12. NO TE VUELVAS A IR, POR FAVOR.
—¡Sarah, viniste! —Simón corre a abrazarla y Sarah se arrodilla, para quedar a la altura de su niño; ninguno de los dos puede contener las ganas de llorar.
—Aquí estoy, mi oruguita, aquí estoy, mi amor.
—Me hiciste mucha falta, Sarah. No te vuelvas a ir, por favor —solloza el pequeño.
—No me iré, cariño. Ya no —la chica lo arropa en sus brazos, sintiendo que otra vez, su corazón está completo.
Luego de un rato, en el que hasta al propio Marcos se le escapan un par de lágrimas por tan emocionante reencuentro, Sarah y Simón desunen
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13. MI OTRA RAZÓN PARA AMAR.Cuando van llegando a la carretera principal, Marcos le pide a Sarah cerrar los ojos.—Sin trampas, amor —le advierte el hombre.—Está bien —Sarah suspira, rodando los ojos y luego obedece cerrándolos.Cuando escucha que se estacionan, les pregunta a sus dos caballeros, si puede abrirlos.—No, aún no —le dice Marcos. El hombre se baja y bordea el auto para ayudarla a salir. Simón, también se baja y se hace al lado—. A la cuenta de tres los abres.—Uno, dos... ¡Tres! —cuenta el pequeño.—Ábrelos —Sarah mira en frente suyo y es la casa que había vendido—. ¿Te comenté que fui yo quien compró tu casa?
14. ...¿DESEAS SER MI ESPOSA? —Buenos días, princesa de papi, ¿cómo amanece la nena más hermosa? —escucha Sarah, en medio de susurros, mientras despierta. Al abrir los ojos, ve a Marcos con la cara a la altura de su vientre, concentrado en hablarle a la bebé. Sonríe con amplitud, confirmando nuevamente, que nada de lo que ha pasado en los últimos tres días, ha sido un sueño. Se estira un poco y Marcos nota que ha despertado—. Y la reina de esta casa y de este hombre, ¿cómo amaneció? —Feliz —pronuncia Sarah, estirándose un poco más. Marcos sube a besarla—. Y ¿tú? —Dichoso. Ya quiero verla en tiempo real. Sarah asiente con una sonrisa; mira la hora y en ese momento cae en cuenta de algo, por lo tarde que es.
15. EN DOS SEMANAS...—¿Por qué no? —le pregunta Marcos, indagando en su mirada.—¿Quieres casarte conmigo, por la bebé? Porque no es necesario, Marcos. No quiero que te sientas atado a mí, por ella.—¡No! Amor, ni tú sabías de su existencia, cuando compré este anillo para ti. Solo esperaba no seguir casado con Lina.—¿Ah, sí?—Sí. Yo te amo, Sarah y no solo porque estés embarazada, es que deseo casarme contigo.—¿Seguro? —Sarah lo mira con los ojos llorosos— ¿Estás seguro de esto?—Completamente seguro. Ya te lo había dicho antes, mi amor, quiero todo contigo. Pero... ¿Tú quieres ser mi esposa? O... ¿No?—Umjum —Sarah asiente, con su labio inf
16. ABUELA CHARLOTTE.—¡Sarah, hija! —Charlotte Miller se pone de pie, para llamar a su hija, cuando la ve llegando por la entrada del aeropuerto.—¡Mamá! Qué gusto verte —la saluda Sarah, abrazándola con emoción, casi al borde del llanto.—¡Oh, mi vida! Mira que hermosa estás. Te sienta muy bien el embarazo, hija —la mamá de Sarah,la separa para contemplarla y le acaricia la barriga—. ¿Cómo está mi nieta hermosa?—Gracias, mami. Está muy bien, todo ha seguido de maravilla con ella —Charlotte mira al hombre y al niño que están al lado de su hija, observando gustosos el encuentro de las dos&mdas
17. ...AHORA NO PUEDO PENSAR EN ESO...—¡A descansar! —anuncia Marcos, ayudando a Simón con la pijama, después de cepillarse los dientes.—Mi cuento de esta noche será... no sé. ¿Cuál quieres, Sarah?—Mmm, ¿Qué tal si esta vez, le lees tú a tu hermanita? —propone la chica.—Sí, esta bien —acepta Simón feliz. Sarah se sienta a un lado de la cama y Marcos al otro, mientras el pequeño, busca la historia que leerá—. Me gusta el cuento de los tres cerditos —dice subiéndose y acomodándose en medio de los dos adulto. El pequeño se inclina un poco, para que su hermana escuche mejor—. Hermana, escucha. Había una vez tres cerditos...•••Esa misma noche, estando en la cama abrazados, Marcos suspira profund
18. CORAL Y JEREMY JONES.Marcos y Simón, pasan la mañana primero en diligencias en la facultad de medicina y después, van de compras. Paran un momento a tomar refrescos y continúan con su actividad.—Me gustan estás, papá.—A mi también, las llevaremos. Y, ¿qué dices de esto?—Sí, me gusta. ¿Podré ir yo también, papá?—Claro que sí, mi amor. Pero primero estaremos Sarah y yo, unos días después de la boda.—¿Van a hacer más bebés? —Marcos casi se atraganta con el sorbo del refresco que se acababa de tomar.—Eh, no hijo, no podemos hacer más bebés, mientras no salga la bebé que lleva Sarah en la barriga.—Ah...Padre e hijo terminan las compras de ese día, van a casa de Manson y dejan lo comprado.Marcos le da instrucciones a Santos antes de irse y después, regresa a casa con Simón.—¿Cuándo podré jugar con los hijos de Manson, papi?—Otro día, cariño. Hoy iremos a visitar a los abuelos al asilo.—¿A la abuela Coral y al abuelo Jeremy? —pregunta el niño sorprendido.—Sí.—Hace mucho no
19. ...LA HAN ESTADO OBSERVANDO.Transcurren unos días, en los que Marcos espera que su suegra llegue a hacerle compañía a Sarah y Simón, para irse.El hombre va con su compañero Santos, a terminar de organizar la sorpresa para su futura esposa.—¿Qué noticias hay de Lina? —le pregunta Marcos a Santos, mientras instalan una cómoda.—Ninguna. Luego de que la vieron yéndose del país, no se ha sabido más de ella. Parece que la tierra se la tragó.—Hay que seguir en su búsqueda, hay que capturarla donde sea que esté. Emite un comunicado a nivel mundial, que diga que se ofrece el doble de recompensa, por información valiosa que nos lleve a ella —pide Marcos, con severidad.Un mensaje
20. ...TENGO MIEDO.Deep sostiene por los hombros a Sarah, cuando esta, intenta salir detrás Marcos.—Sarah, ¿qué piensas hacer?—Quiero ir con él —dice, queriendo zafarse del agarre de Deep.—No, mujer, ¡piensa! Si es ella, Marcos puede encargarse de capturarla o alguno de los chicos, pero tú, solo te pondrías en riesgo. Mírate Sarah, mira tu vientre, debes cuidarte, debes cuidar a la nena que está dentro de ti.—Tengo miedo, Michelle —susurra Sarah.—Todo va a estar bien, Marcos se sabe cuidar.Sarah asiente sin ánimos y con los nervios haciéndola temblar. Una punzada en su vientre, la hace inclinarse hacia delante.—¿Te