Capítulo41
Al ver la grata sonrisa de Marina desaparecer poco a poco de su rostro, Alejandro experimentaba un gran placer.

Pero al instante, Marina volvió a sonreír de nuevo y le dijo:

—No esperaba que el joven García fuera tan infantil.

Alejandro frunció el ceño:

—¿Qué dijiste?

—Si realmente tuvieras el valor suficiente de hacerme algo, ¿me habrías citado aquí en secreto?

Ella lo empujó suavemente y caminó con toda tranquilidad por la sala VIP.

—Aquí no hay cámaras y afuera está ruidoso. Nadie notaría esta pequeña sala. Tienes miedo de que Sergio o Hugo se enteren de nuestra reunión ¿verdad? ¿No te atreverías a hacerme algo aquí?

Marina se sentó en el sofá y comenzó a comer una manzana.

Había estado en lugares como este antes. Las salas VIP de este tipo tenían un nivel de privacidad de muy alto. Normalmente, las figuras importantes realizaban transacciones aquí. No se filtraría nada en lo absoluto, ni siquiera una mosca podría escapar.

Marina lo miró:

—Señor García, guarda tus amenazas infant
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