No sabía cuánto tiempo había transcurrido, por las grandes ventanas de cristal se colaba la luz de la luna, le costó par de minutos orientarse, recordar donde se encontraba y el caos en que se había transformado su vida en un parpadear.
Recorrió con la vista la habitación y por primera vez se percató de las grandes obras que se encontraban dispersas por la habitación, todas trataban de los mismo, alas, de todos las formas y colores estaban dibujadas como si el lienzo y ellas fueran una sola, se sintió afortunada por poder apreciar semejante belleza.
Se levantó de la cama y notó que había ropa doblada en una esquina de la cama, la tomó y se dirigió al baño para darse una ducha. Luego de veinte minutos estaba lista para salir, se llenó de valor y así lo hizo, los pasillos estaban todos alumbrados pero a diferencia de cuando llegó, se encontraban vacíos.
No sabía a dónde iba, pero recorrió el lugar memorizando la historia contada en cada pared del lugar, ella conocía leyendas que le fueron transmitidas por su padre pero allí a su alcance estaba la verdadera historia y no podía resistirse, se encontraba maravillada por una herencia que también era de ella.
Caminaba por un pasillo cuando sintió unos murmullos al final, su cuerpo se tensó y se detuvo al momento, pero eso cambió cuando reconoció el pelo rojizo de su padre, al fin lo había encontrado.
Dio grandes zancadas hasta llegar a él, quién la miró seguido de su acompañante, aquel hombre que las había recibido y de quién aún desconocía el nombre. Las expresiones de ambos eran molestas como si estuvieran discutiendo cada minuto en aquel lugar se volvía más extraño.
—Hablamos luego —Sin más el rubio cruzó una puerta que no había notado y desapareció.
—Tenemos que hablar Raziel —Odiaba que le dijera así, pero que lo llamara por su nombre era un indicativo de que se encontraba molesta.
—Lo sé, pero aún es tu cumpleaños y no pensarás que lo he olvidado —La tomó de la mano y se volteó para empezar a caminar —. Si me vuelves a llamar Raziel me comeré yo solo tú tarta de chocolate.
—Pórtate bien y no lo haré —Ambos rieron aquella risa era el único sonido en el lugar —. ¿A dónde vamos? —Utilizó un tono más suave para hablar, al final su única familia era su padre, por muy molesta que estuviera con él no era capáz de rechazarlo o tratarlo mal.
—Ya verás —Caminaron por una sección que jamás había visto, en las paredes no había historia pintada pero habían armas celestiales como adornos decorativos, se veían imponentes y como si cada una tuviera vida propia, se preguntó si allí estaba la que su padre había usado en la guerra que había ocurrido miles de años atrás.
—¿Fragarach[1] está aquí? —Su padre la miró sorprendido no esperaba que ella aún recordara el nombre de su espada.
—No, no lo está.
—¿Y dónde? —preguntó muy curiosa.
—Algún día lo descubrirás —continuaron caminando
—Dios, podrás contarme algo alguna vez en tu vida.
—Llegamos, cierra los ojos —la interrumpió antes de que siguiera protestando.
—Papá no soy una niña de cinco años.
—Hazme caso tú por una vez —resopló pero terminó obedeciendo.
Él tomó su mano, abrió la puerta y la ayudo a caminar, él sabía que tendría que darles respuestas, pero aunque cumpliera diecinueve para él seguía siendo su pequeña por quién había renunciado a todo lo que conllevaba ser un ángel celestial. El daría su vida por ella y solo deseaba unos minutos de felicidad antes de tener que cambiar el destino y la vida de Mia para siempre.
—Ya puedes abrirlos.
Así lo hizo, y quedó maravillada por el cielo que había aquella noche, sospechaba que el motivo de tal belleza era que se encontraban en un lugar sagrado, las estrellas parecían luciérnagas bailando en un manto oscuro. Jamás había presenciado algo con semejante belleza, no tenía palabras para describir lo que sus ojos apreciaban. Pasaron minutos antes que pudiera devolver su atención a su padre.
—Nunca vi algo igual —susurró arrastrando las palabras, por la sorpresa.
—Feliz cumpleaños Mia —dijo Neahm quién se acercaba a ella con una torta de chocolate en sus manos, no había notado su presencia hasta ese momento, a pesar de su molestia le regaló una sonrisa a ambos. Ella sabía que todo lo que habían hecho era para mantenerla oculta del mundo exterior y proteger su verdadera identidad, una que aún desconocía porque se negaban a contarle la historia de su madre, lo único que sabía de ella, era su nombre, Marissa.
—Gracias, esto es maravilloso —Caminó hasta su padre y lo abrazó con fuerza, no podía imaginar su vida sin él y después para sorpresa de Neahm fue su turno de recibir un abrazo que la hizo sonreír. En el fondo Mia los amaba porque siempre estaban para ella y la protegían de cosas que ella no era capaz de entender.
—Feliz Cumpleaños amiga.
—Gracias —dijo mientras se apartaba.
El resto del tiempo lo pasó riendo, charlando y comiendo pastel. Aquella era la última noche de paz y tranquilidad que tendrían en mucho tiempo, una tormenta se acercaba y el futuro era incierto.
—Creo que mejor vamos a dormir mañana será un día complicado.
—Nos vemos —dijo Mia mientras se paraba —¿Neahm vienes?
—En un momento voy —Mia asintió, le dio un beso a su padre y se marchó.
—Ella no está preparada —dijo Neahm cuando la cumpleañera estaba lo suficientemente lejos como para no escucharla.
—Nadie lo está —contestó Raziel —pero tendrá que estarlo.
—Por eso nos trajiste aquí verdad, para que aprenda a usar sus poderes de ángel y luchar como uno.
—Selafiel es muy buen maestro, él nos ayudará aunque no le guste la idea. —Se quedó pensativo por un momento —. Quizás no la pueda ayudar con su otra mitad pero quiero que al menos se pueda defender con lo que yo le di.
—¿Cuándo le dirás que es una princesa?
—No lo sé, acaso eso es importante —dejó escapar un suspiro —ahora solo queda esperar que sus nuevos poderes aparezcan.
—Si es que llega a pasar, te recuerdo que estamos en el mundo de los humanos.
—Algún rastro de ellos debe aparecer.
—Estás seguro que el portador de la muerte se refería a Marissa.
—Lo estoy, si ella muere sus herederos obtendrán sus poderes, no la dejes sola ni un momento no sabemos cuál de todos se manifieste primero —dijo mientras se paraba —Nos vemos...
Un gritó que provenía del pasillo por el que se había marchado Mia lo interrumpió, ambos se dieron una mirada cómplice llena de terror y miedo. Sin decir una palabra corrieron hasta el origen de aquel sonido. Al llegar vieron a Selafiel tan asustado como ellos, miraron a donde se dirigía su mirada y vieron a la causante de aquel alboroto.
Mia estaba tan asustada como ellos, todo su cuerpo estaba en llamas, sus alas que antes eran blancas en su totalidad habían cambiado y como si su cuerpo se adaptara a la magia que estaba recibiendo cambiaban de manera intermitente a blanco de su lado celestial y a negro de su gen regium.
—Cálmate, respira, mírame —le decía Raziel mientras poco a poco se le acercaba, le tomó el rostro para que lo mirara y aunque sus manos ardían por el dolor de las quemaduras, lentamente el fuego cedió,las alas desaparecieron y Mia se desplomó en sus brazos.
—¿Qué fue eso? —preguntó Selafiel con ese tono molesto que lo caracterizaba, pero no logró ocultar de su rostro la preocupación.
—El portador de la muerte no se equivocó —dijo Neahm ignorando su pregunta.
—Marissa ha muerto —La cara de Selafiel cambió de color y solo ahí entendió la gravedad del asunto.
[1] Fragarach es una espada legendaria de la mitología celta, conocida también como la “respondona” debido a que si se ponía en la garganta de alguien, éste no podía decir mentiras ni moverse
Habían pasado tres días y Mia aún se encontraba en trance a causa de toda la energía que estaba recibiendo tras la muerte de su madre.Su padre no se había movido de su lado ni un segundo, estaba atento, cuidándola hasta de su propio fuego, que al igual que sus otros nuevos poderes aparecían por momentos arrasando todo a su paso. La mente de Mia se encontraba en otro mundo, uno desconocido para él y del que poseía pocas respuestas.Neahm también estaba allí ansiosa, a la espera de que la chica despertara, el tiempo que esta tardará en reaccionar era la medida del poder que estaba heredando de sus ancestros. No todos los Regium obtienen en su totalidad el poder de sus antepasados, solo obtienen el que estos desean otorgarles.Estaba segura de que hasta ahora nunca nadie había estado durante tanto tiempo en aquel trance y eso la asustaba porque por alguna razón los espíritus le estaban dando a Mia el poder para enfrentarse a lo que sea que el destino le tuviera preparado.Los días fuero
Todo era muy confuso, Mia no tenía idea de que había sucedido y todo en ella se sentía diferente, algo había cambiado dentro de sí pero no sabía ni cómo ni por qué.Había pasado un día desde que despertó y su padre, no la dejaba a solas ni un momento, algo le preocupaba y ella quería saber el qué, Neahm también estaba rara, no hablaba y apenas se alejaba de los libros que traía de la biblioteca. Todo era tan confuso, pero lo que más le preocupaba era aquello que no había contado a nadie. Durante su trance la chica llevó su mente a un mundo desconocido para ella, escuchó y vio cosas que eran un sin sentido, quería saber quién era aquel joven de cabellos negros que encadenó, torturó y asesinó a una mujer de cabello blanco, su curiosidad aumentó cuando se dio cuenta de que era la misma que el espectro de la muerte había puesto en imágenes en su cabeza. No podía parar de preguntarse quién era ella, pero jamás le vio el rostro o supo cómo se llamaba. Le dolió tanto ver esas imágenes y no
La mente de Mia era un caos, le parecía tan descabellado todo lo que su padre le contaba que por un momento se preguntó si los ángeles se podían volver locos.Según su padre, ella no solo era un ángel también tenía una mitad regium, solo el nombre lo creía absurdo, que rayos significaba aquello pero lo más desconcertante de todo es que ella era una princesa. No, ella no entendía nada, porque había esperado tanto para contarle aquello. Su cabeza dolía por recibir tanta información que no era capaz de procesar o tan siquiera entender.¿Qué diferencia hacía que ella fuera regium, ángel o lo que sea? Ella solo se sentía como Mia, la chica que había huido de lo desconocido durante toda su vida. Enfrentar toda esta situación era demasiado complejo para ella.Su padre permanecía en silencio mientras ella unía poco a poco las piezas de su vida y de la persona que realmente era. Quería gritarle mil obscenidades, pero él la había cuidado y amado durante toda su vida, incluso renunció a los suyo
abían pasado dos semanas desde el día en que el portador de la muerte se apareció frente a Mia y en tan solo ese tiempo su vida había cambiado tanto, todas aquellas preguntas de las que nunca había obtenido respuesta por parte de su padre ahora eran información valiosa de su pasado y su herencia.Aún había mucho que le ocultaban, ella lo sabía pero a pesar de eso, se sentía conforme con las respuestas que le habían dado. Ya llegaría el momento de descubrir mucho más.La que no salía de su mente era su madre, a la que nunca conocería porque si Raziel estaba en lo cierto ella ahora estaba muerta. Siempre quiso saber de ella, pero su padre le daba vagas respuestas y ahora que conocía la historia completa se había dado cuenta que él le había proporcionado durante toda su vida verdades a medias del paradero y origen de ella.Quería saber aunque sea como era su rostro, que le gustaba o si alguna vez fue feliz lejos de ella y de su padre. Tantas preguntas que siempre anhelo hacerle y ahora e
A medida que el tiempo pasaba las clases con Aiden se volvían más complicadas, luego de la prueba de vuelo, Mia tuvo que enfrentarse a su otro miedo para activar el poder de sanación celestial, a diferencia de la primera, esa prueba fue más difícil y tardó una semana en reunir el valor para enfrentarse a una habitación llena de insectos, lo peor fue que estuvo ahí casi un día pero al final notó que no era tan malo como imaginaba y de manera mágica todas las picadas que obtuvo en aquel sitio se curaron por sí solas.Luego de dominar por completo volar y poder curarse no solo a ella sino a los demás, llegó la tercera prueba y para su suerte no había que enfrentar ningún miedo, conseguir que las personas le dijeran la verdad se aprendía con práctica y solo se consigue si tus intenciones en conocerla son sinceras, en el pasado ella ya había usado sus poderes para obtener algunas confesiones de compañeros de clases que a menudo la molestaban por querer mantenerse aislada, por ello al menos
Mia y Aiden entraron al gran salón, fueron recibidos por la risa de los presentes y la bella melodía de la música, todos se encontraban felices por aquel día. La decoración era hermosa, como siempre todo era blanco y dorado, las velas, las sillas las mesas hasta las cortinas encajaban a la perfección como si estuvieran de alguna manera sincronizados.Al momento vio a Neahm sentada sola pero a pesar de ello, se veía feliz ella era una banshee que tenía la oportunidad de estar rodeada de ángeles y en una celebración que ninguna otra especie a visto antes, además estar rodeada de tantos seres celestiales provocaba esa sensación de felicidad permanente.—Veo que tu amiga ya está empezando sufrir los efectos angelicales —Ambos sonrieron —. Si quieres acompáñala yo iré por algo de tomar —Ella asintió y fue hasta la mesa donde se encontraba su amiga.—Estas preciosa —le dijo antes de sentarse.—Tu igual, tu vestido es extremadamente hermoso.—Me lo hizo una maravillosa diseñadora, pero no te
Meses Antes...Todo a su alrededor era oscuro, no sabía dónde estaba o como había terminado en aquel lugar, lo último que recordaba era haber estado en su habitación cenando con el príncipe.La cabeza le dolía, llevó una de sus manos a esta y sintió algo húmedo al ver sus dedos se dio cuenta que tenía una herida por la sangre que manchaba su mano, al parecer había recibido algún golpe. Puso los pies desnudos sobre el frío suelo, dio pequeños pasos mientras sus ojos se adaptaban a la oscuridad.Estiró ambas manos adelante hasta encontrar una pared hecha con rocas, continuó su camino guiándose por esta hasta tocar una reja. Estaba encerrada, miro a su alrededor tratando de reconocer aquel lugar, buscando un modo de huir, pero se sentía tan débil que apenas podía mantenerse en pie.Se apoyó de la reja y con un poco de paciencia una bola de fuego salió de su mano, la usaría para iluminarse. Necesitaba escapar, alguien la había traicionado y su reino estaba en grave peligro.Con la luz pr
Al cabo de las horas, Marissa se fue recuperando, ya no se sentía tan débil, la droga que habían usado para ocultar su magia había desaparecido, tenía que escapar antes de que fuera demasiado tarde.Tomó la cadena que tenía en un pie y tiro de ella tan fuerte que está se partió en dos liberándola. Lentamente camino hasta estar frente a la reja, analizó sus opciones tenía que ser cuidadosa para salir de allí, necesitaba ganar tiempo no podía lanzarse a la batalla sin antes ver sus opciones o analizar a sus adversarios.Miró alrededor y pensó que convocando al viento la reja saldría volando, tocó el hierro de esta para comprobar su grosor, demasiado fuerte para romperlo, pero quizás podría fundirlo hasta convertir la reja en nada.Retrocedió, no quería quemarse una vez que este se derritiera, sus grandes y potentes alas negras se hicieron visibles, separó sus pies de la tierra, levantó ambas manos hacia adelante, cerró los ojos y se concentró en sacar el fuego que existía en el mismísim