para que el rostro de la chica trigueña cambiara de un momento a otro.
—¿Estás seguro? —el solo asintió, en sus ojos podía verse el miedo en persona. Mia no entendía nada, su amiga jamás tuteaba a su padre.
—Tenemos que irnos ya —Entró en la casa y cerró la puerta detrás de ella.
—Mia escúchame —La chica estaba aturdida por qué su padre le habló a su amiga como si algo malo fuera a ocurrir, que sabe Neahm que ella no, su mente era un caos, no entendía nada y estaba segura que seguiría así un buen rato.
—Mia —volvió a llamarla su amiga —me estas escuchando —No, no lo había hecho, ella solo se limitó a negar —. Debemos irnos ya, te juro que entenderás todo cuando te lo expliquemos pero ahora debemos escapar.
—Huir ¿A dónde?
—Lejos, vamos recoge tus cosas —sin más preguntas así lo hizo, corrió por las escaleras sacó una maleta guardada en el fondo de su armario y guardó ropa al azar, estaba tan confundida, no entendía nada, su cuerpo actuaba por inercia, en más de una ocasión se había mudado pero su madre jamás se había puesto así.
Bajó las escaleras y se encontró con que tanto Neahm como su padre recogían todas las fotos de ellos regadas por su hogar, no sabía de dónde pero su padre sacó un pomo con un líquido que esparció por el gran salón cuando el olor llegó a su nariz se percató de que era gasolina.
—Pero que hacen, se han vuelto locos —gritó exasperada.
—Vamos —su padre la tomó del brazo llevando en una mano su maleta y con la otra casi la arrastró hasta la cochera.
—Sube al auto —le dijo en un tono que solo usaba cuando algo malo estaba pasando. Ella quería una explicación pero sabía que no era el momento ya se encargaría de exigirlas luego.
Cinco minutos después los tres estaban montados en el auto, la casa en la que había vivido durante los últimos cinco años ahora estaba ardiendo a sus espaldas, sus recuerdos, su vida todo se había quedado en esa casa, estaba molesta, porque una vez más la habían tratado como a una niña, una vez más estaba huyendo y ella estaba tan cansada de eso, se preguntó si toda su vida sería así.
—Alguien va a decirme que pasa. ¿Qué cosa fue esa que me encontré ayer? —Neahm y su padre se miraron, no entendía cómo pero sabía que con esa mirada palabras no dichas fueron intercambiadas entre ellos, su padre dejó ir un suspiro y al fin habló.
—Lo que viste ayer fue un portador de la muerte —Ella seguía igual de confundida, que significaba aquello, necesitaba más mucho más para poder entender.
Llevaban en la carretera cuatro horas, ninguno había dicho una palabra luego de que Raziel le dijera el nombre de aquella criatura, portador de la muerte. No tenía idea de que significaba aquello, pero solo pensar en eso hacía que cada partícula de su cuerpo se erizara. El único sonido durante el viaje era la música que Neahm puso para relajar el ambiente pero su objetivo nunca se cumplió.Desconocía a dónde se dirigían, tampoco preguntaría, estaba acostumbrada a que su padre actuará así siempre que la creía en peligro, sin duda una vez estuvieran a salvo ella obtendría las respuestas que necesitaba.Cerró sus ojos y dejó ir un leve suspiro, era su cumpleaños y ni siquiera ese día podría tener un día normal, menuda vida tenía.—Hemos llegado —dijo su padre mientras estacionaba, luego abrió la puerta para salir del auto, su amiga lo imitó y luego ella hizo lo mismo.—¿Dónde estamos? —no pudo evitar preguntar con voz molesta.Frente a ellos había un puente que tenía un camino rocoso, al
No sabía cuánto tiempo había transcurrido, por las grandes ventanas de cristal se colaba la luz de la luna, le costó par de minutos orientarse, recordar donde se encontraba y el caos en que se había transformado su vida en un parpadear.Recorrió con la vista la habitación y por primera vez se percató de las grandes obras que se encontraban dispersas por la habitación, todas trataban de los mismo, alas, de todos las formas y colores estaban dibujadas como si el lienzo y ellas fueran una sola, se sintió afortunada por poder apreciar semejante belleza.Se levantó de la cama y notó que había ropa doblada en una esquina de la cama, la tomó y se dirigió al baño para darse una ducha. Luego de veinte minutos estaba lista para salir, se llenó de valor y así lo hizo, los pasillos estaban todos alumbrados pero a diferencia de cuando llegó, se encontraban vacíos.No sabía a dónde iba, pero recorrió el lugar memorizando la historia contada en cada pared del lugar, ella conocía leyendas que le fue
Habían pasado tres días y Mia aún se encontraba en trance a causa de toda la energía que estaba recibiendo tras la muerte de su madre.Su padre no se había movido de su lado ni un segundo, estaba atento, cuidándola hasta de su propio fuego, que al igual que sus otros nuevos poderes aparecían por momentos arrasando todo a su paso. La mente de Mia se encontraba en otro mundo, uno desconocido para él y del que poseía pocas respuestas.Neahm también estaba allí ansiosa, a la espera de que la chica despertara, el tiempo que esta tardará en reaccionar era la medida del poder que estaba heredando de sus ancestros. No todos los Regium obtienen en su totalidad el poder de sus antepasados, solo obtienen el que estos desean otorgarles.Estaba segura de que hasta ahora nunca nadie había estado durante tanto tiempo en aquel trance y eso la asustaba porque por alguna razón los espíritus le estaban dando a Mia el poder para enfrentarse a lo que sea que el destino le tuviera preparado.Los días fuero
Todo era muy confuso, Mia no tenía idea de que había sucedido y todo en ella se sentía diferente, algo había cambiado dentro de sí pero no sabía ni cómo ni por qué.Había pasado un día desde que despertó y su padre, no la dejaba a solas ni un momento, algo le preocupaba y ella quería saber el qué, Neahm también estaba rara, no hablaba y apenas se alejaba de los libros que traía de la biblioteca. Todo era tan confuso, pero lo que más le preocupaba era aquello que no había contado a nadie. Durante su trance la chica llevó su mente a un mundo desconocido para ella, escuchó y vio cosas que eran un sin sentido, quería saber quién era aquel joven de cabellos negros que encadenó, torturó y asesinó a una mujer de cabello blanco, su curiosidad aumentó cuando se dio cuenta de que era la misma que el espectro de la muerte había puesto en imágenes en su cabeza. No podía parar de preguntarse quién era ella, pero jamás le vio el rostro o supo cómo se llamaba. Le dolió tanto ver esas imágenes y no
La mente de Mia era un caos, le parecía tan descabellado todo lo que su padre le contaba que por un momento se preguntó si los ángeles se podían volver locos.Según su padre, ella no solo era un ángel también tenía una mitad regium, solo el nombre lo creía absurdo, que rayos significaba aquello pero lo más desconcertante de todo es que ella era una princesa. No, ella no entendía nada, porque había esperado tanto para contarle aquello. Su cabeza dolía por recibir tanta información que no era capaz de procesar o tan siquiera entender.¿Qué diferencia hacía que ella fuera regium, ángel o lo que sea? Ella solo se sentía como Mia, la chica que había huido de lo desconocido durante toda su vida. Enfrentar toda esta situación era demasiado complejo para ella.Su padre permanecía en silencio mientras ella unía poco a poco las piezas de su vida y de la persona que realmente era. Quería gritarle mil obscenidades, pero él la había cuidado y amado durante toda su vida, incluso renunció a los suyo
abían pasado dos semanas desde el día en que el portador de la muerte se apareció frente a Mia y en tan solo ese tiempo su vida había cambiado tanto, todas aquellas preguntas de las que nunca había obtenido respuesta por parte de su padre ahora eran información valiosa de su pasado y su herencia.Aún había mucho que le ocultaban, ella lo sabía pero a pesar de eso, se sentía conforme con las respuestas que le habían dado. Ya llegaría el momento de descubrir mucho más.La que no salía de su mente era su madre, a la que nunca conocería porque si Raziel estaba en lo cierto ella ahora estaba muerta. Siempre quiso saber de ella, pero su padre le daba vagas respuestas y ahora que conocía la historia completa se había dado cuenta que él le había proporcionado durante toda su vida verdades a medias del paradero y origen de ella.Quería saber aunque sea como era su rostro, que le gustaba o si alguna vez fue feliz lejos de ella y de su padre. Tantas preguntas que siempre anhelo hacerle y ahora e
A medida que el tiempo pasaba las clases con Aiden se volvían más complicadas, luego de la prueba de vuelo, Mia tuvo que enfrentarse a su otro miedo para activar el poder de sanación celestial, a diferencia de la primera, esa prueba fue más difícil y tardó una semana en reunir el valor para enfrentarse a una habitación llena de insectos, lo peor fue que estuvo ahí casi un día pero al final notó que no era tan malo como imaginaba y de manera mágica todas las picadas que obtuvo en aquel sitio se curaron por sí solas.Luego de dominar por completo volar y poder curarse no solo a ella sino a los demás, llegó la tercera prueba y para su suerte no había que enfrentar ningún miedo, conseguir que las personas le dijeran la verdad se aprendía con práctica y solo se consigue si tus intenciones en conocerla son sinceras, en el pasado ella ya había usado sus poderes para obtener algunas confesiones de compañeros de clases que a menudo la molestaban por querer mantenerse aislada, por ello al menos
Mia y Aiden entraron al gran salón, fueron recibidos por la risa de los presentes y la bella melodía de la música, todos se encontraban felices por aquel día. La decoración era hermosa, como siempre todo era blanco y dorado, las velas, las sillas las mesas hasta las cortinas encajaban a la perfección como si estuvieran de alguna manera sincronizados.Al momento vio a Neahm sentada sola pero a pesar de ello, se veía feliz ella era una banshee que tenía la oportunidad de estar rodeada de ángeles y en una celebración que ninguna otra especie a visto antes, además estar rodeada de tantos seres celestiales provocaba esa sensación de felicidad permanente.—Veo que tu amiga ya está empezando sufrir los efectos angelicales —Ambos sonrieron —. Si quieres acompáñala yo iré por algo de tomar —Ella asintió y fue hasta la mesa donde se encontraba su amiga.—Estas preciosa —le dijo antes de sentarse.—Tu igual, tu vestido es extremadamente hermoso.—Me lo hizo una maravillosa diseñadora, pero no te