Capítulo42
Se podía ver con exactitud que la relación entre los dos hermanos no era común, aunque tampoco área muy conocida por los demás.

Quizás porque Marina había acertado en sus pensamientos, Alejandro desvió la mirada en ese momento y le dijo:

—No creas que me entiendes tanto.

—No te entiendo, solo lo dije al azar.

Marina se levantó y le dijo con severidad:

—Bueno, señor García, ya he estado aquí suficiente tiempo. ¿Puedo irme ahora?

—Espera.

Alejandro frunció muy serio el ceño, claramente sin intención de dejar que Marina se fuera tan pronto.

Marina continuó:

—Ya te has vengado, ¿qué más quieres?

¿Vengarse? Era lo que él había planeado, pero en verdad, Marina no había sufrido ninguna desventaja en todo este tiempo. En cambio, ¡él era el que se sentía totalmente asfixiado!

Alejandro estaba un poco frustrado; nunca había perdido tantas veces por una mujer.

—¿Sabes que Sergio tiene otra mujer en Hermosavilla?

—Sí, lo sé.

Probablemente se refería a Sofía.

Al ver la aparente indiferencia de
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