—Tengo algunas cosas que aclarar y esta conversación no la volveremos a tener, así que pido que me escuchen bien, una vez que termine, ustedes podrán hablar —dice Lizzie mirando a Jarl y Gabriel, ambos sentados en el sofá. Los dos asienten. —Solamente para que lo tengan en cuenta, todos los documentos que vaya a firmar, serán aprobados primero por mi abogado y no moveré un sólo dedo más a tu favor si no cumples con todo lo que te pedí —le dice a Jarl.—Siento discernir contigo, pero lo del documento… —intenta decir Gabriel, pero Jarl lo interrumpe.—Está bien, será como te parezca conveniente —replica Jarl—, pero para tu seguridad y la mía, es mejor tenerlo todo firmado lo antes posible. —Por supuesto —confirma Lizzie—. Firmaremos el certificado de matrimonio en el juzgado junto con un documento donde me cedes la mitad de toda la herencia de mi hermanita.—Ese acuerdo es lo de menos ahora, lo que está pasando allá afuera es grave, es lo primero que debemos solucionar —menciona Gabr
Unas semanas después… —¿Qué significa esto, Lizzie? —Jarl abre la puerta y entra alterado al cuarto tirando un conjunto de papeles en la cara de ella. —¿Qué parte de no puedes entrar, no entendiste? Estamos a punto de salir a la ceremonia, no puedes verla antes de la boda, Jarl —replica Lorena. —Lo que no entiendo es cómo puedo aguantarla a usted y a su hija —Jarl toma del codo a Lorena y la empuja afuera de la habitación. Cierra la puerta con llave y se voltea a mirar a la que dentro de unos minutos será su esposa y Luna de la manada. Lizzie permanece impasible frente al espejo, acomodando sus rulos y verificando su maquillaje. —¡Responde de una maldita vez, Lizzie! —Jarl la toma de ambos brazos y la zarandea. —¿Te estás dando cuenta que me estás lastimando? —Se queja ella tratando de salirse de su agarre— ¿Qué te sucede? ¿Por qué estás tan nervioso?—¿Te volviste loca? ¿Qué parte de vamos a quedarnos sin nada, no lo entendiste? Sólo mira todo lo que gastaste para esta estupidez
Ragnar contempla a Katrina dormida y el tiempo parece detenerse para él. Le encanta observarla mientras duerme hasta memorizar cada uno de sus rasgos, sus gestos, sus sonidos, su belleza. Roza su mejilla con los dedos y ella se remueve un poco, aunque no se despierta. Deja un beso suave y corto en sus labios antes de levantarse. Esto es algo que no puede evitar hacer desde que sus mellizos nacieron. Todas las noches, a la misma hora, va hasta la habitación de ellos a verificar que todo esté en orden. Por supuesto que lo está y puede sentirlo por medio del vínculo, pero la necesidad de verlos con sus propios ojos es más fuerte que cualquier cosa. Después de todo son sus primeros cachorros, sus herederos.Llega hasta la cuna de Ethan y lo admira dormido por unos minutos, es un niño sano, tranquilo y muy hermoso. Ha crecido mucho en estos meses y él está demasiado orgulloso, pero sobre todo, feliz. Luego va hasta la cuna de Selene y deja un beso suave en su mejilla regordeta y rosada. E
—Esto tiene que ser una broma —susurra Ragnar con su cara aún metida entre las piernas de su compañera. Katrina no puede evitar reír—. ¿No podemos estar tranquilos ni en nuestra habitación? —Hola, buenos días —La voz de Rubí desde la puerta hace resoplar a Ragnar. —Estamos terminando de vestirnos, hermana —contesta él malhumorado mientras se limpia la cara con unas toallas de papel. —Perdón por interrumpir, pero mamá quiere saber por qué no han bajado todavía. Se está haciendo tarde. Katrina también se limpia y se acomoda la ropa. —Dile que ya estamos bajando —Ragnar se frota la cara con coraje y frustración. Solo por un segundo se plantea la posibilidad de cancelar la ida a la oficina y hacerle el amor a su esposa como un demente, pero lamentablemente no es posible, ya que necesita firmar algunos documentos importantes que tienen que ver con su próximo viaje a la Amazonía. Katrina se acerca y acuna el rostro de su mate antes de darle un beso muy tierno en la boca. —Esta noche
Unos días después… En las oficinas de Sofisthy, un hombre de traje gris elegante con camisa blanca de cuello perfecto, se encuentra sentado en la sala de juntas esperando por Jarl Fenrisson. —Aquí tiene su café, señor Shadowfang —La asistente de Jarl deja la taza frente al hombre. Su mano le tiembla un poco. Ha visto y oído sobre él en varias revistas empresariales y sabe de su trayectoria. Su emoción es evidente y Ragnar lo nota, suele causar ese efecto en las personas, aunque también suele intimidarlas un poco—. El presidente Fenrisson ya está llegando. Si necesita algo más, no dude en avisar, por favor. —Por supuesto, señorita, muchas gracias —Él bebe un sorbo de su café mientras mira algunas notificaciones en su celular, despreocupado. Por fin pudo venir hasta la Amazonía para hablar personalmente con Jarl sobre las acciones de Sofisthy. Es lo último que le falta para tener casi la totalidad de la herencia de Katrina en sus manos. Una notificación entrante en su pantalla lo
Katrina entra al edificio y todos los empleados la saludan al paso con mucho respeto. Ella se convirtió en poco tiempo en una gran Luna para la manada y a la vez una excelente empresaria. Estos meses junto a Ragnar la han convertido en una mujer bastante refinada, elegante, segura de sí misma y sobre todo, con mucha capacidad para resolver problemas, pero sin perder esa dulzura que tanto la caracteriza. Katrina tiene una belleza y una personalidad que impacta donde quiera que va. Su look de mujer moderna es lo que más llama la atención. Ella anteriormente no sabía cómo vestirse para resaltar su belleza natural, pero ahora arranca suspiros donde quiera que pasa. Para todo su atuendo siempre pide ayuda a Paula, su suegra, quien la asesora muy bien. —Buenos días, Luna Katrina. Ya tengo listo su té —Octavio sale a su paso, toma su cartera y las carpetas que trae en su mano para ayudarla. —Buenos días, Octavio. ¿Tienes todo listo para hoy? —Sí, Luna Katrina. Toda la documentación está
—Alfa Ragnar, soy yo, Octavio —dice con voz agitada cuando Ragnar contesta el teléfono de la habitación del hotel donde se está quedando. —¿Qué sucede, Octavio? ¿Por qué me llamas a este número y no a mi celular? —Ragnar toma su móvil, pero hasta ahora se da cuenta de que está apagado por falta de batería.—La Luna Katrina lo ha estado llamando a su celular y no conectaba, señor, el caso es que ella revisó algunos títulos de las empresas que tiene a su nombre y luego salió del edificio de manera repentina, parecía molesta o inquieta por algo y no me quiso decir nada al respecto, solamente que se iría a la mansión. Creí que debía saberlo, alfa.Ragnar se queda callado por un rato largo, sin saber qué responder. —Alfa…—Está bien, Octavio, no te preocupes, yo me encargo de hablar con ella. Mañana a primera hora vuelvo a Tierra de Pinares.Luego de que la llamada se corta, Ragnar llama a la mansión para preguntar por su esposa, pero una de las sirvientas le informa que ella no ha llega
—Ramiro, el investigador, lo encontró, cariño —la respuesta de Ragnar hace nacer una luz de esperanza en Katrina—. Está aquí en Europa, en Grecia. Él no sabía de tu existencia, tu madre y él dejaron de verse antes de que ella sepa de su embarazo.Un suspiro ahogado sale del pecho de Katrina. Akira está pendiente de cada una de las palabras de su compañero. —¿Por qué…? —ella no logra formular la pregunta completa debido a la gran conmoción dentro de su cabeza y su corazón. —Él fue descubierto y puesto en juicio por sus superiores, por lo que fue exiliado y apartado de sus funciones como celestial. Aunque no ha sido despojado de sus poderes, él no puede ejercer sus funciones anteriores. Ahora es un empresario hotelero que vive en el mundo humano, como uno más de ellos.Katrina asiente, pero se queda mucho tiempo callada. Ragnar le da su espacio y su tiempo. Apoya la cabeza de ella en su pecho mientras le acaricia suavemente la espalda. Los latidos armoniosos del corazón de Ragnar y lo