En la mansión, sentada en el balcón, Katrina mantiene la vista fija en la entrada principal. Tanto Rubí como Paula han llamado a Ragnar cientos de veces, pero su celular está completamente apagado. Incluso mandaron a Julián al edificio a buscarlo y no lo encontró, pero el portero le dijo que él salió con Mary más temprano y que no ha vuelto desde entonces. —Me iré a dormir —dice Katrina con la voz ronca, levantándose del sillón donde lleva horas sentada—. Creo que él ya no va a venir. —Esto tiene una explicación, Katrina —dice Rubí—. Conozco a mi hermano, sé que él no tiene ninguna relación con esa mujer.—Eso ya no importa, Rubí —Katrina cierra sus ventanas y acomoda su cortina antes de irse a la cama—. Tu mamá tiene razón, es mejor no afligirse por algo que no puedo cambiar.Katrina se acuesta, pero no puede dormir, le es imposible hacerlo. Por más que intenta no pensar en lo que pasó, no puede evitarlo y el llanto vuelve nuevamente. (...)Dentro de la clínica, ya casi al amanece
—Señora Katrina… —Es bastante temprano cuando Julián divisa a Katrina caminando hacia la salida de la mansión, con solamente un abrigo liviano y su cartera. Él se levantó temprano para hacer algunas diligencias antes de llevar a Ragnar a la oficina, pero cuando salió al jardín y la vio, algo le dijo que debía seguirla, ya que por su rostro se notaba que estaba afligida. Katrina sigue caminando sin prestarle atención. El hombre corre hasta ella y la alcanza antes de que llegue a la entrada principal.—¿Señora Katrina, dónde va a esta hora? ¿Se siente bien? —Julián nota al instante sus ojos rojos e hinchados de todo lo que ha llorado anoche esperando al alfa—. Tengo la camioneta lista para acercarla donde vaya. No es bueno que salga sola a esta hora.—No te preocupes, Julián, estoy bien. Solo iré a dar una vuelta por ahí para despejar mi cabeza —Un sollozo suave se le escapa cuando intenta dedicarle una sonrisa, pero no puede. —Bueno, pues iré con usted. Aún faltan dos horas para que
—¡Por la diosa Luna! ¿Y si sigue enojada y se fue de la casa por eso? —insiste Paula, afectada y preocupada. —Tranquila, madre, ella está bien —La voz serena de Ragnar la asusta más que darle consuelo.—¿Cómo puedes saberlo con exactitud? Ella aún no conoce la ciudad, puede pasarle algo en la calle a esta hora. —Katrina está bien, madre —Ragnar se acerca a ella y la toma del rostro—. No te preocupes. Es cierto que salió de la casa y sigue enojada, pero Julián la acompañó. —¿Cómo puedes estar tan tranquilo? Todo esto es por tu culpa, por esa obsesión tuya de ocultarle cosas. ¿Qué pasará si se encuentra con una persona que quiera hacerle daño?—Sabes bien que Julián nunca dejaría que le pasara algo malo, mientras esté con él estará bien —dice Ragnar mientras abraza a su madre. —¿Dónde están? ¿Lo llamaste para preguntarle?—No, no lo he llamado, y tampoco lo haré. Te prohíbo que tú o Rubí lo hagan. Enojada o no, salió sin mi permiso, ambos lo hicieron y saben que eso tendrá consecuen
La mansión ya se encuentra a oscuras a esta hora de la noche. Luego de la cena más aburrida que haya tenido en su vida, en la que ninguno de los tres dijo absolutamente nada, Ragnar sube directo a su cuarto y después de darse una ducha bien fría y bastante larga, baja nuevamente a su despacho. Su mente aún está a mil revoluciones y trabajar en algo lo ayuda a dispersarse. Katrina ni siquiera quiso bajar a cenar y según su madre se encontraba indispuesta y prefirió estar acostada. Probablemente, su única razón sea que no quería verlo o estar cerca de él. —¿Puedo pasar? —Paula pregunta a su hijo desde la puerta. Él le hace una seña con su mano para que pase. —¿Qué haces aún despierta, madre? Ya es bastante tarde —Ragnar mira la hora en su reloj y ya es media noche. —Bajé por un vaso de agua a la cocina, vi que aún tenías la luz prendida aquí y vine a hablar contigo. —Tenía algunas cosas urgentes de la oficina que necesitaba resolver —dice Ragnar cerrando la pantalla de su computador
Remus recorre el bosque oscuro a toda velocidad, surcando hasta los caminos menos transitables, salteando obstáculos sin pensar en las consecuencias. Su jadeo desesperado se oye de manera inquietante en la sombra de la noche. Es imposible que ella haya desaparecido de esa forma, debe estar en algún lugar, puede sentir aún su aroma en el aire, pero por alguna razón no logra llegar a ella. ¿Qué está sucediendo? ¿Qué es esa fuerza que le impide rastrearla? La angustia en su pecho se acrecienta a cada segundo transcurrido. Por unos minutos se siente desorientado, perdido en el propio bosque donde nació y creció, dando vueltas y vueltas, sin saber hacia dónde ir o dónde más buscar. «¿Dónde está nuestra mate?», chilla Remus, inquieto. «Ella está sufriendo»Un aullido poderoso y doloroso sale de su pecho alertando a los demás animales del bosque, entre ellos a los licántropos guardianes. Rubí despierta sobresaltada al oír a su hermano. Rita toma la posta de su cuerpo y salta del balcón con
La imagen de Anabella, la esposa fallecida de Ragnar, aparece en sus sueños y su respiración se empieza a agitar de sobremanera, al instante. Ella está enojada y llorando mientras se aleja de la mansión hacia el bosque. Él nunca fue tras ella y la perdió para siempre, perdió a su esposa y a su hijo por su tonto orgullo y ella terminó muerta en manos de esos malditos rogues. ¿Por qué la dejó ir? ¿Por qué no fue tras ella esa vez? ¿Por qué permitió que se alejara sin protección sabiendo que había peligro?Ragnar abre sus ojos bruscamente y mira aterrorizado por toda la sala del hospital. Está completamente sudado y no puede controlar sus palpitaciones. Intenta levantarse, pero todos los aparatos a los que está conectado se lo impiden. ¿Por qué está sintiendo la misma angustia en su pecho nuevamente? ¿Por qué tiene este dolor tan horrible en su corazón?—Tranquilo, hermano, no te muevas —Rubí intenta contenerlo, pero Ragnar es obstinado y se arranca la vía intravenosa y otros tubos que
Akira está a unos metros de distancia de la ventana del despacho de la mansión, donde Paula y Rubí están conversando. Escucha todas y cada una de las palabras que dicen y no puede evitar sentir tristeza por Ragnar. A pesar de todo el daño que le hizo a ella con lo que dijo la otra vez, sigue siendo su compañero, la persona más importante de su vida en estos momentos. —¿Señora Paula? —Una de las sirvientas llama desde la puerta— El doctor del alfa ya llegó y desea hablar con ustedes urgentemente. Paula le autoriza a hacerlo entrar y Katrina lo reconoce inmediatamente como aquel doctor que la había atendido en Brasil. La madre de Ragnar le pide que tome asiento para empezar a hablar sobre su situación. —No les voy a mentir, señora Paula —dice Moreira mirando a madre e hija—. Ya he revisado a Ragnar y lamento decirles que el tratamiento que se hizo en Brasil no funcionó y que él está en la etapa terminal de su enfermedad. Si no se realiza la cirugía en dos semanas a más tardar, será m
Las horas transcurren demasiado lentas para Katrina, quien no ha dejado de pensar en la mejor forma de llegar a la clínica para ver a Ragnar. Su desesperación aumenta conforme se acerca la hora que Sebastián debe llegar para darle la dirección, la ropa que le pidió y acercarla hasta el sitio. Se ha enterado por medio de Octavio que él está en UTI y que su cirugía está programada para dentro de 4 días. Él ha prometido guardar el secreto que ella le ha hablado y se ha encargado de dejar su nombre en la lista de visitantes en la clínica para que no tenga ningún problema a la hora de ir a verlo, también a informarle de las horas que Ragnar está solo, para que no tenga que encontrarse ni con Rubi ni con Paula. Su ayuda es imprescindible para Katrina en estos momentos o de lo contrario, no sabría qué hacer. Ragnar sigue en coma inducido. Las visitas son restringidas, según Octavio, y esa situación es terrible para Katrina. Aunque no pierde las esperanzas, por ella y por sus hijos, de que