Capítulo 9
Mariano no quería irse con las manos vacías, así que intentó todo para verme. Ya fuera enviando flores a mi oficina o comprándome dulces, aunque cada vez que lo veía me daba náuseas.

—Mi amor, lo siento, realmente lo siento. ¡Déjame volver a casa! —suplicaba frente a mis compañeros, actuando como el esposo perfecto. Quería que todos pensaran que yo era irracional por pedir el divorcio. ¿Creía que así me haría retroceder? ¡Qué iluso!

—¿Por qué no vino tu amiguita contigo? Si te gusta y te trae tanta suerte, ¿para qué me molestas?

—¡No es así, Fabiola es solo una buena amiga!

Me reí con sarcasmo. —Ah, ¿así que las buenas amigas se abrazan a medianoche y viajan juntas en avión mientras mandan a la esposa a manejar sola?

La gente alrededor nos miraba, haciendo que Mariano se sonrojara. —Me equivoqué, realmente reconozco mi error. ¡Debí mantener distancia con Fabiola, soy un imbécil! —intentó arrodillarse frente a mí.

Vi a alguien acercándose corriendo. El espectáculo estaba por comenzar.

F
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