Hola a todos, espero que les esté gustando esta mi primera novela en esta app, déjenme sus comentarios sobre lo que piensan y si les gusta mi contenido.
—Buenos días, Min —contestó Johanna, amable y sonriente. Johanna se acerca a su amiga mientras se quita el blazer dejándolo sobre la silla y arrojándose sobre la cama al lado de ella. —Es lo único que dirás después de no venir a dormir, me tenías tan preocupada, creí que te había pasado algo y que mi madre estaba tan molesta preguntando dónde estabas —protestó la coreana molesta—, además no tuviste la decencia de decirme si estabas, ya me acabé las uñas. —Cálmate Min —¡Que me calme! Estuve a punto de hablar a la residencia del señor Kim para preguntar, pero me arrepentí porque sabía que si lo hacía té podría poner en riesgo a ambos y ahora solo me dices que me tranquilice —vociferó Min—. No sabes lo preocupada que estaba —cambia su tono de voz usando a una voz algo quebrada—. Pensé en lo peor —al decir eso, se rompe en llanto. Johanna se levanta y la abraza. —Lo siento, Min por no decirte, es que todo lo que pasó hizo que el tiempo se detuviera y es que tuve sexo con el señor
Valeria, después de la fiesta de su abuela, continúa saliendo con Hernán a escondidas de todos y es que él la había, convencido de que era lo mejor, ya que ella era menor de edad y cuando supieran de su relación intentarían separarlos. Como Valeria era tan tonta e ingenua, aceptó sin protestas, además de que estaba enamorada de ese hombre. Valeria le mintió a su abuela diciendo que iría a la biblioteca a estudiar, pero todo era mentira para ir a su encuentro con su galán. Al llegar a la biblioteca, le mando un mensaje mientras espero en la entrada a que llegara. El vehículo se estacionó en la entrada y ella subió tan entusiasmada al vehículo. —Hola, linda —saludó Hernán tomando la mano de la chica y depositando un beso en sus nudillos. —Hola —respondió Valeria con una voz dulce y tierna. —Mi vida quiero llevarte a un lugar muy especial —le comunicó el chico—, pero no sé si quieras ir. —Claro que quiero ir, contigo, a donde sea incluso al fin del mundo —expresa Valeria. E
El par de adolescentes están tirados sobre la cama. Velería siente miles de emociones muy extrañas, es una mezcla de felicidad, duda si ha hecho lo correcto y el arrepentimiento se hacía evidente al sentir cómo su cuerpo estaba adolorido. Creía que cuando diera ese paso sería una bomba de felicidad, pero Hernán fue menos que eso, se comportó, digamos que bien; sin embargo, no logró que ella se sintiera preparada y así metió su elevación en ella causando el peor dolor de su vida. Le pidió que parara, pero él solo le dijo que eso cambiaría más adelante. No fue así, todo fue tan difícil, ella solo se limitó a olvidar y dejar que todo terminara. Pero debía de demostrarle a Hernán que le importa mucho y que lo ama. —Esto fue magnífico —expresó el chico colocando sus manos detrás de su cabeza mientras sonríe—. ¿Qué te pareció tu primera vez? —Fue muy lindo —miente Valeria intentando sonar lo más sincera posible. —Solo eso —dijo Hernán, sintiéndose confundido. —Es que rec
Valeria, usando la misma ropa oscura, camina con rapidez por las calles llegando a la parada del autobús más cercana. Después de varias paradas, por fin ha llegado a su destino y es a la casa de su abuela materna. Tiene bastante tiempo que no la ve bueno desde que su salud mental se fue en picada. Es que ella a duras penas conoce a su madre, duda mucho que se acuerde de ella, pero no tiene a dónde más ir. Su madre está en Corea y en la casa no hay nadie. Así que está era la única opción. Está por dar el primer paso cuando escucha el conteste sonido de llamada entrante en su móvil, lo saca de su mochila viendo en la pantalla el nombre de su abuela. Rechaza la llamada, no quiere hablar con ella o no, por el momento debe de pensar las palabras correctas que le dirá a esa mujer y vuelve a meterlo. Continúa caminando hasta llegar a la puerta. Levanta el puño para tocar, pero se detiene a tan solo unos centímetros, dudando mucho de lo que hará y al final termina por hacerlo. Oye
Han pasado unas horas, y Alejandra le ha indicado la habitación en la que puede quedarse, que es la antigua habitación de su madre. Ella dejó su mochila en el piso y se tiró sobre la cama pensando en todo lo que ha sabido en estas pocas horas. Reflexiona cada palabra que le dijo a su madre, lo cruel que ha sido con ella y todo por culpa de esos ancianos que le mintieron, le hicieron creer que ella era la culpable de todo y que por sus celos había matado a su padre. Ahora entiende que el tóxico era su padre. Su cabeza empieza a punzarle, el dolor se localiza en las cien y recorre parte de su cabeza hasta llegar a su nuca. Probablemente, todo sea por culpa de todo el estrés. Así que se acomoda sobre la cama, cerrando los ojos, intentando descansar. La noche ha llegado y en la mansión de la familia Castillo se encuentran con rabia porque no ha regresado Valeria y la señora Inés está hecha una fierra. —¿¡DONDE CARAJOS ESTÁ ESA MOCOSA!? —gritó la anciana, quien acaba de entrar de nue
Al día siguiente, Johanna se despertó un poco más tarde y es que estaba recuperando las horas que no pudo dormir. Se levanta de la cama alegre, sintiéndose tan feliz y tan plena. Nunca había sentido nada de esto y cada sentimiento nuevo sabe que es debido al señor Kim. Va rápido al baño para asearse, dándole un regaderazo de agua tibia. Al terminar, se pone un lindo vestido de estampado floral, seca su cabello haciendo unas ondas la final para que no se vea tan simple y poniéndose unas sandalias de correas. Sale de la recámara, baja las escaleras y justamente su felicidad es opacada al encontrarse con la señora Ara que va pasando. Johanna hace una reverencia esperando a que ella sea la primera que hable. —Hasta que por fin se dignó a llegar a la casa —mencionó la señora Park con arrogancia. —Lo siento, señora Park —se disculpa Johanna, aunque en su interior le gustaría contestarle otra cosa, pero sabe que si lo hace podrá poner en problemas a Min y es lo que menos quiere. —E
La mexicana ha regresado a la mesa tomando asiento en el lugar que hace un instante ocupaba. El señor Kim la ve con detenimiento, nota una expresión de preocupación en su rostro, causando que él inquiete. —¿Todo bien? —curiosea, con impaciencia de saber qué sucede. —Me temo que no, mi hija me acaba de llamar diciéndome que sabe todo lo que su padre me hizo —le cuenta Johanna para que entienda todo. —¿Ella no sabía que su padre fue un animal contigo? —indagó Sam. —No, nunca se lo dije por miedo a que ella no me fuera a creer o que sus abuelos usaran eso para quitármela, además de que no es fácil para mí hablar con mi hija de eso; sin embargo, ahora es diferente, ahora ella lo sabe y se merece una explicación. —Entiendo —dijo Sam intentando hacer su mejor esfuerzo. —Lo siento mucho por no poder pasar un momento a solas, pero mi hija me necesita porque se ha metido en un problema —se disculpa Johanna y es que sí tenía muchas ganas de estar con él. —No te preocupes, es m
Valeria se siente feliz al oír que su madre lo ha aceptado.—Veré si puedo tomar el primer vuelo de mañana —dijo la joven muy entusiasmada—. No quiero estar más tiempo sola. —Está bien, hija, me informas de cualquier cosa y si necesitas ayuda solo dime —añadió Johanna con una voz mucho más tranquila.—Sí, mamá, descansa probablemente allá, es muy tarde, ya te aviso después todo sobre el vuelo —dijo Valeria muy entusiasmada de irse con su mamá. —Gracias, mi niña.—Y perdón por interrumpir tu cena y por cómo te trate todos estos años —se disculpa porque ella entiende bien en lo que estaba su mamá.—No te preocupes, lo más importante es tú, mi niña; besos y me avisas cualquier cosa —se despide de su hija y la llamada finaliza.—¡Oh! —añadió Min con asombro—. ¡Pobre de Valeria, pero se lo merecía por ser tan irrespetuosa contigo, aunque me alegro de que ella sepa la verdad y que esos ancianos no obtengan lo que traman!—¡Min! —la regaña.—Que tú también lo pensaste —se defiende la corea