A la mañana siguiente, Johanna despierta sintiendo los rayos del sol tocar su piel, se mueve en la cama dándose cuenta de que el coreano no está a su lado y ahora ve que ya se le está haciendo costumbre que cada vez que duermen juntos siempre amanece sin él. Se levanta de la cama tomando una de sus batas sin ponerse nada abajo, se la amarra al frente, se coloca sus sandalias y sale de la habitación. Bajan ellas, yendo directo hacia la cocina, donde está casi seguro que el señor Kim se encuentra. Y efectivamente, ve a ese atractivo hombre luciendo un mandil de color oscuro, moviendo un sartén y en la estufa… —Buenos días —saluda Johanna y el señor Kim voltea a verla dedicándole una tierna sonrisa. —Buenos días, hermosa —responde Sam con cariño. Johanna sonríe y se acerca a él que sale superada de la estufa dándose un beso. —Creo que podría acostumbrarme a esto —dijo Johanna mientras los abraza por la cintura, colocando su mejilla en su espalda descubierta. —Y para mí será un
Después de desayunar y darse un baño que se prolongó más de lo habitual, la pareja va en el auto agarrado de la mano, mientras que el chofer conduce por las calles de Jalisco y él se ha sorprendido porque aquí las reglas de manejo no importan o no tanto como en Corea. Por fin ha llegado a la ubicación. Deteniéndose en la entrada de la casa, el coreano y la mexicana ven por la ventana del auto viendo la fachada de la casa.—Es aquí —confirma Johanna. El señor Kim abre la puerta ayudando a bajar a su amada mexicana. Mientras continúan agarrados de la mano, caminan directo hacia la puerta. Los dos se detienen en el umbral y Johanna toca el timbre, escuchándose de fondo un sonido muy suave—. Debo de decirte que mi madre está enferma; ella padece de demencia y se olvida de todo, así que tal vez ella te pregunte varias veces la misma cosa —le avisó Johanna.—Está bien, no te preocupes —dijo Sam, tomando con más firmeza su mano. Unos pasos se acercan a la puerta, abriéndose esta y Johanna r
Al día siguiente uno de sus hombres informó al señor Kim sobre los resultados del laboratorio donde compró que sí lo había drogado. Él les ordenó que llevaran esa información al detective a cargo de su caso para que así viera que efectivamente lo habían llevado a la fuerza a su departamento con malas intenciones. Le contó a Johanna que ella también quedó indicada por lo que tuvieron que hacer para que ellos se separaran. Aunque no lograron su objetivo. Durante dos días estuvieron preparando todo para su viaje a Corea, el señor Kim también ayudó a traer todas las cosas de su suegra, ya que ella hasta cargó con los peces. Mientras que la señora María y Alejandra estuvieron felices por el viaje al extranjero. Suben al jet privado, Alejandra ayuda a la mujer mayor mientras que Johanna y Sam se acomodan en unos asientos adelante de ellas. Se abrochan el cinturón, se toman de la mano mirándose fijamente mientras sienten cómo la aeronave empieza a moverse. La mexicana no pierde de v
—Señorita Johanna Suárez, es usted encontrada culpable del homicidio del productor Vicent castillo —exclamó el señor juez—. Pero debido a que usted es menor de edad, será trasladada al correccional femenil de mujeres hasta cumplir la mayoría de edad. —Terminó el señor juez golpeando el escritorio con el martillo de madera. —¡No! —un grito invade toda la sala y ese provenía de la madre de Vicent Castillo, que se sentía indignada por la sentencia que le habían dado a la mujer que asesino a su hijo—. ¡Esa mujer debería de ser condenada a la pena de muerte! —dijo la mujer de cabello castaño cubierto con algunas canas. —¡Silencio en la sala! —dijo el juez con voz ronca—. Doy por finalizado este juicio —al terminar de hablar la gente se pone de pie. Dos policías toman del brazo a la joven de quince años de cabello castaño, piel de color medio y de complexión delgada. Que tiene esposas en las muñecas y en los tobillos. Los hombres se llevan a la joven. —¡Te juro que nunca te deja
> —¡Ah! —gritó exaltada porque siempre sueña con los maltratos de ese monstruo. Intenta controlar su respiración tan agitada, haciendo sus ejercicios de relajación. Cuando logra controlar sus emociones y su acelerado corazón se pone a pensar en cómo han pasado ya 15 años desde la muerte de ese canalla y todavía la sigue atormentado esos terribles sucesos que sigue sintiéndose como si fuera ayer Estira los brazos mirando las varias cicatrices poco visibles que compruebas esos momentos de abuso. ¡Toc! ¡Toc! Se escucha cómo alguien toca la puerta haciendo que se gire dejando de mirar sus brazos. —S
Al llegar del trabajo, como le había ordenado a su sirvienta estaba cenando sola, no le gustaba mucho esa sensación tan extraña, tan lúgubre, nunca le ha agradado estar sola y es que cada vez que está así siempre los terribles momentos del pasado se manifiestan. Y hoy no es la excepción, su mente viaja a cuando ella siendo una niña aceptó irse a vivir con Vicent estaba alegre porque desde que estaba con él su carrera había mejorado era la chica del momento. Pero cuando estuvo en esa jaula todo cambio, ella como buena chica le preparaba su comida; sin embargo, él siempre le decía que sabía mal o estaba fría, causando que en ocasiones cuando estaba muy caliente se la arrojara intentando quemarla. Ella nunca entendía por qué la trataba así. Incluso después le prohibía ponerse ropa muy reveladora o muy ajustada porque siempre le gritaba que se la ponía para que todos la vieran. El día que ella se defendió recibió su primera cachetada. Ella agita la cabeza intentando olvidar eso
Johanna no está muy contenta de dejar a su hija, pero su amiga tiene razón durante los dos meses de vacaciones su hija se la pasará con sus abuelos y es que en esa escuela de paga tiene la forma de estudio que una estadounidense y les dan todo ese tiempo. Así que no tendrá nada que hacer más que estar encerrada en su casa. Además, a Valeria no le importa si se va así que precisamente por eso aceptó ir. Preparo sus maletas y ahora están subiendo al vuelo en primera clase. Johanna toma su asiento y su amiga se sienta frente a ella. —No estés triste, Valeria sabe cuidarse bien —añadió su amiga mirándola. —Claro que estoy preocupada, esa familia solo buscan quitarme a mi hija —mencionó la mujer de color de piel medio. —Pero no pueden hacer nada porque el juez ordenó que tú tienes todo para cuidarla y que solamente pasarían los fines de semana con ellos y unas vacaciones sí y una no —dijo—, pero lo que sigo sin entender es como el juez aceptó eso si son unas pésimas personas.
El chico misterioso al ver que la mujer a la que acaba de salvar se ha distraído aprovecha para salir huyendo del lugar y es que no sabe por qué la salvo y más a una total desconocida. Bueno, pero no dejaría que la atropellaran, en fin es mejor dejar las cosas así. Continúa con su trayecto hasta llegar al estacionamiento privado donde había dejado su motocicleta. Al entrar al lugar la ve a la distancia, se acerca hasta ella y aunque debido a la tela que cubre la mitad de su rostro, no se ve la sonrisa que ha puesto. Pero le alegra ver a su moto y es que a él le encanta sentir la adrenalina. Siendo acompañada del aire que toca su piel. Se coloca su mochila en su espalda, subiendo ahorcajadas sobre ella, poniéndose el casco y enciende el motor escuchándose un ronronear. Saliendo del estacionamiento a una velocidad considerable. Al entrar a las calles de vez en cuando le acelera para sentir esa sensación que tanto le gusta, se detiene al ver el semáforo en rojo y en eso pasa un