Capítulo37
Alejandro frunció en ese momento el ceño y se volteó, viendo a Sergio sosteniendo un paraguas.

Aparte de su hermano, pocas personas en Hermosavilla tenían una presencia tan imponente.

—¿Sergio?

Alejandro soltó una risita sarcástica.

—¿Por qué debería soltarla?

—Porque soy su esposo.

Los ojos de Sergio, muy profundos y oscuros irradiaban una peligrosa amenaza.

Al escuchar la palabra "esposo," Alejandro se quedó totalmente petrificado.

Sergio dejó caer el paraguas al instante tomó a Marina de los brazos de Alejandro. A su lado, el secretario Martínez levantó el paraguas y los siguió muy de cerca. Alejandro se quedó allí, aturdido. ¿Marina era la esposa de Sergio?

En el hospital, Marina se despertó lentamente. Afuera seguía lloviendo demasiado. Recordaba vagamente haber sido confrontada por en la entrada del edificio Dos, pero ¿qué había pasado después?

Mientras se incorporaba con gran dificultad, vio a Sergio dormido, apoyando la cara en la mano.

—Señorita Sánchez, ¿se ha despertado?

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