Una semana después…Iván había sido dado de alta en el hospital, el golpe que tenía en la cabeza hizo que perdiera mucha sangre, se debatió entre la vida y la muerte, pero al final pudo salvarse. Aunque hubiera preferido morir, ya que el destino que le esperaba era ir a prisión, donde debía cumplir muchos años de cárcel. El Estado le había asignado un abogado, sin embargo, su caso era bastante complicado en vista de los graves delitos que había cometido. —Necesito salir de aquí, usted tiene que hacer todo lo posible por sacarme de esta pocilga. Yo no sabía lo que hacía, no estaba en mi sano juicio. —decía desesperado intentando convencer al abogado de su inocencia. —Señor Iván, me parece que usted no está consciente del problema en el que se encuentra metido. Entienda, hay muchos cargos en su contra y además, los hechos hablan por si solos. No hay manera de que pueda salir absuelto. —Pero usted es abogado, algo puede hacer. Porque si no es así, ¿Para qué el estado lo asignó
Diego no daba crédito a lo que estaba pasando, sentía que su mundo se desmoronaba, estaba realmente furioso con Betty. —Betty, estás muy equivocada si piensas que el acuerdo que firmaste lo puedes deshacer así como si nada, precisamente por esa razón hice que mi abogado manejara todo legalmente. Además, no te has dado cuenta de todo el dinero que hemos invertido en ti durante todos estos meses. Eres una malagradecida. —Diego, por favor, comprendo que estés molesto, pero no es mi intención hacerles daño, entiéndeme, es algo que cambió desde que siento a este bebé creciendo en mi vientre, y si es por el dinero, yo les voy a pagar todo lo que han gastado tanto en mi enfermedad, como en mi embarazo. —No es tan fácil como crees Betty. —dijo alzando la voz con fuerza. —Esto no se trata solo de dinero, estamos hablando de la vida de un niño al que desde ya amamos como si fuera nuestro. Y esto no se va a quedar así, te voy a demandar y voy a llegar hasta las últimas consecuencias para qu
Mientras tanto, en la cárcel…Gracias a las gestiones que hizo el abogado de Iván, para que tuviera un trato especial debido a la herida que tenía en la cabeza, los primeros días se encontraba en una celda apartada de los demás reclusos, sin embargo, el director del penal al ver que ya se encontraba recuperado, dio la orden de que fuera trasladado a una celda común, donde tendría que compartir espacio con otros reclusos de alta peligrosidad. Aquella mañana, Iván recibió la fatal noticia que lo puso muy alterado, en ese momento se dio cuenta de que ahora sí iba a vivir un verdadero infierno al estar rodeado de delincuentes realmente peligrosos. Ya estando en la celda sentado en una de las literas que le asignaron, uno de los policías llegó para conducirlo hasta la sala de visitas, donde lo esperaba su abogado. —¿Cómo está, señor Iván? ¿Cómo se ha sentido? —preguntó el abogado, con un tono en el que intentaba ser comprensivo.Iván, irritado, respondió:—¿Es en serio? ¿Realmente me
Al día siguiente…Rebeca y Diego Armando se encontraban desayunando en el comedor. Ambos estaban muy callados después de la discusión que habían tenido el día anterior a consecuencia de la decisión sorpresiva de Betty. Diego revisaba las noticias en su Tablet, cuando, de pronto, su expresión cambió, mostrando asombro al leer una noticia que aparecía en primera plana.—¡Dios mío! No puede ser —exclamó.Rebeca, al notar la expresión de asombro de Diego Armando, le preguntó de inmediato:—¿Qué pasó, cariño? ¿Qué viste que te ha puesto tan alterado?—Está en todas las redes sociales, que Iván fue trasladado a un hospital porque sufrió un accidente cerebrovascular después de recibir la noticia de su sentencia. ¿Y a qué no sabes cuántos años de cárcel le dieron? —¿Cuántos? —preguntó con una expresión de sorpresa. —Le dieron 30 años de prisión. Y honestamente, me parece que fue muy poco después de todo lo que nos hizo pasar. Han debido darle cadena perpetua. —¡Dios mío, que calamidad! No
Una hora despuésAl llegar al hospital, Rebeca se percató que todo estaba rodeado de policías. Estaba sorprendida al darse cuenta de que Iván era catalogado un delincuente peligroso. Entró muy nerviosa, tenía sentimientos encontrados, no podía olvidar todo el daño que Iván le había hecho, pero al mismo tiempo, sentía una mezcla de tristeza al ver que el padre de su hija estaba pagando con creces su maldad. Subiendo las escaleras se tropezó de frente con el abogado defensor de Iván.—Disculpe, señorita, no fue mi intención tropezarla —le dijo el abogado.—No se preocupe, la verdad es que venía distraída —respondió ella.—No quiero ser indiscreto, pero: ¿usted va a subir a ese piso?—Sí, efectivamente. ¿Por qué me lo pregunta?—Lo que pasa es que a ese piso le tienen totalmente restringido el paso, solo puede ingresar personal autorizado. —Claro, me lo imagino, pero quería hacer el intento de que me dejaran pasar para visitar a un paciente que está en calidad de detenido.El a
El abogado no dejaba de mirar a Rebeca, estaba sorprendido de que estuviera sufriendo por Iván, a pesar de todo el daño que le había hecho. —Señora Rebeca, por favor trate de calmarse. Tenga esto por favor —sacó su pañuelo y se lo dio para que se secara las lágrimas. —no sé que pasó con Iván, pero me imagino que debió ser algo muy grave para que usted se haya puesto así tan triste. —Lo vi muy mal. Quedó incapacitado para hablar y moverse. A pesar de todo el daño que me hizo, no puedo sentir odio por él. Es demasiado triste verlo tan cabizbajo, indefenso y totalmente inútil. La verdad es que jamás pensé que la vida le haría pagar a Iván de esta forma tan monstruosa todo el daño que hizo. —Es muy lamentable, señora Rebeca, pero desafortunadamente, esta fue la vida que él eligió. Las personas que actúan tan mal, al final, terminan así o en peores condiciones. Como abogado penal, estoy cansado de ver estos casos. —Sí, es verdad. Sin embargo, yo decidí perdonarlo, porque de cualquie
Días después…..Iván cumplía su condena de casa por cárcel, en el apartamento de Rebeca, bajo el cuidado de la enfermera que había contratado. A pesar de su incapacidad para moverse, llevaba un brazalete de seguridad en su tobillo, y la entrada tanto del apartamento, como del edificio, permanecían las 24 horas del día en vigilancia policial. María, la enfermera se encargaba de proporcionarle la comida, asearlo y supervisar adecuadamente todo su tratamiento.Por su parte, Rebeca continuaba trabajando en la clínica junto a Diego Armando. Sin embargo, la situación entre ellos como pareja se había enfriado considerablemente. Dormían en la misma habitación, pero actuaban como si fueran dos completos desconocidos. Ambos aún se amaban, pero Diego estaba descontrolado por todo lo que había acontecido en los últimos días. Diego, se había enfocado más en su trabajo en la clínica, participando en varios congresos para especializarse aún más en su profesión. Mientras tanto, Rebeca trabajaba ard
Rebeca y Diego habían terminado de cenar y estaban apunto de ir a dormir. Habían tenido bastante trabajo en la clínica, y como aún estaban distanciados, solo hablaban lo necesario. Ninguno quería ceder, ambos eran orgullosos y defendían a su modo el punto de vista que cada uno tenía de la situación que se había presentado con Iván. Sin embargo, en el fondo sufrían en silencio, porque a pesar de las diferencias que los separaban, se amaban profundamente. Cuando apagaron la luz de la lámpara, sonó el celular de Rebeca, eso molestó en gran medida a Diego, ya que se imaginó que podría ser la enfermera que cuidaba a Iván, la cual siempre llamaba a Rebeca para mantenerla al corriente sobre su salud o si llegaba a necesitar algo. —Me imagino que debe ser la enfermera para darte información de Iván. —dijo Diego molesto acomodando su almohada de mala gana. —Ahora lo que falta es que el delincuente necesite algo y tú tengas que salir corriendo al apartamento a llevárselo.—¡Ya basta Diego!