5. SARAH...
Marcos sigue en la búsqueda de la mujer que más odia y a la que más ama, sin hallar a ninguna de las dos.
—¿Cuántas Delci pueden haber en Villa Hope?—pregunta Marcos, entrando a la oficina de su compañero, Santos Manson.
Manson revisa en los registros del sistema.
—¿Sabes cómo se escribe? Porque por lo menos hay 30 entre Delci, Delcy y Delsi dentro y cerca de Villa Hope —le dice, señalándole el monitor de la computadora.
—¡Maldita sea!
—¿Algo más que sepas de ella?
—Es instrumentadora quirúrgica al igual que Sarah.
—Eso no aparece en el registro, Jones. ¿Algo más?
—No, no tengo idea. Ni siquiera sé cómo es físicamente, nunca la vi.
—¿Y por qué no buscas a la mamá de Sarah? Supongo que de ella sí sabes el nombre y apellido.
Marcos golpea la cabeza de su compañero.
—¿Crees que ya no lo hice? La señora Miller está fuera del país participando en torneos de juegos de mesa y no he logrado comunicarme con los números telefónicos que conseguí.
—¿Y su papá?
—Su papá, ¡ja! Ni él mismo sabe dónde está parado.
Marcos después de no lograr contactar a la madre de Sarah, acudió al hombre que la engendró, pero se encontró con un hombre alcoholizado que, como era de esperarse, tampoco sabe nada de su hija.
—Dame los registro de las Delci que encontraste, así me toque buscarla de una en una.
Santos se dispone de inmediato a hacer lo que Marcos le pide, pero antes de lograr imprimir la hoja, un carraspeo y una mirada imponente en la entrada de su oficina, lo detiene.
—¿Buscar a quién, Jones? —entra preguntando Oliver Kelley, jefe de los oficiales—. Ahora no es tiempo de buscar a nadie que no sea la banda de los proxenetas y te necesito concentrado en esto, Marcos.
—Pero señor so...
—Pero señor nada, Jones —el oficial de más rango lo interrumpe—. Estamos a nada de capturarlos, y sabes que te he apoyado, incluso he dejado que líderes la búsqueda de Lina y he puesto a disposición tuya todo el departamento, pero necesito que ahora te concentres solo en esto; hemos trabajado tantos meses por ello y tienes que estar enfocado; olvida lo demás por el momento.
Esa semana ha sido todo un caos en el departamento del FBI, por lo cerca que están de capturar a uno de los líderes de más peso del proxenetismo y narcotráfico, junto a algunos de sus secuaces.
—Sí, señor —acata Marcos.
•••
Trás horas extenuantes de trabajo, planeando la captura de los delincuentes que están en mira del FBI, y el llamado constante de personas que aseguran haber visto a Lina, pero que cuando llegan al sitio, no es la malvada mujer; un desgastado Marcos toma su abrigo y va por los niños, que luego de la escuela, son llevados a un sitio para mantenerlos protegidos.
—¡Papi! —el pequeño Simón corre a saludar a su padre a penas lo ve llegar.
—Mi amor, ven aquí —Marcos lo levanta en brazos, besa sus mejillas y se acerca a saludar al niño Leonardo, besando su cabeza—. Campeón, ¿Cómo te fué hoy?
El pequeño Leonardo asiste diariamente a las terapias, preparándolo para el encuentro con sus verdaderos padres.
—Bien —dice, siempre con timidez.
—Vayamos a cenar y luego a casa. ¿Qué les apetece hoy?
—¡Yo quiero... ! —Simón se detiene y mira a Leonardo antes de hacer su petición—. ¿Tú qué quieres, Leo?
Simón sabe que Leonardo pronto se ira, su papá se lo ha dicho y por ello quieren complacerlo el tiempo que le queda con ellos.
Marcos sonríe, mirando a su hijo con orgullo.
—¿Podemos comer pizza? —pregunta el pequeño Leonardo.
—Pues pizza será —afirma Marcos, bajando a Simón, colocándoles a ambos niños sus chaquetas para el frío y agarrándolos de las manos, uno a cada lado...
Esa noche mientras Marcos le desea las buenas noches, Leonardito le confiesa algo que el oficial ya había considerado.
—Marcos, mam... Lina me pidió, esa vez, que te dijera que había visto a Sarah desnuda y no fue así, nunca la vi desnuda. Lo siento.
—Lo sé, pequeño. No te preocupes más por eso.
—Lina es mala ¿verdad? —el niño no sabe todos los delitos de la mujer. Marcos no ha querido darle todos los detalles de los crímenes de Lina, pues le parece innecesario abarrotar al pequeño de ese tipo de información. Pero sí le ha dicho la verdad referente a él, sabe que la mujer lo robó cuando a penas era un bebé recién nacido y lo alejó de sus verdaderos padres.
—Lo es.
—¿Por qué, Marcos? ¿Por qué hay gente mala? —cuestiona el pequeño.
—En este mundo encontraremos de todo tipo de personas, algunas buenas y otras no , pero ¿sabes algo? —Marcos se sienta a su lado—. Las personas malas son un ejemplo de lo que no debemos ser.
—Marcos... tengo miedo de mañana —confiesa el pequeño—. No conozco a mis papás de verdad y no sé si me querrán.
—Leo, ellos no te quieren, ellos te aman. Han estado buscándote desde que fuiste robado y están ansiosos por verte, por conocerte y recuperar el tiempo perdido.
—Cuando tenga que irme con ellos, ¿no volveré a verte, Marcos?
—Claro que sí, campeón. Yo siempre voy a estar para tí, para lo que necesites —Marcos abraza al niño con afecto—. Vas a ser feliz con tu verdadera familia y yo, voy a estar pendiente de tí siempre. Es una promesa. Y quiero que tú me prometas que seguirás siendo un buen niño.
—Te lo prometo, Marcos.
Esa semana, Leonardo y sus verdaderos padres interactuan para llevar el proceso del pequeño sin forzarlo. El acercamiento será paulatino, esperarán hasta que el niño esté listo para marcharse con ellos y también están a la espera de que termine el año escolar, que está próximo a culminar, para evitar así, que se atrase.
●●●
Llega el día que tanto han esperado en el departamento del FBI de Villa Hope; afuera, en uno de los bares más frecuentados por el mundo criminal, hablando de sus negocios como si de objetos se tratara, varios de los malandros están reunidos.
Michelle Deep se encuentra sentada en las piernas de uno de delincuentes más buscados; su atuendo aparenta una mujer de la vida fácil: peluca de color rojo, maquillaje exagerado y ropa diminuta pese al clima.
Llevan meses tras estos delincuentes y la oficial ha estado de encubierta haciéndose pasar por "mercancía".
A pocos metros, los agentes especiales Jones y Manson vigilan a su compañera y escuchan las conversaciones que mantienen los criminales, por medio del micrófono que ella lleva escondido. Otros agentes más, están en el perímetro, vestidos como civiles. Incluído el jefe, que no deja de asegurarse de que la agente Deep esté protegida.
Se encuentran a nada de dar un fuerte golpe a la organización de proxenetas y narcotráfico, todo a salido como el plan estaba trazado, pero la concentración de Marcos se ve afectada al ver caminando, entre las personas que van por la calle, a una mujer de cabello largo y negro a la que reconoce.
Sin pensarlo, se baja del auto.
—¡Jones! —le grita con disimulo el agente Manson, pero Marcos lo ignora y corre esquivando a las personas, para alcanzar a la chica que huye de él, intentando perderse entre la multitud.
Cuando Marcos por fin logra alcanzarla, la agarra del brazo, haciéndola girar.
—Sarah...
6. «BUENOS DÍAS DONDE ESTÉS, MI BONITA»—Sarah... —la palida chica mira a Marcos asustada y confusa—. ¡Oh! Disculpe, la confundí con alguien —Marcos avergonzado, se excusa con la mujer a la que acaba de abordar.El hombre está tan alterado, que desde hace días ve en todos lados a Sarah o a Lina y no es la primera vez que reacciona de esa manera.Incluso yendo en la vía, un par de veces ha detenido el auto de golpe, casi provocando un accidente y ha sacado el arma, al ver a alguna mujer parecida a Lina."Estás paranoico" le ha dicho Deep varias veces. Pero es ahora en medio de su trabajo, poniendo en riesgo a sus compañeros y la labor por la que llevan meses desgastándose, que es conciente de lo mal que está.Regresa al auto sintiendo la
7. PASASTE, MI BONITA.Padre e hijo, llegan a Villa Hope bajo una tormenta de nieve, que por poco los atrapa en el camino.Beatríz y Germán Bradley, al verlos llegar, abren su garaje de inmediato y pronto los dos Jones, son refugiados dentro de la casa.Los abuelos de Simón lo llenan de besos y abrazos, admirando lo mucho que ha crecido en ese medio año en que no lo han visto.Luego de la cena, los señores Bradley, sabiendo que tienen mucho de lo que enterarse, le piden a la enfermera que cuida de ellos, ir con Simón a ver la televisión.—Ahora sí, Marcos, ¿qué es todo eso de que están buscando a Lina por asesinato? —le pregunta Germán al oficial, a penas ve a Simón salir de la sala.—Yo tampoco entiendo, ni creo todo eso que dicen en las noticias de Lina. Debe ser mentira —habla Beatríz.Los medios de comunicación locales han omitidos dos de las víctimas, al no mencionar los nombres de Simona Bradley y Leonardo Flint a petición del oficial, quien no quería que sus suegros se enteraran
8. SE VENDE.—¡No es tan difícil, Jones!—exclama Deep, acomodándole la solapa de médico y el fonendoscopio en el cuello, mientras Marcos se lo intenta quitar.—De verdad no sé que hacemos aquí y no sé cómo me dejé convencer de ti. No puedo hacerlo, Michelle, yo no soy un agente encubrierto. Ni siquiera sé cómo actuar.—Marcos, solo nos haremos pasar, tú de médico y yo por enfermera, un par de minutos. Alguno de los dos entra a los registros, averigua el nombre y apellido de la amiga de Sarah y ¡es todo!—Deep, entiende que no sé hacer esto y nos van a descubrir. A tí, estoy seguro, te quedará excelente tu papel de enfermera; mírate hasta lo pareces, pero yo, yo no sé hacerlo, por algo escogí la parte de planeación en el FBI.—A ver, Marcos, ¿quieres o no encontrar a Sarah rápido?—Sabes que sí.—¿Y crees que buscar de una en una, a todas esas mujeres de la lista, te va a tomar menos tiempo que entrar un par de minutos al hospital y buscar en los registros?—Sé que puede ser más rápido,
9. HOLA, VECINA. En posición fetal, Sarah inhala y exhala, contando mentalmente cada respiración e intentando detener el llanto que le produce ese mal sueño.«Los sueños o pesadillas, no son más que los deseos, las angustias o los miedos que están en nuestro subconsciente, no es la realidad» —repite la frase que siempre le menciona la terapeuta.Toma aire y lo suelta lento, para volver a hacerlo una vez más.Las pataditas en su interior, la hacen sonreír en medio de las lágrimas y acaricia su abdomen con las manos temblorosas.—Buenos días, mi amor —le habla al pequeño ser que crece dentro de ella—. Aquí estás —una exhalación de alivio, sale de lo más profundo de s
10. PAPÁ, SABE QUE SÍ. —Marcos, pe...pero ¿qué... qué haces aquí? —Sarah está tan sorprendida que balbucea.—Llevo meses buscándote, no te imaginas lo que me alegra encontrarte.—¿Tú?... eh... ¿y Simón?—Con sus abuelos, en Villa Peace.—Ah, y... ¿Cómo me hallaste?—Investigando; trabajo en eso, ¿recuerdas? —dice sonriéndole. Sarah lo mira, sin creer que lo tiene enfrente y por un momento, piensa que es un sueño de esos, donde lo ve aparecer y luego desaparece...—Vi... vi en las noticias que buscan a Lina —comenta ella.—Sí, lo último que supimos fue que cruzó la frontera.
11. ¡PAPÁ! ¡PAPÁ! ¿LA ENCONTRASTE...? Marcos se acomoda de lado en la cama y observa a Sarah dormida. No ha dejado de mirarla, ni deja de acariciarla a cada momento. Desliza sus dedos por su cara y acerca su nariz al cabello de ella, inhalando su olor por milésima vez. Siente que es un sueño haberla hallado. Ese día, había seguido a Delci en secreto, cuando la mujer salió de su casa. No era la primera vez que la seguía, había empezado una semana atrás, desde que descubrió su dirección, pero no se atrevió a acercarse por temor de que, al igual que el abogado, se negara a darle la ubicación de Sarah. Aquella mañana, curiosamente, Delci no usó el uniforme y su recorrido fue diferente. La vio parquear en frente de una cabaña y de inmed
12. NO TE VUELVAS A IR, POR FAVOR. —¡Sarah, viniste! —Simón corre a abrazarla y Sarah se arrodilla, para quedar a la altura de su niño; ninguno de los dos puede contener las ganas de llorar. —Aquí estoy, mi oruguita, aquí estoy, mi amor. —Me hiciste mucha falta, Sarah. No te vuelvas a ir, por favor —solloza el pequeño. —No me iré, cariño. Ya no —la chica lo arropa en sus brazos, sintiendo que otra vez, su corazón está completo. Luego de un rato, en el que hasta al propio Marcos se le escapan un par de lágrimas por tan emocionante reencuentro, Sarah y Simón desunen
13. MI OTRA RAZÓN PARA AMAR.Cuando van llegando a la carretera principal, Marcos le pide a Sarah cerrar los ojos.—Sin trampas, amor —le advierte el hombre.—Está bien —Sarah suspira, rodando los ojos y luego obedece cerrándolos.Cuando escucha que se estacionan, les pregunta a sus dos caballeros, si puede abrirlos.—No, aún no —le dice Marcos. El hombre se baja y bordea el auto para ayudarla a salir. Simón, también se baja y se hace al lado—. A la cuenta de tres los abres.—Uno, dos... ¡Tres! —cuenta el pequeño.—Ábrelos —Sarah mira en frente suyo y es la casa que había vendido—. ¿Te comenté que fui yo quien compró tu casa?