CAPÍTULO 4

4. POR MI CULPA.

♢♢♢PRESENTE♢♢♢

» ... Amor, sé que es mucha información para asimilar, solo espero que la halles a tiempo y puedas proteger a Simón y a Leonardito también. Encuentra a los papás del pequeño, debe haber algún registro en el hospital de Villa Loneliness.

Marcos, mi amor, quiero agradecerte por lo feliz que fui a tu lado. Eres el hombre más extraordinario del mundo y me siento afortunada por haberte conocido y por haber formado una familia contigo. Le pido al cielo que te proteja a tí y a nuestro pequeño Simón. Si muero, me iré tranquila porque eres el mejor papá del mundo.

Por último, te pido y deseo que vuelvas a ser feliz. Vive, disfruta de la vida. Mereces lo mejor del universo.

Siempre tuya. Simona.

♢♢♢♢

Marcos está tirado en el suelo, cuando termina de leer la carta. Se siente tan destrozado como el día que enterró a su esposa.

Maldice mil veces más a Lina, mientras lee todo lo que Simona había descubierto y, junto al dolor de cada palabra, crece el odio hacia aquella mujer que causó todo.

Simón se arrodilla a su lado y Marcos llorando amargamente, lo toma entre sus brazos. Entre sollozos lastimeros, le pide perdón a su hijo por no haber estado ahí en aquel tiempo y por no haberse dado cuenta de todo lo que ha estado viviendo por culpa de esa malvada mujer.

La agente Deep se acerca y se mantiene callada, mientras Marcos descarga su amargura y dolor en llanto.

—¡Leonardo! —Marcos reacciona alarmado—. Debemos ir por Leonardo, Lina podría ir por él y llevárselo.

—No te preocupes. Manson está en la escuela y lo tiene vigilado por si Lina aparece, junto a otros vestidos de civil —le informa Deep—. ¿Es peor de lo que esperábamos? —le pregunta la agente, señalando la carta.

—Mucho peor. Hay que atrapar a la mal nacida y hacerla pagar por todo. La buscaré hasta debajo de las piedras si es necesario —sentencia el oficial, poniéndose de pie y extendiéndole la carta a su compañera—. Tenemos que verificar todos los nombres que aparecen ahí e ir al hospital que mencionó Simona. Hay que buscar todo.

—Papá ¿Y Sarah? ¿La buscarás? —le pregunta Simón.

—¡Oh Sarah! «Mi Sarah» La buscaré, hijo. Pero primero debo encontrar a Lina, esa mujer no puede estar libre.

Marcos quiere dividirse y poder atrapar a Lina y encontrar a su amada Sarah, pero debe asegurarse de lo primero.

•••DOS SEMANAS DESPUÉS•••

Dos semanas en que la vida de Marcos volvió a cambiar y ahora sabe que, en ambas ocasiones, fue por culpa de la misma persona.

Dos semanas buscando a Lina sin éxito; la malvada mujer desapareció sin dejar ningún rastro.

Durante los días transcurridos, los agentes llevan acabo las pertinentes investigaciones de lo que la mujer hizo en otras ciudades y países. Han buscado los nombres que Simona había leído en los macabros documentos que le encontró a Lina y que dejó anotados en la carta que le escribió a Marcos.

Efectivamente, los nombres corresponden a hombres que fallecieron, bajo el modus operandi de la cínica mujer. El primero por inhalación de gas; el segundo por intoxicación con arsénico, y el tercero, calcinado.También, se comprobó que los documentos que Lina había usado con los dos primeros esposos, habían sido falsificados. De inmediato, cerraron las cuentas bancarias que permanecían abiertas con tales nombres falsos y que poseían fuertes sumas de dinero.

Luego de aquello, Marcos decide dejar a su hijo y a Leonardo bajo custodia, para viajar al Hospital Central de Villa Loneliness.

Estando ahí, pide los registros de los bebés nacidos en la misma fecha que nació Leonardo. Indaga con el personal médico más antiguo y efectivamente, hay rumores del robo de uno de los recién nacidos.

Entre los registros, hay una pareja a quien fué dado por muerto su bebé, pero dicha pareja demandó al hospital por entregarle el cuerpo de un feto que no era suyo, alegando que el cuerpo entregado no era del tiempo de gestación correspondiente.

Marcos, pide los datos y aunque en principio niegan dárselos, se vale de su uniforme y placa, para hacerlos ceder.

El oficial contacta a la pareja y los cita en uno de los restaurantes cercanos a la clínica.

Al verlos, Marcos no tiene dudas de que son los padres de Leonardo, pues el parecido con el niño salta a la vista; sin embargo, antes de decirles que su hijo está vivo, y antes de confirmarles que, efectivamente el bebé que les entregaron no era el suyo, el oficial se asegura de escuchar la historia de la pareja.

Los verdaderos padres del niño, le relatan todo lo que pasaron después del robo de su bebé y cómo injustamente el hospital les hizo pasar por muerto a su hijo, entregándoles el cuerpo de un bebé de menos edad. A pesar de todo, ellos siempre han sabido que su hijo vive y han seguido buscándolo, a pesar de los años que ha transcurrido.

Después de escucharlos, Marcos les confiesa la parte de la historia que ellos desconocen y luego de la conmoción por haber hallado a su hijo, los tres adultos deciden que deben preparar al niño, para la verdad que se le avecina.

El pequeño constantemente pregunta por Lina, pero ¿cómo decirle a un niño de 9 años, que quien pensó toda su vida que era su mamá, no lo es y que fue robado y alejando de sus verdaderos padres? ¿Cómo decirle que aquella mujer que se hizo pasar por su madre, es un monstruo? Esa son cuestiones que Marcos no sabe cómo explicar.

Lo primero que se le ocurre, a penas regresa a Villa Hope, es llevarlo con un terapeuta; el niño necesita alguien que pueda ayudarlo a enfrentar la realidad y, sin conocer a más, Marcos va al consultorio donde atiende la psicóloga de la escuela.

Estando en el lugar, se acerca a la secretaria y le pide una cita urgente para el menor. La mujer que lo atiende, le comunica que la cita más cercana que hay, es a casi un mes.

—¿Tanto tiempo?

—Sí, señor.

—¿No puede ser antes? —indaga con frustración el oficial y en ese mismo momento es abordado por la psicóloga, quien lo ha visto desde su consultorio.

—Señor Jones, cuénteme, ¿qué es tan urgente? —la profesional, intuyendo que algo pasó relacionado a lo que Sarah le comentó, hace pasar a Marcos a su oficina.

Marcos entra y de inmediato comienza a contarle por todo lo acontecido y lo urgente que es la atención para el otro pequeño, antes de que ser llevado con sus verdaderos padres.

—¡Dios! —exclama sorprendida la terapeuta, recostándose al espaldar de su silla—. Es mucho peor de lo que pensamos, señor Jones.

—¿Cómo? ¿Usted sabía algo? —pregunta Marcos confundido.

—Muy poco realmente, solo lo que Sarah sospechaba y quería descubrir.

—¿Sarah le contó?

—Sí, ella estaba muy preocupada por cosas que Simón le comentó referente a Lina y me pidió ayuda para entender...

Marcos mira a la doctora hablar, pero su mente se va directo a su amada Sarah.

La primer noche de aquel día que supo toda la verdad, pese al frío inclemente de la primera nevada, fue a casa de su amada vecina y entró por el patio. Caminó por toda la casa sintiendo lo vacía que está sin Sarah,  igual a lo que él siente en su interior.

Con nostalgia, ingresó a su cuarto y recorrió con la mirada el espacio, sintiendo lo frío y diferente que es sin ella.

Miró en el closet la poca ropa que había dejado y la olió, apreciando el sutil aroma que conservan las prendas, ese olor a "su bonita".

Se sentó en la cama, donde tantas veces le había hecho el amor y había disfrutado de su compañía. Tomó la almohada que ella más usaba; la fragancia de su cabello estaba fuertemente impregnada en ella, a diferencia de la otra que había robado tiempo atrás y ya había perdido la intensidad del aroma.

Mantuvo la almohada pegada a su cara, mientras se lamentaba por no haber corrido a ella la última vez que la vio y se arrepiente de no suplicarle que lo perdonara en ese mismo momento que tuvo la oportunidad de hacerlo. El sentimiento de culpa, por la partida de Sarah, lo embarga a cada segundo.

Luego de unos minutos de haber estado ahí, repudiándose a sí mismo por dejarla ir, fue a casa llevándose esa otra almohada, para dormir abrazado a ella...

—Señor Jones —la psicóloga pide su atención cuando lo ve distraído.

—Disculpe.

—Puede traer a Leo mañana, le abriré un espacio para él.

—Muchas gracias.

Marcos se despide y sale del consultorio. Antes de ir por los niños, al sitio donde los tienen bajo protección, decide pasar por el hospital donde Sarah trabajaba, deseando esta vez, correr con suerte y obtener información.

Había ido al día siguiente de que Sarah se fue y se sorprendió al saber que la instrumentadora había renunciado. Pidió conocer su ubicación, pero ni la recepcionista ni el vigilante, sabían del paradero de la chica.

Preguntó por la amiga de Sarah, estaba seguro de que ella sí sabría de su paradero e incluso se imaginó que estaría con ella; pero Delci también había renunciado días atrás y por más que pidió que le dieran su apellido o la dirección de donde vive, no logró convencer al vigilante ni a la recepcionista; por políticas de la clínica, no podían darle detalles personales de nadie del hospital.

Esta vez, va con su placa y su uniforme pretendiendo persuadirlos, pero nada de esto vale aunque intenta intimidarlos.

—Ya le dijimos señor que no se nos permite darle esa información —le vuelve a recalcar la recepcionista.

Un rayo de esperanzas cruza por su ser, cuando a la salida ve a aquel joven, al que un par de veces vio con Sarah.

—Hola —lo aborda de inmediato, antes de que este entre a la clínica.

—Hola —saluda de vuelta el joven con el feño fruncido.

—¿Me recuerdas?

—Claro, eres el vecino de Sarah.

—Sí, eso —Marcos se rasca la cabeza con incomodidad—. Sebastián, ¿cierto?

—Sí.

—Sebastián, necesito ubicar a Sarah.

—¿Y a mí en que me incumbe eso? Búsquela en su casa, usted la tiene más cerca.

—Ella... Ella se fue.

—¿Qué? ¿Por qué Sarah se iría?

—Por mi culpa —confiesa Marcos.

El joven lo mira, enarcando una ceja divertido.

—Entonces, si Sarah se quiso ir para alejarse de usted, lo mejor es que la deje en paz.

—Solo necesito el apellido de su amiga Delci —pide Marcos con ojos suplicantes.

—Pues conmigo no lo va a conseguir.

Sus esperanzas se apagan en ese instante. Pero no se va a dar por vencido.

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