En el castillo Alba Noctis, Lizzie se encuentra furiosa tirando todos sus zapatos y vestidos al piso. Ya han pasado unos meses desde que la zarrapastrosa de su hermana murió y Jarl ni siquiera ha dado señales de pedirle matrimonio y declararla finalmente Luna de la manada. —¿Qué sucede, hija? ¿Acaso te volviste loca? —Lorena entra a la habitación de su hija al oír el escándalo que está armando— ¿Por qué estás tan nerviosa? Vas a arruinar todo eso. —Lo odio, mamá —La joven se lleva ambas manos a la cara mientras patalea—. Anoche estaba con una mujer, lo sé, pude sentir el olor en él. Me está engañando. —¿Y te pones así por eso? Ay, Lizzie, los hombres hacen eso todo el tiempo, se follan a cualquier hembra que les abra las piernas. No debes sufrir por eso, al final, siempre volverá a ti, y ese es el poder que tienes sobre él. Lorena empieza a recoger todo lo que su hija acaba de botar al suelo. —Es la misma que la otra vez, lo sé por el asqueroso perfume. Además, ha cambiado mucho
Seis semanas después… Un hombre bastante alto y elegante, con un juego de traje gris, corre por los pasillos de la clínica con el corazón latiendo a mil y la respiración bastante agitada. Su vista se nubla por momentos y hasta cree que va a desvanecerse por la angustia que lo sobrepasa. Salió abruptamente de una reunión en la que estaba cuando recibió la noticia de Sebastián de que Katrina había sufrido una descompensación y que tuvo un sangrado cuando estaba entrenando a los más pequeños de la manada. No le importó siquiera avisar a nadie y dejó todo para venir a verla. —Hijo mío —Paula sale a su paso y lo toma de ambos brazos para detenerlo. —¿Dónde está mi esposa, madre? —pregunta agitado— ¿Qué le pasó? ¿Cómo están mis hijos? —El doctor la está examinando en estos momentos. No ha salido aún a darnos reporte de su estado. Estamos muy asustadas, Ragnar, ella no tenía buen semblante cuando llegamos a urgencias, sentía mucho dolor y no dejaba de sangrar. Akira estaba chillando mu
Después de un tiempo, Ragnar recupera su cuerpo y se viste con otro mameluco que Moreira le proporciona. Katrina es llevada a observación por unas horas al igual que los mellizos. Él permanece al lado de su compañera todo el tiempo. Al rato, una de las enfermeras se acerca con un pequeño bulto celeste sobre su brazo izquierdo y otro bulto rosado sobre el derecho y los coloca en brazos de Ragnar. Ambos son unos bebés sanos y fuertes, y con un parecido innegable con Ragnar, con su cabello castaño y sus ojos claros. Ragnar no sabe ni siquiera cómo reaccionar con esos seres tan pequeños en sus brazos. Siente unas ganas enormes de llenar de besos sus mejillas rosadas, pero se resiste, para evitar despertarlos, ya que se ven adorables mientras duermen.—Bienvenido, Ethan —Le susurra dulcemente a su hijo—. Bienvenida Selene, mi preciosa hija —Le dice ahora a su hija.Ragnar admira sus pequeños rostros, derretido de amor. Todavía está incrédulo y emocionado. Ya es padre, no solo de uno, si
En la Amazonía, Marcela está ansiosa. Lleva sentada casi una hora en este lugar esperando por el enviado de ese hombre que le prometió que ayudaría a derrocar a Jarl. Mira su reloj por milésima vez y cada vez se siente más impaciente. El mensaje que encontró en su celular dijo que era imperativo que se reunieran. ¿Se habrán enterado de que Amber está frecuentando a Jarl para encontrar más pruebas contra él? No tiene idea, pero lo que sí sabe es que va a ayudar a su amiga hasta las últimas consecuencias para destruir a ese tipejo de Fenrisson. Mira de nuevo hacia la oscura calle de este café olvidado por el mundo y bufa por su m*****a suerte. ¿Acaso la dejó plantada aquí? Cuando está a punto de levantarse e irse, una sombra desde atrás de ella le da un pequeño apretón en la mano, indicando que se siente nuevamente. —Marcela —dice la mujer dirigiéndose a la silla de enfrente, dejando a un lado su cartera y un maletín. Maite toma el asiento y enseguida hace una seña al camarero pa
Al día siguiente, Jarl se encuentra sentado en su oficina masajeándose las sienes. No tuvo tiempo siquiera de ir a casa para cambiarse antes de venir a la oficina y el dolor de cabeza lo tiene de muy mal humor. Tiene muchas reuniones pendientes para esta mañana desde muy temprano y eso lo tiene abrumado. —Toma esto —dice Gabriel dejando una taza grande de café negro frente a él—. Te dije que no era bueno excederse. —No sigas con eso —gruñe Jarl señalándolo con el dedo—. No eres mi mamá para estarme regañando. Ya me tienes harto, si tanto te molesta, te daré la oportunidad de largarte para no seguir soportándome. —Es cierto, no soy tu mamá, pero soy tu amigo, Jarl. Y mi trabajo es justamente eso, aconsejarte. Debes controlarte antes de que esto se desborde. —No es para tanto —Bufa, Jarl tomando un sorbo largo de su café—. Todo está controlado, y lo sabes. —No lo está. Estás gastando demasiado y las ganancias se han reducido. Desde hace meses los inversionistas se han reducido,
En el castillo, Alba Noctis, Lizzie y Lorena están viendo en la TV anonadadas por lo que está ocurriendo con Jarl. Esta es la oportunidad que estaban esperando para ofrecer su ayuda a Jarl y salir ganando sobre todo esto.El móvil de Jarl suena incesante dentro del bolsillo de su chaqueta. Él tiene los ojos cerrados y la cabeza para atrás tratando de no pensar en lo terrible de su situación, pero al abrir los ojos y mirar la pantalla no puede evitar ponerse furioso. —¡No estoy para aguantar tus estupideces! —contesta furioso poniendo el celular en el altavoz—. Busca a otra persona a quien joderle la vida. —Llamaba para ofrecerte una solución para la mayoría de tus problemas en estos momentos, pero si no te interesa... —¿Y qué se supone que tú puedas hacer? —Jarl pregunta en tono burlón.—Yo puedo ayudarte con la prensa, por ejemplo —dice ella con una sonrisa en el rostro—. Puedo hacerles creer a todos que esto es obra de alguien que sólo quiere verte destruido, pero que nada es ve
—Tengo algunas cosas que aclarar y esta conversación no la volveremos a tener, así que pido que me escuchen bien, una vez que termine, ustedes podrán hablar —dice Lizzie mirando a Jarl y Gabriel, ambos sentados en el sofá. Los dos asienten. —Solamente para que lo tengan en cuenta, todos los documentos que vaya a firmar, serán aprobados primero por mi abogado y no moveré un sólo dedo más a tu favor si no cumples con todo lo que te pedí —le dice a Jarl.—Siento discernir contigo, pero lo del documento… —intenta decir Gabriel, pero Jarl lo interrumpe.—Está bien, será como te parezca conveniente —replica Jarl—, pero para tu seguridad y la mía, es mejor tenerlo todo firmado lo antes posible. —Por supuesto —confirma Lizzie—. Firmaremos el certificado de matrimonio en el juzgado junto con un documento donde me cedes la mitad de toda la herencia de mi hermanita.—Ese acuerdo es lo de menos ahora, lo que está pasando allá afuera es grave, es lo primero que debemos solucionar —menciona Gabr
Unas semanas después… —¿Qué significa esto, Lizzie? —Jarl abre la puerta y entra alterado al cuarto tirando un conjunto de papeles en la cara de ella. —¿Qué parte de no puedes entrar, no entendiste? Estamos a punto de salir a la ceremonia, no puedes verla antes de la boda, Jarl —replica Lorena. —Lo que no entiendo es cómo puedo aguantarla a usted y a su hija —Jarl toma del codo a Lorena y la empuja afuera de la habitación. Cierra la puerta con llave y se voltea a mirar a la que dentro de unos minutos será su esposa y Luna de la manada. Lizzie permanece impasible frente al espejo, acomodando sus rulos y verificando su maquillaje. —¡Responde de una maldita vez, Lizzie! —Jarl la toma de ambos brazos y la zarandea. —¿Te estás dando cuenta que me estás lastimando? —Se queja ella tratando de salirse de su agarre— ¿Qué te sucede? ¿Por qué estás tan nervioso?—¿Te volviste loca? ¿Qué parte de vamos a quedarnos sin nada, no lo entendiste? Sólo mira todo lo que gastaste para esta estupidez