Había pasado mucho tiempo y Betty comenzaba a sentirse mal, la presión le había subido y estaba a punto a desmayarse. —Siento que me voy a desmayar. Tengo muchas náuseas y quiero vomitar. Por favor, permíteme ir al baño.—Ni lo sueñes, cariño. No voy a caer en tu juego, Betty. Si quieres vomitar, puedes hacerlo aquí sin ningún problema. Pero no te voy a soltar ni un solo momento, así que no busques excusas para querer escapar.Rebeca se dio cuenta de que Betty no estaba fingiendo, realmente su semblante se veía muy desmejorado. Estaba pálida y sus labios ya no tenían color: —Iván, por favor, mira cómo está Betty de pálida. Recuerda que está embarazada y que toda esta presión le puede hacer daño al bebé. Al menos déjala ir al baño para que pueda vomitar tranquila.—¡Cállate, Rebeca! No quiero escucharte. Eres una traidora. Mira todo lo que has provocado con tu ineptitud. Si no le hubieras dado alguna pista al imbécil de Diego Armando, tal vez ya hubiera podido escapar y estaría muy
Una semana después…Iván había sido dado de alta en el hospital, el golpe que tenía en la cabeza hizo que perdiera mucha sangre, se debatió entre la vida y la muerte, pero al final pudo salvarse. Aunque hubiera preferido morir, ya que el destino que le esperaba era ir a prisión, donde debía cumplir muchos años de cárcel. El Estado le había asignado un abogado, sin embargo, su caso era bastante complicado en vista de los graves delitos que había cometido. —Necesito salir de aquí, usted tiene que hacer todo lo posible por sacarme de esta pocilga. Yo no sabía lo que hacía, no estaba en mi sano juicio. —decía desesperado intentando convencer al abogado de su inocencia. —Señor Iván, me parece que usted no está consciente del problema en el que se encuentra metido. Entienda, hay muchos cargos en su contra y además, los hechos hablan por si solos. No hay manera de que pueda salir absuelto. —Pero usted es abogado, algo puede hacer. Porque si no es así, ¿Para qué el estado lo asignó
Diego no daba crédito a lo que estaba pasando, sentía que su mundo se desmoronaba, estaba realmente furioso con Betty. —Betty, estás muy equivocada si piensas que el acuerdo que firmaste lo puedes deshacer así como si nada, precisamente por esa razón hice que mi abogado manejara todo legalmente. Además, no te has dado cuenta de todo el dinero que hemos invertido en ti durante todos estos meses. Eres una malagradecida. —Diego, por favor, comprendo que estés molesto, pero no es mi intención hacerles daño, entiéndeme, es algo que cambió desde que siento a este bebé creciendo en mi vientre, y si es por el dinero, yo les voy a pagar todo lo que han gastado tanto en mi enfermedad, como en mi embarazo. —No es tan fácil como crees Betty. —dijo alzando la voz con fuerza. —Esto no se trata solo de dinero, estamos hablando de la vida de un niño al que desde ya amamos como si fuera nuestro. Y esto no se va a quedar así, te voy a demandar y voy a llegar hasta las últimas consecuencias para qu
Mientras tanto, en la cárcel…Gracias a las gestiones que hizo el abogado de Iván, para que tuviera un trato especial debido a la herida que tenía en la cabeza, los primeros días se encontraba en una celda apartada de los demás reclusos, sin embargo, el director del penal al ver que ya se encontraba recuperado, dio la orden de que fuera trasladado a una celda común, donde tendría que compartir espacio con otros reclusos de alta peligrosidad. Aquella mañana, Iván recibió la fatal noticia que lo puso muy alterado, en ese momento se dio cuenta de que ahora sí iba a vivir un verdadero infierno al estar rodeado de delincuentes realmente peligrosos. Ya estando en la celda sentado en una de las literas que le asignaron, uno de los policías llegó para conducirlo hasta la sala de visitas, donde lo esperaba su abogado. —¿Cómo está, señor Iván? ¿Cómo se ha sentido? —preguntó el abogado, con un tono en el que intentaba ser comprensivo.Iván, irritado, respondió:—¿Es en serio? ¿Realmente me
Al día siguiente…Rebeca y Diego Armando se encontraban desayunando en el comedor. Ambos estaban muy callados después de la discusión que habían tenido el día anterior a consecuencia de la decisión sorpresiva de Betty. Diego revisaba las noticias en su Tablet, cuando, de pronto, su expresión cambió, mostrando asombro al leer una noticia que aparecía en primera plana.—¡Dios mío! No puede ser —exclamó.Rebeca, al notar la expresión de asombro de Diego Armando, le preguntó de inmediato:—¿Qué pasó, cariño? ¿Qué viste que te ha puesto tan alterado?—Está en todas las redes sociales, que Iván fue trasladado a un hospital porque sufrió un accidente cerebrovascular después de recibir la noticia de su sentencia. ¿Y a qué no sabes cuántos años de cárcel le dieron? —¿Cuántos? —preguntó con una expresión de sorpresa. —Le dieron 30 años de prisión. Y honestamente, me parece que fue muy poco después de todo lo que nos hizo pasar. Han debido darle cadena perpetua. —¡Dios mío, que calamidad! No
Rebeca Bencomo es una mujer de 25 años de edad, tiene una hermosa niña de 9 años y ocupa su tiempo desempeñándose como vendedora en una boutique de damas muy exclusiva de la ciudad. Su vida familiar es complicada, puesto que ella es la encargada de sostener su hogar, además de tener a cargo toda la educación de su pequeña hija. Está casada desde hace varios años con un hombre machista que la maltrata y la rechaza por sus problemas de obesidad. A pesar de que ella se siente acomplejada con su aspecto, es la que está al frente de todo y, de no ser por ella, ni su esposo ni su hija pudieran sobrevivir.Era un día de semana en Nueva York y Rebeca tenía que ir a trabajar. Desde muy temprano había comenzado a arreglarse y dejar listo todo en su hogar, mientras que su marido, que además era desempleado, seguía durmiendo plácidamente.Rebeca, molesta y obstinada al ver a su esposo holgazán, se acercó a la cama y le dijo con voz fuerte:— Iván, por favor, levántate de la cama. ¿Acaso no te has
Rebeca había llegado media hora tarde a la boutique, Sandra la miró con una cara un poco disgustada puesto que se imaginaba la razón que la había retrasado para llegar.— Discúlpame Sandra, entre una cosa y otra no me di cuenta y se me hizo demasiado tarde, es que ni siquiera me dio chance de llevar a la niña al colegio y tuve que pedirle el favor a Iván para que se encargara de llevarla.— Rebeca, por favor ya llevas varios retrasos en menos de dos semanas, sabes perfectamente que el dueño de la boutique monitorea a través de las cámaras si estamos cumpliendo con el horario y si sigues llegando tarde, no voy a tener como justificarlo y lo sabes.Rebeca estaba totalmente apenada porque sabía que Sandra tenía razón, ella por ser su amiga siempre le tapaba las fallas para que no perdiera su trabajo porque sabía perfectamente que lo necesitaba especialmente por su hija, pero Rebeca no trataba de esforzarse un poco más en el cumplimiento de las normas de la empresa.— Tienes razón amiga,
Sandra estaba totalmente devastada porque no quería darle ese trago amargo a su amiga, además de que ella necesitaba su trabajo porque era el sustento de toda su casa.— Rebeca, necesito que hablemos un momento en mi oficina por favor.Rebeca se secó las lágrimas sin decir una sola palabra y siguió a Sandra hasta la pequeña oficina que estaba en la parte de arriba de la boutique, mientras que Cristina se había quedado atendiendo a la clienta.— Por favor Rebeca pasa y siéntate, toma un poco de agua para que te tranquilices.Rebeca intentó calmarse, estaba muy nerviosa, era inevitable sentirse devastada, estaba demasiado deprimida y con lo que acababa de pasarle hace un momento con la clienta, fue la gota que derramó la copa.— No era necesario que me trajeras hasta la oficina y dejaras la boutique sola con Cristina, total ya estoy acostumbrada a este tipo de maltratos.Sandra respiró profundo tratando de pensar de qué forma le decía que estaba despedida, luego se acercó a ella y la to