Iván había perdido por completo el juicio. En medio de su desesperación por haber matado a Sandra, estaba completamente descontrolado; no medía lo que hacía y, a medida que transcurría el tiempo, cometía más errores que, sin darse cuenta, lo hundían cada vez más.Ahora tenía de rehén a Betty. De la forma más insólita, había logrado meterse en su casa y no había manera de que Betty pudiera sacarlo de allí. Estaba muy agresivo, lo que había causado un gran miedo en ella, ya que no quería que le hiciera daño ni que las cosas terminaran en tragedia, como le había pasado a Sandra.Ese día, Rebeca había planeado ir a casa de Betty, ya que, desde que habían firmado el acuerdo en el que ella le cedía los derechos para que adoptara a su hijo apenas naciera, Rebeca estaba muy pendiente de que a Betty no le faltara nada. Diego Armando había decidido no dejarla ir sola, como ella había planeado. Él estaba muy nervioso desde que supo que Iván no había sido capturado por la policía.—No era necesar
Diego ya había llegado a la clínica para atender a su paciente, estaba muy ansioso por desocuparse lo antes posible para regresar a casa de Betty y buscar a Rebeca. Inmediatamente le preguntó a la enfermera:—¿Y dónde está el paciente? Vine lo más rápido que pude. —preguntó a María, la jefa de enfermeras, que fue la encargada de llamarlo. —Ay, doctor Diego, el paciente estaba tan ansioso que tuvimos que pasarlo al área de emergencia, y en este momento lo está examinando el doctor Bermúdez.—¿Pero cómo es posible que no me avisaron nada? Podrían haberme llamado para que no viniera a la clínica en vano. No entiendo hasta dónde llega el grado de ineptitud de algunas personas. Sabes perfectamente que no quiero dejar a Rebeca sola ni un instante, y les he dicho claramente que solo me llamen para casos de extrema emergencia. Si ya el paciente había sido remitido con el doctor Bermúdez, debieron llamarme inmediatamente para evitar que perdiera mi tiempo. Diego Armando estaba muy molesto po
Diego era un hombre muy astuto y no en vano conocía a Iván muy bien. Sabía de lo que era capaz y por esa razón, no pensaba quedarse de brazos cruzados sin que Rebeca, al menos le diera una pista de lo que estaba pasando: — Rebeca, por favor, escúchame y préstame mucha atención. No necesito que me digas lo que está pasando si no puedes hablar; solo quiero que respondas con un sí o un no a lo que te voy a preguntar: ¿Acaso Iván está allí con ustedes? Rebeca, sintiendo que su corazón latía con fuerza, no dudó ni un segundo y le respondió, con su voz temblando ligeramente: — Sí, claro que sí, mi amor. Te agradezco que consigas el dinero. Diego Armando, al escuchar la confirmación, sintió una oleada de adrenalina recorrer su cuerpo. La mención de Iván lo puso en alerta, y su mente comenzó a trabajar a mil por hora. Inmediatamente le dijo a Rebeca, con un tono firme: — Muy bien, tranquila, amor. No te preocupes, síguele la corriente en todo lo que te diga. Yo me voy a encargar d
La tensión se mantenía en la sala, Rebeca se sentía impotente sin poder hacer nada, Iván, estaba fuera de control. Betty gritaba aterrada: —¡No! Por favor, Iván, no me mates, si llegas a hacerlo, estarías atentando contra tu propio hijo, no lo hagas, por favor. En ese momento, se escuchó la voz del detective hablando a través de un megáfono: —¡Atención, señor Iván! La casa está rodeada de policías. Le advierto que no tiene escapatoria y es mejor que se entregue por las buenas para evitar un desenlace fatal. Deje a sus dos rehenes en libertad y salga con las manos en alto. Repito, no tiene escapatoria. Iván estaba totalmente desesperado y nervioso porque sabía que las cosas se le habían complicado grandemente. Su única salida era mantener de rehén a Betty mientras la amenazaba con el filoso cuchillo. En ese momento, sonó el celular de Betty y cuando iba a contestar Rebeca, Iván le gritó: —¡Espera, Rebeca! ¡No te atrevas a contestar! —Pero, Iván, por favor, tienes que
Había pasado mucho tiempo y Betty comenzaba a sentirse mal, la presión le había subido y estaba a punto a desmayarse. —Siento que me voy a desmayar. Tengo muchas náuseas y quiero vomitar. Por favor, permíteme ir al baño.—Ni lo sueñes, cariño. No voy a caer en tu juego, Betty. Si quieres vomitar, puedes hacerlo aquí sin ningún problema. Pero no te voy a soltar ni un solo momento, así que no busques excusas para querer escapar.Rebeca se dio cuenta de que Betty no estaba fingiendo, realmente su semblante se veía muy desmejorado. Estaba pálida y sus labios ya no tenían color: —Iván, por favor, mira cómo está Betty de pálida. Recuerda que está embarazada y que toda esta presión le puede hacer daño al bebé. Al menos déjala ir al baño para que pueda vomitar tranquila.—¡Cállate, Rebeca! No quiero escucharte. Eres una traidora. Mira todo lo que has provocado con tu ineptitud. Si no le hubieras dado alguna pista al imbécil de Diego Armando, tal vez ya hubiera podido escapar y estaría muy
Una semana después…Iván había sido dado de alta en el hospital, el golpe que tenía en la cabeza hizo que perdiera mucha sangre, se debatió entre la vida y la muerte, pero al final pudo salvarse. Aunque hubiera preferido morir, ya que el destino que le esperaba era ir a prisión, donde debía cumplir muchos años de cárcel. El Estado le había asignado un abogado, sin embargo, su caso era bastante complicado en vista de los graves delitos que había cometido. —Necesito salir de aquí, usted tiene que hacer todo lo posible por sacarme de esta pocilga. Yo no sabía lo que hacía, no estaba en mi sano juicio. —decía desesperado intentando convencer al abogado de su inocencia. —Señor Iván, me parece que usted no está consciente del problema en el que se encuentra metido. Entienda, hay muchos cargos en su contra y además, los hechos hablan por si solos. No hay manera de que pueda salir absuelto. —Pero usted es abogado, algo puede hacer. Porque si no es así, ¿Para qué el estado lo asignó
Diego no daba crédito a lo que estaba pasando, sentía que su mundo se desmoronaba, estaba realmente furioso con Betty. —Betty, estás muy equivocada si piensas que el acuerdo que firmaste lo puedes deshacer así como si nada, precisamente por esa razón hice que mi abogado manejara todo legalmente. Además, no te has dado cuenta de todo el dinero que hemos invertido en ti durante todos estos meses. Eres una malagradecida. —Diego, por favor, comprendo que estés molesto, pero no es mi intención hacerles daño, entiéndeme, es algo que cambió desde que siento a este bebé creciendo en mi vientre, y si es por el dinero, yo les voy a pagar todo lo que han gastado tanto en mi enfermedad, como en mi embarazo. —No es tan fácil como crees Betty. —dijo alzando la voz con fuerza. —Esto no se trata solo de dinero, estamos hablando de la vida de un niño al que desde ya amamos como si fuera nuestro. Y esto no se va a quedar así, te voy a demandar y voy a llegar hasta las últimas consecuencias para qu
Mientras tanto, en la cárcel…Gracias a las gestiones que hizo el abogado de Iván, para que tuviera un trato especial debido a la herida que tenía en la cabeza, los primeros días se encontraba en una celda apartada de los demás reclusos, sin embargo, el director del penal al ver que ya se encontraba recuperado, dio la orden de que fuera trasladado a una celda común, donde tendría que compartir espacio con otros reclusos de alta peligrosidad. Aquella mañana, Iván recibió la fatal noticia que lo puso muy alterado, en ese momento se dio cuenta de que ahora sí iba a vivir un verdadero infierno al estar rodeado de delincuentes realmente peligrosos. Ya estando en la celda sentado en una de las literas que le asignaron, uno de los policías llegó para conducirlo hasta la sala de visitas, donde lo esperaba su abogado. —¿Cómo está, señor Iván? ¿Cómo se ha sentido? —preguntó el abogado, con un tono en el que intentaba ser comprensivo.Iván, irritado, respondió:—¿Es en serio? ¿Realmente me